Del curso: Cómo desarrollar la inteligencia emocional

Para qué sirven las emociones

Del curso: Cómo desarrollar la inteligencia emocional

Para qué sirven las emociones

Las emociones cumplen un rol fundamental en los seres humanos. Al ser información importante sobre pensamientos y acciones, entre otras cosas, nos permiten tomar decisiones. Les voy a contar una historia. En una oportunidad, una persona que trabajaba en una fábrica de hierros tuvo un accidente. Un día, caminando por la fábrica, se le cayó un hierro sobre la cabeza que perforó su cráneo y también su cerebro. Las maniobras de los médicos pudieron salvarle la vida, sin embargo, el cerebro, en la parte que regula las emociones, se vio gravemente afectado. Cuando la persona se repuso y recobró su autonomía, comenzaron a estudiar cómo el accidente había afectado a su cerebro y cuáles eran las consecuencias que esto tendría. Y empezaron a advertir que una de las mayores consecuencias de la alteración del centro de las emociones es que si no tenemos emociones no podemos tomar decisiones. Este señor salía a la calle y no podía decidir si cruzar o no, porque no sentía miedo. Y el miedo, que sirve para protegernos y prestar atención, es fundamental para decidir si cruzar o no la calle. No podía entablar relaciones sociales, porque no había nada que lo despertara emocionalmente en ninguna de las personas con las que él interactuaba. Como ven, la emoción es un estado basal, porque es la que nos permite convertirnos en seres sociales plenos, tomando decisiones cotidianamente. Entonces, ¿para qué sirven las emociones? Sirven para movernos, para tomar decisiones, para no quedarnos quietos. Son un movimiento que proviene de nosotros mismos, un mensaje interno; a veces, muy desconocidas para nosotros. Decimos "Me siento muy bien" o "muy mal" o "No tengo ganas de" o "No tengo ganas de quedarme quieto", pero no siempre conocemos el mensaje que las emociones nos quieren dar y por eso tenemos que prestarles atención. Imaginemos que nos duele un dedo de la mano, pero no le prestamos atención, hasta que empezamos a prestarle atención y vemos que el dedo estaba sobre una hornalla de la cocina. Y cuando le prestamos atención, ya es demasiado tarde, el dedo está quemado. Lo mismo sucede con las emociones. Muchas veces sentimos cosas, no les prestamos demasiada atención y cuando decidimos prestarle atención, la situación ya es muy compleja o difícil de resolver. Es muy importante que seamos conscientes de lo que sentimos, porque siempre las emociones traen una información muy valiosa acerca de nosotros mismos. Tenemos que preguntarnos para qué existen las emociones, cómo manejarnos con ellas, preguntarnos de dónde provienen y por qué nos movilizan tanto. En la medida en que podamos empezar a preguntarnos acerca de esto, cada vez nos vamos a conocer más. Y en la medida en que podamos conocernos más, podremos tener conductas más alineadas y satisfactorias para nosotros mismos. Es importante, entonces, que advirtamos cuáles son las emociones que nos están afectando, porque son las que condicionan todo nuestro "accionar". La palabra emoción proviene del latín "emovere", que significa movimiento. Cuando nos emocionamos, hay un movimiento en nosotros, no nos estamos quedando quietos. Las emociones afectan tanto a las cogniciones como al comportamiento y a la fisiología de los sujetos y fluyen de un estado a otro, son cambiantes. Y entonces podemos advertir que las emociones contribuyen a definir lo que es posible y lo que es imposible para nosotros, ejercen una influencia en la voluntad de acción, pueden movernos hacia alguna tarea o situación determinada o pueden inhibirnos de hacer ciertas cosas, afectan a nuestro desempeño. Es interesante que cada uno de ustedes pueda pensar situaciones en las que quizás tienen ganas de algo o no tiene ganas de nada o los hace pensar en lo que para ustedes es posible, o tal vez en ese momento parece imposible y cómo todos esos pensamientos, esa voluntad de acción, tienen que ver con las emociones que los están originando.

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