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Harry no la estaba pasando exactamente bien.

La furia traspasando por sus venas podía hacerlo sentir temeroso de lo que podía ser capaz de hacer. El problema con los hijos del fuego y lo poco que le había explicado Leo sobre aquello, era suficiente para sentirse capaz de dañar a alguien de forma irreversible.

El recuerdo pasó frente a sus ojos, que estaban cerrados fuertemente para evitar llorar. 

—Harry Potter.

La multitud pareció confundida, enfadada y sorprendida a la vez, al momento que el profesor levantaba un pergamino con su nombre escrito en él. Ron dio un respingo a su lado, mirándolo con el ceño fruncido. Rory, que había estado jugando con sus dedos distraídamente se congeló en su lugar y Ryn ya estaba a punto de echarse a llorar.

—¿Qué? —balbuceó la voz de su hermana pequeña, al momento que negaba con la cabeza—. No, debe ser un error.

Hermione le dio un pequeño empujón, siendo la primera en reaccionar.

—Tienes que ir —balbuceó, sus ojos perdidos y alarmados sin entender nada. Harry parpadeó, sin saber exactamente qué hacer por la vergüenza y el miedo que le generaba la situación.

—¿A dónde tendría que ir? —estalló Ryn en susurros, cohibida de tantas miradas—. ¡Es una broma! ¡Debe haber un error! ¡E-Esto ni siquiera es legal!

Sin embargo, su necesidad de reacción impulsiva, lo obligó a levantarse y caminar hacia donde lo llamaban, ignorando los llamados de Ryn de que se quedara y no se alejara de ella hasta que el problema terminase de aclararse, siendo la castaña la que corrió poco después tras su hermano.

Así, noviembre no fue un buen mes para nadie.

Harry no solo seguía aturdido e intentando procesar lo que acababa de pasar, si no que lo estaba haciendo básicamente solo aunque hubieran personas a su alrededor y es que mantenerse cerca de su hermana que cada vez que recordaba sobre lo que tendría que pasar, lloraba; Rory, que parecía tener un ataque de nervios cada momento; Ron, que había dejado de hablarle y Hermione, que no se callaba con recalcarle que debería estudiar, se sentía completamente solo.

De nuevo.

Mágicamente (ignorando la ironía) se había quedado sin amigos, pero no podía culparlos. Al menos no a su hermana y a Rory.

Se sentía tan egoísta y mal agradecido que quería llorar y las personas a su alrededor que no dejaron de juzgarlo con la mirada fueron casi capaces de hacer que incendie la escuela, si no fuera porque su autocontrol podía mantenerse a raya después de la presión de tercero. Él ni siquiera se interesó en la casi muerte de Crouch a manos de Sirius completamente enfurecido y Remus intentando (y a la vez no) detenerlo.

WONDERWALL, harry potterWhere stories live. Discover now