Capítulo 6

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Sentir el abrazo de Fran me reconfortó, él no tenía ni idea de cuánto lo necesitaba.

—Ya estoy aquí. —Esas tres palabras fueron un bálsamo para mis oídos.

—Estoy bien, es solo...

—No, no estás bien. Empieza a contarme.

—Esta mañana me llamaron para decirme que la señora Bennett ha fallecido. Llamé a "Jardines dorados" para decirles que necesitaba tomarme la tarde libre por un asunto personal, pero...El cretino de Edwing se me ha puesto en plan gran jefazo intransigente y me ha amenazado con despedirme si no iba a trabajar, así que le he mandado a la mierda.

—¿Qué le dijiste exactamente? —Claro, Fran no se creía que hubiese utilizado precisamente esas palabras, me conocía.

—Que necesitaba cogerme el día, y que no era negociable. Él me dijo que si no iba a trabajar esta tarde que me olvidara de regresar por allí. —Más o menos era eso lo que dijo.

—Puede decir lo que quiera, otra cosa es que eso sea legal. La pregunta es ¿quieres seguir trabajando allí? —¿Dejar mi puesto en la residencia?

—Me gusta el trabajo, y el ambiente es bueno, salvo por Edwing. —También estaba el hecho de que pagaban muy poco y trabajaba mucho y más allá de mis responsabilidades. ¿Era una señal para que pasara esa página?

—Veré lo que puedo hacer. —No era suficiente, ya que había empezado esto, quería que alguien que sí subiese golpear le diera una buena tunda a ese idiota.

—Haz que sude. —La sonrisa de Fran me dijo que esa era su idea.

—Lo haré. —Palm estaba saliendo de la habitación para ir a nuestro encuentro. Había llegado a mi destino.

—Siento llegar tarde. —me disculpé.

—Tranquila, todo está bien. —me acerqué hasta la cama, donde Petra parecía estar descansando. En su rostro ya no había sufrimiento, solo... descanso.

—Sé que tendrás un buen viaje, Petra. Aquí dejas gente que te quiere, pero allí donde vas también te están esperando. —Si ella creía en eso de la energía, seguramente la de su difunto marido y la de ella pronto se reunirían en una sola... ¿bola de energía?

—Eh... voy a solucionar el asunto de la residencia, Bianca. —Casi que ni me acordaba de que había dejado a Fran abandonado.

—De acuerdo.

—Ah... ¿Puedes mandarme una copia de tu contrato? —Si quería que arreglara todo el asunto necesitaba material con el que trabajar.

—Lo tengo guardado. —Soy una persona que ordena y guarda todo por si un día lo necesita. No me gusta andar rebuscando por todas partes.

—¿Algún problema? —preguntó Palm a Fran. Demasiado tarde para decirle que no contase nada.

—Quieren despedir a Bianca de "Jardines dorados" por pedir la tarde de hoy libre. —Él sí que sabía ir directo al asunto.

—Iré a hablar con ellos. —se ofreció ella.

—No se preocupe, yo me encargaré de ese asunto. —Con eso contaba, así que empecé a buscar entre las carpetas de mi ordenador portátil. Nada más encontrar el documento se lo envié a su correo.

—Ya lo tienes.

—Bien, me pongo con ello. Cualquier cosa que necesiten, estoy a una llamada. —se despidió mi hermano.

La puerta de la habitación pareció convertirse en giratoria, porque nada más desaparecer por ella Fran apareció Alex.

—¿Tienes un papel y un bolígrafo para apuntar? —le pidió a su mujer. Él tenía el teléfono en su oreja, desde el que le estaban llegando algunas instrucciones que necesitaba apuntar.

Bianca - Legacy 9Donde viven las historias. Descúbrelo ahora