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Summary:

— ¿Te gusta Tsukishima? — Soltó Koushi sin ningún tipo de preparación mental, el menor sonrió nervioso y se removió incómodo en su asiento.

— No, definitivamente no me puede gustar Tsukishima.

~×~×~×~×

— ¿No has pensado en que tal vez te guste Shouyo?

— Hinata es un buen chico, es alegre y fácil de querer, piénsalo bien.

Notes:

(See the end of the work for notes.)

Work Text:

Hinata no entendía por qué se sentía tan herido ya que hace unos días había tenido una discusión con Tsukishima, quien raramente se había hecho cercano a él, quería hablar con alguien sobre ello, decidió no comentarle nada a su mejor amigo ya que sabía que Tobio no iba a ser el mejor hablando de eso, tampoco le dijo a Yachi, la chica ya tenía suficientes problemas aconsejando a Tadashi, que por cierto tampoco le quiso pedir ayuda, por que sabía que Kei le pediría ayuda primero. Así que se contactó con su antiguo capitán, Daichi, pero también decidió que necesitaba ayuda de otra persona, Sugawara.

Ambos estaban en la misma universidad, aunque no estaban en la misma facultad, por lo que se les hizo más fácil mantener su relación, no pensaron ni dos veces ayudar a Shoyo, ya que lo habían hecho desde que lo conocieron.

Luego de explicar, justificar y darle mil vueltas a la situación pidió un consejo, Sawamura y Koushi quedaron en silencio unos minutos pensando en que decir, a decir verdad la pelea fue muy tonta. Ambos chicos querían salir, solo los dos, algo más íntimo, el plan que quería Tsukishima era ir al cine o a un museo de arte, algo tranquilo en cambio al plan de Hinata, él quería ir a un partido de voley o a algún parque de diversiones.

— Te preocupas más de lo necesario, ¿No habían tenido algún roce antes? Tipo, tal vez eso hizo explotar la situación.

El castaño dijo, aun perdido en sus pensamientos mientras cortaba un pedazo de su pastel para comérselo, Sugawara por otro lado se tomaba su café tranquilamente, puso la taza en la mesa con una sonrisa negándose a hablar. Luego de unas miradas con Daichi quedaron de acuerdo en que iban a decir lo que realmente pensaban de ambos chicos.

— ¿Te gusta Tsukishima? — Soltó Koushi sin ningún tipo de preparación mental, el menor sonrió nervioso y se removió incómodo en su asiento.

— No, definitivamente no me puede gustar Tsukishima — su tono de voz era serio, pero su mirada… decía más que mil palabras, sus ojos reflejaban ansiedad, curiosidad, y sobretodo miedo. — Es un tonto, digo, se enoja por todo y nunca quiere cooperar. Es amargado, no le gusta que lo abracen, así nadie lo va a querer.

Bingo, justamente así lo querían ambos chicos, con una sonrisa de victoria se dispusieron a escuchar todas las quejar de Shoyo sobre el chico rubio, alto y de lentes.

________

— Discutí con Shoyo.

Un Tsukishima desesperado daba vueltas en una habitación pequeña, pero suficiente espacio para dos personas, tratando de no tropezar con la mesa pequeña que había en la sala, sus dos amigos lo veían desesperarse cada vez más. Kuroo le pidió que se callara, Bokuto se levantó del sofá para sacudirlo y pedirle que les explicara todo.

El rubio había ido al pequeño apartamento de Koutarou y Tetsuro, ambos vivían juntos ya que estudiaban en la misma universidad. Habían papeles regados en la pequeña mesa, el pelinegro gritó de la desesperación al ver que sus papeles se habían mezclado con los del otro chico, se rindió cinco minutos después de buscar y ordenar de nuevo, mientras Bokuto calmaba a Kei para que le explicara mejor, Kuroo servía dos tazas de expreso y un capuchino.

— …Y él no quería ir a ese museo de arte, entonces se enojó — terminó su historia, un suspiro fuerte resonó en la sala, Kei ya sabía lo que se venía, un golpe de realidad tan fuerte que hubiera preferido vivir en la ignorancia.

— ¿No has pensado en que tal vez te guste Shouyo?

— Bokuto tiene razón, mira que se han vuelto raramente cercanos este año, jamás te había visto tener esa química con nadie, ni con Yamaguchi. Tal vez deberías pensar mejor las cosas, no te enojes con nosotros ni contigo, ahórrate tus objeciones y… la sesión amorosa terminó, allá esta la puerta. — Bajó la vista a los papeles terminando de ordenarlos, unos segundos después siguió hablando con un tono desinteresado — Hinata es un buen chico, es alegre y fácil de querer, entra a la vida de las personas sin ningún aviso o preparación, no sabes como pero él está ahí cuando menos lo esperas. No es sorpresa para ambos que nos digas que te gusta, al menos un poco, piénsalo bien.

Un agotado Bokuto le dijo que se podía quedar el tiempo que quisiera después de hablar unas horas más, pero Tsuki lo rechazó, pues tenía que pensar mejor las cosas.

Tal como lo pidió su amigo, no hubo ninguna objeción. Era tarde, pues tuvo que viajar hasta Tokio para poder visitarlos.

— ¿Qué haces en Tokio?

— Akaashi — Alarmado volteó a ver al chico, llevaba unos lentes para ocultar sus ojeras, sin ánimos saludó agitando la mano — Vine a ver a Kuroo… y a Bokuto.

— Bien, que tengas suerte en tu viaje.

— ¿Gracias?

A decir verdad estaba extrañado por lo que acaba de pasar, pero no le dio la suficiente importancia. De camino a casa no paraba de pensar en Shoyo y en como se iba a disculpar, no es que le importara taanto como sus amigos pensaban, es que no le gustaba estar peleado con alguno de sus amigos.

________

Había pasado una semana desde que ambos chicos habían hablado con sus amigos, una semana en que no paraban de pensar en él otro y como serían en una relación seria, pensamiento que siempre era Interrumpido por ellos mismos.

Estaban en los vestidores alistando sus cosas para ir a sus casas, todos los del equipo, menos Nishinoya, Kageyama y Yamaguchi… raro, ya que los dos últimos siempre se iban esperaban a sus mejores amigos.

Los que siempre se quedaban de último salieron rápido, Tanaka empujó a uno de primer año para afuera, Nishinoya entró corriendo a los vestidores sacando su bolso.

— Voy a quitar mi bolso de aquí, pongan el de ustedes o algo para que no se cierre la puerta — Ordenó a los dos menores que quedaban ahí, esperando a que alguno de los dos pusiera algo.

Shoyo puso su mochila, ya que estaba ocupando su bolso de entrenamiento, dio una media vuelta y ambos chicos escucharon un fuerte estruendo.

La puerta.

Cerraron la puerta.

Tsukishima intentó llamar a alguien, pero su celular murió, Hinata se dio cuenta que su celular estaba en su mochila. Estaban atrapados, solos.

Y como si eso no fuera suficiente, hubo un apagón.

“¡¿NO ES ESTE SUFICIENTE CASTIGO?!” Pensó Shoyo, estar a solas con el rubio lo volvía loco.

— Puede que no sea tan malo como parezca, tal vez es una señal para hablar las cosas… tú sabes.

— ¿Desde cuando crees en las señales? — Hinata bufó para si mismo, incrédulo de que sea el mismísimo Tsukishima Kei quien dijo eso.

— Vamos, ambos sabemos que tenemos una conversación pendiente — Su intento de broma no salió como esperaba, la poca luz que había era en reflejo de la luna entrando por la ventana.

Tal vez si sentían algo por él otro, tal vez no era casualidad que se hayan vuelto tan cercanos.

Podía oír su corazón latir, juraba que podía ver esos ojos dorados a pesar de la oscuridad, podía sentirlo… y cuando iba a aceptarlo, llegó la luz.

A decir verdad no fue un apagón largo, fue más corto de lo que ellos creían, pero aún no llegaba nadie para abrirles la puerta, ya habían aceptado su destino y acomodaron las bancas de tal forma en la que pudieran dormir.

— Hinata — Llamó al peli naranja, se podía escuchar la ansiedad en su voz a miles de kilómetros — Yo quería decirte que lo sentía, no debí reaccionar así sabiendo que no siempre se va a hacer lo que yo quiera, debía haber escuchado tu idea y no poner objeciones y de verdad lo siento.

— Kei, no me enojé contigo. Digo, si debiste escucharme, pero no importa tanto, al final fue una discusión tonta.

— Hablé con los chicos.

— Yo igual, me vi con Sugawara y Daichi, me hicieron reflexionar mucho.

— Yo fui a Tokio para hablar con Kuroo… y Bokuto.

Shoyo rió al escuchar el tono en que mencionaba al chico, que anteriormente era, del fukurodani, la calidez que Tsukishima sintió en el pecho no tenía comparación. Por un momento se olvidó que estaban encerrados, y en ese tiempo tuvo su respuesta. Estaba enamorado de Hinata.

— Shou, te agradezco que seas mi amigo…

— ¿Pero? — El menor lo Interrumpió, no fue por ser agresivo, fue por que lo conocía y sabía que iba a existir ese ‘Pero’

— No quiero ser tu amigo — La expresión de Hinata cambio drásticamente, su sonrisa había desaparecido y Kei notó eso, intento cambiar lo que había dicho — ¡¡NO ME REFERÍA A ESO!! Quiero decir que quiero ser más que un amigo.

》A decir verdad me gustas demasiado y no lo había notado, soy un tonto por no haberme dado cuenta antes. Y si yo no te gusto sinceramente no hay ningún problema, tipo también esta justificado ¿Por qué te gustaría alguien como yo?, si no soy correspondido quiero que sepas que tu amistad es más que suficiente para mi, que me notes y estés a mi lado aunque seas un amigo, es suficiente.

Hinata no podía creer lo que estaba escuchando, jamás había siquiera pensado en tener al rubio en esa situación. La pequeña sonrisa que se había formado en su rostro y el leve sonrojo de sus mejillas no tenían precio, él estaba más enamorado de lo que creía y si el de lentes seguía hablando iba a explotar.

— Kei, Tsukishima kei — Paró de hablar de golpe, sus manos temblaban juntas, sus hombros estaban arriba y trataba de escondes su cabeza en ellos, sus rodillas se movían de arriba a abajo en una perfecta posición de mariposa.

》También me gustas. Al principio no estaba seguro de mis sentimientos, me negaba a aceptarlos… pero luego, solo decidí no esconderlos más, no se en que momento me empezaste a gustar, solo se que esos sentimientos están ahí y me agrada la idea de que estén.

— Bien, creo que deberíamos llevar las cosas lento, ¿que te parece?

— Me parece perfecto.

Minutos después quedaron en un sueño profundo, ambos sentados al lado del otro, Hinata tenía su cabeza recostada en el hombro de Tsuki y sus manos entrelazadas les daban la calidez y el amor que necesitaban en ese momento.

Al día siguiente Yamaguchi y Kageyama fueron los primeros en verlos así, los despertaron y el capitán del equipo los mandó a casa, para que se bañaran y se cambiaran para sus clases.

Tsukishima acompañó a Hinata a su casa, el más pequeño pasó por la puerta, no sin antes darle una sonrisa y una mirada cargada de sentimientos.

Por que estaba enamorado y no importaba nada más, eran ellos dos contra el resto del mundo.

Notes:

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