El anillo de bodas.

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Capítulo 676.

"Bueno, puedes adivinar cuál fue mi respuesta".
En ese momento, la actitud distante de Saeng cambió y, en su frío rostro, una sonrisa burlona apareció. Era muy divertido hacer esas bromas con Hyun.

"¡Por supuesto sé cuál fue tu respuesta! No tengo necesidad de adivinar. Debiste haber dicho que amas a tu esposo y que morirías si él te rechazara".
Aunque Hyun decía todo eso en son de broma, de hecho, había entendido cuál era el punto.

"Estás tan seguro de mi amor por ti, ¿verdad? ¿Cómo puedes asegurar que podría morir sin ti?"
Saeng no se molestó. Solo lo miró de reojo y luego bajó la cabeza. Lo que realmente importaba no era la conversación entre Hero y él, sino las palabras que Hyun le decía en esos momentos. Sí, él en verdad adoraba con su corazón y alma a ese hombre. Lo amaba tanto, que no tenía razón para refutar la verdad en la aparente broma y su confianza en el amor que profesaba.

"Oh, lo lamento Saeng. Me he equivocado. Yo moriría si tú me rechazas. Por esa razón quiero que cierres los ojos ahora. Tengo un regalo para ti".
Hyun nunca ocultaba su amor frente a él. Siempre estaba dispuesto a hablar y expresar su amor en cada oportunidad que tenía. Para él, no había necesidad de esconder los verdaderos sentimientos, si en verdad estabas enamorado de alguien. El camino correcto era seguir a tu corazón y amar a la persona que en verdad querías.

"¿Qué es?"
Saeng se sintió feliz. Antes, rara vez recibía regalos por parte de Hyun. No era una persona superficial, pero de vez en cuando, esperaba algunos gestos o sorpresas románticas por parte de su esposo.

"Ahora cierra los ojos".
Hyun miró a su esposo con ternura infinita y, con su mano, le ayudó a cerrar los ojos. Luego, de su bolsillo, sacó una pequeña caja que había estado guardando toda la noche.

Saeng siguió sus instrucciones y cerró por completo los ojos. Se mordió el labio al oler aquel aroma de jazmín que Hyun tenía y al cual ya estaba familiarizado. En ese instante, sintió como algo frío se posaba en su dedo anular. Su corazón se agitó y una idea se asomó en su cabeza.

"Está bien, todo está perfecto. Saeng, ahora abre los ojos lentamente".
Hyun tomó la mano de su esposo y la besó. ¡Cómo había anhelado poner el anillo en el dedo de Saeng! ¡Finalmente lo había hecho! Ese anillo representaba el amor eterno que se tenían y sería testigo de ese amor hasta el último día de sus vidas.

"¿Por qué me entregas esto?"
Los ojos de Saeng se ponían rojos con cada lágrima que caía. Ese anillo era precioso. Sin embargo, no lo considera valioso por el precio que debió haber costado, sino por el especial significado que tenía. Ya que, a pesar de estar casados desde hacía mucho tiempo, se sentía inseguro por razones que no podía explicar. En ese momento, se había dado cuenta de que toda la incertidumbre e inseguridad eran por la falta de un anillo de bodas. No podía negar que desde hacía mucho añoraba ese anillo de bodas. El anillo representaba su amor y servía como una prueba concreta de su matrimonio. A Saeng no le importaba lo valiosa que podía ser esa joya. Lo que en verdad le importaba eran las razones por las que finalmente Hyun lo ponía en su dedo.

"Por favor Saeng, pon este en mi dedo".
Él estiró sus largos dedos y puso el otro anillo en las manos de su esposo.

Las manos de Saeng comenzaron a temblar. Para tranquilizarse, respiró hondo y luego, puso con lentitud y cuidado el anillo en el dedo anular de Hyun. Eso era suficiente. No eran necesarias otras personas para presenciar cómo se unían sus corazones. Ese era su momento íntimo. Por mucho tiempo, ambos habían anhelado con ese momento y, finalmente, ya estaban ahí. No les importaría si otras personas los bendecían o no, siempre y cuando ellos se amaran, era suficiente.

"Cariño, muchas gracias por todo lo que has hecho por mí. Este anillo me encanta".
Saeng no pudo contener sus emociones y se lanzó a los brazos de su esposo. Estaba tan conmovido que no pudo evitar los sollozos. Mientras sus cristalinas lágrimas caían, la ropa de Hyun se humedecía. Después de todo, era un hombre común que anhelaba con un momento así de romántico con su amado. A pesar de que no conocía el caro valor del anillo, era feliz viendo el verdadero amor que sentía por él.

"Lo siento, Saeng. Te di el anillo demasiado tarde".
Hyun sostuvo a Saeng con firmeza en sus brazos. Hacía varios años, ni siquiera había pensado en casarse con él y tampoco había pensado en darle un anillo de bodas. Pero en ese instante, parecía que aquel grave error había sido solucionado. Sin embargo, Hyun sabía que el dolor que su esposo había sufrido por su comportamiento pasado no sería sanado jamás. El remordimiento se había adentrado en su corazón. Él estaría dispuesto a hacer de todo con tal de sanar el corazón de su amado. Este deseo se había hecho más fuerte al darse cuenta de cuánto lo había amado Saeng en los últimos años a pesar de su abandono. Había olvidado de su existencia durante años, ese debió haber sido el peor dolor que él había sufrido.

"No Hyun, no es tarde. Nunca lo será, siempre y cuando el que ponga ese anillo en mi dedo seas tú".
Saeng no era un hombre al que le gustara mostrar sus emociones. Pero Hyun había hecho tantas cosas por él, que todo eso lo había conmovido y lo había hecho inundar en lágrimas. Se había vuelto tan sentimental últimamente que no se podía distinguir al distante e inteligente coronel que todos conocían.

"Entonces, desde ahora, estarás atrapado para siempre por este anillo. ¿Te arrepentirás de esto algún día?"
Dijo Hyun mientras bañaba de tiernos besos los ojos llorosos de su esposo. A él no le importaba mostrar su lado más suave al hombre que más amaba.

"¿Me darás alguna oportunidad de romper mi promesa?"
Saeng lo miraba a través de las grumosas lágrimas que tenía en sus ojos. Con claridad sintió como su corazón se suavizaba y era sometido por el amor de su esposo.

"Claro que no. Solo te daré felicidad. No tendrás tiempo si quiera para pensar en romper tus promesas".
Los besos de Hyun no se detenían. Aquellos besos pasaban de tiernos a ardientes. Saeng estaba atrapado en la muestra de besos, los cuales estaban llenos de amor y gentileza. Su esposo besaba sus cejas y hacia un camino para besar sus mejillas. Finalmente, los besos habían llegado a los labios de Saeng, que ya se habían puesto suaves por el momento placentero. Hyun aumentó la intensidad y la duración de sus besos para poder ir más profundo en los labios de su esposo y disfrutar de aquello que eran exclusivamente de su propiedad.

Él respondía con fervor los apasionados besos de su esposo. Sus blancas y pequeñas manos fueron rápidas al desabrochar los botones de la camisa negra de Hyun y sus ojos miraban con profundidad los ojos de él. El no alejó la mirada en ningún momento. Estaban cautivados por completo el uno del otro.

Al sentir la apasionada respuesta de Saeng, el cuerpo de Hyun estalló en llamas. Posó su mano sobre la ropa de su esposo para poder sentir la suavidad de su piel. La suave caricia provocó que el seductivo cuerpo de Saeng apareciera en su mente. Bañó de apasionados besos cada parte del cuerpo de su esposo que estaba imaginando. Su hermoso cuello, su encantadora clavícula y su sexy pecho. Su deseo sexual se encendió.

Todo iba a la perfección. El aire se llenaba de los gemidos de placer. La noche mostró su brillante lado en medio de la oscuridad. En esos momentos, las palabras sobraban al expresar su amor. El contacto físico, las caricias y los besos eran las únicas cosas que necesitaban para saciar su sed sexual. Con aquel embriagador placer, ambos comenzaron la noche en la cual se pertenecían el uno al otro. Saeng se sonrojó bajo el cuerpo de Hyun. Se sintió sumamente feliz esa noche. En ese momento, tanto su amor como su matrimonio eran perfectos. Acarició la espalda de Hyun con la mano, en donde se encontraba puesto el anillo. La joya brillaba con cada movimiento entre ellos. Los gemidos solo se intensificaban y se hacían cada vez más fuertes.

Un verdadero amor.  4a parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora