Juan Carlos Pérez Espinosa, PhD

La responsabilidad del coach es dar un buen servicio y una respuesta adecuada a las necesidades de su cliente: que un cliente pida una sesión fuera de las programadas nunca debería ser un problema. Si lo solicita es porque lo necesita y se trata, simplemente, de encontrar el momento adecuado para programarla. La relación coach-coachee no puede ser rígida y mecánica, por el contrario debe ser flexible y adaptativa, cuando sea necesario.

Si buscamos compromiso a largo plazo con las nuevas incorporaciones, lo primero que tenemos que hacer es un correcto proceso de atracción de talento. Esto requiere, en primer lugar, definir claramente el tipo de profesional que necesito, para la empresa y actividad que vaya a desarrollar. Incluyendo las competencias que debe poseer (conocimientos, habilidades y actitudes), sus valores y aspiraciones personales y profesionales. Y luego, y esto es crítico, ser capaz de identificarlos. Hoy en día contamos con multitud de herramientas muy sofisticadas que nos permiten hacer un ajuste muy fino. El encaje adecuado de persona y empresa/puesto es un requisito indispensable, para poder diseñar posteriormente una adecuada gestión del compromiso.

Integrarse en una asociación o un ecosistema constituido por profesionales de prestigio dentro de su ámbito de actividad permite, además de generar y reforzar la red profesional, estar actualizado sobre las principales tendencias de cada sector o función y compartir experiencias y buenas prácticas con compañeros de profesión. Ahora bien, es importante tener un papel activo dentro de estos ecosistemas profesionales, participando en actividades e iniciativas. Ya que, además de generar mayor y mejor visibilidad profesional, se obtiene un mayor enriquecimiento profesional.

Para reestructurar con éxito los procesos de recursos humanos, primero tenemos que definir con el cliente claramente los objetivos que se quieren alcanzar. Una vez definidos los objetivos debemos ayudar a la empresa a tener una perspectiva global y holística de la estrategia de recursos, porque cada política y práctica que implementemos tendrá impacto en las otras, ya que éstas no se pueden entender de mabera aislada y, por fin, tenemos que establecer un plan de implantación progresivo y no pretender abarcar desde el principio todas las políticas definidas en el plan. Una implementación secuencial, basado en el impacto de unas prácticas sobre otras, es esencial para el éxito del proyecto.

Realmente lo primero que hay modificar es la percepción que el propio equipo puede tener sobre el “fracaso”: sólo quien no desarrolla proyectos, quien no innova, quien no se reta a sí mismo y quien no explora la búsqueda de mejoras continuas es quien no tiene fracasos…fundamentalmente, porque nunca avanza: El fracaso, como el éxito, tiene que ser una fuente de aprendizaje y desarrollo y una palanca para seguir buscando constantemente la excelencia.

La priorización de tareas es el elemento crítico, tanto para evitar, como para solucionar (cuando ya se han producido) los retrasos en la implementación de proyectos. Debemos establecer claramente, tanto con el equipo en su conjunto, como con cada miembro del equipo y en un diálogo franco y abierto, cuáles son las actividades y proyectos prioritarios y cuál es el impacto de cada uno de ellos en el conjunto de las actividades que desarrollamos. Ayudemos siempre a que el equipo identifique los diferentes grados de urgencia y de importancia y sus diferentes combinaciones.