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Language:
Español
Stats:
Published:
2024-11-07
Words:
5,815
Chapters:
1/1
Hits:
15

𝙎𝘼𝙏𝙐𝙍𝙉𝙊 [𝑆𝑡𝑎𝑟𝑟𝑖𝑠𝑜𝑛]

Summary:

────𝑅𝑖𝑛𝑔𝑜 𝑆𝑡𝑎𝑟𝑟 𝑥 𝐺𝑒𝑜𝑟𝑔𝑒 𝐻𝑎𝑟𝑟𝑖𝑠𝑜𝑛────

"Es divertido, es lindo, es Ringo"

" Nos amábamos, me amaba... Y yo lo amaba, lo sigo amando"

 

Vuelves, en cada sueño que tengo caigo de nuevo en tu red, sé que tarda un tiempo curarme de ti de una vez. Tuve tantos momentos felices, que olvido lo triste que fue.

En Saturno viven los hijos que nunca tuvimos
En Plutón aún se oyen gritos de amor
En la Luna gritan a solas tu voz y mi voz
Pidiendo perdón, cosa que nunca pudimos hacer peor

Work Text:

──¿Cuánto tiempo ha pasado?.── 

 

Esa pregunta era la que lo perseguía hace tantos años... Cada aniversario... Cada cumpleaños... Cada fecha importante que celebraron juntos y ahora estaba ahí... Le hacía falta George y no era algo que quisiera disimular, no quería hacerse el fuerte cuando sabía que lloraba por su ausencia todos los días.

 

──Han pasado cinco años... Ayer fueron cinco años.── Suspiró pesadamente el ojizarco quitándose sus lentes de Sol. ──Él odiaba que los usara... Decía que tenía los ojos más azules que haya visto y que no entendía porque los usaba.── 

 

Aquellas palabras salieron rotas, su potente barítono junto a lo ronca que era había salido rota, el hablar de George, el recordarlo le hacía doler el corazón.

 

No podía caer en cuenta que no estuviera más con él, no era justo, no lo era, era el más pequeño del grupo, era el que más había indagado en conocerse a si mismo, era el que merecía llegar a ser un abuelito gruñón que cuidaba de sus plantas, que les hablaba, las regaba y cuidaba de sus posibles nietos, pero no.

 

Había sufrido a lo largo de su vida, había perdido a grandes personas, perdió a Brian, John, Maureen y ahora George ¿Qué había hecho mal para recibir todo ese castigo? ¿Acaso no merecía ser feliz? ¿Merecía vivir en la desgracia absoluta?.

 

──Aún lo extrañas mucho... ¿Cómo te sentiste ayer? Fuiste a su concierto cómo siempre...── Habló suavemente su psicóloga la cuál estaba pronta para anotar cualquier cosa.

 

──Se sintió como siempre, ver toda esa gente... Ver a todos los demás... Pero no duele tanto cómo el primer concierto... Sigo sintiendo algo raro al subir al escenario, siento un escalofrío espantoso que me recorre por completo y siento que es George de alguna forma... Y Dhani... Dios, ese chico la verdad que cada vez que lo veo... Es él, es George y se muy bien que no es su reemplazo ni nada por el estilo... Pero es una forma de sentirlo aún... Me hace recordar cuándo conocí a George en Hamburgo hace tantos años.── 

 

Ante cada palabra pronunciaba sonreía con mucha nostalgia, miraba atentamente sus lentes de sol en dónde la voz de George se repetía de forma constante en su cabeza, recordaba cada uno de sus halagos diciéndole lo perfecto que era, cómo halagaba sus ojos, cómo lo animaba a escribir, cuando lo ayudó a componer Octopus Garden, cuando amaba sus cicatrices por él, se encargaba de amar y valorar cada cosa que no era capaz de hacer por si mismo y eso era lo que lo tenía tan enamorado, las nuevas formas de amarlo, como se lo demostraba, como quería estar siempre con él aún manteniendo esa actitud caprichosa y berrinchuda... Cuántos recuerdos le venían a la cabeza... Esos ojos que tanto decía George amar de él se llenaron de lágrimas y cayeron sobre sus lentes... No podría superarlo, capaz que algún día dejaría de llorar por él, pero no podría dejar de llorar de nostalgia.

 

[...]

 

──Voy a demandarte.── Dijo George firmemente a través de la línea telefónica.

 

──¿Perdón? ¿Cómo dijiste George?.── Dijo totalmente desconcertado el ojizarco.

 

──Cómo oíste, no me gustó lo que le hiciste a la canción... Te llegará la demanda mañana.── Gruñó levemente antes de cortarle la llamada al ojizarco pero unas palabras lo detuvieron pero no pensó responderle.

 

──Bien ¡Hazlo! Pero siempre te amaré.── 

 

George lo había dejado literalmente con las palabras en la boca, no sabía que había ocurrido, era una tarde normal en dónde sus hijos no estaban en casa y solamente quería beber whiskey, quería bajar o de alguna forma hacer que aquel malestar que tenía se fuera de una maldita vez, quería dejar de sentirse insuficiente pero le era totalmente imposible y ahora venía Harold a denunciarlo ¿¡Acaso faltaba algo más!? ¿¡Alguien más quería volver más insufrible su día!? Bendito sea el que sus hijos no estuvieran y que Bárbara estuviera trabajando porque la verdad tenía una recaída alcohólica increíble que si no fuera cauto golpearía algo o a alguien y aquél enojo fue centrado en un puñetazo a la pared más cercana haciéndole un orificio junto al crujido de sus falanges.

 

──¡Mierda! ¡Maldita sea!... ¡George!.── No sabía de que forma quitar todo ese enojo guardado que tenía porque la verdad se sentía atrapado y asfixiado.

 

Richard miró para todos lados en busca de algo que le ayudara ahogar ese enfado que tenía ¿Qué mierda le pasaba a George? Se estaba comportando como un maldito crío, George le había regalado esa canción ¿Y ahora lo llamaba para denunciarlo diciendo que no le gustó lo que hizo con ella? Ya había sido el colmo, el colmo de absolutamente todo, había aguantado mucho todos esos años, los comentarios de los demás, las risas de los otros cuando intentaba escribir algo y parecía tonto o que el maldito Bob Dylan ya lo había escrito ¡Idiota! Idiotas todos por sus malditas palabras que lo estaban ahogando, tenía que respirar... Contar hasta diez cómo le había dicho su psicóloga.

 

"Te voy a demandar"

"No me gusta lo que hiciste con la canción"

 

Soltó una risa ronca pasando su mano por su rostro con vello facial, maldito mocoso caprichoso estúpido. Lo iba a escuchar, lo escucharía le guste o no, iba a ponerle varios puntos en claro.

 

Tomó su abrigo, llaves del auto, su billetera con sus documentos y le dió un último trago a su botella de whiskey para salir de su casa, subirse a su auto y conducir hasta la casa de George, no era difícil llegar, había ido muchísimas veces a la casa del menor y rezaba que ni su esposa ni su hijo estuvieran ahí porque tendrían una conversación muy pero muy seria al respecto de su maldito comportamiento de mocoso malcriado ¿Quién creía que era para demandarlo? Ya había colmado su paciencia en su totalidad.

 

Al llegar a la casa del menor estacionó en la entrada, los hombres que trabajaban para George lo conocían así que no tuvo problemas en ingresar a la residencia de Friar Park y sabía de sobra en dónde encontrar al menor, en su jardín y ahí se dirigió a paso rápido y torpe por estar borracho pero consciente de su enojo con el menor al cuál vió de rodillas enfrente de unas plantas que no sabía su nombre ni le importaba en lo absoluto.

 

──¡Harrison!.── 

 

Aquellas fuertes palabras hicieron que el mencionado se pusiera de pié y girarse para ver quién lo llamaba aunque sabía bastante bien a quién le pertenecía ese barítono.

 

──Estás aquí... ¿Viniste con tus abogados? ¿O viniste a pedirme disculpas por lo que le hiciste a mi canción?.── Le preguntó de forma arrogante haciendo mayor énfasis en el pronombre posesivo.

 

──¿Quién crees que eres? ¿Quién crees que eres para decirme eso? ¿¡Eh!? Vienes con ese maldito descaro y actitud infantil a reclamarme algo de una canción que ¡Tú! Me regalaste.── Dijo bastante molesto golpeando el pecho del menor con su dedo índice.

 

Ante cada palabra enfadada y ciertamente hiriente al orgullo del menor el cual retrocedió viendo en el estado que estaba el otro, no estaba sobrio en lo absoluto y cuando se emborrachaba sabía que era un sujeto peligroso, habían vivido tanto tiempo juntos que conocía cada faceta suya que sabía que tan peligroso era en aquel estado.

 

──Estás borracho... No hagas una escena por favor.── Dijo algo intimidado al darse cuenta que su espalda dió contra el tronco de uno de sus árboles.

 

──Responde mi maldita pregunta George ¿Qué mierda creíste cuándo decidiste demandarme? ¡No tiene lógica!.── Exclamó apretando al colmilludo contra aquel árbol.

 

George cerró sus ojos con fuerza, claramente no le diría la razón exacta de aquella demanda y no es que en realidad le molestara lo que hizo a la canción... Solamente era la forma más tonta y desesperada de llamara la atención del otro, que se volviera a fijar en él "¡Hola Richard! Aquí estoy" Se sentía olvidado por el otro ya que se había vuelto a casar y parecía ni tener tiempo para él, tenía que buscar toda excusa posible para que volviera a poner sus ojos en él.

 

──Eres un maldito mocoso intolerante y caprichoso... Ya no sabes qué mierda hacer para tener mi maldita atención ¿No?.── Gruñó teniendo sus dos manos apoyadas en el tronco de aquel árbol mirando a George el cual se había encogido bastante en su lugar.

 

Con su silencio George le confirmó a Richard sus miedos, su inseguridad en ser olvidado, el quedarse solo... Pese a tener a su esposa e hijo que amaba con todo su corazón sinceramente no sabría que hacer si el ojizarco se alejaba totalmente de su vida, nadie lo conocía tan bien como su Ritchie, nadie lo entendía y comprendía cómo él. Todo aquello logró transmitirle el adverso mientras se dejaba caer al suelo con su espalda apoyada en el tronco del árbol.

 

──¿Qué te hace pensar que no tienes mi atención? Debiste recurrir a una estúpida denuncia para tenerme en tu casa a las doce menos cuarto... Ebrio... ¿Acaso eso no te lo dice maldito orgulloso?.── Dijo tras limpiar una lágrima que bajó por su mejilla derecha.

 

──Ya tienes tu vida... Tienes tres hermosos hijos... Barbie es una mujer hermosa y talentosa... Ya no nos vemos tanto y cada segundo que paso contigo me hace sentir tan bien... Tenía que llamar tu atención de una forma más notoria.── Murmuró estando sentado en el suelo con las rodillas contra su overol en dónde tuvo la valentía de mirarlo. ──Podrías olvidarme... Mandarme solamente mensajes en las fiestas o cuando... No sé.── 

 

Aquellas palabras le llegaron al mayor del lugar, siempre estuvieron juntos, fueron catalogados por la prensa como "Los Beatles del segundo escalón" eran muy unidos, se ayudaban mutuamente. George lo cuidaba cuando se enfermaba, lo ayudaba a componer y él siempre lo mimaba, le daba su contentillo en dónde lo acompañaba a las carreras de Fórmula Uno cuando venían al Reino Unido, venía a su jardín para ayudarlo sabiendo que odiaba la jardinería pero lo amaba él, esas fueron sus palabras literales.

 

──George... Siempre has sido mi centro de atención, el centro de mi mundo ¿Crees que yo podría hacer mi vida sin ti?.── Le explicó con una voz temblorosa antes de caer de rodillas delante de él. ──Mírame George.── 

 

Harold no dejaba de jugar con sus manos estando verdaderamente nervioso, sabía que su Ritchie jamás le golpearía pero si le gritaría por ser un maldito niño caprichoso y berrinchudo, posiblemente había exagerado un poco con aquella demanda. 

 

Cuando el otro le pidió que lo viera a los ojos le obedeció sin chistar en dónde vió esos ojos... Esos hermosos ojos, eran los más azules que había visto en toda su vida, eran hermosos, podía perderse en ellos, eran los más grandes y azules sobre la faz de la tierra y cómo los amaba.

 

──Eres el centro de mi mundo George... Cuando nos conocimos en Hamburgo lo supe, supe que algo bueno íbamos a tener... Estábamos destinados a estar juntos... Eras tan pequeño, arrogante, maleante, haciendo creer a todos que tenías dieciocho cuando aún eras menor de edad... Cuando hablamos más y dejaste de tenerme miedo al saber que era un Teddy de verdad... ¿Te acuerdas? Una química surgió entre nosotros y mira todo lo que logramos, yo jamás, jamás en mi vida te dejaré de lado, aquí estaré para ti hagas lo que hagas y si la semana que viene tengo que estar en el maldito juzgado para responder a tu demanda... Lo haré, me verás ahí con un traje y corbata junto a mis abogados pero no vuelvas hacerme ésto ¿Entendiste?.── Le dijo en un tono de voz grave en dónde uno de sus dedos anillados lo señaló para ahí extender su mano y tomar una de las mejillas del menor.

 

George se quedó mirando fijamente a Richard escuchando con atención cada una de sus palabras en dónde sintió su cuerpo temblar, viendo que en su búsqueda de la atención del otro lo había dañado, no había pensado en el otro en lo más mínimo, había sido muy egoísta, había superado todos los límites habidos y por haber con el otro.

 

──P-perdón, perdoname Ritchie por favor... Yo no quería ocasionar ésto, solamente tenía miedo, tenía que llamar tu atención de alguna forma.── Musitó el otro teniendo sus ojos pardos cristalinos por las lágrimas que no tardaron en bajar por sus mejillas.

 

──Tranquilo Geo... Está bien pero para la próxima llámame o ven a mi casa, no hagas todo éste show... Es demasiado, incluso para alguien cómo tú.── Soltó una risa tonta en dónde se acercó más al otro juntando sus frentes. ──Te amo George... Te amo mucho.── 

 

[...]

 

Ambos hombres se encontraban sentados en algún lugar del enorme jardín que tenía el menor en Friar Park, estaban escondidos de absolutamente todo el mundo, estaban en ese lugar en dónde nadie podía molestarlos y podían expresar su sentir por el otro sin miedo absolutamente nada.

 

El tiempo había pasado y la verdad es que la lucha del colmilludo por el cáncer de pulmón había ocasionado estragos pese a los pronósticos médicos que eran verdaderamente alentadores no querían hacerse falsas esperanzas debido a una posibilidad de la reaparición de aquella enfermedad en un futuro.

 

Los cuidados con George comenzaron a ser constantes ya que todos estaban preocupados, hasta Paul había ido a verlo muchas veces pese a que estuvieran peleados por temas del pasado, McCartney no podía evitar preocuparse porque para el, George era su hermano pequeño, se conocían desde muy jóvenes y no podía creer que aquello le estuviera ocurriendo a él. Nadie podía creerlo en realidad, desde sus amigos más cercanos hasta sus conocidos pero para George todos eran sus amigos, tenía grandes círculos sociales pero ante las palabras de su ex esposa Olivia el único amigo de verdad que Harrison tenía era Richard y es que era verdad, eran más unidos de lo que todos podían pensar.

 

──¿Crees que todo vaya a estar bien?.── Preguntó Richard mientras veía el cruce del agua de aquel estanque que había.

 

──Todo estará bien independientemente del resultado... No puedo ir en contra de lo que la vida tiene programado para mí... Aunque duele como la mierda pero siempre quise saber que hay más allá de éste mundo material.── Le respondió George teniendo sus dedos entrelazados con los del ojizarco. 

 

──Pero estarás bien... El doctor dijo que estarás bien.── Suspiró pesadamente sintiendo una presión en su pecho que era espantosa ante pensamientos muy adelantados a lo que acontecía.

 

── Tenemos que tener fé... Y si en un momento tengo que irme ¿Quién soy yo para evitarlo? No puedes controlar muchas cosas en ésta vida cariño, no puedes controlar la caída de las hojas de los árboles, no puedes controlar las estaciones del año... No podemos controlar tantas cosas y el mero hecho de pensarlo nos enfada y asusta, nos asusta eso que no podemos controlar... Pero a mí no me asusta, si me voy, se que no será un final, será un hasta pronto... Capaz y hago que me cremen y esparzan mis cenizas en la India... Podré conformar parte del mundo... O ver qué hay más allá de todo ésto... El cuerpo es la prisión del alma y al morir cumplimos una condena en dónde el alma se libera y va a un lugar mejor, piénsalo de esa forma y verás que no es tan malo.── 

 

Ante las palabras dichas por el de ojos pardos el ojizarco quedó pasmado en la profundidad de sus palabras, sinceramente el ir a la India había hecho que muchas puertas a la espiritualidad y el hinduismo se abrieran para él, solamente de pensar en aquellas propuestas vió que tenía razón, no podía controlar muchas cosas por más que quisiera, eran tantas cosas que quería que estuvieran bien, quería que George estuviera bien y pese a sus palabras las cuales lo lograron calmar un poco aún tenía en mente que no era su hora, no era el momento de que se fuera de éste mundo terrenal, debían seguir juntos por muchos años más.

 

Todo parecía empeorar cuando por fin podían estar juntos siendo más que amigos, teniendo el apoyo de ambas familias podían sentirse mejor, se había dejado caer ante la tentación de los coqueteos discretos del guitarrista en dónde sus sentimientos ya no eran tan penados por la ley.

 

──¿Te has preguntado cómo serían nuestros hijos? Ya sé que no podemos tenerlos pero ¿Podrías imaginarlo?──  Preguntó el de ojos azules el cuál tenía su cabeza apoyada en el hombro del otro.

 

──Puede ser que lo haya fantaseado... Serían hermosos como tú, tendrían tus ojos sin duda alguna ya que Zak, Jason y Lee tienen tus ojos, los nuestros podrían tenerlos.── Se dejó llevar por aquella pregunta que era más una fantasía que cualquier otra cosa. ──Me gustaría que fueran como tú porque así podría recordarte todos los días... Tú ya tienes a Dhani, el día en el que yo ya no esté podrás recordarme con solo verlo.── 

 

Aquellas palabras lo dejaron callado, el que George le recordara cada momento que posiblemente moriría a causa de aquella enfermedad solamente le daban ganas de llorar, quería llorar de solo imaginar no verlo nunca más, de no escuchar su risa, su voz al cantar, parlotear, hacer sus intentos de baile que terminaban con movimientos muy extraños pero hermosos, le recordaba las noches en dónde bailaban en la sala de su apartamento compartido tras que John y Paul se fueran a vivir con sus respectivas parejas del momento.

 

──No vuelvas a decir eso... Estarás bien y podrás seguir haciendo todo lo que te apasiona, podrás ver cómo el mundo va evolucionando, podemos soñar un mejor futuro... Yo quiero un futuro a tu lado en dónde vivamos juntos, en dónde yo te hago los desayunos mientras tú sales a cuidar de tus plantas, en dónde disfrutamos de nuestros hijos y nietos... En dónde podemos soñar en seguir tocando juntos en los escenarios... Un futuro en dónde pueda amanecer a tu lado todos los días y lo último que vea al dormir sean tus hermosos ojos oscuros y uno de tus besos... Eso es lo que siempre quise tener contigo... No puedo y no quiero imaginarme una vida sin ti.── 

 

Realmente George no quería ser pesimista en todo lo que ocurría, no quería ser así de duro con su Ritchie el cual estaba tan preocupado por el, el que siempre estuvo con él cuando salía de sus cirugías, recordaba perfectamente que al despertar en el hospital lo primero que escuchaba era un "Te amo" de su hermoso ángel de ojos azules mientras sostenía su mano con vías intravenosas, hasta podía decir que mientras dormía escuchaba su voz junto a la de su ex esposa, hijo y varios de sus amigos que se tomaban la molestia de ir a verlo al hospital para levantarle el ánimo.

 

──  No llores mi hermoso ángel de ojos azules... Detesto tanto ver esos hermosos ojos lleno de lágrimas, corrompen toda hermosura que adorna su ser absoluto... Estaremos bien, siempre lo estuvimos pese a la adversidad... Estarás bien, Ritchie.── Musitó tomando suavemente el mentón del mayor haciendo que lo viera a los ojos e inclinó su rostro para besar sus labios suavemente.

 

[...]

 

El pasillo del hospital estaba a nada de colapsar, las preocupaciones de la familia y amigo de Harrison estaban a flor de piel, la noticia de la recaída del guitarrista había llenado de miedo los corazones de todos los allegados los cuales sin dudar fueron a poner de su parte.

 

──¿Qué dijeron los médicos?.── Preguntó Jeff Lynne a la ex esposa del guitarrista. 

 

──Dijeron que el cáncer volvió aparecer... Que tenemos oportunidad de combatirlo pero debemos ir a Suiza o Nueva York.── Le informó Olivia la cuál estaba en shock, no podía creer que aquello había vuelto aparecer.

 

──Aún tenemos oportunidad... Estará bien, sabes cómo es George, no se dejará vencer y aquí estamos todos para ayudar en lo que podamos.── Apretó sus labios el adverso seguido de acoger a la mujer en sus brazos. ──¿Dónde está el muchacho?.── 

 

──Si... Si yo hubiera reaccionado antes aquella noche... Pude haberlo ayudado... Dijeron que esas puñaladas fueron un factor crítico para todo ésto.── Expresó Olivia en un sollozo ante el recuerdo borroso de aquella noche en el que un intruso irrumpió en Friar Park y atacó a su esposo. ──Está con Ritchie y Paul.── 

 

El hombre solamente pudo cerrar sus ojos con fuerza ante los recuerdos de aquella noche en dónde los medios escandalizaron usando como título el número de puñaladas que había recibido su amigo, cosa que le parecía totalmente demencial en dónde por alguna razón seguía vivo, pero la razón más evidente fue la valentía que tuvo Olivia para tomar aquel atizador y comenzar a golpear al atacante en medio de la noche para salvar a su esposo.

 

Por otro lado alejado de toda esa gente estaba el primogénito de la familia acompañado de sus tíos los cuales estaban sentado cada uno a los lados del joven ya adulto. Estaba llorando y luchaba por no sufrir otra de sus recaídas en dónde era consolado por los hombres mayores los cuales trataban de verse fuertes ante el menor para darle algo de seguridad y protección.

 

──Papá estará bien ¿No?.── Preguntó Dhani mirando a Paul. ──¿Tío?.── 

 

Paul suspiró pesadamente pensando seriamente en la respuesta a darle al muchacho, los pronósticos no eran buenos y todos querían darle el buen visto aquellos tratamientos agresivos en aquellos dos países, el tema del dinero era algo que no los limitaba, todo era cuestión de suerte y la suerte parecía no estar muy del lado de Harrison en esos momentos.

 

──Estará bien, ya sabes cómo es tu papá, es más terco que una mula y lo podemos confirmar nosotros que lo conocemos desde que era un menor de edad en Liverpool y Hamburgo.──  Trató de darle esperanzas el hombre de ojos azules. 

 

──Pero... Papá no ha estado bien desde aquella noche... Y-yo tengo miedo.──  Expresó el primogénito limpiando sus mejillas húmedas por las lágrimas.

 

McCartney pasó su brazo por los hombros del joven Dhani para que pudiera acomodarse y buscar algo de refugio contra él mientras que con su mano le indicaba a su amigo que fuera a ver a George para asegurarse de su bienestar y si es que había despertado tras varios de sus exámenes.

 

Richard dijo que iría a buscar algo de comida para que el muchacho comiera ya que les había dicho que no comía desde la cena del día anterior y con ello se fue de ahí chocando con algunos médicos y amigos de George que estaban dando vueltas por el lugar ansiosos de alguna noticia que fuera aliviadora por lo menos.

 

Tras luchar con la máquina expendedora para que le diera dos míseras bolsas de frituras fue caminando hasta la habitación en dónde descansaba George en dónde le dijo a la enfermera que era un muy buen conocido a parte de que la mujer supo quién era ese hombre sabiendo que no le estaba mintiendo. Con ello quedaron ambos solos en la habitación en dónde Richard caminó hasta sentarse en la silla al lado de la camilla escuchando el sonido del monitor cardíaco que hacía que no hubiera un silencio sepulcral en la sala.

 

──¿Geo? Aquí estoy cariño.── Susurró el ojizarco tomado la mano del otro para besar sus nudillos.

 

Ante aquellas palabras el nombrado abrió sus ojos con pesadez tratando de ver en dónde estaba ya que para él todo parecía un muy mal sueño pero al ver qué era un hospital supo que todo aquello era cierto y que ahí tenía a su hermoso ángel a su lado.

 

──Hola mi lindo ángel de ojos azules.── Susurró con cierta debilidad en su voz seguido de darle un pequeño apretón a la mano del mayor. 

 

──Estás despierto que maldito alivio... Todo estará bien ¿Si? Tenemos dos oportunidades y verás que va a funcionar, estarás muy bien.── Dijo con un miedo latente en su voz la cual estaba algo desgastada por ese nudo que se volvió hacer presente en él.

 

Un pequeño silencio se instauró entre ellos, el mayor esperaba una respuesta del menor pero no hubo ninguna por unos pocos minutos, claramente Richard sabía lo que significaba, su adorado estaba pensando en algo pero no sabía que ¿Qué estaría pensando en esa situación? No quería pensar lo peor pero estaba tan asustado, asustado de lo que podría llegarle a ocurrir, el cáncer ya estaba haciendo varios estragos desde el año 90', estaba perdiendo su voz, su envejecimiento parecía ser más apresurado de lo que se consideraría normal, la debilidad de su cuerpo ante cualquier cosa, como lo mataba el verlo intentar ponerse de pie cuando estaba acostado en cualquier sitio pero era George y era un orgulloso de mierda que no quería que nadie lo ayudara.

 

──Siempre... Siempre admiré lo positivo que eres... Siempre logras verle el lado bueno a todo ésto... Que todo estará bien y créeme que me encantaría poder creerte... P-pero ahora... Ritchie, tengo un poco de miedo.──  Confesó aquello último con pena, lo dijo en un susurro en dónde sus ojos pardos buscaron los azules para sentirse seguro.

 

──Si no piensas en algo positivo jamás vas a contribuir en nada, el pensar que todo estará bien muchas veces ayuda a las personas y créeme que saldrás de ésto... No amor... No hay que tener miedo, estarás bien, aquí estoy y no tienes nada que temer... Aquí estaré para cuando salgas de cada una de tus cirugías, aquí estaré todos los días para acompañarte, hablar, darte de comer, afeitarte... Ya sé afeitar casi como lo haces tú... Estaré aquí para bañarte de ser necesario, te prometí que estaría contigo y estaremos juntos hasta el final de nuestros días pero por favor te pido... Te pido que falte mucho para que me hagas falta.── 

 

Había un aura oscura y deprimente en todo aquel hospital, cada amigo sean músicos, poeta, corredores de fórmula uno que eran sus amigos, familiares cercanos, amigos que había hecho en la India vinieron también, hasta algunos comediantes, el círculo social de George era muy grande, eran varios círculos en realidad y todo estaban igual de preocupados por él y harían lo que fuera para que así fuera, estarían para apoyarlo, para cuidar de su ex esposa y su hijo, no importaba las diferencias y discrepancias del pasado, el que todos estuvieran unidos por un bien común podría resultar en la salvación del guitarrista que ahora comenzaba una nueva lucha contra el cáncer de pulmón... Todo saldría bien... O no saldría para nada bien.

 

[...]

 

──La verdad lo extraño mucho... Hay veces en las que no puedo tocar la bateria en algún que otra canción en sus conciertos y solamente me bajo del escenario... Una vez me quedé tocando unos bongos... Lo sentía demasiado cercano y realmente no podía, no puedo... Hay noches en las cuales no puedo dormir bien porque siempre es el mismo sueño.── Expresó su sentir a su psicóloga en dónde sus dedos anillados jugaban entre si. 

 

──¿Por qué crees que ocurre eso? Esos sueños nocturnos que te hacen despertar de golpe ¿Cómo te hace sentir en realidad?.── 

 

Ante aquella pregunta el hombre se quedó en un estado pensativo bastante prolongado, esos sueños mayormente eran en la época de la Beatlemania en dónde siempre dormían juntos en las habitaciones de hotel, en donde pasaban mucho tiempo juntos mientras que la dupla Lennon-McCartney estaban en otra habitación componiendo toda la noche o salían corriendo por los pasillos cometiendo locuras como los jóvenes que eran.

 

──Siento que vuelvo a esa época... Siento que volvemos a ser esos jóvenes veinteañeros que vivían un verdadero sueño... En dónde escucho su risa mientras toca su guitarra española tratando de componer algo por cuenta propia... ¿Sabía que a Geo le gustaba cucharear? Le gustaba hacerlo así conmigo y se sentía muy bien, no nos sentíamos tan solos.── Suspiró pesadamente tomando otro pañuelo descartable para limpiar su nariz.

 

[...]

 

Aquella tarde de noviembre de 2001 en dónde aquellos tratamientos agresivos no dieron ningún tipo de resultado favorable en dónde los análisis dieron que el cáncer ya estaba en etapa terminal al encontrar dos metástasis en su cuerpo se supo de sobra que ya no quedaba nada, solamente los cuidados paliativos en una de las residencias de Paul en Los Ángeles.

 

Todos sus amigos estuvieron presentes, todos y cada uno de ellos se presentaba en su casa para hacer los últimos días del guitarrista los más amenos posibles, en dónde se sintiera humano por lo que le restaba de vida, que pudiera reír un poco pese a que ya no fuera capaz de cantar, solamente silbar cosa que le sorprendió una tarde que se grabó a si mismo tocando uno de sus ukeleles. 

 

──¿Estás bien así?.──La voz de Ringo volvió a sacarlo de sus pensamientos y su mirada cansada lo miró. ──Creo que ya sé porque adoras afeitarme...── 

 

Aquellas palabras hicieron que George soltara una débil risa que lo hizo toser un poco pero le quitó importancia al ver cómo el otro parecía asustarse.

 

──Siempre... Siempre amé hacerlo... Siempre t-te cortabas ¿Lo recuerdas?.── Dijo con una pequeña sonrisa mientras estaba con su espalda apoyada en una almohada contra la cabecera de la cama. 

 

──Eras el que mejor se afeitaba de los cuatro... Nunca fallabas pero aprendí mucho éstos años.── Sonrió levemente terminando de limpiar el mentón del menor con una toallita húmeda. ──¿Estás bien?.── 

 

Ante aquellas palabras George solamente pudo asentir con su cabeza levemente soltando un pequeño quejido al intentar acomodarse en esa cama pero parecía que su cuerpo se estaba rindiendo poco a poco ante la enfermedad, lo sentía cerca, sentía que el final de su vida estaba cada vez más cerca y eso lo preocupaba un poco.

 

──Quitando el que... No me pudo m-mover, si... Que joven idiota fui en el pasado.── Comentó negando con su cabeza la cual estaba completamente rapada debido a los anteriores tratamientos de la quimioterapia.

 

──No debes martillarte por ésto cariño... Sigues siendo igual de hermoso como el día en el que te conocí, muy hermoso.── Susurró con amor acariciando la mejilla del otro.

 

──¿Hermoso? ¿Aún soy hermoso así como me ves? Estoy derrotado... No puedo hacer tantas cosas y me tienen que ayudar...  Es humillante...── Dijo bajando un poco su mirada apretando sus puños con impotencia.

 

──Eres hermoso, sigues siendo hermoso para mí, siempre lo fuiste, eres y serás siempre... Te amo George y no lo dudes.── Su voz se rompió un poco tras besar los labios ajenos con delicadeza. ──¿Recuerdas aquella charla? Sobre nuestros hijos hipotéticos o fantasiosos.── 

 

Ante aquel recuerdo el menor soltó una pequeña risa, recordaba muy bien aquella charla que tuvieron aquella tarde en su jardín, lo recordaba muy bien y el solo imaginarlo era hermoso... Unas versiones miniatura de ellos si que lo era pero tenían a Dhani y el muchacho era su viva imagen, se parecía más a él que él mismo.

 

──Lo recuerdo... Un niño y una niña... Con t-tus ojos... Mis feos colmillos... Tu cabello... Tan hermosos.── En ese estado físico y mental en el cuál se encontraba era normal que tuviera alucinaciones o podría llegar a desvariar, era algo que los médicos ya habían predicho. ──Amarían la jardinería... Pero tendrían un enorme sentido por la paz... Hasta puedo escuchar sus risitas... Capaz... Solo capaz en otro lugar... En otro planeta viven los hijos que nunca tuvimos.── 

 

Richard sabía que ahora algunas palabras que diría su amado carecerian de todo sentido, diría cosas que no tenían coherencia en lo absoluto pero el pensar que de alguna forma el otro recordaba su conversación respecto a unos hijos y que podía llegar a imaginarlos le hacía sonreír, solamente debía seguirle la corriente para que se sintiera bien, que sintiera que las cosas que decía ya no tenían sentido alguno.

 

──Eres un gran hombre cariño... Te aseguro y te juro por mi vida que en otro lugar pudimos tenerlos... Pero tenemos a Dhani, ese niño es hermoso, es como tú... No hace falta una prueba de paternidad para que sepan que es tuyo.── Soltó una pequeña risa tomando la mano del otro y besó cada uno de sus dedos, nudillos y dorso de su mano izquierda. ──¿Sabes quién soy?.── 

 

Ante aquellas preguntas el otro soltó una pequeña risa, creía que pese a todo aún no recordaba al chico de sus sueños, aquel Teddy que tanto miedo le había dado al verlo en aquella sucia caverna.

 

──Eres mi ángel de ojos azules... Mi lindo ángel.── Comentó con su voz débil insistiendo en que el otro se acercara un poco más a él. ──Anda... No estoy totalmente ido... Dame un beso cariño... Y tráeme un sándwich que tengo un poco de hambre.── 

 

No sabía cómo era George capaz de hacer aquellos comentarios graciosos estando así de enfermo, aún mantenía su estado de humor aunque no era tan recurrente como cuando estaba bien, eso hacía que el paso de los días no fuera tan tristes como todos pensaban.

 

Todos sus amigos y familiares se turnaban para estar con él pero tampoco lo agobiaban, lo dejaban descansar siendo Richard u Olivia los que hacían guardia por si algo llegaba a ocurrir. Su hijo venía todos los días hablar con él, saber cómo estaba y le comentaba cómo iban sus planes diciendo que había conseguido un trabajo en una empresa de diseño cosa que ponía feliz a su padre, no había cosa que lo hiciera más feliz que saber que su hijo estaba bien.

 

Hasta que el contador llegó a cero y el corazón del guitarrista dejó de latir haciendo sentir a sus allegados un espantoso vacío en su interior.

 

George Harrison había dejado aquel mundo terrenal estando ahora mejor, sin dolores, sin tristeza e impotencia pero también dejando atrás a todos sus seres queridos.

 

El único consuelo que tenían era que su sufrimiento había acabado tras tantos años de lucha.

 

[...]

 

──Capaz... Solo capaz... En otra vida si le dejamos paso a la reencarnación... Solo quizás él y yo nos volvamos a ver y podamos cumplir nuestros sueños.── 

 

──¿Qué sería ese sueño exactamente?.── 

 

──Tener hijos... Tener esos hijos que nunca tuvimos... Escuchar sus gritos de amor... Nuestras voces juntas en dónde yo le pido perdón por no ser suficiente... En dónde le pido otra oportunidad a Dios... En dónde le pido otra oportunidad a él para ser felices... Pero ya no puedo hacer nada y solamente me queda recordarlo con cariño... No puedo permitirme llorar por tristeza.── 

 

──Pero lo sigues amando... Y parece que aún lo sigues esperando.── 

 

──Lo hago... Lo hago como todavía lo hace Olivia pensando que George saldrá entre sus arbustos en Friar Park... Yo sigo esperando o a veces creo ver a George entrando a mi casa con sus ukeleles... Lo sigo esperando y espero que mi espera en algún momento valga la pena.──