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Felipa Larrea

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Felipa Larrea

Felipa Larrea en 1909, fotografiada a la edad de 99 años por Caras y Caretas.
Información personal
Otros nombres Felipa Larrea de Larrea
Nacimiento 1 de mayo de 1810
Bandera de Argentina Buenos Aires, Argentina
Fallecimiento 18 de enero de 1910 (99 años)
Bandera de Argentina Cañuelas, Provincia de Buenos Aires, Argentina
Nacionalidad Argentina
Religión Catolicismo
Familia
Padres Juan Larrea
María Magdalena Rodríguez
Cónyuge Ignacio Sibile Larrea (matr. 1833; fall. 1870)
Hijos 14
Información profesional
Ocupación Esclava

Felipa Larrea (Buenos Aires, 1 de mayo de 1810-Cañuelas, 18 de enero de 1910) fue una mujer afroargentina, considerada la última esclava afrodescendiente superviviente del período colonial en Argentina.[1]

Nacida en los albores de la Revolución de Mayo como hija de un matrimonio de esclavos pertenecientes a Juan Larrea, realizó trabajos de cuidado y servicio doméstico a lo largo de toda su vida. Dada la similitud entre el nombre de su padre y su primer amo, algunos descendientes especulan sobre una posible relación de parentesco entre Juan y Felipa Larrea.[a]​ Sirvió en casas de familias aristocráticas como las de Joaquín del Pino, Marcó del Pont, Bernardino Rivadavia y Domingo Faustino Sarmiento. Fue testigo directo del fusilamiento de Camila O'Gorman en 1848, a quien asistió en sus últimos momentos, y algunas fuentes aseveran que su testimonio oral fue fundamental para varias crónicas escritas por Sarmiento acerca del suceso.[1]

En su temprana adultez se convirtió en una ciudadana libre, y en 1833 contrajo matrimonio con otro esclavo, Ignacio Sibile Larrea, con quien tuvo 14 hijos y de quien enviudó en 1870. En su vejez se trasladó a la localidad de Cañuelas, y en 1909 adquirió notoriedad pública cuando su historia apareció en un artículo de la revista Caras y Caretas.[2]​ Sobrevivió a todos sus hijos y su vida transcurrió en la extrema pobreza hasta su muerte en 1910, a la edad de 99 años.

La figura de Larrea tomó resignificancia en los últimos años a raíz de diversos grupos de activistas afroargentinos que buscan desmitificar la idea de Argentina como una «nación blanca» y, en su lugar, reconocer los conocimientos y el aporte de la fuerza de trabajo de la población negra al desarrollo económico de la Argentina.[3][4]

Antecedentes y contexto social

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A fines del siglo XVI y durante el XVII, llegaron los primeros africanos a Buenos Aires provenientes de la zona sur del Ecuador, Angola, Congo, Mozambique y del sudeste de África. Los esclavos, además de aportar fuerza de trabajo, poseían conocimientos sobre cuestiones medicinales, agrícolas, manejo de la madera y el hierro, motivo por el cual eran obligados a realizar las tareas más duras de la sociedad y representaban la principal mano de obra en las haciendas, ingenios y talleres artesanales. Los africanos habitaron Buenos Aires desde 1585 y su legado cultural es parte de la idiosincrasia argentina a tal punto que el dulce de leche, las achuras e inclusive las payadas, elementos claves de la argentinidad, tienen raíces africanas.[5]

Entre 1777 y 1812, ingresaron a los puertos de Buenos Aires y Montevideo más de 700 barcos con 72 000 esclavos africanos, aunque muchos de ellos no llegaban con vida de los viajes debido a las paupérrimas condiciones de traslado. Hacia 1810, Buenos Aires tenía alrededor de 40 000 habitantes y un 20 % de la población era de origen africano. Para el momento de la Revolución de Mayo, la ciudad era diversa y no tenía una mayoría de población blanca, lo que comenzó a darse recién con las primeras olas inmigratorias europeas del proceso de Organización Nacional hacia 1860.[5]

Así como todos los sectores bajos, los esclavos eran sometidos a duras condiciones de vida y solo alcanzaban la condición de libre si el interesado lograba comprársela al amo en el transcurso de su vida o si este consideraba que su esclavo estaba demasiado enfermo o viejo para continuar con las tareas domésticas.[6]​ Además de las empresas que tuvieron el monopolio del asiento de esclavos, cuyo punto neurálgico se hallaba en la Estación Retiro,[5]​ la trata de personas enriqueció a un selecto grupo de familias que integraban la élite porteña a fines del período colonial y el inicio de la era independiente.[7]​ El mestizaje, las guerras independentistas y la propagación de enfermedades producto del hacinamiento de los traslados diezmaron a la población negra en el correr del tiempo.[8]

Biografía

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Primeros años

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Felipa Larrea nació el 1 de mayo de 1810, 24 días antes de la Revolución de Mayo que derivó en la declaración de la independencia argentina seis años más tarde. Su padre era un esclavo afroamericano llamado Juan Larrea, que había sido comprado por el comerciante y político español Juan Larrea, cuyo apellido llevaba,[9]​ y se tienen registros del nacimiento de al menos seis hermanos entre 1823 y 1833. Su padre fue mencionado en una de las cartas que María Guadalupe Cuenca le envió a su esposo Mariano Moreno cuando este ya había muerto en alta mar: «En la otra carta te aviso todas las novedades, y para eso del sueldo, me dijo fray Cayetano que viera al mozo de Larrea para preguntarle quién seguiría dándome la mesada y cobrando el sueldo...».[1]​ Dada la similitud del nombre de su padre con el de su primer amo, sus descendientes afirman que el político pudo haber sido su progenitor, lo que convertiría a Felipa en parda.[1]​ Larrea, que luego se convertiría en el último miembro sobreviviente de la Primera Junta, se suicidó el 20 de junio de 1847 sin dejar esposa ni descendencia conocidas.[1]​ La madre de Felipa era María Magdalena Rodríguez, una esclava africana nacida en Guinea Ecuatorial que había estado al servicio de Patricio Salas.[10]

Cuando Felipa era niña, fue comprada por Justa Visillac de Rodríguez, esposa de José Antonio Rodríguez.[1]​ La familia Rodríguez era miembro de la Basílica de Nuestra Señora de la Merced, la congregación católica romana más antigua de Buenos Aires. Se crio en la Casa de Ejercicios Espirituales Sor María Antonia de la Paz y Figueroa, un nuevo convento que se estaba erigiendo en la intersección de las calles Independencia y Salta, actualmente perteneciente al barrio porteño de Constitución.[11]​ Era común que las familias enviasen a las niñas algunos días al año para meditar, ayunar o hasta mortificar la carne en el caso de purgar una falta grave.[1]

Ocupación, matrimonio e hijos

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Felipa Larrea, retratada por Arturo Ramos.

Larrea realizó trabajos de cuidado y servicio doméstico a lo largo de toda su vida. Sirvió en las casas de Valentín Díaz, Josefa Lavalle y Marcó del Pont sucesivamente, y durante su temprana adultez, en los años previos a su casamiento, se convirtió en liberta.[12][1]​ Continuó desempeñando cargos domésticos en diversas casas de familias aristocráticas de Buenos Aires, como las de Joaquín del Pino y Bernardino Rivadavia, primer presidente de la República Argentina. El 30 de julio de 1833, contrajo matrimonio con Ignacio Sibile Larrea en la Parroquia de la Inmaculada Concepción, en la Avenida Independencia.[12]​ Sibile Larrea, nacido en el Congo, también había estado al servicio de Juan Larrea y había servido como cocinero de Juan Galo de Lavalle. Además de prepararle la comida, debía probarla antes que el General, ya que este temía ser envenenado.[1]​ El matrimonio fue contraído por ambos ya en condición de ciudadanos libres y todos sus hijos nacieron libres gracias a la libertad de vientres declarada por la Asamblea del Año XIII del 31 de enero de 1813.[1]

Los registros documentales difieren sobre el número exacto de hijos de Felipa e Ignacio Sibile Larrea. El segundo censo nacional realizado en 1895 contabilizó 14 hijos, mientras que el primer censo nacional de 1869 y un artículo de Caras y Caretas de 1909 cifraron su descendencia en 11, aunque es probable que algunos —como era habitual en esa época— murieran a temprana edad y fueran pasados por alto, tanto en los libros de actas como en las respuestas brindadas por Larrea.[13][2]​ Entre ellos, destacan María Luisa, Exequiela, Juana Petrona Telma, Simona del Rosario, Rita, Magdalena, Ventura del Carmen, Ignacio Mateo y Tomás Sibile Larrea —este último casado con María Crescención Martínez, prima segunda de Domingo F. Sarmiento—.[1]​ Su esposo Ignacio murió el 2 de marzo de 1869 a los 70 años en su casa de Chile 426 y la causa de muerte se registró como fiebre.[1][11]​ No existe consenso tampoco en torno a si Larrea permaneció analfabeta toda su vida, un dato sujeto a debate por contradicciones en los registros censales.[13][14]​ Sus registros aparecen en el primer censo nacional de 1869 bajo la presidencia de Domingo Faustino Sarmiento. El documento original, fechado el 16 de septiembre del mismo año, se labró en la calle Perú 371 y 373, a escasos metros del solar de la casa de la familia de Encarnación Ezcurra, y asevera que no sabía escribir pero sí leer, que era de estado civil viuda, de «55 años» y de profesión planchadora.[14]​ Datos similares fueron relevados en el segundo censo nacional de mayo de 1895, bajo la presidencia de José Evaristo Uriburu, donde declaró tener «70 años», no saber leer ni escribir, haber tenido 14 hijos a lo largo de su vida y no contar con propiedad raíz.[13]

Ejecución de Camila O'Gorman

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Ejecución de Camila O'Gorman, a quien Larrea consoló en las vísperas de su fusilamiento. Óleo sobre tela de 49 cm x 63 cm, firmado por F. Augero y fechado en Turín en 1858.

Larrea fue testigo directo de la ejecución de Camila O'Gorman, socialité argentina que había huido para casarse con el sacerdote de su capilla local, Ladislao Gutiérrez. Ambos se habían enamorado y abandonado a sus familias para escapar a Brasil, donde proyectaban construir una vida juntos. Cuando las autoridades detuvieron a la pareja en la provincia de Corrientes, el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, ordenó el fusilamiento de ambos ante el escándalo público por el quiebre de los votos de castidad de Gutiérrez y el comportamiento socialmente inaceptable de O'Gorman.[1]Manuela Rosas, hija del Gobernador, era amiga de O'Gorman e intercedió por ella ante su padre sin éxito para evitar su sentencia, que finalmente se llevó a cabo el 18 de agosto de 1848. Se envió a la esclava Larrea para asistirla en el cuartel de Santos Lugares, donde también estaba su esposo Ignacio,[1]​ y esa experiencia está narrada en una novela histórica de la escritora Cristina Bajo, Esa lejana barbarie (2017), que la menciona en varios pasajes.[15]

El biógrafo del comandante Antonino Reyes, Manuel Bilbao, indicó que O'Gorman estaba embarazada de Gutiérrez al momento de su fusilamiento dado que había recibido el bautismo por boca y,[16][17]​ de acuerdo con el libro de Cristina Bajo, Larrea —que había dado a luz a su hija Rita tres meses antes— pudo haber dado cuenta de eso al decirle que se compadecía y comprendía su estado.[1][15]

Últimos años

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Larrea sobrevivió a todos sus hijos, además de su marido y sus hermanos. Hacia fines de 1870, se trasladó con su última hija Magdalena a Cañuelas, Buenos Aires. Aunque se desconocen los motivos de su cambio de residencia, paralelamente se estableció en el lugar el comerciante José Lino Aráoz —posteriormente intendente del partido—, quien conocía a Larrea desde su época de servidumbre en la casa de Rafaela de Vera y Mujica,[2]​ viuda del virrey del Pino y suegra de Bernardino Rivadavia. Felipa y Magdalena convivieron juntas en una casa de la que sólo sobrevive una pared ubicada entre las calles Lara y Montesquieu, hasta el fallecimiento de esta última en 1909 a la edad de 59 años.[1]​ A la muerte de su hija, sus nietos, que vivían en Barracas y realizaban trabajos ocasionales como jornaleros, se convirtieron en su única familia sobreviviente.[1]

Larrea en el jardín de su casa de Cañuelas, 1909.

Felipa Larrea adquirió notoriedad tras aparecer en un artículo de la edición N.º 582 de la revista Caras y Caretas, publicado el 27 de noviembre de 1909. En él, describió sus desgracias y las dificultades que había enfrentado después de su emancipación, y comentó acerca de la extrema pobreza en la que había transcurrido toda su vida.[18]​ El artículo describía a Felipa «en la mayor miseria, sin amparo alguno» y como conservadora de una «memoria prodigiosa»,[18]​ ya que podía recordar fácilmente una serie de acontecimientos históricos que había presenciado, como la ejecución de Camila O'Gorman en un pelotón de fusilamiento en 1848, de la que «aún se estremecía de espanto y horror al evocar su recuerdo».[10][11][15]

Sin el sostén económico de su hija, y a pesar de su avanzada edad, continuó trabajando en la más absoluta miseria. Casi dos meses más tarde, Larrea falleció en Cañuelas el 18 de enero de 1910 como consecuencia de una insuficiencia cardíaca, a los 99 años. Sus restos fueron enterrados en una parcela perteneciente al empresario local José Lino Aráoz en el cementerio municipal[2]​ y según los libros de actas, fue ingresada como «negra jornalera africana, viuda, de cien años». El predio del cementerio fue ocupado en 1931 por el Cañuelas Fútbol Club y un descendiente en cuarto grado de Larrea, Ariel Ortiz, en un reportaje brindado a Infobae, contó que una anciana había hallado una placa con la inscripción de «José Lino Aráoz» en el lugar muchos años después. De acuerdo con su testimonio, creía que las cenizas de Larrea habían sido trasladadas posteriormente a un convento perteneciente a la orden de las monjas de Santa Catalina de Siena.[1]

Legado

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Parte de la descendencia de Felipa. Sentada, su nieta Ramona Larrea (1876-1938), junto a su hija, Mercedes Ramona. Fotografía de los años de 1920 o 1930.

En los últimos años, la vida y la época de Felipa han sido evocadas por grupos activistas afroargentinos que buscan borrar la idea que concibe a la Argentina como una «nación blanca», en la que la población afroargentina ha desaparecido o no ha tenido injerencia en la historia.[19][8]​ Muchos activistas e historiadores coinciden en señalar que durante décadas se empeñó en construir una identidad nacional basada principalmente en la herencia europea y se obvió el aporte crucial de los esclavos y sus descendientes en el desarrollo económico, cultural y político de la Argentina.[8]

En 2022, el Concejo Deliberante de Cañuelas nombró una calle en honor a Larrea.[1][20][4]​ La esclava trabajó muchos años en la casa de Domingo Faustino Sarmiento y, de acuerdo con Infobae, sus relatos orales del fusilamiento de Camila O'Gorman inspiraron a Sarmiento en la redacción de dos artículos, «Camila O'Gorman», publicado en Crónica de Montevideo el 26 de agosto de 1849, y «Suplicio de Camila O'Gorman», publicado en El Nacional el 13 de julio de 1857.[1]

Página/12 señaló:

«Felipa es la encarnación de una herencia colonial que no solo estructuró nuestros Estados en el continente, sino que tiene su reflejo en este siglo como perpetuación de la desigualdad social. En ella raza, género y trabajo se expresan tan cabalmente que hasta su nacimiento, el 1° de mayo de 1810, según indica la nota, adquiere hoy un significado distinto frente a los debates actuales de los feminismos negros en torno a las políticas sobre las tareas domésticas, y el enfoque que suelen darle los Estados en nuestra región a este tema».[3]

Jonatan Perdernera, en una reseña para un diario local, manifestó: «Su cara es el lienzo de una etapa. Basta con mirarla una y otra vez. La postal de agotamiento en una etapa donde los negros arribaban de contrabando, algunos —con suerte— llegaban...».[4]​ La historia de Larrea fue una de las que recogió la escritora Emilia Zavaleta para su libro Mulanas, señalando que «nuestro pasado nos permite comprender nuestro presente y armar un mejor futuro y, sin las mujeres, no se puede entender el engranaje cultural de Latinoamérica».[21]

En 2023, el antropólogo Norberto Pablo Cirio de la Universidad Nacional de La Plata entrevistó a los descendientes de Larrea, Ariel Alberto y Miriam Valeria Ortiz, como parte de una investigación que indaga sobre los posibles orígenes africanos de Mama Antula, en cuyo convento se crio Larrea.[22]

Véase también

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Notas

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  1. Adrián Pignatelli señaló en un artículo de Infobae: «Sobre el padre en los descendientes de Felipa persiste la eterna duda de que sería el propio Larrea. A esa altura era un hombre rico y su vida estaría jalonada por negocios no del todo claros y exilios».

Referencias

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  1. a b c d e f g h i j k l m n ñ o p q r s Pignatelli, Adrián (25 de marzo de 2023). «Felipa Larrea, la última esclava que sobrevivió a la colonia y sirvió en las casas de Rivadavia y Sarmiento». Infobae. Consultado el 10 de febrero de 2024. 
  2. a b c d Zigiotto, Diego (2018). Historias encadenadas de Buenos Aires. Argentina: Ediciones B. ISBN 9789876279703. Consultado el 15 de abril de 2019. 
  3. a b «Felipa Larrea de Larrea». Argentina: Página/12. 16 de junio de 2023. Consultado el 22 de mayo de 2024. 
  4. a b c Pedernera, Jonatan (22 de marzo de 2022). «Día de la Mujer: Felipa Larrea tiene su propia calle». El Ciudadano de Cañuelas. Archivado desde el original el 4 de febrero de 2023. Consultado el 21 de mayo de 2024. 
  5. a b c «Historia de la esclavitud en Argentina». Secretaría de Cultura de la Nación. 18 de octubre de 2017. Consultado el 22 de mayo de 2024. 
  6. Pigna, Felipe (16 de julio de 2017). «Haciendo historia: Cómo era ser pobre o esclavo en la Colonia». Clarín. Consultado el 17 de abril de 2019. 
  7. Pigna, Felipe (30 de julio de 2017). «Haciendo historia: ¿Cómo funcionaba el mercado de esclavos en Buenos Aires?». Clarín. Consultado el 17 de abril de 2019. 
  8. a b c González de Gispert, Jaime (11 de junio de 2019). «"Aquí no hay negros": cómo se borró de la historia de Argentina y Chile el aporte de los esclavos y los afrodescendientes». BBC News. Consultado el 22 de mayo de 2024. 
  9. Pantano, Carlos Orlando (2022). Caníbales blancos. Tinta Libre Ediciones. ISBN 9789878171715. Consultado el 22 de mayo de 2024. 
  10. a b Hergenrether, Germán (8 de marzo de 2020). «Felipa Larrea, la última esclava del período colonial, murió en Cañuelas en 1910». infocanuelas.com. Cañuelas. Consultado el 10 de febrero de 2024. 
  11. a b c «Felipa Larrea de Larrea, La Última Esclava». Caras y Caretas (Buenos Aires) (582): 7. 27 de noviembre de 1909. 
  12. a b «Ignacio Sibille Larrea y Felipa Larrea desposados y velados». Matrimonios 1739-1857 (Buenos Aires: Parroquia Inmaculada Concepción): 121. 30 de julio de 1833. 
  13. a b c «República Argentina - Libreto del Censo». Segundo Censo de la República Argentina (Cañuelas): 523, tomo 82. 10 de mayo de 1895. 
  14. a b «Libreto de Censo - República Argentina». Censo Nacional de 1869 (Ciudad de Buenos Aires) (48, tomo 112, sección Policía N.º 14). 16 de septiembre de 1869. 
  15. a b c Bajo, Cristina (1 de agosto de 2017). Esa lejana barbarie. Penguin Random House Grupo Editorial Argentina. ISBN 9789500759519. Consultado el 17 de julio de 2019. 
  16. Bilbao, Manuel (1883). Vindicación y memorias de don Antonino Reyes. Sobre la vida y la época de don Juan Manuel de Rosas 1. Buenos Aires: Imprenta del Porvenir. p. 365. Consultado el 31 de mayo de 2024. 
  17. Camila O’ Gorman: víctima de la injusticia. Argentina: Museo Histórico Nacional. Consultado el 29 de mayo de 2024. 
  18. a b «Una centenaria — Felipa Larrea de Larrea». Archivo digital de la Hemeroteca Nacional - Biblioteca Nacional de España. Caras y Caretas (Buenos Aires) (582): 74. 27 de noviembre de 1909. ISSN 0327-6384. Consultado el 10 de febrero de 2024. 
  19. Zavaleta, Emilia (8 de noviembre de 2020). «Día de la Afrodescendencia en Argentina: la huella de aquellas mujeres invisibilizadas». Newsweek. Consultado el 21 de mayo de 2024. 
  20. «Personalidades de Cañuelas le dan nombre a las nuevas calles del Parque Industrial». infocanuelas.com. 23 de febrero de 2022. Consultado el 10 de febrero de 2024. 
  21. EFE (15 de mayo de 2024). «Grandes mujeres de la historia de Latinoamérica emergen resignificadas en "Mulanas"». Argentina: HJCK. Consultado el 22 de mayo de 2024. 
  22. Brandariz, Carola (1 de febrero de 2024). «Mama Antula: investigan si la futura santa argentina fue descendiente de esclavos africanos». Argentina: Clarín. Consultado el 22 de mayo de 2024. 

Bibliografía

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Libros
Publicaciones

Enlaces externos

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