Capítulo quince: Sukuna Ryomen PT.2

                                    

                                          

♪  ᴘ ʟ ᴀ ʏ ʟ ɪ s ᴛ  ♪
𝙼 𝚒 𝚌 𝚑 𝚎 𝚕 𝚕 𝚎 - 𝚂 𝚒 𝚛  𝙲 𝚑 𝚕 𝚘 𝚎
𝚆 𝚘 𝚖 𝚊 𝚗 - 𝙷 𝚊 𝚛 𝚛 𝚢  𝚂 𝚝 𝚢 𝚕 𝚎𝚜
𝐀𝐤𝐚𝐛𝐚𝐧𝐞 _______.
     —¿𝕾abes por qué te he llamado aquí, no?
   Sukuna sonreía como si estuviese viendo el mejor chiste del mundo. Comenzó a estirarse sin razón alguna.
     —Por supuesto que lo sé. No puedo creer si quiera que lo he logrado.
     —¿Cómo?¿Es que acaso me usaste de experimento?
     —En parte, sí—volvió a verme fijamente—. Afortunadamente salió exitoso.
   Este hijo de puta...
   Lo agarré del cuello de la camisa y lo empujé un poco a mi rostro.
      —No estoy para ningún juego, Sukuna. Tómame en serio—él relamió sus labios, agh, por favor deja de hacer eso, me provoca—. Necesito respuestas en este momento.
    —¿Necesitas respuestas o me necesitas a mi?
   No pude evitar soltar una sonrisa mientras me relamía los labios y miraba a otro lado. Dios. Sukuna puede ser una maldición y todo pero es demasiado tentador. 
   Contrólate.
    Volví a girar y cuando menos pensé, Sukuna me tomó de la garganta y juntó sus labios con los míos.
    Estuve a punto de separarlo por inercia, pero cuando comenzó a introducir su lengua en mi boca y a jugar con mis labios se me fue imposible pensar claramente. Besaba jodidamente bien, pasaba su lengua por todos lados cual experto mientras que atacaba la mía con dominancia, sus labios estaban completamente húmedos, sabía delicioso... Su mano apretaba con leve fuerza mi cuello y eso no hacía más que encenderme...
   Hasta que recuperé la consciencia y lo empujé.
   Pero él alcanzó a morder mi labio con sus colmillos y sacarles algo de sangre.
      —Sukuna maldit—
      —¡No puedo creer que te hayas demorado 33 segundos en reaccionar!—carcajeó acercándose de nuevo a mi rostro mientras me limpiaba la sangre de mis labios, agh, su sonrisa buslezca se extendía a lo largo de sus mejillas—. Tengo que aceptar que fue bastante placentero, ¿Acaso eres virgen?
       —Agh, ¿A ti que carajos te importa?
  Me ardían los labios, encima notaba como él no les quitaba la vista.
     —En efecto, bastante; me gustan las mujeres con experiencia—otra vez su rostro se acercaba peligrosamente al mío y tuve que empujarlo de nuevo, a lo que sonrió ladeado—. Aunque si se tratara de ti, no me molestaría en absoluto ser tu prim—
     —Ya, cállate ¡Cállate!
      —¿Acaso te pongo nerviosa?—colocó su dedo debajo de mi mentón y no pude evitar colocarme roja, él pareció satisfecho finalmente—. Es evidente que lo hago.
     —Escúchame—suspiré e intenté calmar mi corazón que comenzaba a acelerarse—. Te he pedido que vengas acá por una sola razón, si no me ayudas, le diré a Itadori que tome de nuevo el control del cuerpo.
     —A ese idiota lo bloqueo del cuerpo cada vez que estamos a solas—respondió colocando una expresión seria, como si el hecho de que hubiera mencionado a Yuuji lo enojara—. Además, ¿Por qué te importa? Ni si quiera tuvo la delicadeza de besarte como te lo merecías. No podía dejar que el idiota ese no te complaciera, por algo he decidido hacerlo yo, ¿Acaso se te antoja otro?