Cómo identificar y desactivar las generalizaciones en la comunicación

Nuestro modelo lingüístico está formado por muchos patrones limitantes. Estos patrones son un reflejo directo de los límites de nuestra experiencia mental y de la efectividad de nuestra comunicación. Ya hemos visto el patrón limitante de la distorsión y el patrón limitante de la omisión, en este vídeo vamos a descubrir el patrón limitante de las generalizaciones. ¿Quieres saber cómo identificarlas y desactivarlas? Empezamos. El primer tipo de generalización son los cuantificadores universales. Cuando usamos cuantificadores universales, estamos creando una verdad universal a partir de unos pocos ejemplos. Desde este patrón usamos palabras como "siempre", "todos", "nunca", "jamás", "nada". Desactivar las generalizaciones desactiva la verdad universal limitante que genera y abre un espacio para tomar verdadera perspectiva. ¿Cómo hacerlo? Cuestionando la generalización con preguntas. "Todo el mundo me odia". ¿Todo, todo el mundo? ¿Yo también te odio? "No sé hacer nada". ¿Nada, nada? ¿Y qué me decís de esto que se te da también? ¿Y esto otro que conseguiste el otro día? El segundo tipo de generalización son los operadores modales. Este patrón de lenguaje nos lleva a establecer normas que limitan nuestro comportamiento. Como veremos en los ejemplos, pueden ser de necesidad o de posibilidad. Para desactivar este patrón, primero ayudamos a identificar el origen de la norma limitante y luego acompañamos en el desarrollo de las consecuencias de no cumplirla. "Necesito comprarme ropa nueva". ¿Qué te obliga a comprarte ropa nueva? ¿Qué pasaría si no te la compras? "Tengo que gustarle a Luis". ¿Qué pasaría si no le gustases? ¿Qué es lo que te obliga a gustarle? "No puedo ir sola". ¿Qué pasaría si vas sola? ¿Qué te impide ir sola? "No puedo relajarme". ¿En qué circunstancias podrías relajarte? ¿Qué te impide relajarte? ¿Has visto?, el lenguaje es una de las puertas a nuestras limitaciones subconscientes. Cuando aprendemos a identificar patrones automatizados contraproducentes, el propio lenguaje se convierte en la herramienta para liberarnos de ellas.