Del curso: Cómo enfrentar los prejuicios: superando nuestras diferencias

Qué es la inclusión

En mi trabajo, me di cuenta de que muchas veces, incluimos la diversidad y la inclusión en un mismo todo, cuando en realidad, son conceptos distintos. La diversidad se relaciona con la identidad, la cultura y la experiencia personal, que muchas veces compartimos con otras personas, o que difieren mucho de las de los demás. Y la inclusión es muy distinta. Es un acto consciente o intencionado. Consiste en crear una cultura y un entorno (sobre todo si hablamos del espacio laboral) en el que todas las personas de distintos bagajes sientan que contribuyen y se las valora. Existen tres factores que ayudan a que te sientas integrado. Uno. Cuentan contigo, y esperan que hagas bien tu trabajo. Dos. Esto se refleja en la política y las prácticas de la empresa, ya sea de manera más formal o más informal. Y tres. Te sientes respetado, integrado; ves que participas en los aspectos más emocionantes de ese entorno determinado y que no te dejan de lado. De algún modo, la diversidad es un aspecto cuantitativo: «contamos con dos o tres personas de este grupo minoritario», pero la inclusión se propulsa. Esta es la mayor diferencia. Quizá pensamos que la inclusión es algo que nuestros supervisores deben tener presente, sin darnos cuenta de que no podremos crear este tipo de entorno inclusivo sin que cada uno de nosotros, desde nuestra perspectiva, nuestra conducta y nuestras relaciones, consideremos si estamos siendo inclusivos. Es una tarea de todos, y sí, los supervisores deben tomar medidas concretas a la hora de ofrecer oportunidades o hacer evaluaciones, pero lo más importante es que todos nos sintamos responsables y que seamos inclusivos.

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