HALLIE.
—Solo los vi de espaldas, pero ¡Dios!, estaban buenísimos— comento la castaña mientras suspiraban dramáticamente.
—No puede ser que nos traigas un chisme a medias, Val— soltó Sadie con indignación mientras apuntaba a Val con su lapicera —. ¿No sabes sus nombres, o de dónde vienen?
—Hey, mi don de FBI no es muy bueno a estas horas de la mañana— se defendió —. Pero te aseguro que pronto sabremos sus nombres y mucho sobre ellos, Appleby tiene oídos en las paredes.
Mientras mis amigas seguían hablando de quien sabe quiénes, yo estaba terminando a de anotar las últimas líneas de un trabajo, ayer no logre terminarlo por la extraña sensación que me invadió toda la noche, su presencia estaba cerca, pero aún no lograba saber a quién iba dirigida, que quien quería llevarse esta vez.
—¿Hallie, estas aquí?
Sacudí ligeramente mi cabeza. —Si, ¿Qué ocurre?
—¿Te sientes bien?, estas más ida de lo normal hoy.
Que puedo decir, Sadie y Val me conocen bien, ellas son las mejores amigas que tengo, y siempre han estado de mi lado, somos lo que muchos conocen como el "club de las raras", constituido por Sadie Marshall, una pelinegra alérgica a todo lo habido y por haber en el mundo, Valeria Shaw, la castaña con un gran amor por el negro y la ropa extremadamente ancha, y yo, la rubia que aparenta tener esquizofrenia para que no sepan la verdad.
—No es nada, solo estoy más pensativa— y preocupada.
—¿Y qué es lo que piensa la enigmática cabeza de Hallie Branson?
Que mi familia no merece tener tantos problemas por mi culpa. Que la señora Hawks morirá dentro de poco. Que me avergüenzo de ser sobrenatural. Que quiero dormir y no volver a despertar.
—Que los enlaces iónicos definitivamente no son lo mío— era mentira, pero fue lo primero que se ocurrió.
—Oh, linda, no te preocupes, sabes que puedes preguntarme lo que sea— Val me sonrió desde el otro lado de la mesa.
Las puertas de la biblioteca se abrieron, y por esta entraron dos personas, una chica y un chico.
—Él es uno de los chicos que vi— susurro la castaña en nuestra dirección.
Ambos se abrieron paso por el lugar, caminando con la cabeza en alto y sin girar a ver a nadie mientras todos los presentes estaban atentos a sus movimientos. Cuando llegado al mostrador le tendieron una nota a la encargada de la biblioteca, esta rápidamente tecleo en su computadora y procedió a sacar diversos libros de una de gavetas detrás de ella.
—¿Y ella quién es? — preguntó Sadie en susurros.
—No lo sé, pero también estaba con ambos chicos en la oficina del decano— contesto Val de la misma forma —. El chico esta guapo, ¿no?
—Ambos lo están, pero sin duda le voy a la chica— Sadie mordió su labio.
Mi mirada estaba fija en ambos, algo de ellos me transmitía una extraña vibra, pero no sabía cómo interpretarla. Otra vez sentí su presencia, cada vez más cerca de mí.
Cuando tuvieron los libros en sus manos, ambos se giraron y caminaron hacia la salida, para ser dos alumnos, llevaban más libros de lo normal. Las miradas de todos estaban fijas en ambos, en su andar tan elegante y altivo, pero sin llegar a ser pretencioso. Cuando me digné a darles una mirada, vi que la chica guio sus ojos discretamente hacia mí, al ver que nuestros ojos se conectaron, esbozó una ligera sonrisa de lado y siguió su camino como si nada.
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Lazos Perversos [Libro 3]
FantasySoy la portadora de malas noticias, un ser despreciado por anunciar malos augurios a las familias, la premonición de las desgracias. Por alguna extraña razón la muerte ha estado merodeando Appleby, y eso me tiene con los sentidos en alerta. Algo osc...