Capítulo diecinueve

2.2K 409 394
                                    

JOY

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

JOY

Miércoles 23 de noviembre

Un consejo amistoso

No puedo evitar levantar la mirada hacia Alex cada tanto mientras leo la lista que me envió ayer por la noche. La lista de cosas que el flamante novio de Shelley debe saber sobre ella para que la farsa sea más creíble, según lo que él dice.

35. Lugar al que le gustaría ir de vacaciones.

42. ¿Prefiere el frío o el calor?

59. ¿Alguna alergia de la que deba tener conocimiento?

Es interminable. Hay tantas cosas que me sorprende que él sea tan minucioso al respecto. Son detalles que, por lo general, muchos no se molestan en conocer sobre otra persona. Pero Alex tiene que saberlo todo sobre Shelley, ¿no? Bueno, no «él», sino Edward. Es nuestro buen Cullen el que tiene que saber todas estas cosas sobre la mujer con la que planea casarse.

Al menos es lo que se supone.

La cosa es que ayer, cuando le hablé de volver a ser el falso novio de Shelley, Alex se comportó algo extraño. Debo admitir que su actitud me dejó un tanto desconcertada y, la verdad, todavía no estoy segura de qué pensar al respecto.

Exhalo un suspiro desganado y, con la mejilla apoyada en una mano, le echo un vistazo al sujeto en cuestión. Está un par de mesas más allá, tomándoles la orden a un trío de chicas que babean por él sin disimulo, lo que me arranca una sonrisa. No es que se les pueda culpar a las pobrecillas, ¿verdad?

Vuelvo a suspirar, decido olvidarme de Alex y concentrarme en revisar mi agenda. Tuve dos citas esta mañana, citas con personas que desean contratar los servicios del Hada Madrina. Me falta una reunión más, pero esa será dentro de una hora.

Para no desperdiciar ese valioso tiempo, me dispongo a leer una de las solicitudes llenadas esta mañana. Debo analizar si aceptaré brindarle el servicio o no a la clienta. Sé que parece una tontería ponerme quisquillosa a la hora de tomar solicitudes, incluso podrían pensar que estoy loca por hacerlo cuando el mercado para este negocio no luce prometedor. Sin embargo, esta es la razón por la que cada día hay más personas llamándome para conseguir una cita.

Les hago ver que el servicio del Hada Madrina no es algo fácil de obtener, que existe cierta exclusividad, lo que provoca que lo deseen con mayor fervor y vuelvan a intentar contactarme incluso si rechacé su solicitud la primera vez. Como diría mi poderosísimo Doctor Strange: "es un hechizo simple, pero inquebrantable". Y... bueno, me permite darles prioridad a casos como el de Shelley o Evelyn cuando hace falta.

—No lo puedo creer —escucho decir de forma lenta y pausada a una voz que, por desgracia, reconozco—. ¿Eres tú, Joylene "Fracasada" Rodríguez?

Levanto la mirada solo para ver al estúpido de Rick Green frente a mí. ¿Qué rayos hace ese pedazo de caca aquí? Tiene las manos en la cintura y sus pequeños ojos de rata me miran con diversión, lo que me hace apretar los labios. Sin embargo, me domino a mí misma con prontitud.

Sol de inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora