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En la gente de los manantiales, las fiestas son eternas. Las vacaciones perfectas se consiguen ahí, la gente es amable con todos y casi nunca surgen inconvenientes la música es igual de agradable que su clima caluroso, la arena es suave al igual que el mar que los rodea. Es un lugar colorido con muchos lugares para ver, y para eso existe una guía turística la cual te los mostrará todos y cada uno de ellos con una emoción inexplicable y una sonrisa tan radiante como el sol de su tribu.
Los densos árboles de Natlan sé empiezan a mover por la fuerza de algo o alguien, el cuerpo de un hombre en forma y un lazo color verde fosforescente se balancean hasta el pueblo de los manantiales. El viento guiando sus movimientos con cuidado y haciendo uno que otro movimiento acrobático llega rápidamente a la tribu color azul marino.
Rápidamente se establece en la suave arena de esas tierras y sacude un poco sus holgados pantalones, se mueve rápidamente entre las personas antes de llegar al lugar donde una cantidad generosa de mora lo espera, ya que los encargos que le habían pedido habían sido completados.
A su alrededor, se escuchaban las voces alegres de los niños que jugaban por ahí, el sonido de las olas chocando contra otras y la música folclórica que hace el lugar uno de los mejores de Natlan. La voz del comerciante se mezcla con las suaves y estoicas respuesta de aquel hombre que se balanceaba por los frondosos árboles, y una mirada sin emoción alguna observaba con determinación aquella recompensa.
Unos pasos rápidos se mueven a través de la arena mientras interrumpe la conversación de ambos hombres, gritando un nombre en común.
— "¡Kiiiinichh!" — Una voz alegre capto la atención de aquel hombre con mirada estoica.
La conversación de Kinich y el comerciante terminó en una generosa recompensa dada a Kinich gracias a su trabajo y servicios de buena calidad. Antes de dar al menos tres pasos, la chica de voz alegre ya estaba lo suficientemente cerca como para el tener que caminar. Sus ojos amarillos verdosos con bordes anaranjados se cruzaron con los ojos Rubí de la chica bronceada y con sonrisa de oreja a oreja.
— Mualani. — respondió con voz suave pero inexpresiva, mientras cruzaba los brazos en su pecho y la mirada un poco más suave. — ¿Pasa algo?
— No, realmente nada. Te ví por aquí y te quería saludar, es muy inusual verte por estás tierras, Kinich. Y más sabiendo que está no es tu tribu ni de dónde recibes más trabajos.— Contestó Mualani de manera alegre y calmada, posando sus manos en su propia cintura mientras se expresaba una mirada alegre en sus ojos color Rubí.
— Entonces, ¿Planeas seguir con la prácticas de Kachina?— respondió Kinich, manteniendo una postura firme.
— No, solo pienso en si aceptarías salir un rato conmigo.— Su sonrisa incrementó un poco mientras una pequeña risa salía de sus labios. — Si es que no estás ocupado.—
—¡Claro que estamos ocupados, niñata! ¡No somos como tú que solo surfeamos con esa sonrisa tonta que llevas en la cara!— Unos pixeles aparecieron en escena mientras una voz chillona exclama con orgullo y fastidio dichas palabras, Ajaw había llegado.
— Ajaw.— Respondió Kinich mientras le lanzaba una mirada de advertencia para que dejará de ser tan grosero.
— Es la verdad, ella se la pasa solo sonriendo y jugando Voley, ¡De pura suerte gana la peregrinación!— Respondió con aún más afán de ofender. Rápidamente, la mano de Kinich golpeó con desinterés el pequeño dragón pixelada lanzando a un lugar lejos, para luego volver a reaparecer, gritando molestamente el nombre de Kinich.
— ¿Sabes, Ajaw? Realmente creería yo que soy más fuerte que tú, solo eres un pequeño pixel — respondió Mualani a la defensiva, con un tono retador en su voz mientras infla el pecho de orgullo falso y alzaba su cara para mostrar superioridad.
— ¿¡Tú, una humana tonta se atreve a decir que es más poderosa que el Todo Poderoso Señor de los Dragones K'uhul Ajaw!?— Su figura pixelada se volvió en un rojo carmesí mientras su voz sonaba mucho más fuerte y chillona que antes, estaba muy enojado.
Mualani empezó a reírse de Ajaw mientras esté seguía discutiendo que era más poderoso que ella, lo podria ser, pero no en esa pequeña y diminuta forma pixelada que tiene. Kinich seguía estoico mientras soltaba un ligero suspiro sacudiendo la cabeza de derecha a izquierda. Antes de que Kinich si quiera lo pusiera en un tiempo aislado, Ajaw salió enojado de la escena mientras gritaba a todo pulmón.
— ¡Me las vas a pagar, asquerosa humana! ¡Me hiciste perder el tiempo contigo, mejor me iré a otro lado a hablar con esos dinosaurios que si reconocen el estatus que merezco!— Grito hacia Mualani mientras desapareció entre los arbustos que se encontraban en la zona, quedando el lugar en silencio por unos segundos antes de que Mualani siguiera hablando.
— Entonces Kinich, ¿Tienes tiempo?— Siguió su antigua conversación con una voz alegre mientras volvía a mirarlo con unos ojos suaves y felices.
—Sí, tengo tiempo. Podemos dar una vuelta o ir a las aguas termales, o podríamos pasar por Kachina para las prácticas.— Su voz sonaba sería pero calmada, mientras miraba sin emoción a Mualani pero sin ser severo.
— No — respondió Mualani —¡Vamos a nadar los dos solos!— Dijo mientras daba pequeños saltos señalando las aguas tranquilas que había en la zona.
Kinich frunció ligeramente el ceño ante la idea, no le agradaba tanto el agua y tampoco estaba acostumbrado a las mismas. Era fanático de los deportes extremos, lo cual incluye ser rápido, Ágil, estar todo el tiempo alerta y no relajar su cuerpo en lo absoluto, cuál es casi lo opuesto a él surf y nadar, sin quitar que en eso también debe ser ágil y rápido.
Probablemente si quisiera nadar, se hundiria antes de siquiera poder patalear en el agua un poco, y realmente no quería darle el gusto a Ajaw de ver su muerte siento ahogado y tampoco quería ser revivido en la oda de la resurrección por haber muerto de una forma estúpida.
En su mente varias excusas aparecían, pero sabía que Mualani sabría que le mentiría porque ella es muy buena sabiendo que piensa o no Kinich, también leyendo su (muy dificultado y poco expresivo) lenguaje corporal. Mientras abría la boca para decirle la verdad a Mualani, ya que no tenía ninguna salvación, una irritante voz apareció nuevamente en escena.
—Te dirá que no, porque mi tonto sirviente no sabe Nadar.— Dijo de manera burlona mientras aparecía atrás de Kinich y soltaba unas carcajadas burlándose de su "sirviente".
Kinich suspiro, una de su manos se dirigió a él reloj que siempre llevaba consigo y apunto con su dedo índice el brillante cristal con forma de rombo.
— Ajaw. — Su voz sonaba severa, mientras lo miraba de reojo en signo de advertencia. Rápidamente Ajaw cambio un poco su actitud mientras se alejaba de Kinich.
— ¡Ya, Ya! ¡Cálmate, niñita! Si que eres muy molesto, ojalá otro idiota hubiera Sido mi sirviente en vez de tenerte a ti.— Su voz sonaba molesta mientras sus brazos pixelados se sacudían en el aire. Su rostro pixelado mostraba desinterés y molestia, mientras flotaba al rededor de Kinich.
— Sí, sí. Ya entendimos Ajaw.— alargó un poco su nombre mientras una de sus manos subía y bajaba con desinterés y su rostro miraba a otro lado volteando los ojos. Volteo a mirar a Kinich mientras esté miraba a otro lado soltando un suspiro.
—Entonces...— Su voz sonaba con suspenso, mientras su mano se posaba en su mentón con una expresión pensativa.
—Mirala Kinich, por primera vez su cerebro de peciglobo está funcionando.— Dijo Ajaw mientras soltaba unas carcajadas, antes de ver la cara inexpresiva de Kinich mirándolo de reojo. —Estos humanos tontos no comprenden los buenos chistes, eres tan aburrido Kinich.— Su voz sonaba desinteresada mientras sacudía sus brazos en el aire.
Rápidamente Mualani chasqueo sus dedos y su expresión se iluminó. —¡Aja!— Volteó a mirar a Kinich poniendo rápidamente sus brazos en la cintura mientras su representativa sonrisa se dibujaba en su cara. —¡Puedo llevarte a surfear conmigo, los dos juntos en Sharky!—
—¿Los dos? ¿Que hay de Kachina?— Miro algo curioso a Mualani mientras sus brazos seguían puestos en su pecho.
—Hay veces que salgo con Kachina a solas ya que es mi amiga, entonces, ¡Podemos salir los dos juntos sin Kachina, ya que eres mi amigo!— Sus brazos se extendieron hacia Kinich señalandolo, expresando que le dirigía a el todo esto mientras su sonrisa se ampliaba un poco.
Kinich sintió una ligera puntada en el pecho, ¿El era su amigo?, bueno, está bien. Nunca pensó que saldrían los dos solos a surfear. Tal vez lo que sentía en el pecho fue porque no había comido aún, solo eso. La expresión de Kinich se suavizó un poco, fingió una tos falsa mientras sus brazos bajaban de su pecho hacia sus caderas.
— Está bien.— respondió de manera sería, pero expresando amabilidad.
— ¡Siiiii! — Dijo Mualani dando pequeños saltos antes de agarrar el brazo de Kinich y salir casi corriendo del lugar. —Vamos, se de un lugar donde la pasaremos genial.— Dijo mientras su sonrisa se expandía al cien y caminaba rápidamente sin lastimar a Kinich.
Kinich sintió el movimiento de Mualani hacia el, se puso en guardia rápidamente para estar atento si le llegaba a hacer daño, pero igual de rápido como vino se fue, Dejándose llevar por el agarre de Mualani. Se sentía raro, pero no estaba mal.
Juntos llegaron a un lugar vacío, con una vista increíble y un mar cristalino que reflejaba el cielo de una manera perfecta, Mualani y Kinich quedaron en la arena cerca del agua.
— ¡Es aquí!— Anuncio alegremente mientras con los brazos extendidos daba a conocer el lugar.
Kinich estaba a espaldas de Mualani, miraba las expresiones felices de la misma mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en su rostro, fingiendo una tos falsa antes de hablar.
— Es lindo este lugar, ¿Cómo lo encontraste? Está muy escondido, nunca lo había visto.— Lentamente se movió al lado de Mualani, mientras le preguntaba de una manera generosa.
—Ser guía turística sirve de mucho, ¿Sabes?— Respondió de manera alegré mientras se adentraba más en el agua, salpicando un poco de aquella a su alrededor.
Kinich se quedó observándola de lejos mientras ella se adentraba más en el mar hasta quedar con el agua a la mitad de su torso, el se quedaba en la orilla ya que su ropa no podía permitirle mucha movilidad en el agua, se había olvidado por completo cambiarse de prendas. Sus brazos se cruzaron en su pecho mientras aquella mujer giraba en el agua mojando sus largas trenzas y su falda color blanco con azul. Él observaba con calma como ella se quedaba en el mar jugando con el agua, le agradaba la vista que recibía desde esa zona, el cabello de Mualani se veía más brillante por la luz del sol al igual que su piel y ojos, la misma punzada en el pecho que Kinich sentía anteriormente aumentó y sus músculos se tensaron un poco mas de lo usual, realmente estaba algo enfermó.
—Kinich— La voz de aquella mujer lo saco de su trance, dándose cuenta que estaba mirándola demasiado. —¿Por qué no te adentras en el agua conmigo?—
—Mi ropa no es la mejor para estar en el agua, sería muy difícil moverme y el peso me haría hundirme rápidamente.— Fingió una tos falsa antes de mirar a uno de los arbustos que habían al rededor, teniendo bayas de quenapa en el mismo.
—Oh, es verdad. Entonces, ¡Vamos a surfear!— Rápidamente salió del agua mientras se sacudía un poco, el agua llegó un poco hasta Kinich pero realmente no le importo demasiado.
Mualani sacó su confiable tabla de surf llamada "sharky", tenía una forma de tiburón adornada de colores llamativos, aunque el color principal era el azul. Mualani se montó en la tabla de surf acomodándose lo suficiente como para darle el suficiente espacio a Kinich para que el suba, mientras su rostro se giraba para mirarlo y regarle una cálida sonrisa.
—¡Súbete, no te quedes ahí!— Una risa escapó de sus labios mientras le extendía una mano a Kinich.
Kinich observo su mano extendida, el podía subir solo a la tabla de surf, pero le daría vergüenza con Mualani dejarle la mano extendida, entonces agarro su mano y se impulso de la misma para subir. Mualani soltó una risa mientras se giraba hacia el frente para poder mirar su camino a recorrer. Kinich se vio en la obligación de agarrar a Mualani por la cintura, realmente no quería hacerlo por la comodidad de la chica pero era el único lugar en el cual se confiaba un agarre seguro, sintió como su corazón se aceleraba un poco ante el contacto no tan directo que tenían, ya que Kinich tenía guantes. Mualani pudo sentir el tacto de Kinich en su cintura, esto provocando una reacción en las mejillas de Mualani las cuales se volvieron ligeramente rosadas, quedando en shock por unos momentos antes de sacudir rápidamente su cabeza y concentrarse en el camino.
— ¿Estás listo, Kinich?— Pregunto alegremente, mientras preparaba impulso para salir disparados apenas Kinich diera la indicación.
— Vamos. — Respondió, con una voz decidida y algo alegré.
Mualani salió rápidamente al agua surfeando de manera fluida en aquella y soltando ligeras carcajadas mientras el aire los abrazaba, Kinich sentía su cabello moverse por la brisa mientras una ligera sonrisa se dibujaba en su rostro. Ambos estaban pasándola bien, y era muy agradable. Dejar sus responsabilidades de lado para divertirse unos momentos les hacía falta y aparte era la primera vez que lo hacían sin Kachina. Las manos de Kinich se aferraban a la cintura de Mualani mientras está surfeaba de manera profesional en las aguas ya conocidas para ella, y es de esperarse ya que es alguien muy profesional. Las risas salían inconscientemente y disfrutaba sentir las pequeñas gotas de agua chocar contra su pantalón holgado.
Un Koholosaurio se aproximaba rápidamente a la dirección donde se encontraban Kinich y Mualani, Kinich había visto el Koholasaurio pero antes de al menos poder advertirle a Mualani rápidamente choco la tabla de surf de la chica, haciendo que ambos cayeran rápidamente al agua. Milagrosamente, el Koholosaurio siguió su camino sin mirar atrás, pero por desgracia, Kinich no sabe nadar.
Mualani rápidamente llegó a la superficie para tomar aire y sostenerse de su tabla de surf, para segundos después darse cuenta de la ausencia de su amigo. Una ola de preocupación cubrió su cuerpo antes de mirar hacia la tenue agua y observar a Kinich intentando hacer lo posible para llegar a la superficie, pero siendo imposible ya que su ropa era demasiado pesada y nuevamente, no sabía nadar.
—¡Kinich!—
De una manera demasiado veloz, Mualani se adentro al agua en dirección donde Kinich estaba hundiéndose, pequeñas burbujas salían de su boca en considerables momentos mientras sus manos movían el agua en un intento de acercarse a Mualani. Aquella chica intentaba llegar rápidamente con Kinich antes de que esté perdiera la conciencia, lo cual no tardo mucho ya que Kinich había dejado de esforzarse y su boca dejo salir el poco aire que retenía en su interior.
Sus extremidades se movian rápidamente antes de que finalmente haya podido llegar a agarrar el cuerpo de Kinich, empujando hacia la superficie de manera muy forzosa gracias al pecho que tenía que llevar. Llegó hasta donde se encontraba su tabla de surf, la impaciencia y culpa que sentía internamente podía ser capaz de crear un nuevo continente si se le permitiera decir, con una fuerza brutal dejo el cuerpo de Kinich sobre su tabla mientras empujaba la misma hacia la orilla del lugar donde se encontraban.
Estando ya en la arena, Mualani rápidamente saco el cuerpo de Kinich se su tabla de surf, poniendo la cabeza del mismo en su regazo mientras que su torso y demás extremidades se mantenían en la arena. La cinta que llevaba en su frente se había aflojado considerablemente, habiendo bajado un poco tapando uno de los ojos de Kinich. Su ropa estaba empapada al igual que su cabello y su rostro estaba casi pálido, como si estuviera muerto. Esto aterró a Mualani, la cual rápidamente empezó a empujar el pecho de Kinich hacia adentro en un intento de hacer que sacará todo el agua y pudiera abrir sus ojos, si le pasaba algo realmente algo, nunca se lo perdonaría.
— Kinich por amor a los arcontes, despierta — Dijo en un tono desesperado mientras sus ojos empezaban a cristalizarse, aún empujando su pecho e incluso más fuerte que antes.
Después de unos largos segundos, Kinich abrió los ojos muy repentinamente y se alejo de Mualani, empujando su cuerpo a un lado y escupiendo todo el agua que había entrado en sus pulmones. La cinta que llevaba en su frente bajo más cubriendo sus ojos completamente, haciendo que esté en un movimiento rápido la retirará de sus ojos y la pusiera abajo en su cuello.
—¡Kinich! ¡Estás bien, estás bien!— Mualani grito desesperada mientras se acercaba rápidamente a él, mirándolo con sus ojos cristalizados y una mirada que reflejaba paz interior.
Kinich volteó a mirar a Mualani respirando de manera muy agitada, agarrando su pecho con la misma mano la cual había bajado la cinta de sus ojos. Sus ojos mostraban pánico, algo muy inusual en Kinich y era la primera vez que lo veía así. Gracias a eso los ojos de Mualani se cristalizaron más y se acercó rápidamente a Kinich, abrazándolo de manera fuerte por su cuello mientras ponía su rostro en el lado izquierdo de su cabeza.
—¡Perdóname, en serio perdóname! ¡No había visto a ese maldito Koholosaurio, realmente lo siento!— Su voz sonaba ahogada en lágrimas mientras lo abrazaba fuertemente, realmente estaba muy asustada.
Kinich cuando se estaba ahogando había sentido como si estuviera reviviendo el momento donde "murió" siendo atravesado por las garras de ese lobo del abismo, sentia que le estaba pasando nuevamente, que esas garras lo habían atravesado sin piedad otra vez. Después de ver qué la persona que lo sostenía era Mualani y no una ilusión del abismo, pudo relajarse un poco. Sintió el cálido abrazo de Mualani y como está le pedía perdón tantas veces que podía hacer que esa palabra dejara de existir, una de sus manos se dirigió a la espalda de Mualani y empezó a darle pequeñas palmaditas de consuelo, realmente no era bueno en este tipo de situaciones.
— Tranquila— Dijo con una voz grave, rasposa y algo estoica, su voz se había dañado un poco por todo el agua que había tragado, pero haciendo su mayor esfuerzo de sonar amable. —Ya estoy mejor.—
Mualani se apartó suavemente de Kinich limpiando las lágrimas que habían caído por sus mejillas, mientras hacía unos ejercicios de respiración para poder calmar sus nervios y seguir una conversación con Kinich después de lo sucedido.
Después de unos minutos, todo se había calmado. Kinich y Mualani se fueron más lejos del mar y se quedaron viendo el cielo anaranjado que indicaba el llegar del anochecer, se estaba haciendo tarde. Mualani no podía ver a Kinich a los ojos, se sentía demasiado culpable como para intentar hacer una conversación con él, Kinich solamente estaba callado esperando que ella hablara y esperando que su garganta se recomponga.
—No te sientas culpable— Declaro suavemente, aún asi sonando algo serio y su voz estando rasposa. —No fue tu culpa, ese Koholosaurio venía tan rápido que casi no había manera de reaccionar.—
—Tienes razón— Su voz sonaba algo triste, pero a la misma vez relajada. — Lo mejor será olvidar eso, ¿No?—
Kinich se quedó en silencio unos segundos, pensando como había sentido a carne y hueso ese horrible recuerdo del que más se quería deshacer, pero no podía. —Tienes razón.—
El silencio nuevamente se apoderó del lugar, Mualani quien estaba sentada con las rodillas pegadas al pecho y su mentón apoyado en sus rodillas volteo a mirar a Kinich, el cual se encontraba sentado con una pierna cruzada y con la otra haciendo que su rodilla apuntará para arriba, recargando uno de sus brazos en la misma.
—Te ves raro sin tu cinta — Exclamó, mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en su rostro. — Tal vez deba arreglar ese nido que tienes en la cabeza, Kinich.—
Mualani señaló con un dedo el cabello de Kinich, el cual estaba empapado y en todas direcciones menos en una que sea coherente. Kinich soltó un pequeño resoplido (el cual, sonaba más como una risa.) ante el comentario de Mualani, moviendo la cabeza de un lado a otro para mover su cabello.
—¿Puedo arreglarlo?— Pregunto amablemente Mualani, aún señalando el cabello de Kinich y una sonrisa decorando su cara.
Kinich dudo unos segundos, ya que realmente nadie además de el había tocado su cabello, y darle la espalda a Mualani sería peligroso ya que ella podría hacer algún movimiento rápido para herirlo sin que el pueda reaccionar. Luego, soltó un leve suspiro y agachó un poco la cabeza.
—Esta bien.— Aseguró estoicamente, mientras miraba a Mualani.
La chica dió un pequeño salto de alegría antes de pararse de su lugar y dirigirse a un tronco cortado que se encontraba en el lugar, haciendo señas para que Kinich se sentara al frente de ella, el cual le hizo caso a sus indicaciones.
Este mismo le dió la espalda a Mualani para que pudiera organizar su cabello, está misma empezó a entrelazar sus dedos en el cabello de Kinich haciendo un movimiento de cepillado. Se notaba considerablemente que Kinich lo estaba disfrutando, ya que había cerrado sus ojos y relajándose, casi quedándose dormido.
Mualani arreglaba su cabello, lo peinaba como según recordaba a Kinich. Hizo la pequeña trenza amarilla que el llevaba a un costado de su cabeza, arreglo los mechones rebeldes de su pelo para finalmente poner la cinta representativa de Kinich en su frente, viéndose igual o incluso mejor de lo habitual. Mualani salió de un salto del lugar en donde se encontraba, haciendo que Kinich abriera los ojos de golpe y se pusiera en guardia, para luego ver cómo Mualani se ponía en frente de él y admiraba su obra maestra.
— ¡Perfecto! Te ves incluso mucho mejor que antes, Kinich.— aseguró Mualani, mientras su sonrisa se extendía por toda su cara, provocando que Kinich también sonriera un poco.
Después de unos momentos, Kinich ayudo a Mualani a rehacer sus trenzas largas que ella tenía, haciendo el mismo procedimiento que ella hizo con él.
— Deberíamos ir ya a tu tribu, tenemos que ir a comer algo preferiblemente caliente y ver qué Ajaw no haya hecho algo malo.— Dijo Kinich, mientras se alistaba para salir con una cuerda pixelada entre los árboles. Sin embargo, voltear hacia Mualani y ofrecerle su mano. — ¿Vamos?—
Mualani soltó una pequeña risa antes de tomar la mano de Kinich para luego aferrarse a su cuello, Kinich moviendo su mano rápidamente a su cintura para sostenerla con fuerza.
—¡Vamos, Kinich!— Dijo con una voz entusiasmada mientras sus ojos se iluminaban a la par que Kinich sacaba una cuerda pixelada y se balanceaba por los árboles.
Ahora estaría tranquilo de que le devolvió el favor a Mualani. Ella le había hecho surfear un rato por las aguas, el la haría balancearse un rato por los árboles.
Fue un trató justo.