Install Steam
login
|
language
简体中文 (Simplified Chinese)
繁體中文 (Traditional Chinese)
日本語 (Japanese)
한국어 (Korean)
ไทย (Thai)
Български (Bulgarian)
Čeština (Czech)
Dansk (Danish)
Deutsch (German)
Español - España (Spanish - Spain)
Español - Latinoamérica (Spanish - Latin America)
Ελληνικά (Greek)
Français (French)
Italiano (Italian)
Bahasa Indonesia (Indonesian)
Magyar (Hungarian)
Nederlands (Dutch)
Norsk (Norwegian)
Polski (Polish)
Português (Portuguese - Portugal)
Português - Brasil (Portuguese - Brazil)
Română (Romanian)
Русский (Russian)
Suomi (Finnish)
Svenska (Swedish)
Türkçe (Turkish)
Tiếng Việt (Vietnamese)
Українська (Ukrainian)
Report a translation problem
Nero está más allá de lo divino. No puedo evitar arrodillarme en adoración cada vez que veo su hermosa figura y el traje que usa. La anhelo de una manera tanto primaria como espiritual. Cometería más crímenes de guerra que todos los presidentes de la historia solo para lamer el sudoroso dulce y reluciente de su piel suave y cremosa.
Quiero escuchar sus gemidos mientras mi virilidad palpita dentro de ella. Quiero escuchar su corazón acelerarse mientras nuestros cuerpos se vuelven uno y nuestras almas se entrelazan irreversiblemente en el santo pecado de la unión carnal. Sus gritos de placer y el balanceo de nuestra cama serían más fuertes que cacofonía de diez mil zumbidos