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Reclamo público

Summary:

Vox tiene una reunión con Lucifer. El rey del infierno parece estar más interesado en joder con el demonio ciervo en su regazo que en hablar con él. No es que Vox pueda culparlo.

Notes:

  • Translation into English available: Public claim by Anonymous

(See the end of the work for notes.)

Work Text:

El rey del infierno, que había estado ausente mucho antes de que Vox pusiera un pie en la tumba, había decidido salir de su encierro de forma espectacular para apoyar el proyecto de su hija, lo que significaba que un nuevo (viejo) jugador estaba en el tablero. Más preocupante aún, Alastor estaba posicionado de manera que podía resultarle beneficiosa para perjudicar a Vox y a los Vees.

 

Por suerte para él parecía que el mandamás infernal no se sentía muy cómodo con el Overlord a pesar de que Alastor se veía cercano a la princesa y sus fuentes, y un dron o diez, mostraban que a pesar de su desastrosa actuación durante el exterminio no iban a ponerlo de patitas a la calle. 

 

Pero Vox no confiaba solo en la suerte.

 

La fortuna sonreía a los que sabían aprovechar las oportunidades. Y si Vox era algo era un creador de oportunidades. 

 

Unos días atrás le había enviado a Lucifer una carta entregada por uno de sus empleados que supuestamente quería redención (como si tal cosa fuera posible). Alastor se había deshecho de las cámaras que Vox le había entregado a Edward, Edgar, o como quiera que se llamara, pero eso no era lo importante. Por una vez su intento de tener ojos en el exterior era una distracción y no el verdadero objetivo.

 

El día anterior Vox había encontrado una carta de un blanco casi resplandeciente con un sello rojo en su escritorio. Una citación para discutir las dudas y preocupaciones de los Overlords por las actividades de la princesa. 

 

La verdad era que a nadie le importaba lo que la princesa estaba haciendo. La redención era un objetivo risible y de ser algo posible Lucifer y su mocosa se encontrarían con una rebelión en sus puertas. Ninguno de ellos se arriesgaría a perder la fuente de su poder, especialmente no los Vees que habían conseguido su abrumadora cantidad de almas atrayendolos con contratos parciales en lugar de los totales que preferían los otros Overlords.

 

Vox tenía un plan. Se presentaría como un oído dispuesto, se ofrecería a ser el hombre interno de Lucifer en el concejo de Overlords para que Lucifer no alterara el delicado equilibrio en el Anillo del Orgullo y el Hotel no se viera perjudicado por pecadores nerviosos. También tenía el video de la desastrosa actuación de Alastor, si Lucifer quería que alguien ayudara a su hija él sería mucho mejor que un cobarde que había huido a la menor oportunidad como un marica. Y su carta triunfadora: a diferencia de Alastor él sí podía darle buena publicidad al hotelucho ese… por un pequeño precio. La exclusividad sería comprensible, después de todo él tenía una marca que administrar.

 

Vox ajustó su pajarita, admirando su reflejo en una estatua que parecía de oro. En su opinión se veía impecable. Incluso se atrevería a decir que su paleta de colores era una ventaja, su azul resaltado entre los blancos, rojos y dorados para mantener la atención en él. 

 

Un diablillo lo recibió en la entrada entregandole un contrato. Rápidamente lo escaneó. Era un acuerdo de confidencialidad. Vox no podría hablar ni mostrar nada que se hablará o enseñara en la sala del trono. Algo sencillo pero molesto y no del todo imposible de sortear. A pesar de sus muchos defectos y de que Vox tuviera que mantener a Valentino centrado y a Velvette apaciguada ellos no eran completos idiotas y Vel podía ser bastante tortuosa y buena para extraer y expandir información.

 

A los pocos minutos el diablillo volvió a salir y lo miró con expresión neutral. Hasta una pared descolorida tenía más personalidad que el enano que lo había guiado y le había impedido colocar las cámaras que había traído, señalando con un tono neutro que había dejado caer uno de sus juguetes y entregandolas de vuelta. Pero estaba bien. Vox podría tirar una disimuladamente mientras hablaba con Lucifer y tendría acceso a uno de los lugares más importantes del infierno. 

 

Ciertamente hablar de cualquier cosa que ocurriera luego de su reunión no incumpliría el acuerdo. Y si tenía pruebas sólidas mejor. Uno nunca sabía cuando necesitaba azuzar al público o hacer un buen chantaje a la antigua.

 

Apenas Vox puso un pie en el palacio sintió el peso omnipresente del poder de Lucifer, una presencia mucho más pesada que la que hubiera sentido en el territorio de otros Overlord haciendo que su piel picara con la baja amenaza. Por un segundo Vox se arrepintió de haber venido en persona. Luego sacudió su cabeza y continuó con paso firme. Él no tenpia intención de buscar pelea hoy, especialmente no en el territorio de otro. El único al que Vox se había atrevido a enfrentar así era a Alastor y en su mayoría tenia que ver con que el arrogante pedazo de mierda reclamaba las ondas magnéticas como su territorio. Audacia y estupidez en opinión de Vox pero el resto de los viejos fósiles lo dejaban pasar y sentarse en la mesa. Hacían un berrinche si los Vees no jugaban con sus preciadas reglas pero a Alastor se lo permitían como si fuera el hijo amado de Carmilla y Zestial o como si todavía le tuvieran miedo cuando en verdad el mejor momento de Alastor ya había paso. Él era historia, Vox era el presente.

 

Vox observó casi de forma distraída como la habitación se iluminaba a su paso con llamas que proyectaban sombras largar. Una muestra de poder dramático que sin duda lo dirigiría al maestro de ceremonias en persona. Vox se preparó repasando lo que iba a decir, sus planeas a, b y c. Había pasado un tiempo desde que tuvo que lamer algún trasero, pero Lucifer no parecía nada del otro mundo, ciertamente no lo que cualquiera esperaría del diablo.

 

Sus pensamientos errantes se dispersaron por completo cuando finalmente enfrentó al trono dramáticamente iluminado como el centro de un escenario. Su visión se volvió negra, su cerebro se reinició y sus sistemas se recalentaron. Tuvo que hacer un reinicio general, desconectar las funciones menos importantes (priorizando por supuesto sus funciones de grabar video en la mayor calidad posible) y luchar por no ponerse duro de inmediato. 

 

Una vez que pudo volver a funcionar, con suerte en un lapso lo suficientemente corto para que Lucifer no lo notara, pudo apreciar a plenitud la vista que tenía frente a él, lamentablemente no era lo que había pensado al principio antes de que los errores entorpecieran su funcionamiento. 

 

En el amplio trono de un color rojo oscuro había una figura vestida de blanco, sus ojos serpentinos mirándolo con diversión, pero no era el monarca que había venido a ver lo que llamaba su atención sino la figura sentada sobre él.

 

El demonio sentado el regazo del rey, sentado sobre su polla , era más alto que el monarca, su cabeza se encontraba echada hacía atrás contra el respaldo del trono empujando el maldito sombrero-corona de Lucifer y oscureciendo su rostro. No es que Vox pudiera ver mucho de ese rostro porque a pesar de los sensores y filtros que él poseía sólo sirvieron para aclarar que el pecador tenía los ojos vendados y la boca amordazada con lo que estaba muy seguro era una mordaza de manzana. 

 

El único motivo por el que Vox podía ver a Lucifer era porque el ángel caído estaba inclinado hacia un lado, su cuerpo recostado perezosamente contra el brazo del trono con su cabeza sostenida en su mano, la sonrisa blanca y perversa burlándose de Vox, una sonrisa que le recordaba inquietantemente a Alastor cuando sabía algo que Vox no (como si Vox estuviera siendo el blanco de una broma que de alguna manera se había perdido).

 

A pesar de la presencia del maldito rey del infierno, los ojos de Vox no pudieron evitar volver a recorrer lentamente una vez más la figura del pecador, completamente desnuda con excepción del sombrero, lo que solo aumentaba la imagen obscena que pintaba el cuadro completo.

 

Un pelaje suave y esponjoso destacaba porque los brazos que debían estar atados a la espalda empujaban el pecho del pecador del demonio cérvido hacía delante. El color coincidía perfectamente con el que debía tener Alastor, aunque Vox no sabía si la distribución de cicatrices coincide o no con sus fantasías. Ciertamente había muchos círculos de mordidas que por lo que sabía habían sido producto de las atenciones del rey. En cuanto a las otras… bueno, era el infierno. Hasta el mejor de los mejores llevaba un recuerdo o no en su piel y sus huesos. 

 

Había una suave pelusilla que cubría el pecho mayormente plano de la figura (y ningún rastro de una herida que casi le hubieran partido por la mitad). Se veía tan suave que Vox quería enterrar su pantalla en ella hasta hacer que el suave pelaje se pusiera de punta con su estática. También podía ver los pezones erectos a pesar del aire húmedo y caliente de la habitación. No se necesitó ningún esfuerzo para conjurar la imagen de sí mismo sacando su lengua y envolviendola alrededor de uno de los capullos rosados, probando qué tan sensibles eran. 

 

Clavando sus uñas en su propia pierna en un vano intento por no endurecerse (más) siguió bajando hasta la piernas que las rodillas del monarca mantenían obscenamente abiertas. Ahí era donde la ilusión se rompía.

 

En donde debía estar una polla (que Vox había imaginado de todas las formas posibles: grande y gorda, pequeña y vergonzosa, larga y venosa. Una polla para alabar o denigrar, para saborear y jugar entre sus dedos mientras chispas de electricidad estimularan a su némesis hasta que le rogaba que le diera más o sollozaba que se detuviera) lo que había era un coño. 

 

Vox tenía que admitir que tampoco era un mal coño. Se veía húmedo, abierto obscenamente por una polla que no estaba completamente enterrada en su interior, líquido transparente brillando en la iluminación de la habitación, llamando la atención sobre sus muslos húmedos y el lugar donde se unía el rey con lindo coñito.   

 

Si Alastor hubiera tenido un coño, a Vox le hubiera gustado imaginarlo como ese. Se veía muchísimo mejor que cualquiera de las farsantes que había probado ¿Y no era esa una idea intrigante? Alastor con un coño chorreante rogando que Vox se lo follara hasta que no pudiera caminar mientras él la lamía, bebiendo de sus jugos como si fuera un hombre muerto de sed y sin importarle cuando empezara a llorar por la sobreestimulación que le daría a ese bonito clítoris que Vox podía ver rojo e hinchado.

 

Una mano con garras negras apareció en su campo de visión interrumpiendo la vista y reemplazandola por la pura pornografía en vivo al frotar en circulos precisos ese clitorix y extender el liquido pegajoso que salía de ese agujero necesitado. La pecado maulló a través de la mordaza  y sus caderas se levantaron. La risa de Lucifer lo sacó de su ensueño y Vox vio como, sin dejar de mover sus dedos en su coño y empujando ligeramente donde se unían como si amenazara con estirarla más y hundir un dedo al lado de su polla , agarraba con fuerza la barbilla de la pecadora y lamía su mejilla.

 

“Vamos, Bambi, sabes que no debes moverte. Prometiste portarte bien. Solo una reunión más y pápa va a darte tu recompensa” 

 

La mujer, Bambi (¿y no era ese sin duda un nombre adecuado para una puta cierva?) maulló cuando Lucifer detuvo sus movimientos y empujó con una sola mano su cadera hasta que ella estuvo otra vez enterrada hasta sus bolas. 

 

Bambi recostó su cabeza contra un costado el rostro de Lucifer, sus ojos brillando complacidos mientras lamía su dedo antes de colocar la mano en la cadera de Bambi de una manera que era claramente posesiva.

 

“Muy bien, Box”

 

“Es Vox, señor” le informó captando la inflexión incorrecta en su nombre. Un error de hecho común, pero los nombres importaban y Vox no era una simple caja de imágenes (sin importar lo que Alastor dijera), sino la voz del infierno, la voz del overlord más poderoso y solo era cuestión de tiempo para que todos lo supieran.

 

“Box” insistió Lucifer sonriendo amenazadoramente y, quizás fue su opinión pero la temperatura la habitación aumentó incómodamente y los ojos de le brillaron por un instante, el amarillo siendo tragado por el rojo. 

 

La puta maulló removiendose brevemente y el momento pasó. Lucifer se relajó en el trono pasando una mano de forma perezosa por el suave pelaje, trazando formas serpenteantes y distrayendo tanto a Vox que no podía apartar sus envidiosos ojos, como a Bambi que visiblemente luchaba para no hacer más que su papel de calentador de pollas, sus piernas temblando visiblemente por no separar las pezuñas de donde estaban enganchadas en las pantorrillas de Lucifer… las pantorrillas vestidas de Lucifer, lo que significaba, junto con las mangas que Vox quería ver, que mientras la pobre pecadora estaba tan desnuda como en su nacimiento y surgida en el infierno el monarca sólo se había abierto los pantalones. 

 

Un escenario de él sentado en su escritorio con el Demonio de la Radio sentado en su regazo manteniéndolo caliente con su culo mientras él trabajaba se le vino a la mente. Ahora que la idea se le había presentado era una fantasía mucho más deliciosa que tenerlo calentándolo con su boca. No importaba cuanto quisiera Vox callarlo haciendo que se atragantara con su polla, Alastor necesitaría mucho reacondicionamiento para no morderlo, ya fuera por gusto o por aburrimiento.

 

“¿Planeas decir algo o sólo viniste a perder mi tiempo?” le preguntó Lucifer con aburrimiento, una vez más apoyado en su mano mientras la otra subía por el pecho de Bambi, un leve rastro de rojo surgiendo donde sus garras rompían la piel. Vox abrió la boca para hablar, pero las palabras le faltaba y sólo entonces notó que había borrado la lista con los pasos que quería seguir, recordar cómo iba el plan era bastante difícil e improvisar nunca se le dió tan bien.

 

“Yo…” La mano de Lucifer desapareció de la vista, pero Vox pudo ver como la pecadora se arqueaba suavemente al mismo ritmo que la mano de Lucifer bajaba por su espalda haciendo que la pantalla de Vox diera otro error rápidamente solucionado sacrificando otro poco de memoria para seguir grabando “Yo…”

 

“¿Tú?” Lucifer lo instó con el mismo tono a medias burlón y a medias seco.

 

“¡Hmm!” La espalda de Bambi se arqueó todavía más con su grito, el sombrero se tambaleó y casi se cayó por el movimiento brusco.

 

“Ahora, cariño, sabes que debes mantenerte en silencio. Prometo que pronto terminaré, pero papi necesita un poco entretenimiento” con la última palabra otro chillido ahogado se oyó y Vox no pudo resistirse.

 

“¿Ella tiene cola?” la voz de Vox se oyó ronca a sus propios sensores.

 

Lucifer se congeló durante un segundo, sus hombros se estremecieron brevemente y acercó su rostro a la pecadora dejando un suave beso en su pulso acelerado.

 

“Mi Bambi ciertamente tiene cola. Es una delicia en nuestros momentos juntos~” Lucifer jugó con la cola (injustamente) oculta a la vista de Vox ganandose otros sonidos necesitados antes de que el diablo decidiera torturar a Vox deteniendose y volviendo a rodear su cadera con un garre posesivo “Pero nada de eso es tu problema” Lucifer lo miró de manera amenazadora, su sonrisa blanca brillando como cuchillas afiladas “No me va bien compartiendo o con otros codiciando lo que es mio ”.

 

La forma demoníaca de Lucifer se manifestó y sus garras extrajeron sangre sacando otro sonido lastimero de Bambi.

 

Las palabras de Lucifer (o quizás el peso a su alrededor que le hacía doler las rodillas con el esfuerzo de mantenerse de piel cuando la gravedad parecía haber aumentado su peso diez veces) atravesaron la bruma lujuriosa de Vox, la electricidad bailó alrededor de él y su configuración se reinició para calibrar la amenaza que enfrentaba. 

 

Vox tenía un plan. Era un plan importante. 

 

Observó atentamente el agarre de Lucifer. Ahora su cola se encontraba enroscada alrededor de una pierna que terminaba en pezuña y su mano estaba dejando riachuelos rojos. Esto no parecía un interés pasajero. La réplica era demasiado perfecta, la posesividad demasiado profunda. Algo amargó se le atoró en la garganta y su pecho se apretó con algo posesivo y protector.

 

Durante diez años Alastor y él fueron amigos. Vox se negaba a creer en las palabras de Alastor de que no había sido nada, de que ir más allá de su acuerdo en ese momento no solo era imposible sino una tontería. Alastor simplemente estaba asustado. Él no había podido entender cuál era el siguiente paso lógico cuando ellos combinaban tan bien juntos.

 

En el mundo de los vivos la televisión estaba abriéndose paso de forma rápida y segura en todos los hogares, se hablaba de que la radio sería cosa del pasado. Gracias a Alastor Vox logró hacerse un nombre y aplastar a la competencia de forma bastante rápida y certera, pero Alastor no podía continuar con el monopolio. No solo. Necesitaba expandirse y para eso necesitaba a Vox.

 

Él pensó que Alastor había sido receptivo a la idea, leyéndolo y aprendiendo a su lado. Hasta el día de hoy no estaba seguro de lo que salió mal, pero esa pelea, la primera pelea, había sido devastadora y no solo porque Alastor había destrozado su pantalla. Cuando Alastor bloqueó su presencia, desenredandose de donde siempre era una señal abierta y exclusiva para él que solía ampliando y resonando su propia señal, lo que quedó fue un vacío tan devastador que se sintió como perder su corazón.

 

Fue fácil transformar el dolor en ira, la ira en odio y el odio en planes para la destrucción de Alastor. Dos décadas después Vox estaba sentado en la misma mesa que Alastor junto a los otros Overlords, Valentino a su lado compartiendo su triunfo. 

 

Vox quería ver a Alastor destruido, quería verlo en el barro sin nada a su nombre, desesperado y necesitado para no pasar al olvido. Y solo entonces Vox, magnánimo y reconciliador, le ofrecería su ayuda, le volvería a ofrecer un lugar a su lado (aunque ya no como su igual. Val y Vel se lo habían ganado con creces a diferencia de él).

 

Pero ahora, viendo a este supuesto rey, este payaso que insultaba y menospreciaba a Alastor en público, pero que fantaseaba a puertas cerradas con convertirlo en nada más que un juguete sin voz, no quiso nada más que alejar a Alastor de esta amenaza de la que no sabía nada. 

 

El aire estaba cargado de tensión. Vox intentó pensar en una salida, en algo que decir o hacer porque ahora sabía que no quería tener nada que ver con Lucifer Morningstar. 

 

Por suerte o desgracia para él, el diablillo de antes volvió y anunció que el tiempo de la reunión se había terminado.

 

Vox respiró hondo y arregló su traje, sonriendo falsamente para no mostrar lo aliviado que estaba de tener más tiempo para recalibrar y pensar en cuál sería su próximo paso. 

 

“Parece que tendremos que reprogramar” comentó con un tono falsamente casual tirando de sus mangas. Lucifer volvió a parecer un hombre bajito e inofensivo, el aire alrededor de ellos tan liviano que Vox pensó que podría caerse por el repentino cambio de equilibrio.

 

“No te molestes. Esto solo fue para dejar claro un punto”

 

“¿Y qué punto podría ser?” preguntó con sorpresa. Ellos no llegaron a hablar de nada, Lucifer se había limitado a jugar con su puta como si Vox fuera un mero adorno en la pared.

 

Incluso más rápido de lo que las cámaras de Vox podían captarlo Lucifer se movió. En un instante había dejado a Bambi sentado en el trono y lo estaba sosteniendo en el aire por su cuello, las alas de Lucifer elevandolos hasta el techo.

 

“Les he permitido a los pecadores mucho margen de maniobra. Pero se han vueltos olvidadezos y temerarios. Ambos sabemos que Zestial y Carmilla no tienen ningún problema con mi hija y, si lo tuvieran, no llevarían sus dudas de forma deshonesta a través de ti ” Lucifer subió otros dos metros. Vox miró nervioso al suelo “Esto no es una meritocracia. Soy el puto rey del infierno y si sigues intentando joder con el proyecto de mi hija o cualquiera de los residentes de su hotel te las verás conmigo ” 

 

Vox tembló de miedo al sentir el fuego rozar su pantalla y sin embargo, por alguna imprudencia de la que no se había creido nunca capaz, se atrevió a preguntar.

 

“Por qué solo tu puedes joderlos… o lo más cerca que puedas obtener, ¿cierto?”

 

Lucifer lo dejó caer.

 

Vox gritó y Lucifer lo atrapó antes de dejarlo en el suelo con tanta brusquedad que igual terminó resbalando y con la pantalla golpeando dolorosamente la dura superficie.

 

“Ya lo vas entendiendo. Ahora, largo de mi palacio” Lucifer le dio la espalda y volvió a dirigirse a su trono. 

 

Vox se levantó con las piernas temblorosas y se dirigió hacia el diablillo. Su resolución fortalecida. 

 

Encontraría la forma de advertir a Alastor y luego, los dos juntos, harían un plan lo suficientemente bueno para apoderarse de todo el Anillo del Orgullo. 

 


 

 

Lucifer se sintió bastante satisfecho con su actuación. Esperaba que Box apreciara las imágenes que había obtenido, porque eso era lo más cerca que iba a estar nunca de ver y tocar a Alastor.

 

Una vez de vuelta frente al trono chasqueó los dedos eliminando la mordaza, la venda y las esposas que no solo mantenían atado a Alastor, sino también su poder. El sombre sin embargo se quedó.

 

Alastor lo consideraba ridículo, pero Lucifer encontró un gran placer en tener a Alastor completamente desnudo y solo usando el simbolo de su poder, esencialmente usando su corona, mientras Lucifer se lo follaba.

 

Un ruido ensordecedor llenó la habitación, un gemido escapó de los labios de Alastor por el repentino flujo de poder. Su amante parpadeó con ojos vidriosos intentando enfocarlo. 

 

“Te portaste muy bien, Bambi” le aseguró acariciando su mejilla con su pulgar. Cuando lo pasó por sus labios Alastor abrió obedientemente la boca y lo chupó mirando con los ojos bajos a Lucifer.

 

Si su polla no hubiera estado ya dura (dolorosamente dura envuelto en el interior calido de Alastor tan perfectamente que era una dulce tortura) la vista hubiera sido suficiente para hacerlo.

 

“Mi pobre, Bambi” le dijo con dulzura “Tuviste que aguantar tan quieto todo ese tiempo. Pero una promesa es una promesa” Lucifer sonrió con maldad “Es momento de tu recompensa”

 

Lucifer levantó a Alastor y el pecador envolvió sus largas piernas por el torso de Lucifer. Volvió a introducirse con un deslizamiento rápido y constante. Los ojos de Alastor rodaron y sus uñas se clavaron el el hierro infernal y las almas destruidas hace mucho tiempo que formaban su trono.

 

“Deja de…deja de jugar conmigo…maldita sea, Luci” le rogó Alastor cuando Lucifer mantuvo las embestidas lentas y profundas “D-dejame correrme”.

 

“Tus deseos son mis ordenes” ronroneó.

 

Lucifer empezó a empujar esta vez de verdad. Cada embestida golpeando a Alastor profundamente y reduciéndolo a un desastre ruidoso ahora que su boca no estaba amordazada. Lucifer disfrutó cada sonido como si fuera la mejor melodía que había escuchado. Ambos estaban demasiado nerviosos por todo el tiempo que estuvieron esperando, por los nervios de Alastor de hacer algo que consideraba tan depravado y ser descubierto y por la emoción de Lucifer de poder reclamarlo ante otro que lo deseaba de forma tan pública.

 

Alastor llegó a su orgasmo con un balido, los cristales de varias vidrieras rompiéndose por el alto sonido. Lucifer lo alcanzó poco después, pintando su reclamo en el interior de Alastor.

 

Tan pronto como su visión se aclaró un poco se separó de Alastor que protestó, pero no fue demasiado lejos. Lucifer se arrodilló a los pies del trono y abrió las piernas de Alastor, sintiendo como su polla se interesaba al ver la respiración acelerada de su compañero y su mirada deliciosamente destrozada. 

 

Lucifer sacó su lengua bípeda y lamió la sal, los jugos y el semen que manchaba el interior de uno de los muslos de Alastor. Pasando su lengua como si el suave y corto pelaje fuera una piruleta subió lentamente hasta el coñó hinchado de Alastor. 

 

Alastor lo instó sin palabras levantando un poco sus caderas. Lucifer obedeció la orden silenciosa y puso sus labios contra el calor húmedo antes de chupar con fuerza. Alastor gritó y se aferró a su cabello. Lucifer bebió del desastre en su interior como si fuera un hombre muerto de sed y el coño de Alastor un oasis. 

 

No se detuvo hasta que Alastor alcanzó su segundo orgasmo y empezó a quejarse por la sobreestimulación. Lucifer se separó dejando un beso en el clitorís de Alastor y alejandsé con el rostro mojado cuando Alastor tiró de él por el cabello

 

“Suficiente… Es. Suficiente.” Alastor sonaba sin aliento, la sonrisa en su rostro algo suave y tembloroso.

 

Lucifer acarició las rodillas temblorosas de Alastor con circulos tranquilizadores, pero su sonrisa era nada menos que perversa.

 

“Creo que te prometí un orgasmo por cada década que haz conocido a Box si me permitias exhibirse frente a él”

 

Alastor se quejó, pero Lucifer pudo sentir como su coño se apretaba en la nada ante la idea.

 

Tenían una larga noche por delante.

Notes:

Sigo intentando mejorar en esto de escribir obscenidad, solo espero que lo estén disfrutando.

Los kudos y comentarios como siempre se agradecen ❤️