Era un poco extraño para sus amigas, pero Elisabeth parecía mucho más optimista de lo normal mientras caminaban hacia la cafetería. Era un buen cambio, después de ver lo apagada y callada que parecía desde su vuelta.
–¿Tu hermana te dejará venir el jueves? – Le preguntó intrigada Lianne.
–Sí, siempre y cuando hoy la acompañe a hacer unos recados. – Respondió contenta Elisabeth.
–Menos mal, seguro que subirte a la tabla tras tanto tiempo te vendrá genial. – Sonrió Jeannette.
La sonrisa de Elisabeth tembló un poco ante la mención del surf. ¿Qué podía decir para que no sospecharan nada?
–Yo... creo que aun no estoy lista para eso. – Dijo ella en tono de disculpa antes de adelantarse para entrar en la cafetería, sin darse cuenta del intercambio de miradas preocupadas de sus dos amigas.
–Beth. – Le llamaron casi corriendo para alcanzarla.
Elisabeth estaba mirando la comida, sin apetecerle nada mientras las chicas hablaban detrás de ella.
–¿Acabas de insinuar que no quieres hacer surf?
–Es algo impensable en ti, ¡te encanta hacer surf!
–¡Exacto, te encanta estar en el agua sobre la tabla!
–¡El agua es parte de tu vida! – Exclamaron finalmente las dos chicas.
Si supierais cuanta razón tenéis. Pensó Elisabeth antes de detenerse, darse la vuelta y mirarlas a las dos.
–Sí, lo sé. Pero no me siento preparada para coger las olas con la tabla que me regaló papá. – Dijo ella agachando la mirada. – Ni siquiera la he tocado desde ese día.
Era cierto, la tabla que su padre le había regalado estaba guardada en el garaje porque solo con acercarse a ella le llegaban muchos recuerdos con él. Aunque eso no significaba que no hubiera intentado hacer surf, para algo tenía otra tabla. Pero no iba a poder hacer surf nunca más, y eso le daba rabia. Mucha rabia.
A pesar de eso, estaba contenta de conectar con el agua de una nueva manera más emocionante aún.
–Elisabeth...
La castaña levantó la mirada, encontrándose que Lianne y Jeannette la miraban con lástima.
–Tranquilas, iré poco a poco. – Dijo Elisabeth y sonrió, no queriendo que la siguieran mirando así. – Voy a ir con vosotras a la playa, ya es un gran paso.
Miró alrededor, esperando que nadie más hubiera estado con la oreja metida en la conversación, encontrándose dos pares de ojos dorados sobre ella. Edward y Alice la miraban intrigados, como si desde tan lejos hubieran escuchado nuestra conversación.
–¡Hola, Beth! – Exclamó una cantarina voz detrás de la puerta de su taquilla. – Hace días que no coincidíamos.
Elisabeth sonrió y cerró la puerta de la taquilla, encontrándose a una sonriente Alice. ¿Era una coincidencia que la pelicorta hablara con ella tras lo de hacía un par de horas en la cafetería? Una parte de Elisabeth lo dudaba, pero apartó la idea a un lado.
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La Atracción del Agua (Embry Call)
FanfictionElisabeth Taylor y su hermana Meredith se metieron en un buen lio. Nunca debieron ir en busca de pistas sobre su madre a esa pequeña isla. Han estado meses preparándose, practicando para ocultar su nueva condición a todos los demás, pero la vuelta a...