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Language:
Español
Stats:
Published:
2016-06-17
Completed:
2021-06-14
Words:
40,352
Chapters:
13/13
Comments:
115
Kudos:
308
Bookmarks:
9
Hits:
3,176

Cuestión de prioridades

Chapter 13

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

Aquella era, sin duda, la imagen más erótica que Draco había visto en su vida. Tener a Harry Potter así, boca abajo sobre su cama, abriéndose para él de forma tan lasciva, invitándole a llenarlo… Ni en sus mejores fantasías, concibió el auror; su polla pulsando de necesidad en la mano.

- Joder, Harry 

- Ssh. Date prisa; no hagas que cambie de opinión. Sé que no se nota, pero estoy nervioso.

Adorable, pensó Draco dejándose caer sobre la cama, encajando su hombría en la gloriosa abertura entre las nalgas de Harry. Sonrió, ahora que sabía que el otro no podía verlo, y cayó sobre él, escuchándole soltar un suspiro de satisfacción -y de expectación e, incluso, de cierto pánico podría apostar- cuando se presionó contra su espalda y su lengua lamió gustosa el camino desde su hombro hasta la mandíbula.

- Cuánto maldito tiempo esperando por fin hacerte esto…

Harry gruñó en respuesta, no pudiendo evitar contonearse contra Draco, deslizando con cada movimiento la polla de este sobre su hendidura. Y entonces Draco ya no pudo contenerse y acompañó a su amante en ese excitante vaivén mientras sus labios se enterraban en su cuello y su mano derecha envolvía la erección del auror, que gimió al hacerlo con los dientes apretados debajo de él.

Ojalá poder hacérselo lento, pasó por la mente del slytherin mientras no dejaba de frotarse como un crub en celo contra el culo de Harry; ojalá poder hacerle el amor en condiciones. Mirarle a la cara, esbozándole una sonrisa cómplice, entrelazando sus manos con cada empujón imposiblemente lento y recordarle lo mucho que le amaba mientras observaba la cara de su auror desencajándose al penetrarle en profundidad por primera vez. Pero se sentía incapaz, tan fuera de sí, con tantos años de ganas reprimidas a sus espaldas, que sabía que aquella iba a ser una sucia, probablemente rápida e intensa sesión de sexo para ambos.

Aunque parecía que Harry también lo quería así, rió el rubio con placer cuando su puño se empapó de esa cremosa esencia vainilla y sintió al otro hombre temblar de la cabeza a los pies. “Merlín, te quiero”, le confesó al oído mientras Harry respiraba fuerte, apenas abandonando los estertores del orgasmo. Era un romántico incurable, se convenció Draco pese a todo, con su polla bien lubricada con su propio preseminal y ardiendo por tomar ese estrecho agujero por encima del cual había pasado ya muchas veces.

- Coge aire, Harry.

Y pese a que su cuerpo no había terminado de hiperventilar y su mente seguía siendo ese hervidero de luces difusas, el moreno auror hizo lo ordenado, conteniendo la respiración para que Draco pudiera resbalar ricamente dentro de él y emitir un sonido gutural cuando Harry se lo tragó hasta los huevos. “Joder, qué estrechez…”, le escuchó gemir mientras Harry exhalaba todo el aire que había estado aguantando en los pulmones e intentaba acomodar su cuerpo a la invasión. Mierda, aquello ardía de un modo que no le producía ningún placer. Pero Draco se dio cuenta -o lo intuyó al parecer-, porque le dio un tiempo para hacerse a la sensación, manteniéndose quieto y tomándole la barbilla con la mano que no estaba deslizándose nuevamente hacia su polla, para girar su rostro y poder tomar su boca. Mmmm, ronroneó el moreno auror, todo saliva, sudor y el atrayente sabor de Draco en sus labios, que masajeaba además sus huevos con la otra mano… Joder, suspiró Harry en mitad del beso, sintiendo cómo volvía a encenderse, a relajar su entrada, a erizarse el vello de su cuerpo e incluso a apretar los glúteos contra la polla que tenía dentro de él, alentándola a moverse.

Draco no necesitó más invitación que esa y, sin dejar de besarle, se retiró hasta el glande para volver a enterrarse profundo en Harry -“Ah-ahh, Draco… más”- una y otra vez hasta que el ritmo se volvió tan rabioso que se liberaba lo justo porque empujar con fuerza era lo importante, ese cadente golpeo contra las firmes y sudorosas nalgas del moreno auror. Y de pronto los dos estaban gimiendo en alto y las manos de Harry se agarraban al cubrecama del colchón para no marearse de placer mientras Draco se lo follaba sin piedad. Y sin poder refrenarse, Harry volvía a correrse en la mano de su amante, que no dejó de exprimirle con su puño y su polla, penetrándolo diez, veinte o quizá varias veces más hasta llenar su entrada aún más cuando se corrió muy dentro de él.

Harry siguió gimiendo dos minutos después de que todo acabó, con la polla de Draco todavía en su interior:

- Ha-ha sido el mejor orgasmo de mi puta vida. Joder -se escuchó jadear cuando se vio con fuerzas. Luego sintió la risa de Draco sobre su hombro.

- Los mejores dos orgasmos de tu vida, dirás.

 - Merlín -sonrió el gryffindor, su respiración calmándose paulatinamente-, y los que nos quedan…

Draco se retiró finalmente de Harry y se tumbó a su lado, con las manos detrás de la cabeza y la sonrisa más genuina que le había cruzado la cara en años. Puede que aquel inocente comentario sobre los orgasmos que a los dos les quedaban juntos hubiese salido del inconsciente de su amante, pero sin duda significaba que el hombre quería intentarlo con él. Probablemente, se afirmó Draco, no habría en aquel momento comentario sobre La Tierra que le hiciera más feliz que ese. Y así, todo júbilo y en paz, cerró los ojos dispuesto a perderse en un placentero sueño.

Al menos hasta que Harry se levantó de la cama y comenzó a rebuscar entre sus cosas. Draco le miró, entre temeroso por que fuera a marcharse y aturdido.

- ¿Todo bien? -preguntó, incorporándose sobre el colchón. 

- Oh, sí -se giró Harry esbozándole una sonrisa que alivió a Draco-. Solo estoy buscando mi varita. 

- Mierda, claro, qué torpe -barbotó el slytherin recuperando la suya de la mesilla de noche y lanzándoles un hechizo de limpieza-. Ya está -sonrió, palmeando el colchón a su lado-, vuelve a la cama para que pueda abrazarte.

- Sí que vas a ser del tipo romántico al final… -comentó divertido Harry sin dejar, no obstante, de rastrear el dormitorio con la mirada. Finalmente dio con lo que buscaba justo debajo de los calzoncillos tirados por el suelo de Draco-. La tengo, voy.

Sin embargo, al slytherin no le pasó inadvertido que cuando Harry se acostó de nuevo lo hizo metiendo la varita debajo de la almohada. Así que cuando le abrazó por la cintura coló una mano hasta alcanzar la del moreno auror, y le descubrió sujetando su varita con firmeza.

- Nadie nos va a atacar aquí, Harry -le explicó afablemente-. Probablemente mi apartamento sea uno de los más seguros del mundo mágico. Recuerda que además de auror tengo el título de rompedor de maldiciones y de adolescente fui instruido en artes oscuras. 

Harry se giró lo justo para mirarle a la cara. Parecía avergonzado, evaluó el rubio. 

- Oye, ya lo sé. Es que… la psicobruja que llevó mi terapia me dijo que me ayudaría. No sé si te llegué a contar que mi error cuando Pemberton me secuestró fue dejar, precisamente, mi varita olvidada en una mesilla de noche. De esta manera me aseguro de que nunca más me vuelva a pasar.

- Y nunca más te pasará -le aseguró Draco esbozando una sonrisa torcida para intentar enmascarar la expresión de ternura que le sobrevino entonces. Empezaba a entender lo duro que había tenido que ser para Harry su cautiverio, las secuelas que aparentemente le había dejado. Las que pensaba eliminar él, pensó, prometiéndoselo a sí mismo-, porque vas a dormir cada maldita noche al lado del mago que te sacó de ahí. Y, por cierto, que sea la última vez que te subestimas, Potter. Eres el auror más capaz de todo el cuartel. Sin duda el mejor que he conocido. Así que no me vengas con pamplinas y saca la varita de la cama. 

La mirada de Draco estaba tan llena de un orgullo mal disimulado, por encima de todo el enfado y la rabia que le había provocado su actitud, que deslumbró a Harry. Y antes de que pudiera cerciorarse de lo que hacía, se recostó sobre su espalda tras soltar la varita y acunó las mejillas del otro hombre, atrayéndolo a sus labios una vez más aquella noche. 

- Joder, Draco… quiero que me folles de nuevo -susurró en mitad del beso.

- Mmmm… Harry, eso tiene fácil arreglo.

 

*

 

Draco era consciente de que tenía que darse prisa. Porque Harry y él ya estaban lanzándose sonrisas y miradas tan bobas casi todo el tiempo que seguro que el resto se daría cuenta pronto. Merlín, nunca pensó que amar y ser correspondido le hiciera parecer tan estúpido y que a la vez le importase tan poco. Pero hace meses le juró a Miranda -y a sí mismo- que iba a devolver la esperanza a este cuartel, y por Merlín que no pensaba dejar escapar la oportunidad de hacerlo a lo grande.

Así que, naturalmente, fingió entretenerse más de la cuenta colgando su abrigo en el perchero y, cuando se quedó solo, sacó la pluma del bolsillo interior de la chaqueta del uniforme. 

Harry estaba charlando animadamente con Johnson cuando el memo se posó sobre su escritorio. Desconcertado, pues entendía que ya no había necesidad de estos, buscó a Draco con la mirada y lo encontró en la mesita de los cafés dando un trago a su taza sin quitarle los ojos de encima. Harry sonrió de lado y, tras disculparse apropiadamente con su colega, desdobló el pergamino con la expectativa de encontrar una especialmente gráfica ilustración sobre el tamaño real de una pitón albina.

Sin embargo, topó con algo radicalmente distinto. Pero las instrucciones eran claras: “Hazme (más) feliz y léelo en alto”. Sonrió. Ahora sí entendía de qué iba el tema.

- Malfoy, ¿esto va en serio? -preguntó elevando apropiadamente la voz. Varias cabezas se giraron en su dirección. Merlín, ojalá aguantara la risa-. ¿Me estás preguntando si querría salir contigo? ¿Salir a qué? Me pregunto. ¿A tomar algo? ¿Cenar por ahí? ¿Tienes entradas para el quidditch? 

Draco mantuvo esa expresión engreída tan suya y caminó mientras terminaba su taza de café hacia el escritorio de Harry. Llevaba otra taza llena en la otra mano, que depositó sobre la mesa del gryffindor en cuanto la alcanzó. Luego ahí estaba, la mirada gris en la verde. Y Harry no pudo evitar que el corazón le latiera mucho más rápido, a pesar de saber que aquello solo era un juego en el que participaba sobre seguro; al que se había sumado únicamente para ganar. 

- A todo eso, sí -le dijo Draco entonces mientras el resto del cuartel contenía la respiración. Si Harry hubiese echado un vistazo en derredor entonces, habría descubierto que incluso Robards había salido de su despacho para enterarse del chisme nuevo-. Menos a lo de las entradas para el quidditch; últimamente ando un poco distraído con la liga porque el único deporte que me interesa de verdad lo tengo delante. Se mi snitch, Potter, y déjame atraparte. ¿Qué me dices?

- Que es lo más hortera que he escuchado en mucho tiempo, Malfoy -la respuesta le salió sola, fluida y sin forzarla, y con una sonrisa de oreja a oreja porque, Merlín, Draco podía ser un bufón de primera cuando se lo proponía. 

El rubio auror escuchó la risita ahogada de Miranda varios metros a su izquierda.

- Potter, cielo… -murmuró entre dientes-. Di tu frase, cariño. No estás ayudando.

- Pero ha merecido la pena solo por verte la cara -reconoció Harry sin dejar de sonreír.  Pero como sabía que aquella tontería era importante para el hombre que tenía delante, seguidamente se aclaró la garganta y pronunció, audible y solemnemente-. Claro. Seré tu snitch. Desde hoy, que para los no enterados estamos a 21 de diciembre de 2007, para siempre. Tuyo, Draco. Y os juro a todos que no es una broma -añadió para los confundidos rostros de la oficina, la mayoría de ellos desconcertados por tan extraña declaración y aún más inquietante respuesta-. Me he enamorado de este hombre, aunque -agregó disminuyendo el tono de su voz para que solo Draco pudiera escucharlo-, probablemente lo estuviese ya desde hace mucho más tiempo.

Merlín, qué ganas de comérselo a besos, pensó el rubio auror con su renovada expresión bobalicona enfocada en Harry. Y es algo que definitivamente haría terminado el turno, sin embargo, por el momento…

- Ya lo habéis oído -comentó Draco alzando la voz-. 21 de diciembre de 2007. Es oficial. Draco Malfoy consigue salir con Harry Potter. Ya podéis ir aflojando esos galeones. Mirad el tablón de anuncios y llorad a gusto: he ganado la porra y la fe de este cuartel. Todo al mismo tiempo. Porque Dios tiene nombre de constelación.

- Ya se está tirando el pisto -masculló Marcus golpeando a propósito el hombro de Draco mientras depositaba a regañadientes tres galeones sobre la mesa de Harry. 

- En el fondo siempre creí en ti -apostilló Miranda centrando su atención en el slytherin. -¡Que seáis muy felices!

- Ahora entiendo por qué estabas tan malhumorado estos días… -bromeó Johnson mirando a Harry mientras añadía sus tres galeones a la mesa-. Yo también lo estaría si tuviese que iniciar una relación con él.

- Cuando acabéis, aurores del frac, de recolectar -Robards de pronto también estaba allí pagando su apuesta, para estupor de los dos implicados-, os quiero ver en mi despacho. Tengo una nueva misión para vosotros. 

-Pero, Jefe -comentó Harry mirando alternativamente a Draco y a Robards-, estoy con Johnson ahora…

- Afortunadamente para Johnson, no desde hoy -le interrumpió el hombre, esbozando una sonrisa torcida que al moreno se le antojó muy slytherin-. Ya sabes lo que dicen, Potter. Un día ganas una apuesta y minutos después te enteras de que tendrás que volver a laborar con un pobre ejemplo de británico, que llega tarde a todos los sitios, deslenguado y temperamental a más no poder que ahora encima es tu pareja.

- Pero que folla como…

- Ahórratelo, Malfoy -gruñó Robards mientras Harry escondía una sonrisa-. Venga, a mi despacho.

Y solo entonces Draco se dio cuenta que, hasta la fecha, sus prioridades no habían estado tan claras como se había convencido desde un principio. Sin embargo, ahora lo estaban. Cristalinas como el agua. Y estas, como finalmente sentenciaré, se reducían a no volver a herir jamás, haciéndole inmensamente feliz, a Harry Potter.

 

FIN

 

 

Notes:

…y llegamos al final. Muchas gracias, de corazón, por todos los comentarios, kudos y lecturas que me habéis dejado en esta historia. Cada interacción me ha hecho tan feliz como finalmente están el Harry y el Draco de este fic. Sois de lo mejorcito <3 ¡Gracias por haber estado ahí!

Y ahora, sin más dilación (tiene gracia que yo diga esto último), me centraré en terminar los dos fics que aún tengo inconclusos antes de lanzarme a publicar otras historias ^^ ¡Ojalá veros en el camino! <3