Cap. 13 - Si quiere estar en nuestras vidas...

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Ya de nuevo en tierra firme, sobre sus piernas, Meredith tomó del brazo a Elisabeth.

–Tienes razón en estar enfadada con él, yo también lo estoy. – Dijo haciendo que su hermana le mirara. – Está de visita y se volverá a ir pronto, desapareciendo de nuevo de nuestras vidas.

–¿Te lo ha dicho él? – Preguntó escéptica Elisabeth, no muy segura de ello.

–Bueno, eso es lo que espero, pero si le demostramos que nos apañamos solas. – Respondió Meredith soltando su brazo. – Además, creo que puede venirnos bien que esté aquí.

–¿A qué te refieres? – Preguntó sin entender. – Queremos que se marche de nuevo, ¿no?

–Sí, pero no olvides que era biólogo marino y que, incluso jubilado, pasa más tiempo en un barco que en tierra. Podría conocer incluso más leyendas que las que papá conocía o descubrió.

Elisabeth miró intrigada a su hermana, pero asintió al entender su punto en ello. Si tenía que darle una oportunidad a ese hombre y comportarse mientras estuviera por Forks, lo haría.

Recogió sus cosas antes de ir junto a Meredith hasta el aparcamiento de Second Beach, donde se sorprendió de ver a su abuelo apoyado en esa vieja camioneta roja que se había alquilado, justo al lado del coche azul oscuro de Meredith.

–Supuse que vendrías aquí, pero te llevaste mi coche. – Le explicó la mayor ante la mirada de pregunta que Elisabeth le dedicó. – No tuve que darle muchas explicaciones de porqué estarías en la playa, hay fotos tuyas con la tabla de surf en el salón. Aunque tampoco es que preguntara...

–Elisabeth, lamento si he parecido un insensible. – Habló Clark cuando las chicas llegaron frente a él. – También me dolió saber que mi hijo perdió la vida en un accidente de coche. Habría venido para su entierro, pero había alguien a quien debía comunicarle su muerte y... no podía llamarle, solo hacerlo en persona.

Ambas chicas notaron la duda en la voz de su abuelo, como si hubiera algo que quisiera decir pero luego cambió de opinión. ¿A quién tendría que informar de la muerte del padre de ellas? ¿Debían preguntarle algo al respecto?

–Así que te gusta el surf, Elisabeth. – Cambió de tema al ver las miradas que intercambiaron ambas chicas. – A tu padre también le gustaba mucho practicarlo.

–Sí, supongo que por eso me gusta, porque pasaba tiempo con él. – Murmuró ella antes de devolverle las llaves del coche a Meredith. – Estoy cansada, Mery, ¿puedes conducir tú de vuelta a casa?

Elisabeth fue hasta la puerta del copiloto, subiendo sin decir nada más, dejando un señor Taylor suspirando al saber que le costaría ser aceptado por sus nietas, sobre todo por Elisabeth.

–Te lo dije, tu ausencia en nuestras vidas no la compensarías por aparecer ahora. – Le dijo Meredith antes de subir también a su coche.

 – Le dijo Meredith antes de subir también a su coche

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La Atracción del Agua (Embry Call)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora