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Juan José López Ibor

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Juan José López Ibor
Información personal
Nacimiento 22 de abril de 1906 Ver y modificar los datos en Wikidata
Sollana (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 22 de abril de 1991 Ver y modificar los datos en Wikidata (85 años)
Madrid (España) Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad Española
Familia
Hijos Juan José López-Ibor Aliño Ver y modificar los datos en Wikidata
Educación
Educado en Universidad Complutense de Madrid Ver y modificar los datos en Wikidata
Información profesional
Ocupación Médico y psiquiatra Ver y modificar los datos en Wikidata
Cargos ocupados Catedrático de universidad Ver y modificar los datos en Wikidata
Empleador
Alumnos Francisco Alonso-Fernández y Fernando Jiménez del Oso Ver y modificar los datos en Wikidata
Partido político Falange Española Tradicionalista y de las JONS Ver y modificar los datos en Wikidata
Miembro de
Distinciones

Juan José López Ibor (Sollana, Valencia, 22 de abril de 1906-Madrid, 22 de abril de 1991) fue un psiquiatra español.[1]

Biografía

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Infancia y juventud: formación universitaria

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Hijo de Miguel López Marco, un maestro de escuela originario de Teruel, que a principios del siglo XX se trasladó al pueblo valenciano de Sollana. Allí, además de ser el maestro fue también el alcalde. En dicho municipio se casó y tuvo tres hijos varones: Miguel, fallecido mientras estudiaba Medicina, Vicente y Juan José.[1]

Estudió en la Facultad de Medicina de Valencia, y con apenas catorce años fue becario por oposición del Colegio Mayor Beato Juan de Ribera;[1]​ institución que, inspirada en la gran tradición universitaria de los colegios de Salamanca y Alcalá, había de convertirse durante los dos décadas anteriores a la Guerra civil española en uno de los precedentes ilustres de los actuales Colegios Mayores.[2]​ Durante sus años de estudiante, fue un destacado miembro de la Federación Valenciana de Estudiantes Católicos, y participó como delegado de la misma en las Asambleas Nacionales de la Confederación de Estudiantes Católicos[3]​.

Cuando cursaba el tercer curso de Medicina en la Universidad de Valencia leyó un libro de Sigmund Freud, que marcó su vocación por la psiquiatría.[1]​ En aquella época, la psiquiatría no se consideraba una asignatura en los programas ordinarios de las Facultades de Medicina —ya que su práctica y limitada investigación quedaba reducida solamente al ámbito de los establecimientos y clínicas dependientes de la Beneficencia—, constituyendo una especialización que solo podía realizarse en algunas universidades extranjeras.

López Ibor se doctoró en Madrid (1930), con una tesis sobre la neurosis a renta, un estudio en el que se mueve entre los campos de la psiquiatría y la medicina forense, e inició su carrera universitaria como catedrático de Medicina legal (1932) de la Facultad de Santiago de Compostela a los veinticuatro años. En 1934 pasó a ocupar la misma cátedra en la Facultad de Valencia, donde trabajó con el catedrático y rector Juan Peset.[1]

Gracias a la obtención de la beca Alfonso XII, otorgada por la Diputación de Valencia, pudo continuar su formación en el extranjero entre 1934 y 1938. Concretamente realizó diversos periodos de investigación en las Universidades de Zúrich, Berlín, Múnich (estudió Psiquiatría con Oswald Bumke), París (neurología con Théophile Alajouanine y Georges Guillain) y Tubinga,[1]​ A lo largo de ese periodo de formación, López Ibor realizó una serie de investigaciones neurológicas y psiquiátricas que sentaron las bases de la psiquiatría que luego ejercería en España.

Durante la Guerra Civil se trasladó desde Valencia a Pamplona. En la capital navarra, colaboró en un periódico local, publicando artículos con el seudónimo de Pablo Marco.[1] En esa época se afilió a la Falange, y en septiembre de 1939 juró el cargo de consejero nacional del Movimiento.[4]

Investigación y docencia

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En 1940 se trasladó al Instituto de Medicina Ramón y Cajal del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, al ser nombrado profesor de Psiquiatría. En 1943, fue nombrado jefe del departamento de Neuropsiquiatría del Hospital General de Madrid. De su labor al frente de este servicio surgiría el equipo de colaboradores que constituirían, bajo su dirección, no sólo el centro universitario que imparte las enseñanzas de la especialidad, sino una Escuela de Psiquiatría.

En 1950 ingresó en la Real Academia de Medicina. Se le encargó la cátedra de Psicología Médica de la facultad de Medicina (Universidad Complutense de Madrid), y fundó entonces la Sociedad de Medicina Psicosomática y Psicoterapia, y más tarde, con el profesor Vallejo-Nágera, la Sociedad Española de Psiquiatría. Ambos fueron los exponentes más destacados de la psiquiatría biologicista del franquismo al servicio de su ideología nacionalcatólica, controlando el acceso de los jóvenes investigadores a las cátedras universitarias de nueva creación.[4][5]

Ya por entonces su prestigio había alcanzado rango internacional tanto como ponente en los Congresos de Neurología de París (1949) y del Primer Congreso Mundial de Psiquiatría celebrado en la misma ciudad, un año más tarde. Fue ponente también en los congresos internacionales de Neurología de Lisboa (1953), Bruselas (1957), y en el segundo y tercero de Psiquiatría de Zúrich (1957) y Montreal (1961). A partir de este momento la Asociación Mundial de Psiquiatría contó con López Ibor entre sus miembros más activos. Gracias a su gestión el IV Congreso Mundial de la especialidad se reuniría con notable éxito de organización y asistencia en Madrid, en septiembre de 1966. Desde entonces hasta 1972 fue presidente de la referida Asociación. Desempeñó la primera cátedra de Psiquiatría de la Universidad de Salamanca (1951), fue titular de la misma en Madrid (1960)[4]​ y Decano de la Beneficencia Provincial.

Su actividad académica fue copiosa de su docencia a su actividad como conferenciante y publicista. En diciembre de 1950, López Ibor ofreció la primera conferencia del ciclo "Balance de la cultura moderna", organizada por Florentino Pérez-Embid en el Ateneo de Madrid. Durante su intervención profundizó en la psicología del hombre moderno. A su conferencia asistieron un grupo de médicos, escritores y políticos.[6]​ En 1952, también intervino en el tercer ciclo de conferencias en el Ateneo madrleño, con un curso monográfico sobre el psicoanálisis. El auditorio estaba abarrotado.[7]

En los años 60, Juan José López Ibor practicó lobotomías y terapias de electrochoque a pacientes psiquiátricos para «curar» la homosexualidad durante la dictadura.[8]​ Muchos de los pacientes homosexuales que llegaron a sus manos lo hicieron a raíz de la Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social de 1970, la cual obligaba a «rehabilitar» homosexuales y transexuales mediante todo tipo de técnicas. López Ibor empleaba un chalet como clínica. La vivienda contaba con una treintena de habitaciones, todas ellas con unos «enchufes especiales» para conectar el «electroshock», que el psiquiatra aplicaba sin consentimiento del paciente o de la familia. "López Ibor llegaba a presumir de sus «exitosas» lobotomizaciones a gais. La revista Interviú recogió un fragmento de una conferencia suya en Italia en 1973 donde decía: «Mi último paciente era un desviado. Después de la intervención del lóbulo inferior del cerebro presenta, es cierto, trastornos en la memoria y la vista, pero se muestra más ligeramente atraído por las mujeres»."[9]​ Su misoginia asociada al rechazo de la democracia fue notoria y expuesta en sus publicaciones médicas, como en su trabajo «¿Hacia una degradación de la sexualidad?», aparecido en Gaceta Médica Española, 12 (1968), 272-74. Afirmaba López Ibor, que la democracia era un “matriarcado neurótico” (”odia a la autoridad como el neurótico. La considera inhibidora, como el complejo de castración. Y los propios que ejercen la autoridad, desde el padre de familia al líder de cualquier pueblo que mande en el mundo occidental, sienten la necesidad de hacerse perdonar”).

Crítico con el psicoanálisis y con la visión sociogenética de los trastornos mentales, trabajó para consolidar la psiquiatría académica, pero mostró su desprecio por los problemas de la asistencia psiquiátrica pública.[cita requerida] Católico ferviente, asesoró al Vaticano en cuanto al matrimonio y la sexualidad.

Vida privada

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Casado con Socorro Aliño Testor, con quien tuvo doce hijos. Su mujer le ayudó a lo largo de toda su vida pasando a máquina todos sus escritos.[1]​ Falleció de mal de Alzheimer en 1991.

Amistades

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Influyó a través de su libro Discurso a los universitarios españoles en Pérez-Embid y en otros jóvenes. Pérez-Embid reconoció que decidió dedicarse al mundo universitario tras su lectura.[10]​ Mientras que Rafael Calvo Serer, que le pidió artículos para la revista Arbor —López Ibor escribió seis (1950-1953)—, reconoció que "ha influido mucho en mi vida (...) yo le había conocido como monárquico ya desde el año 1938. Cuando se trama la conspiración militar del 42, López Ibor está en esa conspiración, reuniones en su casa, contactos (...) Esa postura antifranquista le lleva a chocar con José Ibáñez Martín.[11]

Concluida la Guerra Civil, se posicionó a favor de la restauración borbónica. Por ello tuvo que trasladarse desde la facultad de medicina al Instituto Cajal del CSIC. En 1944, apoyó, junto con otros profesores universitarios, el manifiesto de apoyo a don Juan de Borbón, por lo que fue multado y penado con el confinamiento en Barbastro.[10]

Su pensamiento

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Se opuso al psicoanálisis. Ni la protesta humanística contenida en las voces señeras de Krekl, Bergmann o Siebeck, ni el psicoanálisis de Freud, Adler y Jung, ni la fundamental revisión de la psicopatología iniciada por Jaspers en 1913, tendrían todavía eco en la enseñanza de las Facultades, pese a que el catalán Ramón Sarró entre 1925 a 1927, hubiese sido en Viena discípulo directo de Sigmund Freud, y que la única traducción aprobada por este (quien aprendió español para leer el Quijote) es la de Ballesteros (revisada por el catedrático de la Unizar Ramón Rey Ardid). La Psiquiatría, que en Europa había pasado de Karl Kleist, Pierre Janet y Kraepelin a Kronfeld y Augen Bleuler —cuyo tratado traducido por Villaverde prologaría Santiago Ramón y Cajal en 1924—, era en España una remota curiosidad o rara dedicación apenas estimulada por la exigencia de algún eventual dictamen forense. El primer contacto del estudiante de Medicina con lo psiquiátrico tendría lugar, precisamente, en las «clases» de Medicina legal de aquella época.[cita requerida]

López Ibor colaboró con Vallejo-Nágera, Marco Merenciano y Ramón Sarró Burbano —catedrático de Psiquiatría de Barcelona—.

El biologicismo marcó su trabajo psiquiátrico. La fenomenología como método de estudio de las alteraciones psíquicas alcanzó para él, más allá de Karl Jaspers y Kurt Schneider, nuevas posibilidades esclarecedoras. Lo cual no deja de ser paradójico, ya que tanto su fundador, el filósofo E. Husserl, como el propio Karl Jaspers eran judíos, por lo que la fenomenología debería ser entendida, por López o Vallejo-Nájera, como uno de aquellos discursos que ellos considerarían enfermos como el psicoanálisis freudiano o el marxismo, no obstante, se sirvieron de la fenomenología. Como psiquiatra su nombre quedaría unido, sobre todo, al estudio de los trastornos de la vitalidad y muy en particular al de los estados de ánimo. El estudio y definición de la angustia patológica como trastorno vital, y el encuadramiento de sus variadas manifestaciones en el concepto de «timopatía», enraizado en un texto de Sigmund Freud de 1895 sobre correlatos fisiológicos de la ansiedad, supuso para la psiquiatría clínica y para la llamada patología psicosomática, de la que fueron impulsores también el internista Juan Rof Carballo y otros, un hito importante.[12]​ Su trabajo fue fuertemente influido por la fe católica que dirigió toda su obra,[4]​ así como por su cercanía al Opus Dei.[13]

Biologicismo y franquismo

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Compañero y continuador de las tesis del biologicismo falangista nacionalcatólico de Juan Antonio Vallejo-Nájera,[14]​ fueron responsables de formular a nivel académico la relación entre la idea de "individuo peligroso" y la salud mental y, finalmente, transportar dicha idea a la cultura española (biopolítica) introduciéndola en las creencias populares durante los años de franquismo. Una idea deudora de las corrientes de "higiene mental" surgidas durante el s. XIX que, en sí misma, ya se encontraba presente durante la Segunda República como preocupación social y en respuesta a la demanda de asistencia creada a lo largo de dicho siglo[15]​, pero que, junto con la Ley de Vagos y Maleantes, había acabado siendo utilizada para la represión de personas sin recursos. La interpretación fascista de la idea de "individuo peligroso" vinculaba no solo la enfermedad mental con la peligrosidad, sino que esta se relacionaba con lo que llamaron "peligrosidad política" y, más tarde, peligrosidad social. Así mismo, la peligrosidad se resignificaba como algo determinable a priori (a nivel biológico primero y por causas sociales-familiares después) y vinculable a las ideas políticas y se pretendía encontrar su razón de ser en el desplazamiento de los "rasgos raciales hispánicos", considerando esto finalmente como origen de los problemas sociales.[16]​ Se creía en un "genio de la raza" fundamentado en una supuesta "base biológica" que implicaba una ajustada normalidad. Lo cual significó finalmente la persecución y patologización de la homosexualidad y del colectivo Lgtbiq y su consiguiente "tratamiento psiquiátrico". Esto, especialmente, tras la firma del Concordato con la Santa Sede en 1953 y la inclusión de la homosexualidad en la Ley de Vagos y Maleantes en 1954.[17]​ Lo que oculta esta idea es una especie de naturalización del peligro relativa a una naturalización de la norma, la idea de que aquellas actividades que se ejercen contra la norma tienen origen en alguna forma de anomalía de lo natural en el individuo lo cual justifica la patologización de toda conducta crítica o disidente. Solo en tanto que consideremos la norma social establecida como un inmanente natural en lo humano, ensamblamos la relación locura/peligro. Una estructura que, como observa Ricardo Campos,[18]​ fue utilizada por el Franquismo para patologizar las expresiones políticas que eran contrarias al régimen, así como para producir un sujeto que fuera afín a él; lo que Salvador Cayuela[19]​ llamó el “homo patiens”. Juan José López Ibor, es, en definitiva, un indiscutible protagonista de la historia de España que ayudó a sostener las bases de la represión católica y homófoba y ayudó a construir una "justificación teórico-ideológica" para la violencia ejercida por el Estado hacia la disidencia política e identitaria.

Academias y asociaciones a las que perteneció

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Fue miembro de:[1]

  • la Academia de las Ciencias de Lisboa.
  • la Sociedad Médica de Suecia.
  • la Sociedad Francesa de Neurología.
  • la Sociedad Suiza de Psiquiatría.
  • la Asociación Americana de Psiquiatría.
  • la Asociación Internacional de Neurología y Psicología.
  • las Academias Médicas de Argentina, Venezuela, Colombia y México.
  • Fundador y Presidente del primer Congreso de la Asociación Católica Internacional de Psicología Médica y Psicoterapia.

Condecoraciones y reconocimientos

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Publicaciones

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Revistas

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López Ibor fundó las siguientes revistas y colecciones:

  • Norma (1935). Fundada junto con Pedro Laín Entralgo y Marco Merenciano. El título del trabajo que encabezó su primer número era expresión del talante cultural de López Ibor. Con Raíz vital de la Universidad se inició una nómina de publicaciones reveladora de la sensibilidad de toda una generación de estudiosos frente a los problemas de la Cultura y la vida moderna.
  • Actas Luso-Españolas de Neurología y Psiquiatría (1943). Revista trimestral, en la que López Ibor también fue su director.
  • Biblioteca de Psicología y Psicoterapia (1966-1970). Publicó nueve volúmenes.

Monografías

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Fue un conferenciante prolífico. Al tener la costumbre de llevar por escrito sus intervenciones orales, pudo publicar muchas de sus inquietudes culturales. En su obra López Ibor señala con diversos énfasis que «el interrogante del sentido de la vida humana es el que presta unidad a la ciencia». Entre otros, publicó las siguientes monografías:[1]

  • Lo vivo y lo muerto del psicoanálisis. Hacia una nueva psiocterapia (Barcelona, Luis Miracle Editor, 1933)
  • Discurso a los universitarios españoles (Madrid. Cultura Española, 1938; cuatro ediciones). Influyó notablemente en muchos jóvenes
  • Neurosis de guerra (1942)
  • Epilepsia genuina (1943)
  • La agonía del psicoanálisis (Madrid, Espasa Calpe, 1945)
  • Los problemas de las enfermedades mentales (1949)
  • La angustia vital (Madrid, Paz Montalvo, 1950)
  • La responsabilidad penal del enfermo mental (Madrid, Real Academia Nacional de Medicina, 1951)
  • El español y su complejo de inferioridad (Madrid, Rialp, 1951; seis ediciones)
  • El descubrimiento de la intimidad (1952)
  • Symposium sobre la esquizofrenia (Madrid, CSIC, 1957)
  • Rasgos neuróticos del mundo contemporáneo (1964)
  • El español y la técnica (1964)
  • La neurosis como enfermedad del ánimo (Madrid, Gredos, 1966)
  • La aventura humana (1966; dos ediciones)
  • El libro de la vida sexual (Barcelona, Danae, 1968)
  • Rebeldes (1969; cuatro ediciones)
  • De la noche oscura a la angustia (Madrid, Rialp, 1973)
  • El cuerpo y la corporalidad (Madrid, Gredos, 1974), junto con J.J. López-Ibor Aliño.
  • Cómo se fabrica una bruja (Barcelona, DOPESA, 1976)
  • Freud y sus ocultos dioses (Barcelona, Planeta, 1976)

Referencias

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  1. a b c d e f g h i j López-Ibor Aliño, Juan José (2012). «López Ibor, Juan José». Diccionario biográfico español (Madrid: Real Academia de la Historia). ISBN 978-84-96849-86-0. Consultado el 28 de mayo de 2020. 
  2. «Juan José López Ibor». Archivado desde el original el 7 de octubre de 2018. Consultado el 6 de octubre de 2018. 
  3. Perales Birlanga, Germán (2009). Católicos y liberales : el movimiento estudiantil en la Universidad de Valencia, 1875-1939 (Primera edición edición). ISBN 978-84-370-8310-0. OCLC 991928278. Consultado el 29 de octubre de 2022. 
  4. a b c d Pablo, Ángel González de (2017). «Por la psicopatología hacia Dios: psiquiatría y saber de salvación durante el primer franquismo». Dynamis: Acta Hispanica ad Medicinae Scientiarumque Historiam Illustrandam 37 (1): 45-64. ISSN 2340-7948. Consultado el 29 de agosto de 2019. 
  5. Aparicio Basauri, Víctor (1997). Orígenes y fundamentos de la Psiquiatría en España. Editorial Libro del Año. p. 121. ISBN 84-89789-09-6. «Cuenta Carlos Castilla una sabrosa anécdota en este sentido: "Seguí estudiando mucho con miras a la cátedra que pude obtener muy pronto, a los 27 años, si hubiera accedido a hacerme del Opus Dei, invitación que se nos hizo a Letemendia y a mi por parte de López Ibor y que ambos, por distintas razones, rechazamos".» 
  6. Redacción (15 de diciembre de 1950). «Las tardes del Ateneo». Correo Literario (Madrid). p. 12. 
  7. Candau, Alfonso (marzo de 1952). «Actividades Médicas». Arbor (75): 419-420. 
  8. LGTBI. «De los 'electroshock' de Franco a las terapias del obispo Reig Pla: décadas de homofobia para 'curar' la homosexualidad». eldiario.es. Consultado el 29 de agosto de 2019. 
  9. Corazón-Rural, Álvaro (1 de septiembre de 2015). «Gais, lesbianas y transgénero durante el franquismo». Jot Down Cultural Magazine. Consultado el 29 de agosto de 2019. 
  10. a b Díaz Hernández, Onésimo (2008). «Introducción». Rafael Calvo Serer y el Grupo Arbor (Valencia: Universidad de València): 17-30. 
  11. Martí, José; Ramoneda, Miguel (1976). Calvo Serer: el exilio y el reino. Barcelona: Laia. p. 122. 
  12. «Juan José López Ibor (www.quimica.es)». 
  13. González Cuevas, Pedro Carlos (2016). «Tema 18. El régimen de Franco.». Historia del pensamiento político español. Del Renacimiento a nuestros días. Editorial UNED. ISBN 978-84-362-7094-5. 
  14. Cayuela Sánchez, Salvador (2010). «La biopolítica en la España Franquista». (Tesis Doctoral) Universidad de Murcia: 230-234 y 323. 
  15. Sosa, Matías (7 de diciembre de 2018). «Reseña bibliográfica de Florencia Gutiérrez y M. Paula Parolo (2017). El trabajo: actores, protestas y derecho. Buenos Aires. Imago Mundi. 280 pp.». Folia Histórica del Nordeste (33): 189-191. ISSN 2525-1627. doi:10.30972/fhn.0333557. Consultado el 10 de abril de 2024. 
  16. Cayuela Sánchez, Salvador (30 de junio de 2009). "El nacimiento de la biopolítica franquista. La invención del «homo patiens»". Isegoría 273-288.. Editorial CSIC. p. 280. Consultado el 10 de abril de 2024. 
  17. Campos, Ricardo (30 de diciembre de 2013). «La construcción del sujeto peligroso en España (1880-1936). El papel de la psiquiatría y la criminología». Asclepio 65 (2): 31-32. ISSN 1988-3102. doi:10.3989/asclepio.2013.17. Consultado el 10 de abril de 2024. 
  18. Campos, Ricardo (30 de diciembre de 2013). «La construcción del sujeto peligroso en España (1880-1936). El papel de la psiquiatría y la criminología». Asclepio 65 (2): p017. ISSN 1988-3102. doi:10.3989/asclepio.2013.17. Consultado el 10 de abril de 2024. 
  19. Cayuela Sánchez, Salvador (30 de junio de 2009). «El nacimiento de la biopolítica franquista. La invención del «homo patiens»». Isegoría 0 (40): 273-288. ISSN 1988-8376. doi:10.3989/isegoria.2009.i40.660. Consultado el 10 de abril de 2024. 
  20. Castiella y Maiz, Fernando María (26 de abril de 1966). «Decreto 1031/1966, de 1 de abril, por el que se concede la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil a don Juan José López Ibor». Boletín Oficial del Estado (BOE) (Madrid) (99): 4991. Consultado el 29 de mayo de 2020. 

Bibliografía

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  • Gómez-Santos, Marino (2007). López Ibor: el hilo rojo en su pensamiento. Editorial Biblioteca Nueva. ISBN 978-84-9742-636-7.Gómez-Santos, Marino&rft.aufirst=Marino&rft.aulast=Gómez-Santos&rft.btitle=López Ibor: el hilo rojo en su pensamiento&rft.date=2007&rft.genre=book&rft.isbn=978-84-9742-636-7&rft.pub=Editorial Biblioteca Nueva&rft_val_fmt=info:ofi/fmt:kev:mtx:book" class="Z3988">