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Otro día y otra actualización. La verdad que me está encantando seguir escribiendo esta nueva versión, pero creo que se les detendrá la actualización seguida que volveré a clases presenciales y porque necesito ponerme a leer la pila de pendientes que tengo ahí guardada.

Feliz Lectura…

Paso mis manos por el cabello de Christopher mientras duerme sobre mi pecho. Ayer no pude dormir de lo arrepentida que estoy por ocasionarle esté pequeño contratiempo en su vida.

Ya ha dejado de vomitar. Lo que es un alivio. Pero ahora solo está con suero y medicamento, no quiso comer nada cuando despertó hace un rato, Martha le dijo que poquita fruta o yogurt si gustaba.

Pero no quiso comer.

Yo también he comido poquito, pero no por eso he dejado de cuidarlo. Al darle el suero hace rato se lo tomó de mala gana. Lleve el vaso y luego me regresé, me senté para ver una película cuando se incorporó de la cama y se metió entre mis piernas para acostarse y quedar con la cabeza en mi pecho.

Y así ha estado hasta ahora.

Escucho la puerta ser abierta y Rafaél entra con una sonrisa burlona en los labios, aunque tengo la ligera idea de que viene a reírse de Christopher.

—¿Cómo sigue el enfermo?—Christopher se acomoda en mi cuerpo para seguir durmiendo.

—No se ha despertado—entra en la habitación y se sienta en el colchón que queda libre.

—Y no lo hará si tiene ese lugar tan cómodo para dormir.

Lo miro con una ceja levantada. Christopher se vuelve a acomodar arriba de mí para dejar sus cabeza en mi hombro con su boca dando a mi cuello. Dónde siento lo cálido de su respiración a través de su nariz.

—Me recuerdas cómo hace Cristopher para cerrarte la boca.

Hace esa cara burlona antes de mostrarme el suero que Christopher debe tomarse si quiere no estar tan muerto en los próximos días.

Inicio a mover a Christopher que se queja varias veces antes de que gruña por intentar levantarlo. Abre los ojos antes de gruñir despacio.

—Necesito que tomes esto—le digo y gruñe de malas.

—Bien.

Se bebe el suero de malas antes de volverse a acostar en mi pecho, y acomodo mi cuerpo para que se pueda recostar mejor.

—No me despiertes.

—No soy una cama—me quejo.

—Estoy enfermo.

Ya no digo nada cuando se acomoda de nuevo y se queda dormido de nuevo.

///

Lo escuché levantarse en la mañana pero no me moví porque estaba bien dormida, pero Christopher me dio un beso en la mejilla, eso sí lo sentí. Y me quedé dormida más que el día de ayer.

Ahora me levanto y estoy segura que deben ser cómo las cuatro de la tarde o algo así, me sobo la cabeza antes de caminar a la puerta de la recámara. Escucho un ruido alegre abajo y al estar caminando escucho la risa de Rafaél y de una mujer. Además de Martha.

—¡Los extrañe!—grita la voz femenina que no conozco—. De verdad, ir a Italia es algo que distrae, pero no sin mi hermano mayor—juega.

Aparezco en el pasillo mientras Christopher está comiendo caldo de pollo que puede servirle para recuperar las energías que perdió en los últimos días por mi culpa.

LEONARDI  18 ©®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora