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Reino de Israel (monarquía unida)

De Wikipedia, la enciclopedia libre
Reino de Israel
𐤉𐤔𐤓𐤀𐤋[1][2]
Estado de la antigüedad
c. 1047 a. C.-c. 930 a. C.

Alcance especulativo de las "doce tribus de Israel" según el Libro de Josué.
Capital Gabaa (1030–1010)
Mahanaim (1010–1008)
Hebrón (1008–1003)
Jerusalén (1003–930)
Entidad Estado de la antigüedad
Idioma oficial Hebreo, arameo
Religión Yahwismo
Politeísmo (Cananeo · Mesopotámico · Popular)
Período histórico Edad de Hierro
 • c. 1047 a. C. Saúl nombrado rey de Israel
 • c. 930 a. C. Revuelta de Jeroboam
Forma de gobierno Monarquía absoluta teocrática hereditaria
Rey
1047-1010
1010-1008
970-931

Saúl
Isbaal
David
Precedido por
Sucedido por
Tribus de Israel
Reino de Israel
Reino de Judá

La Monarquía Unida (en hebreo: הממלכה המאוחדת) o Reino de Israel (en hebreo: ממלכת יִשְׂרָאֵל, Mamlejet Isra'el) es un reino bíblico. Según el Tanaj (Antiguo Testamento), el primer rey fue Saúl quien unificó las tribus de Israel en un solo estado. Luego fue sucedido por David, que expande el reino significativamente. Su tercer y último monarca fue Salomón, y tras su muerte el reino se divide en norte (Samaria) y sur (Judá). El otras lenguas y distintas fuentes recibe otros nombres, como el Primer Reino de Israel, el Reino Unido de Israel, el Reino de Israel y Judá, o el Gran Reino Davídico-Salomónico.

En la actualidad, varios eruditos sostienen que la Monarquía Unida se trata de una construcción literaria y no una realidad histórica, señalando la falta de evidencia arqueológica. En general, se acepta que existió una «Casa de David», pero muchos creen que David solo pudo haber sido el jefe tribal de Judá, que probablemente era pequeña, y que el reino del norte era un territorio separado.[3]​ Otros, sin embargo, sostienen que la evidencia arqueológica disponible en la actualidad sí favorece la existencia de dicha Monarquía Unida.[4]

En la arqueología, se ha encontrado de la Monarquía Unida una pieza llamada Estela de Tel Dan que la mayoría de los expertos traduce como "Casa de David"[5]​ indicando una posible dinastía davídica; sin embargo, de los reyes Saúl, Salomón y toda su historia solo se tiene de una única fuente primaria, la Biblia. Los eruditos generalmente están de acuerdo en que probablemente existieron los reyes de la Monarquía Unida, pero que sus relatos contienen exageraciones anacrónicas.[6][3][7][8][9]

En la arqueología

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Según Israel Finkelstein y Neil Silberman, autores de La Biblia desenterrada, las ideas de una monarquía unida no son una historia exacta sino más bien «expresiones creativas de un poderoso movimiento de reforma religiosa», posiblemente «basadas en ciertos núcleos históricos». Finkelstein y Silberman aceptan que David y Salomón fueron reyes de Judá alrededor del siglo X a. C., pero citan el hecho de que la primera referencia independiente al Reino de Israel data de aproximadamente 890 a. C., mientras que la del reino de Judá se remonta aproximadamente al 750 a. C. Otros eruditos también ven la monarquía unida como una creación del exilio que transformó a David y Salomón de héroes folclóricos locales a gobernantes de estatus internacional.[10]​ Oded Lipschits escribió en la Jewish Study Bible que «el período premonárquico hace mucho tiempo se convirtió en una descripción literaria de las raíces mitológicas, los primeros comienzos de la nación y la forma de describir el derecho de Israel sobre su tierra. La evidencia arqueológica tampoco apoya la existencia de una monarquía unida bajo David y Salomón como se describe en la Biblia, por lo que es mejor abandonar la rúbrica de ‹monarquía unida›, aunque sigue siendo útil para discutir cómo la Biblia ve el pasado israelita».[6]​ Finkelstein ha propuesto en su lugar una potencial monarquía unida bajo Jeroboam II, mientras que la bíblica se habría modelado sobre la propia en tiempos de Josías.[11]

Por otro lado, aunque Amélie Kuhrt reconoce que «no hay inscripciones reales de la época de la monarquía unida (de hecho, muy poco material escrito en conjunto), y ni una sola referencia contemporánea a David o Salomón», concluye que «contra esto debe establecerse la evidencia de un desarrollo y crecimiento sustancial en varios sitios, lo cual está plausiblemente relacionado con el siglo X a. C.».[7]Kenneth Kitchen llegó a una conclusión similar, argumentando que «la arqueología física de Canaán del siglo X a. C. es consistente con la existencia anterior de un estado unificado en su territorio».[12]

Las excavaciones en Khirbet Qeiyafa, un sitio de la Edad del Hierro ubicado en Judá, encontraron un asentamiento urbanizado con radiocarbono fechado mucho antes de que estudiosos como Finkelstein sugirieran que la urbanización comenzó en Judá, lo que respalda la existencia de un reino judío. La Autoridad de Antigüedades de Israel señaló que: «Las excavaciones en Khirbat Qeiyafa revelan claramente que una sociedad urbana ya existía en Judá a fines del siglo XI a. C. Ya no se puede argumentar que el Reino de Judá se desarrolló solo a fines del siglo VIII a. C. o en alguna otra fecha posterior».[13]​ Las técnicas e interpretaciones utilizadas para llegar a algunas conclusiones relacionadas con Khirbet Qeiyafa han sido criticadas por algunos estudiosos, entre ellos Finkelstein y Alexander Fantalkin.[14]

En agosto de 2015, los arqueólogos israelíes descubrieron fortificaciones masivas en las ruinas de la antigua ciudad de Gat, supuesto lugar de nacimiento de Goliat. El tamaño de las fortificaciones muestra que Gat era una ciudad muy grande en el siglo X a. C., quizás la más grande de Canaán en ese momento. Aren Maeir, encargado de la excavación, estimó que Gat era hasta cuatro veces el tamaño de la Jerusalén contemporánea, lo que arroja dudas de que el reino de David podría haber sido tan poderoso como se describe en la Biblia.[15]

En su libro The Forgotten Kingdom (2016) y trabajos subsiguientes, Israel Finkelstein ha sostenido que Saúl, originario del territorio de Benjamín, había ganado poder en su región natal de Gabaón alrededor del siglo X a. C., y que conquistó Jerusalén en el sur y Siquem en el norte, creando un estado peligroso para las intenciones geopolíticas de Egipto. Entonces, Sheshonq I, de Egipto, invadió el territorio y destruyó este nuevo estado, e instaló a David en Jerusalén (Judá) y Jeroboam I en Siquem (Israel) como pequeños gobernantes locales que eran vasallos. Finkelstein concluye que la memoria de una monarquía unida inspirada en el territorio conquistado de Saúl sirvió primero al ideal de una gran monarquía unida gobernada por un rey del norte en los tiempos de Jeroboam II, y luego al ideal de una monarquía unida gobernada desde Jerusalén.[16]​ Su teoría, sin embargo, ha sido criticada por otros eruditos y arqueólogos.[17]

En el año 2018, el profesor Avraham Faust y el arqueólogo Yair Sapir revelaron nuevas evidencias en favor de la existencia del reino de David. Los resultados de sus estudios están publicados en la revista «Radiocarbon» de la Universidad de Cambridge,[18]​ en la cual afirman haber descubierto una edificio de élite (que refieren como "la casa del gobernador") de tiempos del rey bíblico que demostraría la existencia de un amplio desarrollo arquitectónico en aquella época. Según explica el propio informe, este reino tuvo que tener «algún monarca, fuese o no su nombre David o Salomón». Además, los investigadores señalan que la residencia del gobernador pudiese ser solo la punta del iceberg de un reino mucho mayor de lo que pensamos.[19]

Fuentes bíblicas

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Las 12 tribus de Israel en un mosaico: Reuben, Judah, Dan, Asher Middle: Simeon, Issachar, Naphtali, Joseph Bottom: Levi, Zebulun, Gad, Benjamin

De acuerdo con la crítica de fuentes estándar, se unieron varios textos de fuentes distintas para producir los actuales Libros de Samuel. Los más prominentes en las primeras partes del primer libro son la fuente pro-monárquica y la fuente anti-monárquica. Al identificar estas dos fuentes, se pueden reconstruir dos relatos separados. La fuente anti-monárquica describe que Samuel había derrotado completamente a los filisteos, sin embargo, aceptó a regañadientes la demanda del pueblo de un gobernante, y posteriormente nombró a Saúl por cleromancia. La fuente pro-monárquica describe el nacimiento divinamente designado de Saúl (una sola palabra fue cambiada por un editor posterior para que se refiriera a Samuel en su lugar) y su liderazgo de un ejército a la victoria sobre los amonitas, resultó en el clamor del pueblo para que los conduzca contra los filisteos, tras lo cual es nombrado rey.

Los críticos textuales también señalan las disparidades en el relato del ascenso al poder de David como indicativo de hilos separados que se fusionaron más tarde para crear una Edad de Oro de una monarquía unida. Estos eruditos creen que David fue un gobernante en Judá mientras que Israel, comparativamente inmenso y altamente desarrollado, continuó siendo autónomo.[8]​ Otros eruditos discrepan, afirmando que las tradiciones bíblicas preservan memorias genuinas del origen común de Israel y Judá en un reino unificado anterior.[20][21]

Muchos eruditos consideran que los Libros de Samuel exhiben demasiados anacronismos para haber sido un relato contemporáneo. Por ejemplo, se mencionan armaduras posteriores (1 Samuel 17:4-7, 38-39; 25:13), el uso de camellos (1 Samuel 30:17), la caballería (distinta de los carros, 1 Samuel 13:5, 2 Samuel 1:6), y picos y hachas de hierro (como si fueran comunes, 2 Samuel 12:31). Otros eruditos rechazan que esos elementos de la narrativa sean anacrónicos.[22][23]

La mayoría de los eruditos creen que Samuel fue compilado en el siglo VIII a. C. (en lugar del siglo X a. C., cuando la mayoría de los eventos descritos tienen lugar) basándose en fuentes históricas y legendarias, principalmente sirviendo para llenar el vacío en la historia israelita después de los eventos descritos en Deuteronomio. Esta brecha en el registro histórico es característica del colapso de la Edad del Bronce Final; los recuerdos culturales de épocas anteriores al desastre a menudo se embellecían como historias de una «edad de oro perdida», como en el ciclo épico de Troya.

Narrativa bíblica

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Orígenes

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Según el Libro de los Jueces, antes del surgimiento de la monarquía unida, las tribus israelitas vivían como una confederación bajo líderes carismáticos ad hoc llamados jueces. Abimelec, el primer juez en ser declarado rey por los hombres de Siquem y la casa de Millo (Bet Millo), reinó sobre Israel durante tres años antes de morir en la batalla de Tebes.

Según el relato bíblico, la monarquía unida se formó cuando hubo una gran expresión popular a favor de la introducción de un rey para gobernar la descentralizada confederación israelita. La Biblia señala que la creciente presión de los filisteos y otros pueblos vecinos obligó a los israelitas a unirse como un estado tras la unción de Saúl por parte de Samuel. La Biblia trata la noción de la realeza como si hubiera sido anatema, ya que se la considera como la colocación de un hombre en una posición de reverencia y poder que debería estar reservada para Dios.

Guerra civil

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David y Saúl se vuelven enemigos acérrimos (al menos desde el punto de vista de Saúl) aunque las fuentes describen a Jonatán (hijo de Saúl) y a Mical (hija de Saúl y primera esposa de David) ayudando a David a escapar, lo que finalmente condujo a una breve reconciliación antes de la muerte de Saúl.

Según el Segundo Libro de Samuel, la desobediencia de Saúl impulsa a Dios a reducir su reinado y entregar su reino a otra dinastía. Saúl muere en la batalla contra los filisteos después de un reinado de solo dos años. Su heredero, Isbaal, gobierna solo dos años antes de ser asesinado. David, hasta ahora solo rey de Judá, pone fin a la conspiración y es nombrado rey de Israel en lugar de Isbaal. Algunos críticos textuales y eruditos bíblicos sugieren que David fue en realidad responsable del asesinato y que la inocencia de David fue una invención posterior para legitimar sus acciones.

Posteriormente, Israel se rebela contra David y nombra rey a Absalón, hijo de David, lo que obliga a David a partir al exilio al este del Jordán. David finalmente lanza un contraataque exitoso que resulta en la muerte de su hijo. Tras retomar Judá y afirmar el control sobre Israel, David regresa al oeste del Jordán. Durante el resto de su reinado, continúa reprimiendo las rebeliones que surgen entre el pueblo de Israel.

Los críticos textuales creen que esta sección del texto bíblico, y la mayor parte del resto de los Libros de Samuel, pertenecen a una única gran fuente conocida como la Historia de la Corte de David. Aunque refleja el sesgo político del reino de Judá después de la destrucción de Israel, la fuente permanece algo más neutral que las fuentes pro y antimonárquicas que comprenden partes anteriores del texto. Israel y Judá se describen en esta fuente como reinos bastante distintos.

Edad de Oro

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Antes de la ascensión de Saúl, la ciudad de Shiloh es considerada como la capital nacional, al menos en el sentido religioso, una afirmación que se considera plausible desde un punto de vista arqueológico. Durante el reinado de Saúl, la capital se encuentra en Gabaa (o Guibeá). Después de la muerte de Saúl, Isbaal gobierna el reino de Israel desde Mahanaim, mientras que David establece la capital del reino de Judá en Hebrón.

Tras la guerra civil con Saúl y la muerte de Isbaal, David forja una monarquía israelita fuerte y unificada, reinando entre c. 1000 a 961 a. C., estableciendo Jerusalén como su capital nacional en 1006 a. C. Algunos arqueólogos modernos, sin embargo, creen que las dos culturas y entidades geográficas distintas de Judá e Israel continuaron ininterrumpidas y, si existió una unión política entre ambos, posiblemente no tuvo ningún efecto práctico en su relación.

En el relato bíblico, David se embarca en campañas militares exitosas contra los enemigos de Judá e Israel, derrotando a entidades regionales como los filisteos para asegurar sus fronteras. Israel crece de reino a imperio: su esfera de influencia, militar y políticamente, se expande para controlar los estados clientes más débiles de Filistea, Moab, Edom y Ammón y convierte a las ciudades-estado arameas Aram-Zobah y Aram-Damasco en estados vasallos. La Biblia describe que la frontera imperial se extendía desde el mar Mediterráneo hasta el desierto de Arabia, desde el mar Rojo hasta el río Éufrates. Algunos arqueólogos modernos creen que el área bajo el control de Judá e Israel, excluyendo los territorios fenicios en la costa del Mediterráneo, no excedía los 34.000 km², de los cuales el reino de Israel abarcaba unos 24.000 km².

David es sucedido por su hijo Salomón, quien obtiene el trono de manos del rival Adonías, su hermano mayor. El reinado de Salomón (c. 961 a 922 a. C.) demuestra ser un período de paz, prosperidad y desarrollo cultural sin precedentes. Salomón se embarca en una agresiva campaña de construcciones públicas, erigiendo el Primer Templo de Jerusalén con la ayuda de Hiram, rey de Tiro, con quien mantuvo la fuerte alianza forjada por su padre. Al igual que el palacio de David, el templo de Salomón está diseñado y construido con la ayuda de arquitectos, maestros artesanos, obreros calificados, dinero, joyas, cedro y otros bienes obtenidos a cambio de tierras cedidas a Tiro.

Salomón continúa reconstruyendo numerosas ciudades importantes, incluidas Meguido, Hazor y Gézer. Algunos estudiosos han atribuido aspectos de los restos arqueológicos excavados en estos sitios, incluidas puertas de seis cámaras y palacios de sillería, a este programa de construcción. Sin embargo, los equipos de excavación en Meguido argumentaron más tarde que estas estructuras son de diferentes períodos de tiempo. Yigael Yadin concluyó posteriormente que los establos, que alguna vez se creyó que sirvieron para la vasta colección de caballos de Salomón, fueron construidos por Acab en el siglo IX a. C.

Final

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Después de la muerte de Salomón en c. 926 a. C., las tensiones entre la parte norte (las diez tribus del norte) y la parte sur (dominada por Jerusalén y las tribus del sur) de Israel alcanzaron un punto de ebullición. Cuando Roboam, sucesor de Salomón, trató despectivamente con las quejas económicas de las tribus del norte, en aproximadamente 930 a. C. (hay diferencias de opinión en cuanto al año real) del Reino Unido de Israel y de Judá se dividió en dos reinos: el reino septentrional de Israel, con las ciudades de Siquem y Samaria, y el reino meridional de Judá, que contenía Jerusalén. La mayoría de las provincias no israelitas consiguieron su independencia.

El Reino de Israel (o Reino del Norte o Samaria) existió como un estado independiente hasta 722 a. C. cuando fue conquistado por el Imperio asirio. El Reino de Judá (o Reino del Sur) existió como un estado independiente hasta 586 a. C. cuando fue conquistado por el Imperio neobabilónico.

Cronología bíblica

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Se han sugerido muchas cronologías alternativas, y no existe un consenso definitivo entre las diferentes opiniones y disciplinas académicas relacionadas con este período, en cuanto a cuándo se describe que comenzó o cuándo terminó.

La mayoría de los eruditos bíblicos siguen cualquiera de las cronologías más antiguas establecidas por William F. Albright o Edwin R. Thiele, o la cronología más nueva de Gershon Galil, todas las cuales se muestran a continuación. La cronología de Thiele generalmente se corresponde con la cronología de Galil, con una diferencia de como máximo un año.

Datación de Albright–Thiele Datación de Galil Nombre bíblico Nombre y estilo regnal Notas
Casa de Saúl
c. 1021–1000 a. C. c. 1030–1010 a. C. Saúl Shaul ben Qish, Melej Ysra'el Muerto en batalla, suicidio
c. 1000 a. C. c. 1010–1008 a. C. Isbaal (Ish-boseth) Ishba'al ben Shaul, Melej Ysra'el Asesinado
Casa de David
c. 1000–962 a. C. c. 1008–970 a. C. David David ben Yishai, Melej Ysra’el Yerno de Saúl, cuñado de Ish-boseth
c. 962–c. 922 a. C. c. 970–931 a. C. Salomón Sh'lomoh ben David, Melej Ysra’el Hijo de David y Betsabé

Referencias

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  1. Rollston, Chris A. (2010). Writing and Literacy in the World of Ancient Israel: Epigraphic Evidence from the Iron Age. Society of Biblical Literature. pp. 52-54. ISBN 978-1589831070. 
  2. Compston, Herbert F. B. (1919). The Inscription on the Stele of Méšaʿ. 
  3. a b Finkelstein, Israel; Silberman, Neil Asher (10 de junio de 2014). La Biblia desenterrada: Una nueva visión arqueológica del antiguo Israel y de los orígenes de sus textos sagrados. Siglo XXI de España Editores. ISBN 978-84-323-1690-6. Consultado el 20 de agosto de 2021. 
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  7. a b Kuhrt, Amélie (1995). The Ancient Near East, c. 3000-330 BC, Band 1. New York: Routledge. p. 438. ISBN 978-0-41516-762-8. 
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Bibliografía

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