Del curso: Etiqueta empresarial: Teléfono, email y mensajes

Saber diferenciar el ámbito y el modo de la comunicación

Del curso: Etiqueta empresarial: Teléfono, email y mensajes

Saber diferenciar el ámbito y el modo de la comunicación

Todos hemos usado el teléfono desde que somos niños. Tenemos móvil, seguramente hemos tenido ya unos cuantos en nuestra vida. Y hace años que tenemos una cuenta de "email" en uso y vemos y hablamos con amigos y familiares que viven lejos a través de Skype o Hangouts. Estamos tan acostumbrados a tener todo eso integrado en nuestra vida personal que a veces nos cuesta diferenciar lo personal de lo profesional. ¿A qué aspectos me refiero? Primero, a la herramienta que es adecuada usar dependiendo de para qué y con quién. Pongo un ejemplo. Yo no acepto a nadie que no sea un contacto personal en mi Facebook. Si es un contacto profesional lo tendré en LinkedIn. Los límites son difusos y bastante personales, pero aunque tenga el móvil del director general de una empresa con la que trabajo, si mi relación es meramente profesional no le voy a mandar un WhatsApp para decirle algo. Si es urgente le llamaré. Si no lo es tanto, seguramente le mandaré un "email". En segundo lugar: es importante el lenguaje que usamos. No escribiré un "email" a un cliente con abreviaturas, aunque las use en mis "emails" personales, a no ser determinados acrónimos que están extendidos también en el uso profesional. Por WhatsApp, esto es mucho más tentador, pero sigue siendo incorrecto, incorrecto por sí mismo, porque en un tema de trabajo debemos mantener un lenguaje preciso, adecuado y entendible por todos. Obviamente, no empezaremos un mensaje de WhatsApp diciendo 'Muy señor mío', pero tampoco de una manera inadecuada. Esa persona no es nuestro amigo ni por teléfono ni por "email" ni en persona. En tercer lugar: algunas de estas herramientas pueden ser muy intrusivas. Como decía, el móvil nos acompaña a todas partes, día y noche y no todo el mundo tiene uno profesional y uno personal. Así que es bueno marcar o marcarse normas y protocolos sobre los horarios de uso, cuándo se debe estar disponible o no, tiempos prudentes para contestar, etc. Por ejemplo, si veo un "email" de mi jefe enviado a las ocho de la tarde o un domingo ¿debo contestarlo o no? ¿Y si soy yo la jefa y he enviado ese "email"?, ¿con qué intención lo he mandado en ese horario? ¿Espero que mi empleado esté disponible 24 horas al día, 7 días a la semana? Estos temas pueden ser fuente de enfados y malentendidos en las dos vías, así que mejor dejar las cosas claras. Viendo algunos de estos ejemplos, parece obvio que nos puede ayudar profundizar en este tema. Así que vamos a ello.

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