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Language:
Español
Series:
Part 1 of Los regalos de Eywa
Stats:
Published:
2024-12-15
Updated:
2024-12-18
Words:
24,245
Chapters:
5/?
Kudos:
1
Hits:
52

Dream Spells

Chapter 5: TSAHÍK

Summary:

Los viajeros hacen frente al problema que se metieron y se preparan para el juicio de la Tsahik

Notes:

(See the end of the chapter for notes.)

Chapter Text

 

🔵Me aferro con fuerza a la espalda de Lo'ak mientras el gran ikran nos lleva por los aires. El viento azota mi rostro y trato de no mirar hacia abajo. No quiero imaginar qué pasaría si llegara a soltarme.

En serio, prefiero no mirar.

A medida que el viaje continúa, finalmente me doy un momento para procesar todo lo que está pasando con más detalle. Y lo primero que pienso es...

¡¿Qué diablos está pasando?!

¿Cómo terminó dentro de una película? Esto no debería ser posible. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que despertamos aquí? ¿Alguien habrá notado nuestra ausencia en el mundo real? ¿Y en qué parte de la película estamos exactamente? Para colmo, solo vi el tráiler de Avatar 2, así que no tengo ni idea de lo que va a suceder.

¿Por qué estamos aquí? ¿Qué salió mal con el hechizo?

Apretó más fuerte ante un movimiento brusco de la gran bestia recibiendo un gruñido de adelante mío junto al del ikran ante la fuerza que ejercí.

- Lo siento- me disculpo rápidamente, todavía algo tembloroso- Nunca había estado tan alto.- Le confieso con un tono nervioso, mientras trato de apartar la mirada del vacío bajo nosotros. Solo con un vistazo hacia abajo, siento cómo mi corazón tarde descontrolado, como si estuviera a punto de escapar de mi pecho.

- Solo deja de presionar- me dice con cierto fastidio- me vas a romper una costilla.

- Perdón- me disculpo otra vez

Miro hacia adelante y veo a Amaya, quien es llevado por el chico, Neteyam. Si no mal recuerdo y en otra está Marcus con otro... emm... ¿cazador? si no mal recuerdo de la primera pelicula. 

Por lo menos no nos han matado, eso es bueno.

Aún me siento débil, lo único que da un poco de consuelo es el peso de mi anillo de honda en mi dedo medio e índice que me ayuda a concentrarme. Mi magia se siente aun se siente muy débil, posiblemente por la magia que ejerció en el hechizo. Tal vez esto sea un universo diferente, posiblemente abra un portal a otro universo, lo cual sería una locura y no debería poder hacerlo, aun no llego a esa lección con Wong. 

Pero ya me preocupare por eso después, entraré en pánico después, ahora necesito guardar la calma lo más que pueda.

Mucho más adelante están Jake Sully y Neytiri, quienes guían el camino. 

Es tan surreal conocerlos en persona, son tan reales, lo cual me da muchas más razones al creer que abre un portal a otro universo y soy un avatar, es increíble. 

No voy a mentir y decir que no estoy nada emocionado, la verdad es que si lo estoy, todo aquí es muy bello pero a la vez no puedo evitar preocuparme de porque el hechizo salió así. 

¿Qué hice mal?

 

Llegamos a las enormes montañas flotantes de Pandora. En persona son aún más impresionantes; la pantalla grande no les hace justicia. Son verdaderamente gigantescas, casi mágicas.

Volamos por debajo de ellas, atravesando una densa neblina, y luego nos elevamos hacia una entrada inferior que se abre en el corazón de una de las montañas. La entrada nos lleva a una inmensa cueva iluminada por luces artificiales. Allí dentro, varios campamentos están distribuidos en el suelo de la cueva, y de ellos comienzan a salir na'vi, curiosos por ver qué está pasando.

Aterrizamos suavemente en el suelo de la cueva. Mientras bajo del ikran con la ayuda de Lo'ak, miro a mi alrededor con fascinación. Cerca de los campamentos, pero más alejadas, distingo unas caravanas humanas y hasta algunas personas. Eso es nuevo.

¿Caravanas humanas? ¿Qué están haciendo aquí? Me pregunto qué habrá pasado. 

Siempre asumí que los na'vi vivían en el bosque, no en estas montañas. ¿Por qué se habrán trasladado? 

La escena me deja perplejo, pero mis pensamientos se interrumpen cuando siento un leve empujón que me hace regresar a la realidad.

- Camina- me ordena Lo'ak agarrándome del brazo, jalándome hacia donde van los demás

Amaya y Marcus también son sujetos de sus respectivos captores, los cuales siguen a Jake hacia un campamento de donde sale Mo'at, la Tsahìk. 

Una vez estamos lo suficientemente cerca nos sueltan a los tres, dejándonos detrás del Señor Sully quien se acerca a Mo'at. El habla con ella junto a los cazadores que nos encontraron. Me apoyo en Amaya al aún sentirme algo mareado por las circunstancias anteriores. 

Ella me manda una mirada como diciendo si todo está bien, a lo cual asiento para tranquilizarla.

Observó la charla que se sitúa en frente nuestro pero no logro descubrir las palabras porque es en na'vi pero se que habla de nosotros. Es muy seguro que somos el gran tema de conversación de hoy.

La charla termina, y Mo'at dirige su mirada hacia nosotros. Con paso firme, comienza a acercarse.

Antes de que llegue la mujer mayor, Marcus se adelanta y se coloca frente a nosotros. Nos lanza una mirada seria, más autoritaria de lo que estoy acostumbrado a ver en él.

—Quédense callados, déjenme hablar a mí —dice con un tono firme que no admite discusión. Luego fija sus ojos en Amaya, subrayando su punto—. ¡Amaya!

—Sí, ya oí —responde ella en un susurro molesto, claramente incómoda con la situación y, tal vez, con la falta de control que siente al no saber exactamente dónde estamos o qué va a pasar.

Mo'at comienza a caminar a nuestro alrededor, observándonos detenidamente. Su mirada parece como si estuviera evaluando algo más allá de lo visible en nosotros. Nos inspecciona con calma, tocando nuestras colas y trenzas con movimientos precisos. Cada toque, aunque medido, provoca un escalofrío de incomodidad.

De repente, Mo'at saca una espina de forma lenta para que lo observemos un momento y luego pincha el brazo de Amaya con rapidez. Antes de que ella pueda reaccionar, me aferro mas a ella antes que haga algo impulsivo.

—Tranquila —susurro, intentando calmarla, aunque mi propio corazón tarde con fuerza ante la tensión del momento.

Mo'at nota la reacción de Amaya pero no dice nada, prueba la sangre de Amaya y pronto a Marcus le hace lo mismo que mi amiga pero el esta mas preparada al ya saber lo que hará Mo'at, ase que el se lo aguante como un campeón sin ninguna mueca y yo chicho ante el pinchazo que me da.

Odio las agujas. Hasta ella me dirige una mirada de disculpa por ello, lo cual aprecio.

Puedo notar como muchos na'vi están en grupos a nuestro alrededor mirándonos y entre ellos veo a un humano como de mi edad con taparrabos ¿Quién es el?

De repente, la voz de Mo'at resuena, firme y autoritaria.

- Nuestros cazadores nos han informado que salieron de un extraño portal sobre nuestros bosques. No parece ser algo que la gente del cielo realice. Definitivamente son algo inusual. Así que solo preguntaré una vez: ¿de dónde vienen?

Marcus, manteniendo la compostura, responde con algo de duda al principio:

- Somos de la Tierra, de la ciudad de Nueva York - dice, sus palabras tambaleándose al inicio, pero rápidamente se llenan de determinación- Nuestra llegada aquí fue más que un simple accidente.

Hace una breve pausa antes de continuar, su tono ahora más firme:

- No queremos problemas. Solo queremos regresar a casa. - añade, casi suplicando que lo entiendan.

Mo'at fija su mirada en Marcus, evaluándolo con cuidado, antes de cambiar el rumbo de la conversación.

—¿Cuál es tu nombre, niño?

—Soy Marcus. Marcus Castle, señora —responde él, con educación y respeto.

—Marcus Castle —repite Mo'at lentamente, como si probara las palabras en su boca—. ¿Cómo es exactamente que llegaron aquí? Y... ¿dónde están ahora sus otros cuerpos?

Marcus frunció el ceño, claramente desconcertado.

—¿Otros cuerpos? Lo siento, estoy confundido —admite, su rostro reflejando la incertidumbre que siente.

Puedo ver lo que Mo'at está pensando: cree que somos avatares, pero no lo somos. Somos nosotros mismos. Todo esto es por el hechizo, eso está claro. Algo salió bien, pero no exactamente como esperábamos. Solo espero que dure el tiempo suficiente para que podamos regresar a casa, porque la idea de morir por el aire tóxico de Pandora no es algo que quiero experimentar.

-Estos somos nosotros. No hay otro cuerpo, señora —responde Marcus, intentando sonar más seguro- Y, además... si le dijera cómo llegaríamos aquí, no me creería.

Mo'at lo observa detenidamente, evaluando cada palabra que dice.

- ¿Por qué no intentas explicármelo? - Dice ella, su tono tranquilo, pero cargada de autoridad.

Marcus se queda en silencio por un momento, claramente nervioso.

- Porque sonaría como una locura - admite finalmente, bajando ligeramente la cabeza, como si intentara evitar la mirada inquisitiva de la tsahìk.

El silencio que sigue es denso, lleno de tensión, mientras Mo'at evalúa nuestras respuestas. Siento que cada mirada que nos lanzan los na'vi es como un peso más sobre nuestros hombros, podría hacer un pequeño hechizo en demostración pero me da miedo como se lo vallan a tomar. 

- Habla, niño. Déjame a mí tomar esa decisión - insiste Mo'at, su voz firme pero expectante. ¿Tal vez nos crea? Quiero pensar que sí. Tengo un poco de esperanza al respecto, aunque no puedo evitar sentir una punzada de duda.

Marcus gira la cabeza hacia mí, y con una mirada silenciosa me pide que dé un paso al frente. Amaya lo nota y me agarra del brazo antes de que pueda moverme.

- No hagas nada que no quieras - me dice con seriedad, su voz baja pero firme- Kev.

- Está bien - le responde con calma, intentando tranquilizarla- Puedo hacerlo.

Con un ligero tirón, libero mi brazo de su agarre y doy un paso adelante, colocándome junto a Marcus. Él me mira con agradecimiento, y eso me da algo de valor.

- Nuestra llegada aquí fue gracias a mi amigo - comienza Marcus, señalándome con un gesto-. Él fue bendecido con habilidades extraordinarias.

Intenta explicar de la forma más simple y digerible posible lo que está a punto de suceder, aunque lo que van a ver podría parecerles una locura.

- Él abrió el portal que nos trajo aquí - continua- , pero se suponía que nos llevaría a otro lugar. Terminar aquí fue un error.

- Ya lo veremos - interrumpe Mo'at, su tono serio y cortante. Luego dirige su mirada hacia mí, intensa y evaluadora- ¿De qué habilidades estamos hablando?

Siento cómo todos los ojos del lugar se clavan en mí. Mi corazón se acelera, golpeando fuerte en mi pecho. Puedo escuchar los susurros de los na'vi a nuestro alrededor, mezclados con curiosidad, desconcierto y algo de temor. Trato de calmarme y relajarme, pero ser el centro de atención no hace las cosas fáciles.

Respiro hondo, levantando mis manos con cierto temor. Sé que no tengo mucha energía, pero lo intento de todas las formas. Concentro lo que me queda de fuerza y ​​abre un pequeño portal, no demasiado grande ni demasiado pequeño, justo lo suficiente para que todos puedan verlo. Pienso en casa, pero cuando el portal se abre, lo único que aparece es el mismo lugar de la selva en el que caímos.

¿Por qué aquí? Se suponía que debía llevarme a casa. Bajo la vista hacia mi anillo y noto algo que no había visto antes: parece chamuscado, con líneas azules apagadas en los grabados. Esto no pinta nada bien. Lo revisaré después, pero por ahora trato de mantenerme enfocado mientras las miradas del grupo permanecen fijas en mí.

Las reacciones no se hacen esperar. Algunos na'vi parecen asustados, otros asombrados, y unos pocos incluso intrigados. Veo a varios niños intentar acercarse para observar mejor, pero sus padres los apartados, mirándome con una mezcla de desconcierto y desconfianza.

Detrás de Mo'at, distinguiendo a Jake Sully y Neytiri. Jake frunce el ceño mientras observa el portal con una expresión cada vez más seria. En contraste, Neytiri parece fascinada, sus ojos abiertos con una mezcla de asombro y curiosidad.

La energía comienza a abandonarme. Siento que el cansancio me golpea con fuerza, y antes de que pueda evitarlo, el portal se cierra tan rápido como se abrió. Mis manos tiemblan, al igual que mis piernas. Las fuerzas me fallan, y estoy a punto de caer, pero entonces siento un par de manos firmes sujetándome.

Amaya está allí. Me sostiene con fuerza y ​​permite que parte de mi peso recaiga sobre ella. Es un alivio que esté aquí. Siempre parece un paso adelante, anticipando los movimientos de todos.

- Gracias... - le murmuro, mirándola con gratitud. Por un momento, la presión de la situación se disipa ligeramente al saber que ella me respalda. 

- ¿Cómo es esto posible? - pregunta Mo'at, claramente estupefacta por lo que acaba de presenciar.

- Como dije, nació con esas habilidades - responde Marcus con amabilidad, manteniendo la calma en su tono.

Mo'at dirige su mirada hacia mí, su intensidad todavía imponente, aunque su tono cambia, volviéndose un poco más suave.

-¿Cuál es tu nombre? - me pregunta directamente.

- Amm... soy Kevin, señora. Kevin Brown - logro responder, aunque mi voz suena más pequeña de lo que me gustaría. Los nervios me consumen bajo su mirada penetrante. Instintivamente, me aferro un poco más a Amaya, buscando apoyo, y ella parece hacer lo mismo conmigo.

Mo'at asiente para sí misma, mostrando una pizca de misericordia al apartar su mirada de mí y volver a centrado en Marcus. Es un alivio que no siga enfocada en mí; empiezo a sentir cómo mis músculos se relajan un poco.

- ¿Quiénes son ustedes?- pregunta ahora, cambiando de enfoque- ¿Cuáles son sus responsabilidades dentro de su clan en Nueva York?

- Bueno, solo somos estudiantes de secundaria, por el momento. Solo estudiantes - responde Marcus calmadamente, con una pequeña sonrisa.

Pero Mo'at no parece satisfecha. Su mirada se afila, como si pudiera ver más allá de las palabras.

- No... eso no es lo único que son- dice con seguridad. Su mirada se clava en Marcus, intensa, y luego se desvía hacia Amaya por un momento-. Tienes un alma fuerte, como la de un guerrero ya experimentado, igual que tu amiga - añade, antes de volver sus ojos hacia mí.- Y tú... -me señala- Tienes el espíritu de un niño.

Me encorvo un poco, sintiéndome diminuto bajo su escrutinio. Bueno, en mi defensa, soy muy divertido, pienso, tratando de animarme internamente.

- Debo concordar con usted, señora. Soy un buen guerrero, pero inexperto aún - responde Marcus con humildad, aunque con un aire de sabiduría en su tono.

Mo'at asiente, aparentemente satisfecha con su respuesta. Luego, da un paso hacia adelante, acercándose más a donde estamos Amaya y yo. Su atención, sin embargo, se centra en Amaya.

Ay dios. Esto no pinta bien.

- ¿Cuál es tu nombre, niña? - pregunta Mo'at, con los ojos fijos en ella.

- Amaya Murdock - responde rápidamente Amaya, con una mirada concentrada, como anticipando cada uno de los movimientos de Mo'at.

- Mis guerreros me contaron lo que hiciste - continúa Mo'at, su tono grave. - Te adentraste por una sombra y saliste de otra, atacando como toda una guerrilla.

- No confirmo ni niego nada - responde Amaya con una sonrisa traviesa. Es evidente que recuerda con satisfacción ese momento. Aunque pienso que podríamos haber escapado, la decisión de Marcus de entregarnos fue inteligente. Tal vez estos na'vi puedan ayudarnos hasta que podamos regresar a casa.

- Dime, ¿Qué eres? ¿Fuiste bendecida al igual que tu compañero con tales habilidades? -pregunta Mo'at, su mirada fija en Amaya.

- Yo no diría "bendecida"- responde Amaya, su sonrisa ahora un poco forzada. Siento cómo su cuerpo se tensa ligeramente, así que aprieto suavemente su brazo, mostrándole mi apoyo. Sé que este tema siempre ha sido difícil para ella.

Amaya toma aire antes de continuar.

- No soy exactamente humana. Bueno, no se me considera así en la Tierra. Soy una mutante. Poseo un rasgo genético que me permitió desarrollar estas habilidades: entre ellas, controlar las sombras y viajar a través de ellas.

Con un movimiento de su mano, Amaya hace que la sombra de Mo'at cobre vida, demostrando lo que puede hacer.

Mo'at observa, claramente sorprendida, mientras su propia sombra se alza ligeramente del suelo, moviéndose como un fantasma juguetón, pero inofensivo. La sombra incluso la "saluda" antes de regresar a su lugar. Los susurros comienzan a extenderse entre los na'vi que nos rodean. Algunos parecen fascinados, mientras que otros claramente están desconcertados o asustados.

Amaya, sin prestar atención a los murmullos, devuelve la sombra a su estado original y vuelve a ponerse seria.

 - Personas como ustedes no existen aquí - declara finalmente Mo'at, con un tono reflexivo. - Nuestra gran madre debe tener sus razones para traerlos hasta nosotros con sus extraordinarios hechos.

Se aleja de nosotros y camina hacia Jake Sully, con quien intercambia un par de palabras en voz baja. Luego, regresa al frente, para que todos puedan escucharla claramente.

- Esta es la primera vez que vemos gente del cielo con estas extrañas habilidades. Por lo tanto, se quedarán en el clan, aprenderán nuestras costumbres y nosotros aprenderemos de ustedes. Y para calmar cualquier preocupación, estarán bajo mi supervisión.

Mo'at señala a las tres personas que nos capturaron anteriormente.

- Y estará bajo la guía de mis nietos, Neteyam y Lo'ak, así como de nuestro guerrero Tarsem. Ellos les enseñarán nuestras costumbres.

Desde el fondo, escucho a Lo'ak quejarse con un tono bajo, pero rápidamente es silenciado por Neteyam con una mirada firme.

- Está decidido - concluye Mo'at, mirando a los tres. - Aprendan bien, y nosotros aprenderemos de ustedes. Les abriremos las puertas de nuestro hogar, pero espero solo honestidad durante su estadía. No queremos problemas, al igual que ustedes.

- Por supuesto. Gracias, señora - responde Marcus, agradeciendo en nombre de todos nosotros.

Mis nervios comienzan a disiparse poco a poco ante la idea. No puedo evitar emocionarme. Este es un giro inesperado, pero uno que me gusta.

 

 

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🟣Después de nuestra conversación con la señora Mo'at, quien al parecer es el líder de este lugar, nos llevaron a un pequeño campamento. Camino en silencio detrás del chico, Tarsem, que me tuvo retenido hace un rato. Parece que el campamento está dividido en varias secciones, cada una con un propósito diferente. Sin mucho preámbulo, me pasa un tipo de taparrabos que observa con una mezcla de confusión y creciente incomodidad.

- Quítate tu ropa de demonio y ponte esto - dice, extendiéndome el taparrabos negro. Su tono es seco y cortante. - ¿O acaso necesitas que te muestre cómo ponértelo?

- No, no, puedo resolverlo por mí mismo - respondió rápidamente, tratando de no sonar tan incómodo como me siento.

Pero él no se mueve. Sigue parado ahí, mirándome fijamente.

- ¿Podrías darme un poco de privacidad, por favor? - le digo, devolviéndole la mirada. No pienso quitarme la ropa con él observándome, esto ya es suficiente tortura.

Él me observa un momento, como si evaluara si insistir o no, pero finalmente sale del campamento. No sin antes dedicarme una última mirada que no ayuda en nada a aliviar mi incomodidad.

Dejo escapar un suspiro tembloroso mientras miro la prenda en mis manos. ¿Solo esto voy a llevar? La idea me incomoda profundamente. No estoy acostumbrado a mostrar tanta piel. Esto es demasiado para mí.

Desde otra parte del campamento escucho el grito característico de Amaya.

- ¡Ni se te ocurre! ¡No hay forma de que me ponga eso, no me tape nada los pechos! ¿Qué te crees, pervertido?

No puedo evitar soltar una ligera risa nerviosa. Solo espero que no lo golpee. No necesitamos empeorar más las cosas de lo que ya están.

Vuelvo mi atención al taparrabos, resignado. Mi ropa está hecha un desastre y, para colmo, hace calor. No tengo muchas opciones. Supongo que tendré que usar esto hasta que pueda encontrar un pantalón o al menos un short decente. Suspiro con frustración mientras dejo la prenda a un lado y empiezo a quitarme la ropa.

Primero me saco la camiseta de manga larga que solía ser blanca pero ahora está cubierta de manchas de tierra y sudor. La dejo caer junto a mis pies y miro mi pecho y abdomen. Las rayas azules de mi piel casi logran ocultar las cicatrices, pero las dos marcas de heridas de bala siguen ahí, visibles. También puedo notar levemente las pequeñas cicatrices en el lado derecho de mi caderas, felizmente son menos notorias.

Las cicatrices de bala en mi espalda seguramente se ve igual de evidentes o se ocultan por las rayas azules, yo espero que sea lo segundo. No me gusta que estén a la vista, ni siquiera para mí mismo. Trato de apartar ese pensamiento de mi mente, suspirando mientras me concentro en lo que estoy haciendo.

Dejo mi collar en su lugar y continúo quitándome el resto de mi ropa. Pero al hacerlo, noto algo que me deja helado por un momento: mi cuerpo ha cambiado más de lo que pensaba. La biología alienígena es… definitivamente diferente. Solo diré que hay muchos detalles nuevos que necesito procesar, pero ahora no tengo tiempo para eso.

Agarré el taparrabos y lo extendí frente a mí, tratando de descifrar cómo demonios se supone que debo ponérmelo. Supongo que la parte más delgada es para la cola. Con algo de dificultad, finalmente consigo ponérmelo. Creo que está bien, pero no estoy del todo seguro. Es increíblemente incómodo, y siento una brisa donde no debería haberla.

No quiero salir así. Puedo sentir mi nueva cola enrollándose instintivamente alrededor de mi muslo, como si supiera lo nervioso que estoy. No sé si alguna vez me acostumbraré a tener esta extremidad. Desearía tener algo más con qué taparme, pero no tengo muchas opciones.

Comparado con cómo se vio el hombre que me trajo hasta aquí, supongo que estoy lo suficientemente presentable. Así que, respirando hondo, salgo de la pequeña habitación.

Justo afuera me encuentro con Tarsem. Él será mi maestro, el encargado de enseñarme las costumbres de su clan. Su mirada es calmada pero intensa, como si ya estuviera evaluando si será un buen aprendiz o no.

Esto va a ser interesante… o una pesadilla.

- Ya estoy listo - digo finalmente.

Tarsem me observa de arriba a abajo, deteniendo su mirada por un momento en mis cicatrices y en la placa militar que cuelga de mi cuello. Todo mi cuerpo se tensa bajo su escrutinio, y el sentimiento de incomodidad crece como una bola en mi estómago. Mi corazón se acelera, un latido rápido de pánico que trato de sofocar. Respiro profundamente para parecer que todo está bien, aunque me siento completamente expuesto. Por suerte, él no dice nada al respecto.

Tras terminar su evaluación, asiente con la cabeza.

-Sígueme -dice fríamente.

Entiendo su actitud. Para él, aún soy un extraño, alguien que podría ser una amenaza. No es una sorpresa. Ya estoy acostumbrado a ese tipo de trato, no es nada nuevo.

- Tus amigos nos esperan en su campamento asignado. Dormirán en mi campamento junto a otros guerreros - añade mientras comenzamos a caminar.

Me guía por otra parte de la gran cueva. Durante el trayecto, noto que algunos de los na'vi nos observan con curiosidad. Mayormente son niños, sus grandes ojos amarillos llenos de preguntas no formuladas. Les dedico una leve sonrisa, y algunos me la devuelven tímidamente, mientras otros se esconden tras las piernas de sus padres.

Desvío la mirada y, en otro rincón, veo a unos pocos humanos interactuando con los na'vi. Eso definitivamente llama mi atención. Tendré que preguntarle a Kevin cuál es la historia completa de este lugar. Parece ser el único que vio toda la película, mientras que yo apenas sabía algo por los trailers. Nunca tuve la oportunidad de verla; Había demasiadas cosas pasando en mi vida en ese entonces como para preocuparme por ir al cine.

 

Finalmente, llegamos al campamento asignado, donde puedo ver a los chicos. Amaya sigue llevando su camiseta de rayas, aunque ahora con modificaciones. La ha convertido en un top de un solo hombro, adaptándose rápidamente a la situación. Eso me tranquiliza un poco; Cuando está más calmada, suele pensar mejor. Kevin y Amaya, al igual que yo, también llevan taparrabos, aunque los suyos son azul marino y rojo, respectivamente.

Cuando entraron, los chicos notaron mi presencia de inmediato. Tarsem se acerca a Neteyam, quien estaba hablando con Amaya antes de mi llegada. Ambos comienzan a conversar en na'vi, sus voces bajas pero firmes, mientras yo me acerco a los chicos.

- ¿Todos están bien? - pregunto, observándolos con cuidado. Mis ojos recorren sus cuerpos en busca de alguna herida, deteniéndose un momento en el pequeño rasguño que Kevin recibió de Lo'ak.

Ese chico tuvo suerte de que solo fuera un rasguño. Si las cosas hubieran ido más lejos, la situación podría haberse descontrolado de una manera peligrosa. Pienso amargamente en lo cerca que estuvo Kevin de un verdadero peligro.

- Estamos bien, Marcus - responde Amaya con un tono despreocupado, aunque noto que me observa con atención. - ¿Y tú? ¿Estás bien?

- Sí, solo… - señalo mi vestimenta, bajando un poco la voz - No me gusta.

- Entiendo… - dice ella, mirándome con comprensión al notar mi incomodidad. Sus ojos se suavizan y me lanza una leve sonrisa. Ya te encontraremos algo mejor, lo prometo.

- Gracias- respondo, soltando un suspiro. Es un pequeño consuelo después de un día tan caótico, pero lo aprecio.

Mientras tanto, Tarsem se despide de Neteyam y regresa hacia nosotros.

- Como le dijo a tu amiga, se quedarán aquí. Compartirán espacio con otros cazadores. Mi campamento está al lado del suyo, por si tienen alguna duda. Mañana comenzaremos a enseñarles nuestros caminos, pero por ahora acomódense. Más tarde se unirán a nosotros para cenar con el resto del clan.

Se gira hacia la salida, pero antes de irse, se detiene para agregar:

- No hagan nada estúpido. Veremos si las palabras que dijeron son ciertas. En el clan omatikaya ya no preferimos arriesgarnos con los extraños en estos tiempos.

Con esas palabras, Tarsem y Neteyam se alejan hacia la entrada del campamento.

- Está bien - digo, soltando un suspiro de alivio.

Volteo hacia Kevin, quien, para variar, está tímidamente escondido detrás de Amaya, evidentemente incómodo con su vestimenta.

- Kevin, dinos todo lo que sabes de la película de Avatar - le digo con una leve sonrisa, tratando de aliviar la tensión del momento.

 

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🔵En cuanto Marcus sugirió que explicara la película, comenzó a pensar en cómo resumirla de forma sencilla para ellos.

- Bueno, todo empieza con la llegada de Jake Sully a Pandora… - comencé a decir, pero Amaya me interrumpió.

- Solo lo importante, Kev. Simplifícalo para nosotros - dijo Amaya con seriedad, cruzándose de brazos.

- Está bien, está bien. En resumen: Jake Sully es contratado por la RDA para reemplazar a su hermano en el Proyecto Avatar. Cuando llega aquí, hace un trato con el coronel Quaritch para infiltrarse en el clan omatikaya y ayudarles a destruir su Árbol Hogar para obtener un mineral llamado unobtanium. Al integrarse al clan, conoce a Neytiri, quien le enseña los caminos de los na'vi. Con el tiempo, Jake se enamora de Neytiri y de Pandora, traiciona a los humanos por toda la destrucción que han causado y se convierte en Toruk Makto, una figura de gran autoridad entre los na'vi.

- ¿Toruk Makto?- preguntó Marcus con interés.

- Es el jinete de Toruk, una criatura gigantesca, como el depredador aéreo más temido de Pandora. Al fin, después de la destrucción del Árbol Hogar, hay una gran guerra. Los na'vi ganan, los humanos son expulsados ​​de Pandora, y Jake transfiere permanentemente su conciencia a su cuerpo avatar. - Tomé aire antes de continuar- En la segunda película… bueno, solo vi el tráiler, pero parece que la RDA regresa más fuerte que nunca. Supongo que por eso el clan ahora vive en esta gran cueva en lugar de en el bosque. Es por su seguridad. - Terminé con un suspiro, satisfecho con mi resumen- ¿Preguntas?

- ¿Eywa? ¿Quién es? - preguntó Amaya, su curiosidad claramente despertada por lo que había mencionado Mo'at.

- Eywa es la única deidad conocida de los na'vi. Es quien mantiene el equilibrio en Pandora. Podrías decir que es como la madre naturaleza; está conectado con todos los seres vivos del planeta. De hecho, algunos creen que es el mismo planeta.

- ¿Es como Gaia? -intervino Marcus, con su tono típico cuando habla de mitología—. La diosa griega primordial de la naturaleza y la tierra. Gaia tenía el poder de controlarla y manipularla. Es lo más parecido que encuentro.

- Eso tiene sentido - dijo Amaya, asintiendo. - Ayuda a entender mejor este concepto.

- Exacto -agregué, animado por su interés- . Y esas atokirinas, las cosas parecidas a medusas que se nos aparecieron, son semillas del Árbol Sagrado, la conexión más directa con Eywa. Son espíritus muy puros y también actúan como mensajeros o señales, según dicen los na'vi.

- Entonces, en resumen, solo estamos aquí porque su diosa les envió una señal - reflexionó Marcus, tratando de procesarlo todo- Bien, bien. Ellos nos han recibido en su hogar, así que lo mejor se comportaremos y ser lo más amigables posible para evitar conflictos. Especialmente tú, Amaya.

-¿Perdón? - dijo Amaya, llevando una mano a su pecho como si estuviera ofendida.

- No puedes causar problemas, Amaya. Así que guarda la calma y compórtate.

- Como sea - dijo ella, rodando los ojos con evidente molestia- Kevin, ¿cuándo crees que podemos regresar a casa?

Mi estómago se encogió ante su pregunta. No estaba seguro de qué respondedor. Mi cuerpo todavía se sentía débil. Hace un rato, ni siquiera pude mantener un portal abierto por mucho tiempo. Además, mi anillo parecía estar dañado, lo que probablemente estaba afectando mi magia.

- Uhm… dame unos días hasta que mi magia se restaure - respondí con cierta culpa. Sentí un peso en mi pecho al decirlo. Todo esto era mi culpa. Debí haber pensado mejor las cosas antes de usar el hechizo.

- ¿¡Días!? - exclamó Amaya, claramente sorprendida- ¡Diantres! Solo espero que sea antes de mi examen de español.

- Está bien, Kev. Tómate tu tiempo, descansa. Será mejor que recupere toda la energía posible. No te exijas demasiado y evita usar magia hasta que estés más fuerte, ¿ok?- dijo Marcus con calma, su tono tranquilizador como siempre.

- Lo siento, chicos. No sabía que el hechizo saldría así. No sé qué hice mal… - murmuré, sintiéndome cada vez peor por haberlos puesto en esta situación.

- Oye, no te preocupes por eso - dijo Amaya sorprendentemente animada. - No tiene sentido pensar en el pasado, Kev. Lo importante es el presente… y que estamos juntos.

Sus palabras me sorprendieron, pero me hicieron sonreír.

- Es la cosa más bonita que me ha dicho. Qué dulce - bromeé, sonriendo con dulzura. Pero mi comentario no quedó sin respuesta: Amaya me dio un ligero golpe en el hombro en protesta.

- Sí, sí. No eres dulce, eres dura como una roca - me defendí mientras esquivaba otro golpe con una risa.

- Déjense de juegos, chicos - intervino Marcus, pero su tono era cariñoso, casi como el de un hermano mayor.

 

 

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🔴Después de la charla, nos acomodamos en el campamento. Nos dejaron unas hamacas, que según explicó Neteyam, son para dormir. Qué suerte, porque ni loca iba a dormir en el suelo. No estaba dispuesta a lidiar con bichos raros o con lo incómodo que sería, ni de broma.

Ya de por si mi piel es sensible, eso seria una tortura.

Los chicos y yo charlamos un buen rato mientras matábamos el tiempo. Nadie se animaba a salir a explorar los alrededores. Supongo que, como yo, estaban un poco intimidados por todo lo que había pasado. Además, la cueva hacía imposible diferenciar si era de día o de noche afuera, lo que solo añadía a la sensación de estar atrapados. Lo único que podíamos hacer era esperar a que alguien viniera a decirnos que era hora de cenar.

Aunque estábamos tratando de distraernos con la charla, no podía evitar sentir cómo mi mente regresaba una y otra vez a lo surrealista de nuestra situación.

¿Cómo no he enloquecido todavía?

Literalmente estamos en el mundo de una película. Eso no debería ser posible. Es como si las mismas reglas de la realidad se hubieran roto. Pero, como dijo Kevin,  “todo lo que tenga que ver con el multiverso es posible” . Supongo que tengo que aceptar eso, aunque todavía me cuesta.

Respiro hondo, tratando de calmarme.  Yo puedo con esto . Me repito esas palabras como un mantra en mi cabeza.

Soy Amaya Murdock, por dios. Joder, puedo con esta mierda.  Puedo hacerlo.

No es como si fuera la primera vez que me enfrento a cosas imposibles. He visto a la mitad del universo desvanecerse, incluyéndome a mí misma. He visto la capa encantadora del Dr. Strange actuar como si tuviera vida propia. Y no olvidemos a los malditos ninjas zombies. ¿Y qué tal la invasión alienígena en Nueva York?

Sí, se enfrenta a cosas mucho peores que esto.

Estaremos bien.

Miro a los chicos mientras siguen hablando, sus voces llenando el espacio con un ruido reconfortante. Marcus está serio, como siempre, pero tiene esa calma que me hace sentir segura, como si él siempre tuviera un plan. Kevin, por otro lado, sigue moviéndose de un lado a otro, claramente inquieto, pero está haciendo un esfuerzo por parecer más relajado. Lo conozco lo suficiente como para saber que se está culpando por todo esto.

Estaremos bien , me repito una vez más, ahora más segura.

 

 

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Pronto llegó la hora de la cena, y Neteyam guió a los recién llegados al comedor de la comunidad. El espacio era amplio, iluminado por una combinación de luces naturales y artificiales que resaltaban los detalles de la gran cueva. A medida que el trío entraba, las miradas de los na'vi se centraron en ellos. Algunos observaban con evidente curiosidad, mientras que otros lo hacían con cautela. Sus habilidades únicas y la extraña manera en la que habían llegado seguían siendo el principal tema de conversación entre los presentes.

Jake Sully, sentado junto a su familia, los miraba con una mezcla de intriga y sospecha. Aunque sabía que los tres venían de la Tierra, no podía entender cómo habían llegado desde Nueva York, una ciudad que, según sus conocimientos, había sido inundada hace años.  ¿Por qué dirían que vienen de allí?  se preguntaba. Su mente estaba llena de teorías, pero ninguna parecía encajar:  ¿acaso la RDA había desarrollado tecnología de teletransporte? ¿Era posible que hubieran creado una nueva forma de transferir conciencias como con Eywa? Y si así fuera, ¿por qué mandarían adolescentes?  Para Jake, simplemente no tenía sentido, pero por ahora solo podía observarlos con atención y mantenerlos vigilados.

Neytiri, por otro lado, se encontró dividido entre su desconfianza y su creciente curiosidad. Su primer instinto había sido enfrentarlos, pensando que eran demonios del cielo. Sin embargo, la señal de Eywa y las demostraciones de habilidades únicas de los chicos la habían llevado a contenerse. Aunque seguía sin confiar en ellos, no podía negar que sentía una fascinación genuina por lo que representaban.

Neteyam guió a los tres viajeros hacia un círculo donde los esperaban su familia. Al sentarse, les entregaron un envoltorio de hojas que contenía gusanos, un alimento básico del clan. Las reacciones del grupo no se hicieron esperar, y cada una reflejaba sus personalidades de manera clara.

Marcus miró los gusanos en silencio, alzó los hombros con resignación y, sin decir nada, comenzó a comer. Para él, era mejor eso que pasar hambre otra vez.

Amaya, aunque inicialmente mostró cierto desagrado, rápidamente decidió que no era momento para ponerse exigente con la comida.  "Es una tribu nativa. Siempre es un placer probar algo nuevo",  pensó mientras tomaba uno de los gusanos. Lo masticó con lentitud, evaluando el sabor.  "No está mal… no es lo mejor, pero al menos no tiene químicos. Es lo más natural que he probado".

Kevin, por otro lado, miró a los gusanos con horror, alternando su mirada entre ellos y sus amigos, que comían sin quejarse. ¿De verdad esperan que me coma esto? Pensó, sintiendo un nudo en el estómago. Sin embargo, al notar las miradas curiosas de los na'vi, no quiso parecer descortés. Con un suspiro resignado, tomó uno y lo comió lo más rápido que pudo, tratando de no sentir el sabor.  "Esto es mejor que lo que he visto en la nevera del Sanctum… apenas"  pensó, intentando calmarse.

Mientras comían, una pequeña figura se acercó tímidamente detrás de Neteyam. Era Tuk, quien, llena de curiosidad, se dirigió directamente a Amaya.

- Hola - saludó Tuk con entusiasmo, sus ojos brillando de emoción.

Amaya levantó la vista, algo sorprendida por la repentina atención.

- Hola - respondió, adoptando un tono más suave de lo habitual- ¿Qué tal?

- Increíble. Escuché que salió de un hoyo en el cielo, ¿es cierto? - preguntó Tuk, inclinándose hacia adelante, emocionada.

Neteyam, sentado junto a Amaya, observaba la interacción con atención, especialmente porque la joven había pasado todo el día insultándolo.

- Supongo que sí - dijo Amaya, algo incómodo pero tratando de ser amable- Aunque… no recuerdo mucho. Estuve inconsciente gran parte del tiempo después de cruzar el portal.

- Dicen que tu amigo hizo el portal y que tú moviste la sombra de mi abuela. ¡Fue increíble! -exclamó Tuk, sus pequeñas manos agitándose con emoción.

Amaya llamando ante la sinceridad de la niña.

- Sí, supongo que es algo increíble - dijo, sorprendiendo a Neteyam con su tono amable. Luego agregó- Además de mover la sombra, también puedo cambiarla. Mira esto.

Levantando una mano, Amaya manipuló la sombra de Tuk, transformándola en la figura de un gato.

- Eso es un gato, un animal de la Tierra - explicó, mientras Tuk intentaba tocar la figura, aunque su mano pasaba a través de ella.

-¡Es tan pequeño! - comentó Tuk, fascinada- ¿Podrías hacer la sombra de un ikran?

Amaya negó con sinceridad.

- Lo siento, no sé cómo son.

- Pero los viste. Fue en lo que te trajimos a ti ya tus amigos - intervino Neteyam, quien había estado escuchando la conversación con interés.

Amaya soltó una risa ligera.

- Ah, eso es un ikran. En mi cabeza los llamaba pterosaurios. Está bien, puedo intentarlo.

Con cuidado, manipuló nuevamente la sombra, transformándola en una figura detallada de un ikran. La forma era tan precisa que muchas de las personas cercanas al clan, que al principio solo miraban de reojo, ahora la observaban con asombro.

- ¿Qué tal está? - preguntó Amaya, sonriendo al notar las miradas impresionadas.

- ¡Es genial! Gracias, Amaya Murdock - respondió Tuk con una gran sonrisa, claramente encantada.

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- Puedes llamarme Amaya. No es necesario usar mi nombre completo, suena muy formal - dijo Amaya con una leve sonrisa de diversión mientras hacía desaparecer la sombra del ikran, notando que incomodaba a algunas personas.

- Entonces tú puedes decirme Tuk. Es un gusto conocerte, Amaya.

- El gusto es mío, Tuk - respondió Amaya, mostrando una sonrisa cálida.

Neteyam observaba la interacción en silencio, manteniéndose atento mientras su hermana pequeña conversaba con la peliblanca. Aunque Amaya había pasado todo el día tratándolo con hostilidad con frases como  "Te voy a matar", "Vete a la mierda"  y  "¡Pervertido!",  él comenzaba a entender que ese comportamiento probablemente era una reacción al miedo y la incertidumbre de la situación. Si sus propios hermanos estuvieran atrapados en un lugar extraño, rodeados de desconocidos, probablemente él habría accionado de manera casi similar.

Para Neteyam, todo había comenzado como un día normal de cacería, hasta que se encontró con el extraño portal en el bosque. De él habían salido estos tres avatares, quienes rápidamente comenzaron a explorar su entorno, desorientados. Desde el principio, Amaya había captado su atención. La forma en que lo neutralizó en cuestión de segundos fue sorprendente. Nunca antes alguien de su edad lo había vencido en combate, y menos con tanta facilidad. Además, logró derribar a dos de sus mejores cazadores y darle un golpe certero en la nariz a su hermano, Lo'ak.

Lo'ak, por su parte, no estaba nada feliz. Desde el otro extremo del comedor, enviaba miradas asesinas a Amaya mientras se tocaba la nariz vendada e hinchada. La situación seguía molestándolo, y no parecía dispuesto a olvidar el incidente pronto.

Neteyam sabía poco de Amaya, pero lo que había visto le bastaba para saber que era una guerrera impulsiva. Aunque tenía sus reservas, no podía evitar sentir curiosidad por ella y por los otros dos extraños. Ahora, como responsable de enseñarles las costumbres del clan, esperaba aprender más sobre ellos.

- Me gusta tu cabello. Es del color de las nubes - comentó Tuk, observando el cabello blanco de Amaya con asombro- Es muy lindo. Nunca había visto algo así.

Neteyam notó cómo los hombros de Amaya se tensaron levemente ante el comentario, aunque la expresión de la joven solo mostró una pequeña pausa antes de responder.

- Sí, supongo que es como las nubes… - dijo Amaya, con una sonrisa que rápidamente se desvaneció. Luego, añadió- . Tus trenzas también son muy lindas, Tuk. Me encantan los adornos que tienes en ellas.

- Gracias, mi mamá me las hizo - respondió Tuk con orgullo, mostrando una sonrisa radiante.

Neteyam frunció el ceño ligeramente, preguntándose qué había pasado por la mente de Amaya en ese breve momento de tensión. Marcus, por su parte, notó la caída en el ánimo de su amiga e intervino para aliviar el ambiente.

- El cabello de Amaya parece una nube, sí, pero más en las mañanas. Deberías verla cuando recién se despierta. Se parece a un nido de pájaros, como si un tornado hubiera pasado por encima.

Amaya le lanzó un suave golpe en el brazo por el comentario, aunque no pudo evitar sonreír. En sus ojos había un leve brillo de agradecimiento por el intento de su amigo de animarla.

- Tu cabello tampoco es muy bonito. Tiene un corte muy feo - dijo Tuk inocentemente, provocando una risa espontánea de Amaya.

- ¿Qué? ¡Pero así me veo siempre! Eso fue cruel - exclamó Marcus, finciendo estar ofendido mientras se despeinaba un poco más- ¿Qué tal ahora?

- Peor - respondió Tuk, con total honestidad.

Las risas de Amaya se hicieron más fuertes, y ese pequeño momento le levantó el ánimo de manera inesperada.

- Deberías verlo haciendo sus trucos de magia baratos —comentó Amaya, aún sonriendo—. La verdad, son bastante buenos.

- ¿Un truco de magia? - repitió Tuk, claramente intrigada.

- ¿Quieres que te muestre? - preguntó Marcus con una sonrisa amigable. Tuk ascendió rápidamente, sus ojos llenos de curiosidad.

Marcus tomó dos piedras pequeñas cerca de la fogata y las mostradas.

- Voy a poner una en cada mano - dijo, haciendo lo que explicaba - Ahora, como viste, tengo una piedra en cada mano, ¿no?

Tuk ascendió, siguiéndolo atentamente.

-Muy bien, ahora mira.

Con un movimiento ágil, Marcus abrió ambas manos. En una había dos piedras, mientras que en la otra no había nada.

- ¿Cómo? Pero… si las piedras estaban en ambas manos - dijo Tuk, claramente sorprendida. Miró sus manos con incredulidad antes de preguntar- ¿Cómo lo hiciste?

- Lo siento, Tuk, pero un mago nunca revela sus secretos - respondió Marcus, haciendo un movimiento con las manos para mostrar que ahora no tenía ninguna piedra.

- ¡Waaaaaau! - exclamó Tuk, claramente maravillada.

La conversación terminó poco después, cuando llegó la hora de dormir. Tuk se marchó a regañadientes, guiado por su madre, Neytiri, mientras le contaba emocionada sobre el truco de Marcus.

De vuelta en su campamento, los tres viajeros se acomodaron en sus hamacas asignadas, junto con dos guerreros que compartían el espacio con ellos: Yaria y Razoo. Mientras Yaria era amistosa y cercana a su edad, Razoo apenas se molestó en presentarse, dejando claro con su actitud que estaba allí para vigilarlos. Desde su posición, observaba al trío como un halcón, sin bajar la guardia ni un momento.

Kevin fue el primero en quedarse dormido, completamente agotado por el día y el uso de su magia. Amaya y Marcus, en cambio, seguían despiertos.

Amaya luchaba por descansar, sus sentidos mejorados dificultándole el sueño. Los ruidos, los olores nuevos y, sobre todo, la textura de la hamaca, que para su piel sensible se sentía áspera y molesta, la mantenían inquieta. Recordó las sábanas de seda que su padre solía comprar para ellos; eran lo único lo suficientemente suave para que pudiera dormir cómodamente. Tendré que soportarlo por ahora, pensó con frustración.

Marcus, por su parte, estaba perdido en sus pensamientos. Aunque quería dormir, no podía dejar de preocuparse por sus amigos. Sabía que sus familias los estarían esperando y que cada día aquí aumentaba la incertidumbre. Pensó en Karen, preguntándose cómo estaría. Aunque sabía que ella era fuerte, el miedo de que algo pudiera salir mal lo carcomía. Y luego estaba su padre… Marcus no estaba seguro de si su padre ni siquiera se habría enterado de su desaparición, y menos aún si le importaría.

Y más allá de eso, estaban sus pesadillas. Temía que, al dormirse, sus sueños lo traicionaran y despertará a sus amigos con sus gritos o movimientos. No quería incomodarlos. Así que, en silencio, permaneció despierto, con la mirada fija en el techo de la cueva.

- Marcus, ¿sigues despierto? - susurró a Amaya desde su hamaca. Había un matiz de inseguridad en su voz, algo que no era común en ella.

- Tú lo sabes - respondió Marcus, también en voz baja para no despertar a los demás. - ¿Estás bien?

Amaya tardó un momento en responder, como si estuviera ordenando sus pensamientos.

- No lo sé. Todo esto parece una locura. Sé que dije que hemos visto cosas más extrañas, pero nunca algo como esto - admitió finalmente. Su tono, aunque sereno, dejaba entrever una preocupación que hasta ahora había intentado ocultar.

Para Amaya, Marcus era la única persona con quien podía ser completamente honesta. Él entendía sus miedos y preocupaciones como nadie más. Habían pasado tanto juntos: enfrentamientos, huidas, noches interminables cubriéndose las espaldas. Esa confianza mutua era algo que solo se construía tras tantas batallas compartidas.

Y para Marcus, Amaya era igual de importante. Aunque sabía que no era la mejor para lidiar con emociones ajenas, siempre encontré la forma de animarlo, incluso con su peculiar sentido del humor. Marcus no vivía la vida de vigilante de manera tan intensa como Amaya, pero siempre estaba ahí cuando lo necesitaba. Sabía pelear, manejar armas y planificar estrategias gracias al entrenamiento que recibió de su padre. Juntos, eran un dúo imparable, capaces de enfrentarse a cualquier amenaza.

- Todo va a estar bien, sombrita - murmuró Marcus, usando el apodo cariñoso que tenía para ella- Solo tenemos que esperar a que Kev se recupere. Está muy débil, pero cuando mejore, podremos volver a casa.

Amaya suspir, girndose en la hamaca para mirar el techo de la cueva.

- Lo sé, pero lo que me preocupa es cuánto tiempo le tomará. No podemos quedarnos aquí demasiado tiempo - confesó, dejando salir la verdad que la inquietaba. No solo tenían vidas en la Tierra, sino que este mundo era completamente desconocido para ellos. Más allá de lo poco que grababan de la película y la información que Kevin había compartido, no sabían nada de Pandora ni de los peligros que podría albergar.

Marcus ascendió, aunque sabía que ella no podía verlo.

- Por ahora, lo mejor que podemos hacer es descansar. Mañana será un nuevo día - dijo con un tono calmado, aunque en su interior también compartía las preocupaciones de Amaya. No quería mostrárselo; alguien tenía que ser la voz de la tranquilidad.

- Si, mañana - respondió Amaya, intentando acomodarse en la áspera hamaca, aunque la textura seguía incomodándola.- Buenas noches, escapista.

El silencio se volvió a envolver el campamento mientras ambos buscaban conciliar el sueño. A pesar de sus inquietudes, había una seguridad silenciosa en saber que estaban juntos. Y aunque el futuro era incierto, se aferraban a la esperanza de que pronto podrían regresar a casa.

 

Mañana sería un nuevo día.

 

 

Notes:

Hola chicos espero que les halla gustado este capitulo, si les gusto por favor no se olviden de dejar Kudos y comentar.

Notes:

Hola, esta es mi primera historia crossover. Si recién estas leyendo esta historia espero que lo disfrutes, estará lleno de aventura, romance , dolor y otros temas que espero que disfrutes mucho.

Solo espera y veras.

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