Manuel Pliego

La tecnología, y en particular la IA generativa, es una herramienta increíblemente útil para automatizar y optimizar ciertos aspectos de la práctica legal, pero no reemplaza el juicio humano y el discernimiento que proviene de la experiencia. La IA puede proporcionar información, pero la sabiduría para interpretarla y aplicarla de manera efectiva en el contexto jurídico complejo y a menudo impredecible es un atributo exclusivamente humano que solo se perfecciona con el tiempo y la práctica.

El abogado corporativo juega un papel fundamental en la transformación digital que se vive hoy día. Dicha transformación se traduce en responder a los cambios que han traído las nuevas tecnologías en nuestra sociedad, para implementarlas y utilizarlas a favor de los objetivos de las personas y las organizaciones.

Uno de los elementos clave de la transformación digital es la posibilidad de utilizar la inteligencia artificial (IA) para potencializar la inteligencia humana, lo que trae… Mostrar más

El abogado corporativo juega un papel fundamental en la transformación digital que se vive hoy día. Dicha transformación se traduce en responder a los cambios que han traído las nuevas tecnologías en nuestra sociedad, para implementarlas y utilizarlas a favor de los objetivos de las personas y las organizaciones.

Uno de los elementos clave de la transformación digital es la posibilidad de utilizar la inteligencia artificial (IA) para potencializar la inteligencia humana, lo que trae mejoras en todos los sentidos, ampliando como nunca nuestras posibilidades de acción. Como ejemplos de esto, vemos como la IA puede ayudarnos a generar contratos de una manera más eficiente, a resolver casos, predecir sentencias, e incluso a combatir enfermedades o preservar el medio ambiente, etcétera. Mostrar menos

Micro-, small-, and medium-sized enterprises (MSMEs) are engines of
economic growth and job creation throughout the world. In the Asian-Pacific Economic Cooperation (APEC) region, small businesses account for over 97% of enterprises and employ over half of the workforce. Yet, the vast majority of MSMEs in developing countries remain in the informal sector, despite the need for a formal legal status to operate and enter into contracts. Unfortunately, traditional formal business formation… Mostrar más

Micro-, small-, and medium-sized enterprises (MSMEs) are engines of
economic growth and job creation throughout the world. In the Asian-Pacific Economic Cooperation (APEC) region, small businesses account for over 97% of enterprises and employ over half of the workforce. Yet, the vast majority of MSMEs in developing countries remain in the informal sector, despite the need for a formal legal status to operate and enter into contracts. Unfortunately, traditional formal business formation models are unsuitable for MSMEs because
they: (1) are prohibitively expensive to set up (both in terms of money and time); (2) result in high compliance costs to meet complicated regulations; and (3) expose entrepreneurs to personal liability. Several international organizations, including the World Bank and United Nations Commission on International Trade Law (UNCITRAL), have identified best practices that provide a core framework for simplified business registration and incorporation. These core elements
include: (1) permitting the creation of a simplified company by one or more persons; (2) providing for full-fledged limited liability; (3) establishing máximum freedom of contract; (4) providing a flexible organizational structure; (5) making minimum capital an optional requirement; (6) permitting a general-objectives clause; (7) providing fiscal transparency and simplified accounting; (8) establishing simple registration and incorporation requirements; and (9) allowing optional use of intermediaries (e.g., lawyers, notaries, or witnesses). Mostrar menos