Capítulo 01.

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EROS WHITAKER

AÑO 2018/ ESTADOS UNIDOS.

Las imágenes frente a mí pasan como si se tratara de una película repetida. Una y otra vez observo, analizo y estudio los movimientos de los Sokolov en mi territorio.

No he dormido, ni mucho menos cenado, llevo trabajando en esto tanto tiempo que no siento la necesidad de pegar un ojo. Cada minuto descansando es un minuto de ventaja para este hijo de puta que no ha hecho más que alimentar mi hambre por él en los últimos años.

—Tienes que dormir—menciona mi hermano a punto de cerrar los ojos—Mañana es el gran día, ya está hecho.

Paso a la siguiente diapositiva.

—Estará hecho una vez que lo tenga aquí, encerrado—gruño—Mientras tanto, te sugiero que duermas, no tienes que esperarme.

Se talla los ojos con el dorso de la mano, busca algo de café en la cafetera pero el último poco lo tengo yo en mi taza.

—Quisiera tener tu dedicación por el trabajo hermano, pero no puedo, creo que todavía no he perdido mis instintos humanos y las necesidades que eso acarrea.

—Muy gracioso.

—Te veo mañana, intenta dormir al menos una hora.

Palmea mi hombro y abandona mi oficina dejándome a solas. Por un momento pienso que podría descansar sin embargo, cuando la siguiente diapositiva me enseña a un viejo desmejorado Sokolov, la ira que tengo dentro me enerva tanto que vuelvo a estudiar la maldita estrategia.

Y esto no es dedicación por mi trabajo, mucho menos amor, esto se trata de venganza.

Desde que tengo uso de razón, Sokolov ha estado en mi cabeza. Sabía que la única forma de llegar a él era infiltrándome en su rama de trabajo o hacer todo legal, como meterme al ejército incluso antes de la mayoría de edad.

Ingresé como cadete cuando tenía solo diez años, estudié aquí mi escolaridad e incluso realicé una carrera de ciberseguridad y tecnología de la información. Tengo uno de los puestos mejores pagados, mi hermano también ingresó pero a diferencia de él, yo siempre tuve en mente un solo objetivo: Sokolov.

El Boss de la Mafia Roja, el líder de la organización más sangrienta en el mundo criminal, el acreedor de centenas de muertos alrededor del mundo y con negocios internacionales que han dejado víctimas regadas como si no valieran nada. Ese hijo de puta, el mismo que cada año por mi cumpleaños me envió partes del cuerpo de mi madre como obsequio, el que no dejó de recordarle a mi padre que tenía a su esposa y que la mutilaba cada fecha para recordarle que él era el único que tenía poder.

Año tras año me amargó la existencia, he tenido que aguantarlo todo, dejé que creyera que nadie tomaría venganza por lo que hizo, dejé que se burlara de la muerte de mi padre pero ya no más.

Una sonrisa surca mis labios al ver su foto. No tiene idea de lo cerca que estoy de atraparlo así como tampoco tiene idea que fui yo quien desbarató gran parte de sus negocios en mi país, el mismo que le negó la entrada de forma legal y el mismo que está a punto de romper su más grande ingreso fuera de Rusia.

Aquí no es intocable, aquí no manda y se lo haré saber.

La mañana recae sobre mí trazando nuestras estrategias en caso de que todo salga mal porque nunca se sabe. Si bien hemos recapturado información acerca de sus guardias de seguridad, lo único que se sabe es que tiene a su lado al Underboss siempre pero nadie nunca le vio la cara.

Ha sabido resguardar información de sus hijas, que lo único que sabemos de ellas es que son cinco. Se sabe que no tiene herederos por lo que nuestro foco siempre fue averiguar quién carajos se convertirá en el Pakhan cuando él no esté porque tengo claro que apenas lo vea, le volaré la cabeza.

Pecados Mortales.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora