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Adrastea (mitología)

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En la mitología griega Adrastea (en griego Άδράστεια, Adrásteia, esto es, «aquella de quien no se puede huir») es una diosa, epíteto o figura mitológica que varía según cada autor.

Nodriza de Zeus

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Apolodoro dice que después que Crono devorase a sus hijos Rea se dirige a Creta, estando encinta de Zeus, lo da a luz en una cueva de Dicte y se lo entrega a los curetes y a las ninfas Adrastea e Ida, hijas de Meliseo, para que lo críen.[1]Apolonio añade que Adrastea le hizo un pequeño juguete al Zeus infante, en la cueva del Ida, en la forma de una pequeña pelota o esfera (σφαιρα).[2]Calímaco apunta que las compañeras de los coribantes, las melias del Dicte, mecían a Zeus en brazos. Entre ellas se dice que Adrastea usaba una cuna de oro, las ubres de la opulenta cabra Amaltea le daban de mamar, y la abeja Panácride le proporcionaba dulce miel. Alrededor del infante bailaban apretadamente los curetes su danza guerrera para evitar que Crono escuchase al infante.[3]

Ananké

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Para los órficos Adrastea, Ananque e Himarnene son acaso diferentes nombres para la misma deidad que hacen referencia a la fuerza del destino. Ciertamente opinan que de la unión entre el demiurgo [Zeus] y Ananque nació Himarmene. Siguiendo con esa tradición se dice que la propia Noche le entregó a Adrastea unos címbalos de bronce en sus manos para que esta los haga resonar, en alusión a las actividades cultuales órficos; esta acción acústica es la misma referida por los curetes para evitar que Crono escuche los llantos del infante Zeus.[4]

Némesis

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Adrastea era adorada, junto con Némesis en Cos. Según Pausanias, en Cirra había un templo dedicado a Apolo, Artemisa y Leto, que albergaba, entre otras imágenes una de Adrastea.[5]Eurípides equipara a Némesis con Adrastea y así se inventa que la propia Adrastea (probablemente refiriéndose a Dike) era una hija de Zeus.[6]​ La asimiliación de Némesis con Adrastea es explícita en la obra de Antímaco de Colofón.[7]​ Adrastea es también un epíteto aplicado a Némesis, que algunos escritores consideraban derivado de Adrasto, quien se decía que construyó el primer santuario de Némesis en el río Asopo, y otros del verbo διδράσκειν, didraskein, según lo cual significaría que nadie podía escapar de la diosa.

Cibeles

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Esquilo ubica las tierras de Adrastea en territorio berecintio, hogar de la Madre de los Dioses, esto es, Cibeles.[8]​ De la misma manera la mención más arcaica de Adrastea sobrevive en la Forónida, como una diosa de las montañas locales y servidora de los Dáctilos del Ida, difícilmente distinguible de la propia Cibeles.[9]

Fuentes

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  1. Apolodoro: Biblioteca mitológica I, 1, 6 - 7
  2. Apolonio de Rodas: Argonáuticas III 132 y sig.
  3. Calímaco: Himno de Zeus 47.
  4. Proclo, sobre el Timeo de Platón III, 274
  5. Pausanias: Descripción de Grecia X 37, 8
  6. Eurípides, Reso 342–343
  7. Estrabón: Geografía XIII 1, 13 [= Antímaco, fr. 131 Matthews = 53 Wyss]
  8. Esquilo: Níobe fr. 158 Radt [= Estrabón, XII 8, 21]
  9. Apolonio de Rodas: Argonáuticas I 1125–1127; Diodoro Sículo: Biblioteca histórica, 17.7.5

Referencias

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Enlaces externos

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