La relación con los desarrolladores será de amor y odio (más bien de odio). Nunca te darán lo que tú quieres, tampoco lo que el juego necesita. No se penalizará al tramposo, ni harás mérito propio por revertir la suerte de una partida condenada. Y, como si esto no fuera poco, cuando vayas en solitario, a menudo te abandonarán en un gancho y avanzarás hasta la segunda fase sin que a nadie se le mueva un músculo. Sin embargo, tendrás también tus momentos de gloria y tu venganza contra los jugadores de pulgares perezosos. Como regalía a veces se te permitirá terminar una grieta decentemente y la inversión exorbitante que insumió la transacción de tus escuetos ahorros se verá compensada por la obtención de cosméticos de los que te aburrirás pronto. Pero, no te confundas, pese a todo ese arsenal que configura el engaño que descansa detrás del usufructo del mercado, habrá algo del encanto original que se mantendrá intacto. Y tal vez por eso, sólo por eso lo seguirás jugando.

La relación con los desarrolladores será de amor y odio (más bien de odio). Nunca te darán lo que tú quieres, tampoco lo que el juego necesita. No se penalizará al tramposo, ni harás mérito propio por revertir la suerte de una partida condenada. Y, como si esto no fuera poco, cuando vayas en solitario, a menudo te abandonarán en un gancho y avanzarás hasta la segunda fase sin que a nadie se le mueva un músculo. Sin embargo, tendrás también tus momentos de gloria y tu venganza contra los jugadores de pulgares perezosos. Como regalía a veces se te permitirá terminar una grieta decentemente y la inversión exorbitante que insumió la transacción de tus escuetos ahorros se verá compensada por la obtención de cosméticos de los que te aburrirás pronto. Pero, no te confundas, pese a todo ese arsenal que configura el engaño que descansa detrás del usufructo del mercado, habrá algo del encanto original que se mantendrá intacto. Y tal vez por eso, sólo por eso lo seguirás jugando.