Capitulo 22.

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Cuando llegue a casa de Kate me di cuenta que era millonaria, bueno no tan así pero le dieron un auto como regalo de cumpleaños, eso es algo de millonarios, a mi me dieron una camisa de mi banda favorita, no me quejo pero es que como me viene a decir que no es millonaria.

En el camino conocí un poco más de Kate, tenemos muchas cosas en común, nuestros crushes no nos aman o nos toman en serio, nos dejaron botados. También le gusta el cine clásico. Nos gusta casi la misma música.

Llegamos unos minutos antes, nos sentamos en las mesas del fondo, Kate se maquillaba mientras esperaba que llegaran.

Henry entró primero, se veía nervioso, luego de unos minutos llegó Anna, ambos se veían tan felices, le hice señas a Kate para irnos, cuando de pronto vi que Henry entrelazo su mano con la de Anna, me molesto un poco, lamentablemente soy muy impulsivo, no lo pensé, fui hasta donde estaba Anna.

—¿Anna?—pregunté fingiendo sorpresa.

Ella se giro, se veía hermosa, al verme arrugó la nariz, estaba molesta, más que molesta yo diría enojada, Kate se acercó a mi corriendo.

—¡Que casualidad encontrarlos aquí!–dijo Kate emocionada.

—Si...que casualidad—respondió molesta.

—¿Podemos sentarnos con ustedes?–preguntamos al mismo tiempo.

—Seguro–afirmo Henry.

Kate se sentó al lado de la ventana, yo a la par de Anna, ahora tenia enfrente a Henry, ni siquiera es mi tipo.

—¿Y que hacen aquí?–nos interrogó Anna.

—Pues Kate me presto su libro de matemáticas ayer, así que como ya termine de usarlo le dije que nos viéramos hoy para devolvérselo y casualmente los encontramos aquí–explique.

—¿Puedo tomar su orden?–pregunto la mesera.

Todos pedimos malteadas, Anna estaba molesta, Henry la tomaba de la mano para calmarla, pero ella no sabía disimular.

Cuando ella intentaba hablar con Henry, Kate o yo interrumpíamos, me sentía culpable y al mismo tiempo un poco celoso, lo cual no es bueno, soy un idiota.

—Voy al baño—hablo Kate.

—Ire por una malteada—le respondí.

Ambos nos pusimos de pie, antes de que Kate se fuera la detuve, ella me volteo a ver.

—Lo mejor será que nos vayamos, ya los fastidiamos mucho—le comente.

—Tienes razón, solo voy al baño, tu ve a avisarles que nos vamos.

Pedí mi malteada, en lo que esperaba vi como Henry veía a Anna, sus ojos brillaban, se notaba que estaba perdidamente enamorado de ella, me frustró un poco, mi malteada llegó, me dispuse a ir hacia ellos.

Él comenzó a acercarse ¡Iba a besarla! Me puse nervioso, que cuando me di cuenta ya le había tirado una malteada a Henry en la cara, salpicando un poco a Anna, ella me miró molesta.

—Lo siento es que...me tropecé–me excusó "apenado", pero por dentro me moría de la risa.

—Ya vuelvo–dijo Henry para ponerse de pie e ir al baño.

—¿Que te sucede?–me reclamó.

—¿A mi? Nada...

—Si claro ¡Me arruinaste mi momento romántico!

—¿Romántico?–me reí–¿Cual es tu concepto de romántico?

Me senté a su lado, ella estaba enojada, la volteé a ver, pero desvio su mirada, me sentía culpable, era un idiota, no quise que las cosas pasarán así. Paso un buen rato, Henry y Kate no volvían, en eso sonó mi celular, lo tomé, era un mensaje de Kate.

Tarada: Llevaré a Henry a su casa, por favor lleva a Anna a su casa, perdón por irnos tan de repente.

Me pareció un poco grosero el solo irse así como así, ya se que fue por mi culpa pero Anna no tenía la culpa, una despedida para ella hubiera estado bien.

—Bueno hermosa parece que solo somos tú y yo—le dije sonriendo.

—¿Que? ¿De que hablas baboso?

Le mostre mi celular, ella se molesto demasiado, me sentía mal, todo era mi culpa, ella me volteo a ver ya calmada.

—¿Me llevas a casa por favor?

—Claro, esperame aquí, iré a pagar.

Me levante y pagué por todo, luego nos fuimos caminando, ella seguia molesta, en eso empezó a hacer mucho frío, ella se abrazo a si misma, empezó a temblar, se me ocurrió algo, me puse frente a ella.

—¿Que haces?–dijo confundida.

Le puse mi chaqueta, ella me vio sorprendida, solo le sonrei.

—No quiero que te congeles, hermosa.

Sus mejillas se pusieron rojas, imaginaba que era por el frio, seguimos caminando, mientras yo me congelaba.

—Lo siento–susurro.

—¿Por que?

—Por haber cancelado nuestra salida.

—No te preocupes por eso, además hoy fue un día muy lindo a tu lado.

—¿En serio te tropezaste?

—Un dragón sabio nunca revela sus secretos.

—¡Tonto!

—Yo...lamento haber arruinado tu cita.

—No te preocupes, ya habrán otras.

Al llegar a su casa, me agradeció por acompañarla, ella entro a su casa, yo me fui a mi casa, muriendo de frío porque no quería quitarle mi chaqueta, se veía adorable.

¿Cómo hago que me ames? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora