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Batalla de Cuaspud

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Batalla de Cuaspud
Parte del conflicto limítrofe entre Colombia y Ecuador y la guerra colombo-ecuatoriana

Lugar donde ocurrió la batalla, a 12 km al noroeste de la frontera de Ipiales (Colombia) con Tulcán (Ecuador).
Fecha 6 de diciembre de 1863
Lugar cerca del caserío de Cuaspud,
Estado Soberano del Cauca,
Estados Unidos de Colombia
Resultado Victoria decisiva colombiana
Beligerantes
Bandera de Ecuador República de Ecuador Bandera de Colombia. Estados Unidos de Colombia
Comandantes
Bandera de Ecuador General Juan José Flores Bandera de Colombia. General Tomás Cipriano de Mosquera
Unidades militares
I División Draquea
  • Batallón 2.º de Pichincha
  • Batallones 1.º, 2.º y 3.º de Imbabura y Babahoyo

II División Salvador

  • Batallón Guayas
  • Batallón Yaguachi
  • Batallón León
  • Batallón Oriente

III División Maldonado

  • Batallones 1.º y 2.º Vengadores
  • Batallón Chimborazo
  • Batallón Daule

IV División Dávalos

  • Regimientos 1.º y 2.º de la Brigada de Artillería
3 Divisiones
  • Batallón Amalia
  • Batallón Bomboná
  • Batallón Pasto
  • Batallones 2.º y 5.º de Vargas
  • Batallón Cariaco
  • Batallón Pichincha
  • Batallón Voltígeros
  • Batallón Tiradores
  • Batallón Bogotá
  • Batallón Guitarra
  • Batallón Palacé
  • Batallon Granaderos
Fuerzas en combate
6000 en batalla[1][2]
(5300 infantes y 700 jinetes)[1]
(9500 involucrados en la campaña en territorio colombiano)[2]
4000 soldados[2]
(3700 infantes, 100 jinetes, 4 cañones y 80 artilleros)[1]
Bajas
2500 muertos y heridos de caballería[3][4]​ (1200 muertos)[1]
2200[1]​-4000 soldados y 500 oficiales prisioneros, luego liberados[2]
52 muertos[1]

La batalla de Cuaspud fue un enfrentamiento militar librado el 6 de diciembre de 1863 entre las fuerzas militares de la República de Ecuador (época garciana) y los Estados Unidos de Colombia (actual República de Colombia) en una corta guerra (Guerra Colombo-Ecuatoriana) propiciada por diferendos limítrofes e ideológicos.[5]

Antecedentes

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El general Tomás Cipriano de Mosquera buscaba la reconstrucción de la Gran Colombia, proyecto que propuso a Gabriel García Moreno, presidente del Ecuador. Pero este lo rechazó, debido a que su plan de gobierno estaba basado en instituciones muy diversas a las de él. En efecto, las diferencias ideológicas de los dos jefes de estado eran claras: García Moreno era un ferviente católico que buscaba la reforma del clero ecuatoriano con la ayuda de un concordato con la Santa Sede, mientras que Mosquera era opositor de la Iglesia en Colombia. El general, enfadado por la negativa del presidente ecuatoriano, empezó una campaña de ataques hacia su gobierno acusándolo de régimen teocrático y haciéndose ver a él mismo como «hijo de Bolívar y salvador de la patria».[6]

El pueblo ecuatoriano rechazaba totalmente una posible anexión a los Estados Unidos de Colombia y además se mostraba indignado por la intromisión del presidente colombiano en asuntos internos del país. Por otra parte, era conocido el apoyo que Mosquera daba a todo revolucionario que pretendía derrocar al gobierno de García Moreno.[7][8]​ Si a esto se suman las escaramuzas fronterizas libradas incluso con los insurgentes conservadores, con quienes se había librado la batalla de Tulcán en 1862, se da a conocer que el conflicto era inevitable.

Los ecuatorianos sostienen que Mosquera ambicionaba repartir el territorio de Ecuador con Perú y quería que regresara a la Presidencia del Ecuador el general Urbina, enemigo acérrimo de García Moreno. Mientras que los liberales colombianos acusaron a García Moreno de querer adueñarse de la provincia de Pasto y parte del territorio del Caquetá (actual Putumayo), y de pretender apoyar a los conservadores. Ecuador envió al diplomático Antonio Flores Jijón, quien realizó un acuerdo con el Gobierno mosquerista, pero el presidente ecuatoriano desconoció el tratado y se lanzó a la guerra. García Moreno envió al general Juan José Flores, mientras que Mosquera se apersonaba de las acciones del lado colombiano.

Orden de batalla

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García Moreno ordena al general Juan José Flores movilizar hacia el norte del Ecuador casi la totalidad de los batallones existentes en el territorio, alrededor de 8200 hombres de infantería y 1150 jinetes distribuidos en 4 divisiones: la Draquea, la Salvador, la Maldonado y la Dávalos.

La 1.ª división, Draquea, se componía de los batallones 2.º de Pichincha, 1.º, 2.º y 3.º de Imbabura y Babahoyo (dirigidos por los jefes Sáenz, Dalgo, Conde, Echanique y Rivadeneira).

La 2.ª división, Salvador, se componía de los batallones de Guayas, Yaguachi, León y Oriente (dirigidos por los jefes Pereira, Viteri, Echeverría y Mata).

La 3.ª división, Maldonado, se componía de los 1.º, 2.º Vengadores, Chimborazo y Daule (dirigidos por los jefes Espinoza, Aparicio, Larrea y Campuzano).

La 4.ª División, Dávalos, se componía de los Regimientos 1.º y 2.º y de la Brigada de Artillería (dirigidos por los jefes Manuel Tomás Maldonado, Ignacio de Veintimilla y Francisco Javier Salazar.[9]

El general Tomás Cipriano de Mosquera moviliza 4000 soldados y 120 jinetes, comandados estos últimos por el coronel Acero, de tal suerte que sólo se pudieron organizar tres divisiones dirigidas por los generales Sánchez, Rudecindo López, y el coronel Gregorio Rincón.

Los batallones que pudieron ponerse en estado de combatir fueron el Amalia, el Bomboná, el Pasto, los 2.º y 5.º de Vargas, el Cariaco, el Pichincha, el Voltígeros, el Tiradores, el Bogotá, el Guitarra, el Palacé y el Granaderos. Los principales jefes de estos cuerpos eran el general Bohórquez, el general Armero (jefe de artillería compuesta de cuatro cañones), el general Anzola, el general Pedro Marcos de la Rosa, y los coroneles Miguel Ángel Portillo, Manuel Guzmán, José Chaves, Castillo, Escárraga, Soto y Vezga.

La batalla

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El 15 de agosto de 1863, Mosquera llegó al territorio del actual departamento de Nariño (Colombia), iniciándose escaramuzas y pequeños combates en los que los enemigos se reconocieron. La fortaleza de los ecuatorianos se basaba en su caballería, pero hasta diciembre no se arriesgó al ejército en batalla.

A principios de diciembre de 1863, Mosquera tomó un mapa, y tras observar el sitio de Cuaspud (actual departamento de Nariño), le señaló con un alfiler exclamando: «Aquí he de anular la caballería de Flores». En este punto se ubicaba una hacienda fronteriza con el Ecuador, que se caracterizaba por ser pantanosa, con sus colinas y fangales completamente ocultos por espesa vegetación agreste, producto natural de la humedad estancada como en un gran lago de lodo.

El día 4 de diciembre de 1863 por la tarde llegó el ejército colombiano al pueblo de Cumbal y el ecuatoriano se situó en la hacienda Chautalá, frente a la primera población. El día 5 de diciembre Flores recibió el último refuerzo de tropa enviado desde Tulcán por el coronel Gómez de la Torre; todos estos movimientos anunciaban la proximidad del combate.

General Tomás Cipriano de Mosquera.

Flores no tenía ningún plan de campaña, solamente se movía según se moviera su adversario. El 6 de diciembre Mosquera ordenó que se levantase el campamento de Cumbal y se dirige en dirección del Carchi, lo anterior por haberse extraviado una parte de los caballos y bueyes que cargaban los cañones; Flores inmediatamente puso en movimiento a sus ocho mil soldados, enviando a los batallones 1.º y 2.º Vengadores y trescientos jinetes en dirección de Mosquera, encontrándose repentinamente los dos bandos en las faldas de la colina que se llamaba Cuaspud, a tan corta distancia que se hacían fuego casi a quemarropa. Con una orden fingida a su lugarteniente el general Payán, Mosquera hizo creer que este se lanzaría sobre Quito, Flores se lanzó a la carga y Payán fingió retirada hasta Cuaspud; cuándo los ecuatorianos cayeron en el pantano, Payán atacó con violencia mientras Mosquera, con tropas frescas, coronó la victoria.

Este movimiento de Mosquera y su ejército logró situarlo en la colina, interpuesto entre Flores y el Carchi y además defendido en buena extensión por las profundas ciénagas que tenían la apariencia de simples pastizales.

Al iniciarse la batalla en día 6 de diciembre de 1863, quedan atrapados más de mil doscientos jinetes de caballería de las fuerzas ecuatorianas, siendo fusilados por los tiradores colombianos. El resto del ejército huyó, cayendo más de tres mil prisioneros entre oficiales y subalternos, que bajo la promesa de no empuñar las armas contra Mosquera, fueron puestos en libertad.

Tras el fracaso de batalla muchos militares ecuatorianos emprenden la huida buscando refugio en casas aledañas e incluso en pueblos cercanos al campo de batalla; entre estos estuvo el coronel Pereira, quien buscó refugio en la casa de Manuela Portillo en la vereda del Carchi, donde evitó la búsqueda exhaustiva por parte de los soldados colombianos. Años más tarde decide crear un vínculo con la familia Naranjo Portillo, llevando en matrimonio a su hija Damiana.

Flores y algunos de sus soldados deciden realizar la huida hacia territorio ecuatoriano.

Consecuencias

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Mosquera, después de la batalla, avanzó hasta Carlosama, donde estableció su cuartel Militar. El día 7 de diciembre de 1863 recibió una carta de Flores, fechada en Tusa, en la cual proponía la paz. El presidente colombiano accedió a ello, y para negociarla encargó al general Antonio Gonzales Carazo; el 21 de diciembre se firmó en Ibarra el siguiente armisticio:

Antonio Gonzales Carazo (mayor general del ejército de las operaciones del sur de los Estados Unidos de Colombia) y Juan José Flores (general en jefe del ejército de la República del Ecuador), debidamente autorizados para celebrar un armisticio, han convenido:
  • Artículo 1.º: Habrá un armisticio de diez días, durante el cual se suspenderá toda hostilidad entre los ejércitos colombiano y ecuatoriano.
  • Artículo 2.º: Durante el término de este armisticio, el ejército colombiano se acantonara en la ciudad de Ibarra, y el ecuatoriano, en Otavalo, Cotacache o cualquier otro punto distante, a por lo menos cuatro lenguas de Ibarra.
  • Artículo 3.º: Si por una desgracia que no es de esperarse, la celebración del Tratado de paz no se verificare dentro del término de este armisticio, los beligerantes podrán continuar las hostilidades cuarenta y ocho horas después del último día del armisticio.
  • Artículo 4.º: Este armisticio no necesita de la aprobación del Gobierno del Ecuador, estando como está el señor general Flores suficientemente autorizado para ajustarlo y cumplirlo, pero no se llevara a efecto sin la aprobación del señor presidente de los Estados Unidos de Colombia y el generalísimo del ejército, y de esta fecha en que fuere aprobado por él será obligatorio para ambos beligerantes.

En fe de lo cual firmamos dos ejemplares del presente convenio, a los veintiún días del mes de diciembre de mil ochocientos sesenta y tres.

A. Gonzales Carazo - Juan José Flores.

Tulcán, 23 de diciembre de 1863.

Aprobado.

El presidente de los Estados Unidos de Colombia. T. C. de Mosquera.

El secretario de Lo Interior y Relaciones Exteriores José María Quijano Wallis

El día 30 de diciembre de 1863, en la hacienda de Pizanqui, se firmó el tratado de paz, amistad y alianza entre ambas naciones.

Al final Mosquera pactó con Ecuador, reconociendo los límites ya existentes, la no intromisión en asuntos internos mutuos y un acuerdo de paz permanente. En consecuencia, nunca más se presentaron diferendos fronterizos entre estos dos países. Mosquera consolidó su poder interno y Ecuador pudo hacer lo mismo, ya que se concentró de lleno frente a la invasión urbinista.

Referencias

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  1. a b c d e f Rosselli Cock, Diego Andrés (2010). Historias de cien ciudades: crónicas de un viaje fascinante por Colombia. Bogotá: Intermedio, pág. 139; 2010.
  2. a b c d Cordovez Moure, José María (2006): Reminiscencias de Santafé y Bogotá. Bogotá: Fundación Editorial Epígrafe, pág. 1933; 2006. ISBN 9789589733493.
  3. Zepeda, Beatriz (2010): Ecuador: relaciones exteriores a la luz del bicentenario. Flacso (sede Ecuador), pág. 95. ISBN 9789978672242. Esta batalla fue el enfrentamiento más encarnizado vivido por los ecuatorianos.
  4. Zepeda, 2010: págs. 94-95. En el período posterior a la independencia (1820-1870), fueron frecuentes en Latinoamérica las guerras internacionales que, sin embargo, no consiguieron fortalecer a los Estados ni mejorar su cohesión interna.
    Las instituciones estatales eran débiles, el sentimiento nacional era escaso y el panorama interno fraccionado, atenuado aún más por las guerras en el caso ecuatoriano.
    El primero de los conflictos que vivió Ecuador fue en 1830-1832 (Guerra entre el Ecuador y la Nueva Granada): el general Flores invadió Pasto y Popayán para anexarlos pero una sublevación en su retaguardia de sus tropas y el súbito entendimiento con Obando se produjeron antes de un enfrentamiento directo.
    Posteriormente, en 1841, Flores volvió a incursionar en territorio neogranadino para apoyar al gobierno de Bogotá en una guerra civil (Guerra de los Supremos) con la esperanza de una modificación en la frontera, que no ocurrió.
    Después, en 1858-1860, Ecuador fue a su única guerra decimónonica contra el Perú ―Guerra peruano-ecuatoriana (1858-1860)―.
    El bloqueo naval del mariscal Castilla y las ocasionales operaciones peruanas en su litoral ocasionaron pocas bajas, ya que encontraron poca resistencia al aliarse con el gobierno regional de Guillermo Franco Herrera, transmitiendo a los habitantes de Guayaquil la visión que los peruanos los defendían del poder central.
    No hubo ninguna explosión de nacionalismo, solo la imposición del centralismo presidencial de García Moreno para impedir una guerra civil más que por miedo a una guerra externa, rechazando las pretensiones peruanas en el Tratado de Mapasingue.
    Pocos años más tarde, en 1861-1864, los ecuatorianos se vieron involucrados en otra guerra civil (guerra civil colombiana de 1860-1862). El gobierno de García Moreno se enfrentó al gobierno conservador de Julio Arboleda, quien cruzaba la frontera para perseguir en territorio ecuatoriano a los rebeldes liberales de Tomás Mosquera. Después, el general Flores recibió órdenes de García Moreno para atacar a Mosquera, quien había ganado el poder en Bogotá y quería unir al Ecuador a su nueva confederación. El posterior Tratado de Pinsaquí (30 de diciembre de 1863) no hizo referencia a ninguna posible anexión a Colombia, lo que hace pensar que el argumento de Flores no era más que una justificación para incursionar y cambiar la frontera.
  5. García Hernández, Alejandro (2018): «Tomás Cipriano de Mosquera, el presidente que quiso abolir las instituciones coloniales», artículo publicado el 26 de septiembre de 2018 en el sitio web Prospectiva en Justicia y Desarrollo (Bogotá).
  6. López Álvarez, Leopoldo; y Ortiz, Sergio Elías (1932): «La batalla de Cuaspud», artículo publicado en el Boletín de Estudios Históricos de Pasto (San Juan de Pasto), volumen I, págs. 24-25; 1932.
  7. Varios autores: Historia del Ecuador, tomo 6, página 88 en adelante; Enciclopedia Salvat.
  8. Dávila, Luis Robalino (1948): Orígenes del Ecuador de hoy, tomo «García Moreno», capítulo XXXV. Quito (Ecuador): Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1948.
  9. López Álvarez, Leopoldo; y Ortiz, Sergio Elías (1932): «La batalla de Cuaspud», artículo publicado en el Boletín de Estudios Históricos de Pasto (San Juan de Pasto), volumen I, págs. 24-25 y 382-383; 1932.

Véase también

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Enlaces externos

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