La aplicación del liderazgo adaptativo a la gestión de programas implica cuatro prácticas básicas: diagnosticar, intervenir, dinamizar y reflexionar. El diagnóstico de la situación implica identificar el problema, las partes interesadas, los recursos y los desafíos adaptativos. Intervenir requiere diseñar e implementar acciones para abordar los desafíos y generar aprendizaje. Energizar implica motivar a las partes interesadas para que participen en el proceso y superen la resistencia. Reflexionar significa monitorear y evaluar los resultados, aprender de los éxitos y fracasos, y adaptar las estrategias en consecuencia. Los gestores de programas pueden utilizar herramientas como el análisis de las partes interesadas, el análisis DAFO, la creación de prototipos, las pruebas piloto, la visión, la narración de historias, el reconocimiento, el coaching, la tutoría, la delegación, los bucles de retroalimentación, las lecciones aprendidas, las revisiones posteriores a la acción, la autoconciencia, la atención plena y la inteligencia emocional para llevar a cabo estas prácticas.