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Esa noche, Leonie soñó con el padre Gabriel. Ella se encontraba de pie en el asiento de los acusados y él presidía su juicio, vestido con su túnica sacerdotal.

Se veía serio y amenazador. "Sabes que eres culpable" le estaba diciendo, y sus ojos azules se clavaron en su interior.

En su sueño, Leonie le estaba suplicando, pero no estaba segura si era por su inocencia o su misericordia.

"Demuéstralo, ahora." le ordenó.

De repente ellos se encontraban en un cuarto trasero de la corte, solo ellos dos. Estaba todo revestido íntegramente con madera. No había ni puertas ni ventanas.

"Demuéstralo." le estaba diciendo el padre Gabriel. Su voz estaba cerca de su oído. Ella estaba presionada contra la pared y su cuerpo estaba sobre el de ella. "Demuéstramelo."

No sé cómo demostrarlo, pensaba Leonie. ¿Cómo puedo hacerlo?

Él podía leer su mente. "¿Así?" le dijo él levantando su falda con una mano. Presionado sobre ella en un lugar íntimo, sus dedos acariciando alrededor.

"No, yo no lo hice" ella estaba llorando.

Su otra mano estaba en su pecho. Su respiración sobre su cuello y ella podía sentir la dureza de su cuerpo musculoso sobre el de ella. Su cuerpo palpitaba, deseándolo más cerca, deseando su fuerza y su dominio.

Sus dedos se curvaron alrededor de su pecho, provocándolo y aplastandolo. "Sé que lo hiciste Leonie. Lo sé. Demuéstramelo. Demuéstralo."

Sus labios estaban cerca, casi tocando los de ella. Ella lo deseaba con ardor...

De repente la luz se encendió y Leonie se despertó, sorprendida de ver a Mai sentada en su cama y mirándola.

Mai estaba frunciendo el ceño. "¿Estás bien? Has estado dando vueltas y gritando en sueños."

Leonie estaba mortificada. Su confuso sueño estaba todavía corriendo por su cabeza. ¿Había dicho algo en voz alta?

"Repetias todo el rato ¡yo no lo hice! ¡yo no lo hice! ¿Has asesinado a alguien?" le preguntó Mai.

La pregunta fue suficiente para hacerla reír y escapar de las imágenes de su sueño que seguían en su cabeza. "Claro que no. Estaba soñando sobre El Crisol, creo que ha afectado un poco. "

"Quizás el espíritu de Abigail te está poseyendo. Deberíamos hacer que el padre guaperas realice un exorcismo. De todos modos, siempre y cuando estés bien. Dulces sueños" Mai apagó la luz y se acomodó de nuevo en su cama. Ninguna de las otras se habían despertado.

Leonie se acurrucó de nuevo. Si el sueño hubiera continuado, ella sospechaba que el padre Gabriel habría estado realizando mucho más que un exorcismo en ella.

La siguiente mañana la lista de reparto estaba ya colgada. Los nervios de Leonie eran tan grandes que no podía ni comer.

Ya había una multitud reunida cuando llegó al tablón de anuncios. Su corazón se hundió al ver a Suki Laverne alejarse, con la cabeza en alto, una mirada de triunfo brillando en sus ojos mientras le lanzaba una mirada de desprecio a Leonie.

El sol se fue del cielo y el día se volvió gris. Leonie se sentía hundida.

Sintiéndose miserable, ella fue a mirar la lista para ver si al menos le habían dado algun papel. Esperó hasta que el resto de la multitud se hubiera dispersado y ella fuera la última allí.

Ella miró los nombres, empezando desde arriba.

Ahí, justo ahí, en la parte superior..

Abigail Williams - Leonie Wilson.

¿Qué?

¿Qué demonios había sido la expresión de Suki? Leonie se imaginó que quizás lo había malinterpretado. O que Suki estaba fingiendo que no le importaba y haciendo una demostración de desafío.

Leonie miró más abajo en la lista. A Suki le habían dado el papel de Elizabeth Proctor, lo que todavía era una parte bastante importante. Mai había sido elegida como Susanna Walcott y Figgy no aparecía en la lista. Ella estaría aliviada más que decepcionada, pensó Leonie.

Pero ella, Leonie, iba a ser Abigail. Hizo un pequeño baile de alegría mental y luego se giró justo viendo al padre Gabriel pasar. Menos mal que no había hecho el baile realmente.

Él paró cuando la vió. "Has visto la lista por lo que veo."

"No puedo agradecerte lo suficiente. A ti y a la hermana Rosalinda" añadió rápidamente.

Gabriel sonrió. Él sonreía tan pocas veces que eso le provocó algo extraño en el vientre.

"No tienes nada que agradecernos. Tú ganaste el papel por regalarnos la mejor audición. Espero que nos hagas orgullosos a todos."

"Lo haré. Al menos lo intentaré."

Ellos se quedaron allí durante varios segundos, incapaces de dejar de mirarse el uno al otro. Leonie se sintió paralizada. Había pasado el punto de una pausa aceptable.

Gabriel se las arregló para salir de ese momento. "Te veré en clase."

Caer en la tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora