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La plaza del Palacio y la Posada y los alrededores del castillo y del centro muy bonitos para pasear con mucha tranquilidad y paz. Sin aglomeraciones.

Me encantó. Tiene un patrimonio histórico-artístico bastante interesante y es una ciudad para relajarse. Me gustó mucho el restaurante Restauração, con su chef Manel: una cocina estupenda y con horarios adaptados a todo el turismo

Pueblo con cierto encanto, pocos monumentos pero muy bonitos, los museos un poco caros para ser un pueblo remoto, alguno un tanto escaso y desorganizado. Consejo: Ventilar el palacio real no vendría mal, el edor a rancio se hacía insoportable cuando llevabas un rato. MUY IMPORTANTE. A las 13:00h o quizás un poco antes en hora portuguesa salimos de la visita al palacio real... Marchamos para comer a algún restaurante y CASI NO PUDIMOS COMER en cuatro de ellos, en alguno incluso invitándonos a sentarnos y los 20 min nos echaron... Todos indicaban que ya no daban comidas o incluso nos llegaron a decir que estaban muy estresados (aún teniendo la mitad de sus mesas libres) al final nos atendieron super bien en Adega7160, comentario de la amable propietaria "aunque sea tarde pero de aquí no se marcha nadie sin comer"

Preciosa villa. Portugal es una joya en Historia y conservación de su legado. El Alentejo, una experiencia maravillosa. Calles limpias, llenas de flores, todo tipo de servicios. Las personas, exquisitamente amables. Un placer.

Encantador pueblo, tranquilo, sin aglomeraciones. Toda una sorpresa. Muy recomendable para visitar sus monumentos, Iglesias, Palacio Ducal, Castillo muy bien conservado con un museo Arqueológico y otro de caza incluido en el precio de la entrada. Recomiendo para comer al visitar Estremoz En Restaurante Venda Azul.

Pueblito pequeño pero con encanto de Portugal. El palacio Ducal y la muralla son muy bonitos. Hay buenos restaurantes para comer por la zona.