El cuarto estaba sumido en una suave penumbra, iluminado solo por el tenue resplandor de la lámpara de noche. El silencio envolvía la habitación, roto únicamente por el leve zumbido del ventilador. Tu cabeza palpitaba suavemente, un recordatorio de lo que había sucedido. Todavía te sentías desorientada, como si tu mente estuviera intentando encajar las piezas de un rompecabezas roto.
Al abrir los ojos, lo primero que viste fue el rostro preocupado de Jung-jae. Estaba sentado al borde de la cama, inclinado ligeramente hacia ti, con una mano acariciando suavemente tu cabello. Sus ojos mostraban preocupación, alivio y algo más que no podías identificar del todo.
— ¿Estás bien? — Preguntó con voz baja, casi como si temiera que hablar más fuerte pudiera lastimarte — Te pegaste en la cabeza y te desmayaste ¿Recuerdas algo?
Te tomaste un momento para procesar sus palabras. Llevaste una mano temblorosa a tu cabeza, sintiendo el ligero vendaje que él había colocado allí. Cerraste los ojos mientras tratabas de recordar, pero los detalles eran borrosos, como si estuvieran cubiertos por una neblina.
— Solo recuerdo ir en la ambulancia — Respondiste finalmente, tu voz cansada y apenas un susurro.
Jung-jae parpadeó, sorprendido por tus palabras, antes de dejar escapar una risa suave y algo nerviosa.
— T / N… no te subiste a ninguna ambulancia — Dijo con cuidado, como si estuviera tratando de explicarte algo complicado — Yo te traje a casa.
Abriste los ojos lentamente, mirándolo con confusión.
— ¿Pero las sirenas? — Preguntaste, recordando claramente el sonido insistente que te había acompañado hasta aquí.
Jung-jae desvió la mirada, su rostro adquiriendo un color notablemente más rojo. Rasgó la parte posterior de su cuello con una mano, un gesto que hacía siempre que estaba nervioso. Finalmente, dejó escapar un suspiro y te miró con una sonrisa tímida que solo acentuó su sonrojo.
— Era yo… — Admitió, su voz llena de vergüenza — Lo siento, estaba nervioso.
No supiste cómo reaccionar al principio. Te quedaste mirándolo, parpadeando lentamente mientras tratabas de asimilar lo que acababa de decir. Él, ¿había imitado el sonido de una ambulancia?
— ¿Tú...? — Empezaste a decir, pero no pudiste terminar la frase antes de que una risa suave se escapara de tus labios.
Jung-jae se inclinó hacia atrás, claramente mortificado por tu reacción.
— Yah, no te rías de mí — Protestó, aunque había un destello de diversión en sus ojos que traicionaba su tono serio — Estaba preocupado por ti, ¿bien?
— ¿Preocupado al punto de hacer ruidos de sirena? — Preguntaste entre risas, llevándote una mano a la frente mientras tratabas de calmarte.
Él suspiró, sacudiendo la cabeza antes de recostarse a tu lado. Apoyó un brazo detrás de su cabeza mientras miraba el techo, todavía visiblemente avergonzado.
— No sabía qué hacer. Estabas inconsciente, y lo único que pensé fue en llevarte a casa lo más rápido posible. Lo de las sirenas… fue instinto.
Su sinceridad te desarmó un poco. Aunque todavía estabas divertida por la situación, no podías ignorar el hecho de que él había hecho todo eso por ti. Era un gesto extraño, pero al mismo tiempo, increíblemente dulce.
Te giraste hacia él, apoyando la cabeza en la almohada mientras lo observabas.
— Gracias — Dijiste finalmente, tu tono más suave esta vez — Por traerme aquí… y por preocuparte tanto.
Jung-jae giró la cabeza para mirarte, y aunque seguía ligeramente sonrojado, su sonrisa era más genuina ahora.
— Siempre me preocuparé por ti, T / N.
El silencio que siguió no fue incómodo, sino reconfortante. Te sentías segura a su lado, incluso después de lo que había sucedido. Cerraste los ojos nuevamente, permitiéndote relajarte un poco más mientras el suave murmullo de su respiración te acompañaba.
— Por cierto — Dijo Jung-jae de repente, interrumpiendo tus pensamientos — No vuelvas a asustarme así, ¿de acuerdo?
— Intentaré no desmayarme la próxima vez — Bromeaste, abriendo un ojo para mirarlo.
— Más te vale — Respondió con una sonrisa, inclinándose ligeramente hacia ti — Porque si no, la próxima vez voy a traer un megáfono para hacer los ruidos.
