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Fernando I de Nápoles
Rey de Nápoles

Busto de Fernando I, Museo del Louvre
Reinado
27 de junio de 1458 - 25 de enero de 1494
Predecesor Alfonso V de Aragón
Sucesor Alfonso II de Nápoles
Información personal
Nacimiento 2 de junio de 1423
Valencia
Fallecimiento 25 de enero de 1494 (70 años)
Nápoles
Sepultura Monasterio de Poblet
Familia
Casa real Casa de Trastámara
Padre Alfonso V de Aragón
Madre Gueraldona Carlino
Consorte Isabel de Tarento
Juana de Aragón
Hijos Alfonso
Federico
Giovanni
Beatriz
Fernando (ilegítimo)

Fernando I de Nápoles, llamado en Italia Ferdinando o Ferrante, (Valencia, 2 de junio de 1423-Nápoles, 25 de enero de 1494) fue duque de Calabria desde 1443 y rey de Nápoles desde 1458 hasta su muerte, hijo ilegítimo de Alfonso V de Aragón y I de Nápoles y Sicilia.

Biografía

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Filiación

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Alfonso V.

Fernando d'Aragona fue hijo primogénito de Alfonso V, quien desde 1416 era rey de Aragón, de Valencia, de Mallorca, de Sicilia y de Cerdeña, conde de Barcelona y duque de Atenas y Neopatria.[a]​ Alfonso V estaba casado con María de Castilla, hija de los reyes Enrique III y Catalina de Lancaster y hermana de Juan II, pero de este matrimonio no tuvo hijos.

La identidad de la madre de Fernando no está clara: la hipótesis más razonable es que fue hijo de Giraldona Carlino, dama de la nobleza valenciana, posiblemente de origen napolitano, que después se casó con el barcelonés Gaspar Revertit, aunque en sus mismos tiempos se rumoreó que su madre era una dama de compañía de María de Castilla llamada María de Ixar, a quien la reina había mandado estrangular, o una monja pariente del rey Alfonso, o que tal vez era hijo de la la mujer de un barbero, o de la princesa Catalina de Castilla (casada con Enrique de Trastámara) y de un calderero o un moro.[1][2][3][4][5][6]

Primeros años

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La Corona de Aragón en el s. XV.

En 1432 su padre salió de España para acometer la conquista del Reino de Nápoles contra René de Anjou dejando a Fernando en Valencia, donde permaneció hasta que a instancias del rey, en julio de 1438 desembarcó en Gaeta, donde estaba instalada la corte real, junto con los que habían sido sus preceptores en España: el gobernador Ximén Pérez de Corella, el obispo Alfonso Borgia, su confesor Bernardo Miguel, su mayordomo Pedro Sanz y posiblemente Diomede Carafa. Educado en Teología, Sagradas Escritures, Patrística, Derecho civil y canónico, tuvo como profesores a Paride del Pozzo, Francesco Valla y Antonio Beccadelli, mientras al mismo tiempo recibió adiestramiento militar. Ese mismo año fue armado caballero por su padre y nombrado lugarteniente general del reino.[7]

Duque de Calabria

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Nápoles en el s. XV.

Eran los años de la guerra de sucesión del Reino de Nápoles: en 1435 había muerto la reina Juana II, y sus dos hijos adoptivos Alfonso V y René de Anjou se disputaban el trono en una guerra marcada por la constante falta de dinero en ambos bandos y por la indecisión de los grandes señores feudales napolitanos, que oscilaban su fidelidad atendiendo a su propia conveniencia. Sin embargo Fernando no tuvo participación destacada en episodios bélicos durante estos años; su padre, impresionado por la reciente muerte en combate de su hermano Pedro, le mantuvo alejado de los peligros.[8]

La guerra terminó con la conquista de la ciudad de Nápoles en 1442 por las tropas del aragonés y la retirada del francés. En el parlamento general celebrado en marzo de 1443 los barones napolitanos reconocieron como rey a Alfonso y como su sucesor a Fernando, que fue investido oficialmente como duque de Calabria, título reservado a los herederos al trono, en una ceremonia a la que asistieron el príncipe de Tarento y gran condestable Giovanni Antonio Orsini del Balzo, el duque de Sessa y gran almirante Giovanni Antonio Marzano, el conde de Fondi y Morcone y protonotario Onorato Gaetani, el príncipe de Salerno y gran justiciero Raimondo Orsini, el conde de Loreto y Satriano y camarero mayor Francesco d'Aquino, el gran canciller Orso Orsini y el conde de Nocera y Montoro y gran senescal Francesco Zurlo.[8][9]​ En julio del mismo año el papa Eugenio IV promulgó la bula Regnans in altissimis por la que lo legitimaba,[10]​ que fue confirmada por Eugenio IV en 1443 y por Nicolás V en 1449,[11]​ y en su adhesión a la paz de Lodi de 1455 el rey Alfonso le reconocía ante toda Italia como su sucesor.[12]

Matrimonio

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Isabel de Clermont.

La necesidad de afirmar la dinastía aragonesa en Nápoles exigía que Fernando, cercano ya a los veinte años de edad, contrajese un matrimonio ventajoso y tuviese un heredero. Frustrados los intentos de boda con la hija del duque de Milán Filippo Maria Visconti, en 1444 Alfonso V concertó su matrimonio con Isabel de Chiaromonte, sobrina predilecta y presunta heredera del príncipe de Tarento Giovanni Antonio Orsini del Balzo, sucesor de los derechos de los Brienne al trono de Jerusalén. Siguiendo la misma política matrimonial, sus medio hermanas Eleonora y María ya estaban casadas respectivamente con el duque de Sessa Marino Marzano y con el marqués de Ferrara Leonelo de Este.[13][14]

Los años siguientes fueron tranquilos: a la sombra de su padre el rey asistió regularmente a los consejos y audiencias y a las veladas literarios, aunque sin destacarse en ningún episodio memorable. Junto con Ercole y Sigismondo de Este, los caballos, la caza y los torneos, siln participación en las guerras intestinas de nápoles, permaneció en la capital.

Expedición contra Florencia

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A partir de 1452 comenzaron a invertirse los papeles de Alfonso y Fernando. Aliado con Venecia, el rey Alfonso envió un ejército contra Florencia, al mando del cual puso a su hijo Fernando. En al frente de un ejército de unos diez mil hombres, junto con Federico da Montefeltro, en mayo de 1452 atravesó los Estados Pontificios y en juliio entró en territorio de la República de Florencia, aunque su participación se redujo a sitiar plazas poco importantes, hasta que con la llegada del invierno debió retirarse a las bases napolitanas al sur de Livorno. La primavera del año siguiente se halló con un ejército mermado en efectivos, mientras desde Nápoles el rey prefería ejercitar una política de moderación y diplomacia antes de embarcarse en una costosa campaña militar. La toma de Constantinopla por los turcos quitó a los estados italianos la posibilidad de una guerra interna, y la paz de Lodi de 1454 provocó el regreso de Fernando a Nápoles, donde a pesar de los escasos resultados de su expedición fue acogido como un héroe.

Muerte del rey Alfonso

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A principios de mayo de 1458 el rey Alfonso cayó enfermo de unas fiebres que hacían presagiar su cercano fallecimiento y la dificultad que Fernando tendría en tomar su lugar.

Calixto III.

El reino de Nápoles era feudatario de los Estados Pontificios, y el nuevo rey debía ser oficialmente nombrado por el papa Calixto III (antiguo preceptor de Fernando y presidente del Consejo Real de Alfonso), quien manifestó abiertamente su intención de declarar el reino devuelto a la Santa Sede, supuestamente con la intención de entregarlo a su sobrino Pedro Luis de Borja.[15][16][17]

Con la ciudad envuelta en una epidemia de peste, el 26 de junio de 1458 el rey Alfonso redactó su testamento nombrado a Fernando heredero en el trono de Nápoles y a su hermano Juan en el resto de sus dominios de la Corona de Aragón,[18][19]​ y el 27 murió después de haber dado a su hijo tres consejos: alejar del gobierno a los catalanes en favor de los napolitanos, reducir los impuestos y mantener la paz con el papa y con demás los príncipes italianos.[20]

Rey de Nápoles

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Efectivamente, muerto Alfonso, el papa decretó el retorno de Nápoles a los Estados Pontificios,[21]​ y la desavenencia parecía ir a terminar en una guerra entre ambos, pero todo quedó en nada cuando Calixto murió en agosto de 1458.[22]

Pío II.
Escultura de su coronación como rey de Nápoles.

En el cónclave que siguió el favorito era Domenico Capranica, que murió cinco días antes de que fuera elegido papa su secretario, que tomó el nombre de Pío II; en noviembre éste revocó la bula de Calixto III y aseguró su apoyo a la investidura de Fernando, pactando la obligación de pagar el censo anual a la Iglesia y la devolución a la Santa Sede de los enclaves napolitanos de Benevento y Terracina y de las plazas en poder del condotiero Jacopo Piccinino; posteriormente se concertó el matrimonio del sobrino del papa Antonio Piccolomini con la hija natural de Ferrante. La ceremonia de coronación tuvo lugar en la catedral de Barletta el 4 de febrero de 1459, oficiada por el legado Latino Orsini.[23][24][25][26][27]

La primera conjura de los barones

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Pero el reinado de Fernando no iba a ser cosa fácil. Menos de la sexta parte de los cerca de 1500 núcleos de población del reino dependía de la corona, mientras el resto estaba en poder de grandes señores feudales; en 1442 Alfonso les había concedido el mero et mixto imperio, y ahora varios de ellos, movidos por su propia conveniencia y sin una orientación política definida, maniobraban para conseguir un estado anárquico y débil donde pudieran ejercer su poder más libremente que en una monarquía estable.[13]

Ya durante la enfermedad de Alfonso circularon rumores de que algunos barones pensaban coronar como rey al príncipe Carlos de Viana, que por aquellas fechas se encontraba en Nápoles buscando la intermediación del rey en el pleito de su sucesión en Navarra, pero que no tenía relación con estas intrigas;[15][28][29][30]​ antes de la coronación de Fernando sondearon al rey Juan II de Aragón para que tomase el reino en su lugar, cosa que Juan descartó.[31]​ y ahora aparentaban su buena predisposición hacia el rey, mientras en un ir y venir de propuestas y negativas y con la intermediación de los embajadores de Milán y Venecia, condicionaban su fidelidad a la concesión de nuevos feudos y reunían tropas. El cabecilla de los rebeldes contra Fernando era el príncipe de Tarento Giovanni Antonio Orsini del Balzo,[b]​ a quien secundaban el marqués de Cotrone Antonio Centelles, el duque de Atri Giosia Acquaviva, el conde de Trivento Antonio Caldora y el condotiero Jacopo Piccinino.[32]

Fernando dejó a su primogénito Alfonso II de Nápoles establecido en Nápoles como lugarteniente general del reino, aunque el peso del gobierno lo llevó Isabella, y marchó con su ejército a Calabria, Apulia y Abruzos para sofocar las rebeliones de varias ciudades alzadas contra el gravamen fiscal al que estaban sometidas y para contener la ocupación que Orsini intentaba llevar a cabo sobre Venosa y sobre las tierras del conde de Tricarico y del duque de San Marco.[33]

La guerra de sucesión

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Jean de Anjou.

A este estado de cosas vino a sumarse la llegada de los franceses. Ya desde los tiempos de Alfonso, Nápoles había ayudado a los Fregoso a retomar el gobierno de Génova, donde Carlos VII de Francia había impuesto como gobernador a Jean de Anjou (hijo de René de Anjou, que había sido el pretendiente al trono napolitano en la guerra de 1435). En septiembre de 1459 murió Pietro Fregoso cuando intentaba un golpe de estado contra los Anjou; considerando que Génova se hallaba segura, en octubre Jean de Anjou dirigió su flota rumbo a la conquista de Nápoles, y tras un intento frustrado de tomar tierra en Pozzuoli, en noviembre pactó con el duque de Sessa y príncipe de Rossano Marino Marzano[c]​ para desembarcar sus escasas tropas (de 300 a 500 infantes) en Castel Volturno, se hizo fuerte en Teano y entabló acuerdos con los barones rebeldes y con algunas ciudades del reino, que pronto alzaron la bandera del francés. En pocas semanas, solo Nápoles, Gaeta y el conde de Urbino permanecían fieles a Fernando, «no tanto porque el enemigo fuera muy fuerte, sino por la inconstancia del pueblo».[34]

El peligroso Jacopo Piccinino

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Jacopo Piccinino.

Mención aparte merece el problema que representaba en este escenario el condottiero Jacopo Piccinino: licenciado como capitán general de Venecia, Piccinino dirigía una fuerza numerosa, experimentada e independiente que podía en cualquier momento ponerse de parte de cualquiera que le pagase; sin un feudo propio donde poder mantenerse, ni el rey de Nápoles ni el duque de Milán le querían cerca por lo peligroso e imprevisible que resultaba.

En los últimos cinco años había marchado sobre Siena moviendo a todos los estados italianos en su contra; había sido contratado por el rey Alfonso para combatir a Sigismondo Malatesta de Rímini con la promesa incumplida de quedarse con los feudos de éste; había ocupado en los Estados Pontificios Assisi, Gualdo, Bevagna y Nocera, que habían sido de su padre Niccolò, y había tenido que devolverlas conminado por Fernando. Quejoso del trato recibido y acuciado por la necesidad, en marzo de 1460 alquiló su condotta a los franceses y metio sus tropas en el reino de Nápoles para unirse a los rebeldes.[35]

La guerra

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Florencia y Venecia se declararon neutrales en la guerra, Pío II se decantó por Ferrante, estando por aquel entonces en el congreso de Mantua embarcado en unir a todos contra los turcos. [36]

Con un ejército insuficiente para acometer grandes empresas y sin dinero para contratar condotieros que le ayudaran, en la primavera de 1460 Fernando salió de Nápoles en una campaña militar que auguraba su derrota. A finales de mayo concertó un parlamento con Marino Marzano, Deifobo dell'Anguillara y Jacopo di Montagano, con Ferdinando, Giovanni Ventimiglia, el marqués de Gerace y Gregorio Corella que resultó ser una añagaza de la que consiguió escapar.[37]

La situación mejoró cuando a mediados de junio las tropas pontificias bajo el mando de Simonetto da Castelpiero (2200 hombres) llegaron para unirse a las de Ferdinando en Capua, y poco después las del conde de Fondi, de Cocentaina y de Sanseverino. Con estas fuerzas, Ferdinando organizó una emboscada contra las galeras enviadas por René de Anjou en la boca del río Sarno, haciéndose pasar por angevinos. Después marchó hacia el borgo de Sarno, donde estaban fortificados Jean de Anjou y el príncipe de Tarento, quienes por su parte no se llevaban bien por la ambición del segundo. El príncipe de Salerno, por su parte, volvió del lado del rey.

Acuciado por la posibilidad de que los pontificios le abandonaran, el 7 de julio Ferdinando ordenó el ataque a Sarno, que resultó desastroso: Roberto Orsini se retiró herido, Simonetto murió, numerosos caballeros cayeron presos, en el contraataque el campamento de Ferrante fue saqueado, todo el bagaje se perdió, junto con 2000 caballos, y el rey escapó por poco a Nápoles.[38][39]

El 22 de julio el bando de Ferrante sufrió una nueva derrota: las tropas milanesas de Alessandro Sforza y las del conde de Urbino Federico da Montefeltro, mal pertrechadas y preparadas, fueron superadas en San Flaviano por las de Jacopo Piccinino.[40]

La guerra continuaba en completo desorden. En 1461 llegaron en ayuda de Ferdinando las tropas de Roberto Sanseverino, las del albanés Skanderbeg y las que Pío II envió al mando de su sobrino Antonio Piccolomini, todavía insuficientes para afrontar un encuentro decisivo, y sin dinero en efectivo, el rey se vió obligado a empeñar futuros feudos en pago de sus servicios; en el bando contrario, el príncipe de Tarento y Jean de Anjou se habían distanciado, cansado el primero de las promesas incumplidas del segundo, y también los dos faltos de dinero; las deserciones eran constantes en las filas del rey y en las de Piccinino; los pequeños señores feudales declaraban su fidelidad a uno u otro bando para cambiarla poco después, dependiendo de la cercanía de las tropas o de las vicisitudes de la guerra; por todo el reino, la población protagonizaba constantes rebeliones, exhausta por unos impuestos excesivos y ahogados por la falta de suministros y la carestía de los productos básicos que habían producido la devastación de los cultivos y el saqueo de sus ciudades y villas. Cuando llegó el invierno de 1461 Ferdinando había conseguido recuperar Abruzos, Calabria, Terra de Labor y la aduana del ganado de Foggia, que era una importante fuente de ingresos, en una campaña sin grandes enfrentamientos bélicos. [41]

El nuevo rey Luis XI de Francia amenazaba al papa con meter su ejército en Italia y convocar un concilio si el papa no cambiaba su actitud en Nápoles a favor de Anjou, pero al final todo se quedó en nada.[42]​ El 18 de agosto de 1462 se produjo el encuentro decisivo entre ambas fuerzas: el ejército de Anjou, Piccinino y Orsini fueron contundentemente derrotados por las tropas de Ferdinando, Alessandro Sforza, Sanseverino en la batalla de Troia. Orsini abandonó definitivamente a Anjou y a Piccnino y entabló conversaciones con los delegados de Ferdinando para volver a la obediencia del rey; sin el apoyo de Orsini, que era el único con dinero suficiente para mantener la expedicion, Anjou y Piccinino se embarcaron en Manfredonia a principios de octubre para salir del reino.[43]

Tavola Strozzi.


Alfonso De Avalos, su hermano Íñigo, Íñigo de Guevara, Ercole d'Este,



Moneda con la efigie de Fernando I.

Por suerte para él, aquella batalla no fue decisiva, y consiguió posteriormente ayuda militar del duque de Milán Francesco Sforza, que envió a Alessandro Sforza, del papa Pío II, del caudillo albanés Giorgio Castriota Scanderbeg, deudor al rey de la protección que le había dado Alfonso cuando huía, y de la flota que envió su tío Juan II de Aragón; también recibió el apoyo de los ciudadanos de Nápoles y de otras ciudades demaniales y por algunos barones como los Caracciolo, Sanseverino y la mayoría de los Orsini. Así, el 18 de agosto de 1462 infligió a sus enemigos una contundente derrota en Troia; en septiembre de 1463 su cuñado Marino Marzano fue forzado a capitular, en noviembre murió su suegro, y en la primavera de 1464 Jean de Anjou se retiró de Italia para volver a Francia.

El intento original de ser príncipe de Tarento se había esfumado, aunque este feudo continuaba siendo una de las grandes fuentes de Ferrante, cuando, en 1463, su esposa se convirtió en titular, heredando el título de su tío Giovanni Orsini del Balzo. Isabel pasó a ostentar los derechos de los Brienne sobre el trono de Jerusalén, aunque murió en 1465. Tendrían que pasar doce años para que su marido contrajera matrimonio con su prima hermana, la infanta Juana de Aragón.

Veinte años de paz

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Paulo II.


La guerra de los Pazzi

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En 1478 se alió con el papa Sixto IV contra Lorenzo de Médicis, el cual negoció la paz personalmente con Fernando en la ciudad de Nápoles.


El ataque de los turcos a Otranto

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En 1480, las tropas otomanas, al mando de Mehmed II, ocupan Otranto, masacrando a la mayor parte de la población. El año siguiente, la ciudad sería reconquistada por el rey Alfonso II de Nápoles, duque de Calabria e hijo de Fernando.


La guerra de Ferrara

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La conjura de los barones

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Esortazione di insorgere contro i baroni ribelli, 1486.

El gobierno de Fernando provocó un intento de revuelta en 1485, conocida como Congiura dei Baroni (Conjura de los Barones), incitada por los nobles napolitanos y dirigida por Francesco Coppola, conde de Sarno, y Antonio Sanseverino, príncipe de Salerno, y apoyados por el papa Inocencio VIII. La insurrección fue sofocada, pero muchos nobles que no creían en la promesa de Fernando de una amnistía general, fueron asesinados por decisión directa de Fernando.[44]


Alianzas y guerras

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Las alianzas de Fernando se apoyaban principalmente en los duques Sforza de Milán y los duques Este de Módena y Ferrara.


En 1493, Carlos VIII de Francia, animado por el duque Ludovico Sforza de Milán, se prepara para invadir Italia y conquistar Nápoles. Fernando se da cuenta de que ese sería el enfrentamiento más peligroso que jamás debería afrontar en su vida. Con un instinto casi profético, pone en guardia a los príncipes italianos con respecto a la calamidad que estaba por abatirse sobre ellos, pero sus tentativas para disuadir al papa Alejandro VI y a Ludovico Sforza fueron en vano.

Fernando murió el 25 de enero de 1494, probablemente de un cáncer de colon; su cuerpo fue embalsamado y sepultado en la sacristía de la iglesia de San Domenico Maggiore de Nápoles.[45]

En el trono lo sucede su hijo Alfonso II de Nápoles, quien será depuesto rápidamente luego de la invasión francesa de Carlos VIII, que su padre había temido tanto.

Su carácter

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Fernando estaba dotado de gran coraje y de una notable habilidad política, aunque sus métodos de gobierno eran improductivos y desastrosos. La administración financiera se basaba en el monopolio opresivo y deshonesto, también era severo y excesivamente feroz contra sus enemigos. A su vez fue un monarca contrario a las costumbres supersticiosas tan extendidas entonces entre las clases populares, a consecuencia probablemente de un falso milagro con el que habían intentado embaucarle para que iniciara una persecución contra los judíos;[46]​ también hizo desenmascarar a un falso ayunador. En el plano cultural protegió a escritores como Masuccio Salernitano, cuyas anticlericales Novelle (con dedicatorias al propio Fernando y a su hijo el príncipe Alfonso), que ridiculizaban los vicios del clero de la época, pudieron ser publicadas bajo su reinado.[47]

Familia

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Matrimonios e hijos

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Fernando contrajo nupcias en dos ocasiones:

  • El 14 de septiembre de 1476 tomó como esposa en segundas nupcias a Juana de Aragón, con la que tuvo dos hijos:
    • Giovanna (15 de abril de 1479–27 de agosto de 1518), reina consorte de Nápoles, casada con Fernando II.
    • Carlo (1480–26 de octubre de 1486).
  • Fernando tuvo también varios hijos ilegítimos con su concubina Diana Guardato:
  • ^* Fernando (1460-1543), duque de Montalto, contrajo primeras nupcias con Anna Sanseverino y segundas nupcias con Castellana Folch de Cardona (1470-1518), descendencia de su segundo matrimonio;
  • Con Giovanna Caracciolo, hija de Giacomo Caracciolo,[48]​ I duque de Caggiano y II conde de Brienza (hijo de Petraccone Caracciolo, I conde de Brienza, y de su primera esposa, Figula Minutolo), y de Lucrezia del Balzo (hija de Giacomo del Balzo, conde de Alessano, y de Covella Tocco):
    • Fernando, conde de Arsena;
    • Enrique (1478), marqués de Gerace, casado con Polissena de Centelles (hija de Antonio de Centelles, marqués de Crotone y conde de Collesano, y de Enrichetta Ruffo dei Conti di Catanzaro); fue padre del cardenal Luis de Aragón;
    • Alfonso (1460-1510), obispo de Chieti y pretendiente a los tronos de Chipre y Jerusalén, con el título de príncipe de Galilea;
    • Cesare (1501), marqués de Sant'Agata, casado con Caterina della Ratta:
    • Eleonora, fallecida en la infancia;
    • Lucrezia, casada en 1493 con Onorato III Caetani dell'Aquila, conde de Morcone, duque de Fondi y príncipe de Altamura.

Ancestros

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Heráldica

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Armas de Fernando I: cuartelado, primero y cuarto, palos de oro y de gules de ocho piezas, que son de Aragón; segundo y tercero, terciado en palo: primero, fajas de plata y de gules de ocho piezas, que son de la antigua Hungría: segundo, de azur sembrado de flores de lis de oro al lambel de gules de tres pendientes, que es de Anjou-Sicilia; tercero, de plata, a una cruz potenzada de oro cantonada de cuatro crucetas de lo mismo, que es de Jerusalén. Al timbre, corona real abierta.

Notas

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  1. Atenas y Neopatria habían quedado en poder de Florencia en 1390, pero todavía en su testamento de 1458 (en Filangieri, p. 378) el rey Alfonso seguía titulándose duque.
  2. Tío de su mujer.
  3. Cuñado de Fernando, casado con su medio hermana Eleonora.

Referencias

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  1. Caridi, pp. 701-704.
  2. Notar Giacomo, p. 89.
  3. Passero, p. 26.
  4. Zurita, lib. XIII, cap. 26.
  5. Caputo, pp. 41-42.
  6. Nunziante, XVII, pp. 311-313.
  7. Caridi, pp. 704-708.
  8. a b Caridi, pp. 708-722.
  9. Zurita, lib. XV, cap. XVII.
  10. Rinaldi, XXVIII, p. 392.
  11. Nunziante, XVII, pp. 313-314.
  12. Dumont, a. 1455.
  13. a b Ryder.
  14. Notar Giacomo, p. 90.
  15. a b Zurita, lib. XVI, cap. XLVII-XLVIII.
  16. Nunziante, XVII, pp. 316-321, 566-571.
  17. Pastor, II, pp. 456-461.
  18. Zurita, lib. XVI, cap. XLVII.
  19. El testamento en Filangieri, pp. 378-388.
  20. Cronica de Sant'Antonino de Florencia, citado por Nunziante, XVII, p. 299.
  21. Rinaldi, a. 1458, n. 31.
  22. Nunziante, XVII, pp. 739-753.
  23. Passero, p. 26.
  24. Pastor, III, pp. 70-72.
  25. Rinaldi, a. 1458, n. 29.
  26. Nunziante, XVIII, pp. 207-234, 458-462.
  27. Barone, pp. 77-90.
  28. Nunziante, XVII, pp. 571-577.
  29. Desdevises, pp. 259-261.
  30. Miranda, pp. 151-162.
  31. Nunziante, XVIII, pp. 411-416.
  32. Nunziante, XVIII, pp. 416-462.
  33. Nunziante, XVIII, pp. 563-620.
  34. Nunziante, XIX, pp. 37-96, 300-353, 417-444.
  35. Nunziante, XIX, pp. 595-658.
  36. Nunziante, XX, pp. 206-224.
  37. Nunziante, XX, pp. 224-264.
  38. Nunziante, XX, pp. 442-455.
  39. Squitieri, pp. 15-40.
  40. Nunziante, XX, pp. 455-473.
  41. Nunziante, XX, pp. 473-516, y XXI, pp. 265-289, 494-532.
  42. Nunziante, XXII, pp. 47-64.
  43. Nunziante, XXII, pp. 204-240.
  44. Porzio.
  45. Fornaciari, pp. 139-146.
  46. Giovanni Pontano. "De sermone", libro II.
  47. Burckhardt, Jacob (1985). La cultura del Renacimiento en Italia II. Ediciones Orbis. p. 343-345. ISBN 84-7634-045-1. 
  48. Libro d'Oro della Nobilità Mediterranea | I Caracciolo di Sicignano

Bibliografía

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Fuentes primarias

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  • Caracciolo, Tristano (1934). «De varietate fortuna». Rerum italicarum scriptores (en latín) (Bolonia) XXII: 73 y ss. 
  • Passero, Giuliano (1785). Vincenzo Maria Altobelli, ed. Giornali (en italiano). Nápoles. 
  • ——————————— (1879). Stefani, Federico, ed. Diarii di Marino Sanuto (en italiano). I-LVIII. Venecia. 
  • Silvestro, Tomasso di (1902). «Diario (1482-1514)». En Fumi, Luigi, ed. Rerum italicarum scriptores (en italiano) (Bolonia). XV - V (II). 
  • Trinchera, Francesco (1866). Codice aragonese (en italiano) I. Nápoles. 
  • —————————— (1868). Codice aragonese (en italiano) II (1). Nápoles. 
  • —————————— (1870). Codice aragonese (en italiano) II (2). Nápoles. 
  • —————————— (1874). Codice aragonese (en italiano) III. Nápoles. 
  • Verona, Gaspare da; Michele, Canensi (1904). Zippel, Giuseppe, ed. Le vite di Paolo II (en italiano). Città di Castello. 

Fuentes secundarias

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  • ———————— (1881). «Otranto nel 1480 e nel 1481». Archivio Storico per le Province Napoletane (en italiano) (Nápoles) VI: 74-176, 609-628. 

Enlaces externos

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