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Escena 1: La Travesía de Vuelta
Después de una cena reconfortante, Edi y Vicen se acomodaron en el auto para el viaje de regreso. La noche se había instalado, y las luces de la ciudad se reflejaban en el parabrisas mientras Edi conducía. El aire fresco entraba por las ventanas, llenando el auto con el olor de la ruta y la promesa de nuevos recuerdos.
Vicen:— La verdad, estuvo buenísimo el día. Me encanta hacer estas cosas con vos.
Edi:— A mí también, mi amor. Necesitábamos un día así, sin presiones.
A medida que avanzaban por la ruta, los dos compartieron anécdotas de su infancia, riéndose a carcajadas. Edi recordó cómo solía ir de vacaciones con su familia a pueblitos similares, y Vicen habló de sus escapadas con sus amigos a la costa. La música suave que sonaba de la radio acompañaba la conversación, creando un ambiente cálido y acogedor.
Escena 2: Un Desvío Inesperado
De repente, Vicen miró por la ventana y vio una señal que indicaba un mirador a unos kilómetros de distancia.
Vicen:— Che, ¿y si paramos en ese mirador? Dicen que se ve toda la ciudad desde ahí.
Edi:— ¿En serio? Suena bien. ¿Cuánto falta?
Vicen:— No mucho, unos diez minutos. Dale, paremos.
Edi accedió y pronto se desvió hacia el mirador. Al llegar, se encontraron con una vista impresionante. Las luces de la ciudad brillaban como estrellas, y el silencio de la noche era reconfortante. Se bajaron del auto y, sin pensarlo, se abrazaron, disfrutando del momento.
Vicen:— Es increíble lo que se siente estar acá con vos, en este lugar.
Edi:— Sí, es como si el tiempo se detuviera.
Ambos se sentaron en el capó del auto, disfrutando de la brisa nocturna. Miraban las luces de la ciudad mientras el viento jugueteaba con el pelo de Vicen.
Escena 3: Un Momento de Reflexión
Mientras contemplaban el paisaje, Edi sintió la necesidad de abrirse.
Edi:— ¿Sabés? A veces me asusta todo esto. La vida, los chicos, lo que viene...
Vicen:— Entiendo, amor. Pero creo que es parte de construir algo juntos. A veces hay que arriesgarse.
Edi:— Sí, tenés razón... Es solo que me preocupo por cómo lo van a tomar los chicos, por mi ex, por todo.
Vicen le dio una palmadita en la espalda, tratando de transmitirle calma.
Vicen:— Lo importante es que estás haciendo lo que te hace feliz. Y si eso implica arriesgarte, vale la pena.
Edi asintió, sintiendo que las palabras de Vicen lo ayudaban a despejar un poco su mente. A pesar de las dudas, sabía que tenía a alguien que lo apoyaba.
Escena 4: De Regreso a Casa
Después de disfrutar del mirador durante un rato más, decidieron que era hora de regresar. Con el corazón más ligero, subieron al auto y continuaron el camino hacia la casa de Vicen. La conversación fluyó naturalmente, llenando el aire de risas y complicidad.
Al llegar, Vicen le dio la mano a Edi, como si estuvieran a punto de hacer algo divertido.
Vicen:— ¿Querés hacer algo especial antes de irnos a dormir?
Edi:— No sé, ¿qué tenés en mente?
Vicen:— Podríamos hacer una película y hacer un snack rápido. O jugar algo en la Play, si te animás.
—Edi: Me gusta la idea de la película, pero solo si elegimos una que no sea de terror.
Vicen soltó una risa y asintió.
Vicen:— Trato hecho. Nada de terror. Vamos a la cocina primero y después elegimos.
Escena 5: Una Noche de Película
Ambos se dirigieron a la cocina, donde decidieron preparar algo sencillo: unas palomitas de maíz y unas galletitas. Mientras preparaban, Edi no pudo evitar hacerle comentarios juguetones a Vicen, provocando que este le tirara maíz en respuesta.
Edi:— Mirá que soy un buen cocinero, eh. No como algunos por ahí...
Vicen:— ¡Basta, Edi! ¡No me quemes más, por favor!
Con las palomitas listas, se acomodaron en el sillón, con una manta que Vicen había traído. La elección de la película fue rápida: una comedia romántica que prometía risas y momentos entrañables.
Mientras la película avanzaba, Edi se sintió feliz. El calor de Vicen a su lado, el ambiente relajado y la risa compartida le recordaron que esos pequeños momentos eran lo que realmente importaba.
Escena 6: Al Final del Día
Cuando la película terminó, Edi se dio cuenta de que ya era tarde. Se miraron, sonriendo con complicidad.
Edi:— Me alegra que hayamos hecho esto. Fue un día genial.
Vicen:— A mí también. No puedo esperar a que repitamos esto con los chicos.
Se abrazaron, sabiendo que la noche había sido especial y que cada día juntos era una nueva aventura por vivir.