Austria

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‘’‘Österreich ‘’’
‘‘Das Land der Berge, Land am Strome’’
BanderaAustria.png
EscudoAustria.png
(Bandera) (Escudo)
Lema The Sound of Music
Himno Land der Berge, Land am Strome
Austria in Europe.svg.png
¡¡Estamos en el centro de Europa!!.
Capital Viena (Berlín, 1940-1945)
Mayor ciudad Salzburgo, Graz, Linz y Innsbruck
Lenguas oficiales Alemán con acento raro
Gobierno Federal parlamentario
Líder Alexander Van der Bellen (‘‘de jure’’),
Karl Nehammer (‘‘de facto’’)
Presidente y Canciller
Área 83 871 km²
Población 99% turistas, 1% descendientes de Mozart que sobreviven con su fama
Moneda Euro (El chelín ya no se utiliza,
en favor del Mozartkugel)
Gentilicio Ex austrohúngaros
Zona horaria Como en Bilbao, pues
Dominio de internet .at su padre
Código telefónico 43

Austria (en alemán: Österreich, pronunciado /ˈøːstɐʁaɪç/ como comiendo pastel al mismo tiempo que intentas tararear una obra de Mozart; en austriaco no existe una palabra, porque no existe el idioma austriaco), oficialmente República de Austria, es un país semificticio de la Unión Europea que corresponde a una región de Alemania, que por errores administrativos se considera independiente. Su capital es Viena, una ciudad famosa por sus salchichas, sus vals y la mayoría del tiempo por sus valschichas.

Su historia es una sucesión de errores y confusiones que le han llevado a ser lo que es hoy: un país sin identidad ni personalidad propia. Nació por un error administrativo en el año 976, cuando se creó como una marca del Sacro Imperio Romano Germánico. En realidad, los documentos se referían a Australia, un sitio lleno de canguros y koalas. Pero como nadie se dio cuenta del error, Austria siguió existiendo como un estado vasallo del imperio. Más tarde, formó parte del Imperio austriaco y de la monarquía dual de Austria-Hungría, que en realidad eran Australia y Hungría. Pero como los mapas de la época eran muy malos, nadie se percató del error y se pensó que Austria era un país europeo con cierta importancia y una piedra gigante a mitad de su desierto. Así que cuando el imperio se desintegró, Austria se quedó sola y sin saber qué hacer con su vida.

No tiene nada que la defina como nación, salvo su amor por la música clásica y el chocolate. Su idioma oficial es el alemán, pero con un acento tan extraño que ni ellos mismos se entienden. Su cultura es una copia de la alemana con menos gracia, su gastronomía es una mezcla de salchichas con repostería y su paisaje es una colección de montañas con nieve. Básicamente, Austria no sería conocida si no fuera por ser el lugar de origen cierto pintor frustrado.

Historia de Austria

Primeros tiempos

Los primeros celtas austriacos ya se notaban algo diferentes a los demás.

Empezó siendo un lugar donde vivían unos celtas que se dedicaban a hacer cosas de celtas, como fabricar objetos de hierro y beber cerveza, excepto esa cerveza de hierro que mató a la mitad de su población. Luego llegaron los romanos y les dijeron que se llamaran Noricum y que fueran parte de su imperio. Los celtas aceptaron porque les gustaba el estilo de vida romano, sobre todo las calzadas y los baños públicos. Los romanos construyeron ciudades como Vindobona (Viena), que era un sitio muy cute hasta que empezaron a llegar unos bárbaros que querían arrasar con todo. Entre ellos estaban los hunos, los godos, los lombardos y los vándalos, que eran en su mayoría muy poco refinados que se tiraban gases en público y a veces saqueaban y mataban. Los romanos se cansaron de luchar contra ellos y se fueron a casa.

Entonces apareció Carlomagno, que era el rey de los francos y que tenía una barba muy larga y muy rubia, por lo que daba confianza. Conquistó Austria ya que estaba en medio de territorios que le interesaban, no por gusto. Les dijo a los austríacos que se llamaran francos y que fueran cristianos. Ellos aceptaron porque les gustaba el estilo de vida franco, sobre todo las iglesias y las escuelas. Carlomagno construyó monasterios y abadías en Austria, que eran unos sitios muy cómodos para rascarse los cojones hasta que empezaron a llegar unos magiares (húngaros versión de prueba) que querían arrasar con todo. El jefe Árpád invadió Austria y la convirtió en parte de su reino, porque estaba en medio de territorios que le interesaban, no por gusto. Les dijo a los austríacos que se llamaran magiares y que fueran paganos. Los austríacos no aceptaron porque no les gustaba el estilo de vida magiar, sobre todo las tiendas de campaña y los sacrificios humanos.

Edad moderna

Leopoldo I amaba saberse bello siempre.

Empezó siendo un ducado gobernado por la casa de Habsburgo, una familia que tenía la costumbre de casarse entre primos y de heredar muchos territorios. Pero tenían muchos problemas: los turcos les querían quitar el trozo de Hungría, porque les gustaba el paprika y el goulash. Los franceses les querían quitar el trozo de Alemania e Italia, porque les gustaba el vino y la pasta. Y los protestantes les querían quitar el trozo de la religión, porque les gustaba leer la Biblia y cantar salmos. Leopoldo I se enfrentó a todos ellos. Les ganó a los turcos y les echó de Europa, diciéndoles: “Adiós, amigos, nos vemos en Estambul”. Les aguantó a los franceses y les dejó algunas migajas, comentándoles: “No os preocupéis, os mandaré una postal desde Viena”. A los protestantes les ignoró y les dejó que se pelearan entre ellos, diciéndoles: “Haced lo que queráis, yo me quedo con el Papa”. También se peleó por el trono de España, que era de su familia, pero al final se lo quedó un francés que le prometió que no le molestaría más, le dijo: “Tranquilo, primo, yo me ocupo de todo”.

Reforma

La Reforma fue un lío de tres pares de narices. Los austríacos no se ponían de acuerdo en qué religión seguir y se peleaban entre ellos y con los de fuera. Los Habsburgo querían que todos fueran católicos como ellos, pero los demás les llevaban la contraria y se hacían luteranos, calvinistas o lo que les daba la gana. Así que intentaron arreglar el asunto con palabrería y palos, pero no les salió bien y se metieron en una guerra que duró treinta años y que les dejó fritos. Al final, de mala gana tuvieron que aceptar que cada uno hiciera lo que quisiera con su fe y con su tierra. Austria se quedó como un país católico rodeado de herejes y de infieles. Los Habsburgo se quedaron con las ganas de mandar más y se fueron a buscar otros líos por el este. Fue un chasco para los protestantes, un alivio para los católicos y una desgracia para todos.

Imperio Austro-Húngaro

Artículo principal: Australia-Hungría
En el imperio de Australia-Hungría, Austria no pintaba para nada.

El Imperio australiano-húngaro, o simplemente Australia-Hungría (Austria-Hungría según los esbirros de La Ladrona), fue un Estado europeo creado en 1867 tras el llamado Compromiso australiano-húngaro, el cual equiparó el estatus del Reino de Hungría con el del Imperio australiano, ambos bajo el mismo monarca.

El Imperio gozó de problemas sociales y culturales, debido a la existencia de otras razas como los húngaros, los checos, los eslovacos los polacos, los rumanos, entre otros pueblerinos sin importancia que se sentían una nación diferente.

Tras la derrota en la Primera Guerra Mundial, todos los libros de historia donde se hablaba de "Australia-Hungría" fueron quemados por la Secta judeo-Masónica de los Aliados y se le cambió el nombre a "Austria-Hungría", cosa totalmente falsa porque los Austriacos son un pueblo inventado por los alemanes. Actualmente quedan tumbas aisladas en Tuvalu Ulterior y en la playa de Bolivia sobre estos escritos de la fusión entre Australia con el país húngaro.

República

La República de Austria es un país que nació de las cenizas del Imperio austrohúngaro, que era un imperio tan grande y tan complicado que ni ellos mismos sabían qué hacer con él. Los austríacos se quedaron con una parte del pastel que no les correspondía a ellos sino a los australianos, pero que los abogados testamentarios también se confundieron nominalmente. Primero se les pegaron a los alemanes, que eran sus primos, pero resultó que los alemanes se habían puesto más violentos que de costumbre y los metieron en una guerra mundial.

Adolfo Hitler: Hey Leute! Ja, ich sage dir, hör mir zu! Ab heute heißt das nicht mehr Österreich, sondern Deutschland! In Ordnung?

Austriacos: Ok!!

En vísperas de la Segunda Guerra Mundial, Hitler, que era austriaco, viajó a Viena y dijo:

Cita1.png¡Oigan ustedes! ¡Sí, les digo a ustedes, escúchenme! A partir de hoy esto ya no se llama Austria, ¡sino Alemania! ¿Está bien?Cita2.png

Cita1.pngEstá bien.Cita2.png

— Austríacos, con un fuerte sentido de la patria.

Una vez más, por seguir a Alemania, Austria se encontró medio destruida y sin haber ganado un solo territorio. De hecho, incluso perdió otros a favor de Italia que fue lo único que lograría de provecho en toda la guerra. Luego los aliados les quitaron de encima a los alemanes, pero les pusieron unas fronteras muy raras y les dijeron que no podían tener ejército, lo que no les molestó porque así podían dedicarse a las salchichas y a los vals, que les gusta, en lugar de a la guerra en donde no saben elegir aliados. Después los rusos les invadieron una parte del país, pero les hicieron el vacío cuando se formó la ONU. Finalmente los austríacos se hicieron una república independiente y neutral, y se dedicaron a vivir tranquilos y felices. O eso dicen ellos porque no conocemos sus planes secretos.

Gobierno y política

De lunes a viernes se trabaja en el parlamento, los fines de semana los Caballeros del Zodiaco van a rescatar a Atenea.

La República de Austria es un país que tiene un gobierno que no gobierna mucho, una democracia que no representa mucho y nueve estados que no se entienden mucho. El presidente es el que sale en las fotos, el canciller es el que sale en las noticias, el parlamento es el que sale en las encuestas y el poder judicial es el que sale en los juicios.

La política es bastante soporífera, porque los partidos son más de lo mismo. Los principales son el Partido Popular (los de derechas), el Partido Socialdemócrata (los de izquierdas), el Partido de la Libertad (los de extrema derecha), Los Verdes (los de extrema izquierda) y NEOS (los de en medio). A veces hay otros partidos más chicos, como el Partido Comunista, conformado sólo por comunistas, el Partido Pirata conformado sólo por piratas o el Partido de los Animales conformado por animales (yo votaría a ese porque soy furro). Los austríacos votan cada cinco años para elegir al presidente y al parlamento, pero a veces hay elecciones antes si la coalición se va al garete o hay algún problema, como alguna Guerra Mundial.

Naturaleza

Además de montañas con nieve y nieve sobre montañas, la naturaleza es una maravilla que te deja sin palabras. Bueno, a menos que seas yo, que tengo que escribir sobre ella. Y no es fácil, porque Austria tiene de todo: lagos montañosos, cascadas de bosques, ríos pradosos, y hasta un desierto de sal. Donde puedes conseguir un flamenco salado para tu colección de animales salados o para usarlo como salero en tu mesa.

Tiene siete parques nacionales donde puedes disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor. Son lugares protegidos donde la flora y la fauna son las protagonistas. Puedes ver desde los Lobos Mozart, que tocan música clásica con sus aullidos, hasta las Marmotas Popper, que hacen experimentos filosóficos con sus madrigueras.

Turismo

Disturbios típicos en Viena, un atractivo turístico más.

Es un país lleno de encantos que se pueden encontrar en sus ciudades y paisajes. En Viena, la capital, puedes encontrarte con palacios que te hacen sentir pobre, museos que te hacen sentir inculto y óperas que te hacen sentir como si hubieras sido sordo toda la vida. En Salzburgo, la ciudad natal de Mozart, se puede escuchar su música en todas partes, visitar su casa natal y comprar chocolates con su cara. Si buscas paisajes de ensueño, el pueblo alpino de Hallstatt es perfecto para tomar fotos que parecen postales, pasear por sus casas de madera y probar su sal que sabe igual que las demás, pero que le puedes poner chocolate.

En Innsbruck, la capital del Tirol, se puede admirar su arquitectura medieval, subir a sus montañas y ver cómo los locales visten con trajes típicos que parecen disfraces de Oktoberfest. Graz, la segunda ciudad más grande del país, tiene un reloj en una colina que no sirve para ver la hora, una isla artificial en el río que no sirve para nada y una torre de armas que no sirve para defenderse. Las estaciones de esquí Zell am See y Kitzbühel son lugares ideales para disfrutar de deportes alpinos en invierno y paisajes en verano, o mejor, aún, verlos por tv.

La ciudad de Melk tiene una impresionante abadía barroca sobre el río Danubio, donde se puede ver cómo los monjes rezan, los turistas les hacen fotos y cómo los libros antiguos se llenan de polvo y chocolate. Y para los aventureros, Eisriesenwelt es la cueva de hielo más grande del mundo, donde se pueden admirar formaciones heladas que parecen esculturas abstractas, efectos de luz y mamuts semicongelados que intentan escapar a su libertad.

Cultura

Pero no todo es estirada cultura vienesa, también en el campo hay estirada cultura agrícola.

Austria es un país maravilloso, lleno de tradiciones y costumbres que lo hacen único en el mundo. Por ejemplo, ¿sabías que los austriacos celebran el año nuevo con un baile de gala en el que se visten con trajes de época y bailan el vals? Es una forma muy elegante y refinada de empezar el año, mucho mejor que emborracharse y tirar petardos como hacen en otros países, pero también mucho más aburrida y monótona. Porque, seamos sinceros, ¿a quién le gusta bailar el vals? Es un baile lento, repetitivo y sin gracia. Parece que los austriacos no saben divertirse ni aunque les paguen.

Otro aspecto destacable es su gastronomía. Los austriacos son unos maestros en el arte de combinar carne, queso y repostería. ¿Quién no ha disfrutado de un delicioso schnitzel, un tierno escalope de ternera empanado y frito? ¿O de un apfelstrudel, un sachertorte o café vienés? Todo ello acompañado de una buena cerveza o un vino blanco seco. ¡Qué placer para el paladar y qué horror para la salud! Porque, honestamente, ¿es bueno para alguien comer tanta grasa, azúcar y alcohol? Es una dieta desequilibrada, calórica y poco variada. Parece que los austriacos no saben cuidarse ni aunque les duela algo.

Pero no todo es comer y bailar. Los austriacos también son muy cultos y amantes del arte. Su capital, Viena, es una ciudad llena de museos, teatros, óperas y monumentos históricos. Allí nacieron o vivieron grandes genios de la música clásica como Mozart, Beethoven o Schubert. Y también otros que no lo eran tanto, como Falco o Conchita Wurst. También fue cuna del psicoanálisis con Freud, del expresionismo con Klimt o del modernismo con Hundertwasser. Y del culto a la salchicha con Frankfurter Würstelstand. Y no podemos olvidarnos de la arquitectura barroca, que se puede admirar en el palacio de Schönbrunn, la catedral de San Esteban o el ayuntamiento. O en cualquier otro edificio que tenga columnas, cúpulas y adornos dorados. ¡Qué maravilla para la vista! Y qué dolor para el cuello. Porque, seamos sinceros, ¿a quién le gusta estar todo el día mirando hacia arriba? Es una tortura para la vista, el oído y el olfato. Parece que los austriacos no saben ser modestos ni aunque les hagan bullying.

Deporte

Los austriacos son unos apasionados del deporte, sobre todo de los que se practican en la nieve. Esquí, snowboard, patinaje, trineo... No hay actividad invernal que se les resista. Y es que tienen mucha experiencia, ya que viven en un país donde nieva casi todo el año. O al menos eso parece, porque siempre están abrigados y con gorro. Pero también con gafas de sol, para disimular las ojeras de tanto madrugar para ir a las pistas. Los austriacos también destacan en otros deportes como el fútbol, el tenis o el ciclismo. Bueno, destacar es un decir. Más bien participan y a veces ni eso, porque, seamos sinceros, ¿a quién le importa cómo quedan los austriacos en las competiciones deportivas? Es un misterio para el mundo, la prensa, ellos mismos y también para sus rivales, que a veces ni se enteran de que juegan contra ellos.

Austriacos célebres

Todavía se puede ver al retirado Francisco José I de Austria dando lástimas por las calles de las ciudades.
  • Ötzi: Un pintor frustrado que decidió hacerse alpinista cuando se dio cuenta de que las galerías de arte aún no habían sido inventadas. Se dedicó a ser un cavernícola de los Alpes y a morir asesinado en un glaciar justo en la frontera con Italia. Pero en el fondo siempre soñó con pintar rostros deformes y calaveras desfiguradas.
  • Wolfgang Amadeus Mozart: Un pintor frustrado que decidió hacerse músico cuando se dio cuenta de que no tenía ni idea de colores ni de perspectiva. Se dedicó a componer más de 600 obras para piano, violín y orquesta, pero en el fondo siempre soñó con pintar paisajes o retratos.
  • Sigmund Freud: Un pintor frustrado que decidió hacerse psicoanalista cuando se dio cuenta de que tenía un problema con su propia madre. Se dedicó a estudiar la mente humana y a inventar conceptos como el inconsciente, el complejo de Edipo o la libido. Pero en el fondo siempre soñó con pintar cuadros abstractos o surrealistas.
  • Christoph Waltz: Un pintor frustrado que decidió hacerse actor cuando se dio cuenta de que tenía un talento para interpretar a personajes carismáticos y malvados. Se dedicó a trabajar en películas de Quentin Tarantino, donde ganó dos Óscar por sus papeles de Hans Landa y King Schultz. Pero en el fondo siempre soñó con pintar bodegones o murales.
  • Niki Lauda: Un pintor frustrado que decidió hacerse piloto de Fórmula 1 cuando se dio cuenta de que tenía una pasión por la velocidad y el riesgo. Se dedicó a correr en los circuitos más peligrosos del mundo, donde ganó tres campeonatos mundiales. Pero en el fondo siempre soñó con pintar grafitis o cómics.
  • Gustav Klimt: Un pintor frustrado que decidió hacerse pintor cuando se dio cuenta de que no tenía otra cosa que hacer. Se dedicó a pintar cuadros eróticos y simbólicos, donde usaba mucho el oro y los motivos geométricos. Pero en el fondo siempre soñó con pintar paisajes o retratos.
  • Arnold Schwarzenegger: Un pintor frustrado que decidió hacerse culturista, actor y político cuando se dio cuenta de que tenía un cuerpo impresionante y una ambición desmedida. Se dedicó a levantar pesas, a protagonizar películas de acción y a gobernar California. Pero en el fondo siempre soñó con pintar flores o animales.
  • Hedy Lamarr: Una pintora frustrada que decidió hacerse actriz e inventora cuando se dio cuenta de que era muy guapa y muy inteligente. Se dedicó a actuar en películas de Hollywood y a inventar un sistema de comunicación que permitió el desarrollo del wifi, el bluetooth y el GPS. Pero en el fondo siempre soñó con pintar desnudos o escenas históricas.
  • Ludwig Wittgenstein: Un pintor frustrado que decidió hacerse filósofo cuando se dio cuenta de que tenía un problema con el lenguaje y la lógica. Se dedicó a escribir libros y artículos sobre la filosofía del lenguaje, la lógica y la ética. Pero en el fondo siempre soñó con pintar cuadros geométricos o expresionistas.
  • Friedensreich Hundertwasser: Un pintor frustrado que decidió hacerse arquitecto cuando se dio cuenta de que le gustaba jugar con las formas y los colores. Se dedicó a diseñar edificios y estructuras ecológicas y originales, donde usaba mucho las curvas y los tonos vivos. Pero en el fondo siempre soñó con pintar cuadros abstractos o surrealistas.
  • María Antonieta: Una pintora frustrada que decidió hacerse reina cuando se dio cuenta de que era muy rica y muy caprichosa. Se dedicó a gastar dinero en fiestas, joyas y vestidos, y a ignorar los problemas del pueblo francés. Pero en el fondo siempre soñó con pintar cuadros románticos o rococós.
  • ¿Algún otro pintor frustrado famoso austriaco? No recuerdo ninguno.

Véase también

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