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My Sweet Nightmare

Summary:

Las pesadillas antes eran sobre los horrores que había vivido durante su infancia, ahora sólo podía recordar en ellas a la persona que amaba, quien lo había dejado solo en este mundo cruel. Se negaba a aceptarlo, tal vez, por eso amaba dormir o quedar inconsciente tras tomar enormes cantidades de alcohol.

Bang Chan amaba dormir porque de esa forma podía ver a Felix de nuevo.

Notes:

* OS de mi autoría, no se permiten adaptaciones o traducciones
* Parte de The Vampire of Dimensions: The Series
* Futuro proyecto
* Disponible en ChanLix October Bingo

Work Text:

La noche inundaba la oscura habitación donde Bang Chan dormía, pero era irreverente. Simplemente el insomnio no lo dejaba cerrar sus ojos para siempre. Aunque ese deseo de no volver a despertar existiera, su cuerpo lo seguía manteniendo vivo por más daño y culpa que se echará a sí mismo.

Sus ojeras, más su expresión totalmente vacía, preocupaban a Seungmin, quien venía a visitarlo frecuentemente. Un viejo amigo, pues antes había sido su jefe dentro de la "prisión" en donde trabajaban. Esta vez no podía caminar con libertad y estaba atado a una silla de ruedas de por vida, o así lo creían sus doctores, algo que Seungmin aún se negaba a aceptar.

Lo bueno de su condición era que detrás suyo estaba uno de los bastardos que habían sido parte de una gran rebelión que había acabado con una de las instituciones que más experimentos ilegales y nada éticos practicaban, específicamente el lugar donde él y Chan trabajaban, uno donde habían sido víctimas y a la vez los villanos de los muertos.

Changbin, un viejo amigo de ambos, sabía por todo lo que habían pasado esos dos hombres. El sufrimiento, la desesperanza, el miedo. Especialmente Seungmin, que tenía una consecuencia física de lo mismo. Una parte de él, que después de todo el conflicto, había empezado a amar a ese agente de la paz. Sin embargo, su expresión triste también era notoria, similar a la de Chan, quien viendo de reojo a Seungmin murmuró— ¿Qué hacen aquí?

Seungmin había suspirado hastiado y sonriendo con burla le contó— A Hyunjin le redujeron su condena por buena conducta y en unos meses por fin será libre, en serio pensé que ese bastardo se quedaría más tiempo encerrado, fue a quien más maldijeron después del accidente.

Bang Chan al escucharlo contrajo su expresión y de inmediato tomó un libro de su mesa para dormir, apretándolo con fuerza hasta tomar impulso y aventarlo a Seungmin, que había sido defendido por Changbin vociferando— Oye, que estés triste no significa que puedas lastimar a los tuyos.

Temblaba con impotencia y levantándose de su cama musitó— Ustedes dejaron que él entrara, les dije claramente que él no debía estar envuelto en esto y aun así...

Su rostro demacrado nuevamente empezaba a expulsar lágrimas, que caían libremente mientras vociferaba— No mencionen ese accidente de nuevo, no con ese tono, él no...

Seungmin rodó los ojos y seriamente le dijo, sin inmutarse— Felix está muerto, acéptalo.

Changbin contrajo su expresión mientras Chan nuevamente volvía a estar furioso, aunque esta vez Seungmin, sin dejarse intimidar por el enojo del mayor, le recriminó— Él quiso entrar por su cuenta, Minho intentó detenerlo, pero él se negó. ¿Y sabes por qué? Porque su estúpido agente estaba dentro queriendo morir para remediar sus pecados.

Sonriendo con dolor dijo finalmente— Se sacrificó por un tonto que lo hizo de lado y fingió no amarlo, tal vez por eso quieres culparnos, porque sabes que tú fuiste el culpable de su muerte, si simplemente hubieras salido él no habría intentado salvarte de tu estúpida muerte.

Chan lo miró desconcertado, la ira que había acumulado se desvaneció mientras el dolor influía en sus entrañas. Su cuerpo se sintió pesado y las lágrimas cayeron como un riachuelo, mientras sollozaba desconsoladamente. Se derrumbó sobre sus rodillas y por un momento, lo único que se escuchaba era el sonido de su voz destrozada por el llanto.

Changbin lo miro con pena y suspirando le dijo a Seungmin— Creo que esta vez te pasaste.

Cuando Seungmin se enojaba podía decir palabras muy crueles, este era el claro ejemplo, por eso respiraba frenéticamente mientras miraba a su antiguo líder y cabizbajo murmuraba— Perdón, eso tuvo que doler.

Chan no estaba en las mejores condiciones, bebía hasta altas horas de la noche, siempre recordando el fatídico momento donde había perdido a la única luz que alumbraba su camino. Por eso, no podía dejar de llorar mientras pensaba que Seungmin tenía razón y se alejaba nuevamente para hundirse en su dolor, algo que el menor no soportaba ver.

— Oye, no vine aquí a pelear contigo, han sucedido cosas afuera— decía Seungmin mientras buscaba retomar su antigua conversación.

Chan lo observaba de reojo mientras con una mirada cansada simplemente lo esperaba en silencio, de tal manera que Changbin fue quien contó— Minho ha vuelto a retomar su carrera como escritor y piensa escribir un libro donde explicará a detalle lo que sucedió en ese lugar, eso incluye las torturas que impusieron en los prisioneros.

Seungmin estaba cabizbajo, sintiéndose culpable de haber participado en eso, incluso él tenía más culpa que Hyunjin, que era un médico de la prisión que nunca había herido a nadie, pero él se había sacrificado por sus amigos para que no pasarán por la tortura y el rechazo por parte de la población que apenas descubría los horrores por lo que habían pasado personas inocentes, tales como Minho.

Tal vez por eso pensaba que merecía quedarse incapacitado de por vida. A su vez Chan sufría por la pérdida de su amado, siendo ese el karma al que se veía sometido.

Sin embargo, con la voz entrecortada musitaba— Que lo cuente todo, no me importa quedar como el villano, porque si lo soy— una sonrisa rota apareció en su rostro mientras decía— Ese día Felix desapareció por mi culpa, aunque sé que él no está muerto, lo seguiré buscando, después de todo su cuerpo nunca apareció en la prisión.

Changbin finalmente se había enojado y con impotencia murmuró— Fue una maldita explosión, cualquier cuerpo se desintegraría con ese impacto. Él murió, mi amigo murió siendo un héroe, suéltalo y déjalo descansar en paz.

Seungmin sabía que era inútil decirle eso, después de todo la mirada rota de Chan simplemente mostraba una determinación memorable, tanto que a pesar de estar triste dijo— No, él sigue vivo.

Seungmin negó harto, decidiendo irse mientras Changbin empujaba la silla de ruedas y nuevamente él se quedaba en silencio. Se había recostado en su cama mientras en su mano sostenía un paliacate rojo, perteneciente a Felix, de quién sol quedaban recuerdos de un amor que había perecido por su propia estupidez.

Sus ojos llenos de lágrimas mojaban su rostro mientras sus manos temblorosas acercaban el paliacate a sus labios y lo besaban, esperando alguna clase de señal de él, pero no había nada— Felix, ¿dónde estás? Te extraño demasiado.

...

Cerró sus ojos y al volverlos a abrir, se fijó que no estaba en su espacio anterior. Había vuelto a caer en una ronda del sueño que no dejaba de perseguirlo. Sus típicas ropas deportivas que usaba para dormir, habían sido reemplazadas por un traje similar al de un policía, aunque ahora los llamaban "agentes de la paz". Eran controladores de quiénes vivían al otro lado de la ciudad, la Zona Negra, de los espacios bajos.

Se inundó de recuerdos.

Ese traje negro lo repudiaba, incluso antes de que fuera parte de la rebelión, sentía un desprecio enorme; lo odiaba. Ahora, mientras se encontraba con el traje puesto, observaba al prisionero con esposas en sus muñecas, que había sido castigado sin comer. Lo había visto apartado en ese lugar, evitando siempre su mirada, entonces tomando una charola se acercó diciendo— Cómete esto antes de que te descubran.

Escuchó una risa burlona por parte de este prisionero, que en su pelo negro llevaba un paliacate rojo, el futuro símbolo de una rebelión, aunque enseñando sus muñecas le dijo con su voz grave— No puedo, uno de tus queridos compañeros me ató de esta manera para que no pueda comer por mi cuenta, aliméntame tú.

Chan se sonrojó enormemente mientras el prisionero sonriendo coquetamente decía— Channie hyung, tengo mucha hambre, si me alimentas tú después puedes alimentarte de mí como lo haces todas las noches del miércoles y el viernes.

Chan ya estaba demasiado avergonzado para hablar, entonces obedeciendo murmuró— Felix, ten algo de decencia por favor.

Felix se había negado mientras abría la boca diciendo— Te estoy esperando.

Suspiró antes de vigilar a su periferia para que nadie lo viera y de inmediato empezó a alimentar a Felix, quién saboreaba la crema insípida de champiñón mientras lo veía seductoramente. Llegó hasta a chupar la cuchara de más para excitarlo, provocando que se endureciera sin piedad y lo observaba, sin una forma de decirle lo que sus acciones estaban ocasionándole.

Sin embargo, intentaba mantener su postura firme enfrente de sus compañeros de trabajo y los prisioneros burlones, pero de alguna manera su corazón latía rápidamente con sólo ver a Felix, como si antes lo hubiera conocido.

Cuando hacía hasta lo imposible para verlo, metiéndose en peleas sin sentido y obligándose a ser castigado en la vieja área donde Chan solía vigilar. Inclusive en ese entonces su relación se había vuelto extraña.

Se sentía atraído por Felix, pero fingía que eso no era cierto, después de todo sabía que él era peligroso para el menor. Era un agente que apoyaba los científicos que experimentaban con los prisioneros, Felix debería ser uno de ellos, pero Chan era quién lo llevaba personalmente a ese proceso.

Sin embargo, cuando nadie los veía, los besos inundaban la habitación donde Felix gemía extasiado y él saboreaba al menor. Felix se aferraba a su cuerpo, mientras este lo cargaba y lo acorralaba en la pared, donde los únicos ruidos eran los golpes continuos de las embestidas que Chan le daba, sin piedad alguna.

Solía lloriquear extasiado, sintiéndose complacido mientras sus manos acariciaban las mejillas del mayor — Channie, esto es muy bueno...ah...

Besaba con locura el cuello lleno de chupetones de Felix, estaba obsesionado con marcar su cuerpo todas las veces que debía castigarlo, pero el mayor mumuraba fríamente— Esto no es nada, Felix.

Podía escuchar los gemidos de Felix aumentar cuando las embestidas se volvían rápidas y repetitivas, pero sus oídos sabían diferenciar a la perfección cuando Felix lloraba amargamente mientras sus brazos rodeaban al mayor, como si buscará en él un recuerdo que jamás volvería a aparecer.

En esa noche, tras tomar un descanso por las continuas rondas de sexo, Felix mirándolo le preguntó— ¿No recuerdas nada de tu pasado? Cuando eras un niño.

Chan negó mientras se ponía nuevamente su uniforme y sin querer mirar a la cara a Felix murmuraba— Lo olvidé, supongo que mi pasado no fue muy agradable.

No podía ver el rostro del menor, pero escucho como su voz se rasgaba cuando musitaba— Antes vivía en un orfanato, donde conocí a un chico muy agradable, era un niño que siempre me defendía de nuestro cuidador.

Felix solía contarle mucho de su pasado, por eso no comentaba nada mientras sus manos temblaban ligeramente, estando enojado por solo escuchar a Felix siendo nostálgico, recordando a alguien que en su momento lo había hecho feliz.

— Lastimosamente él me salvó de ser capturado cuando los dos escapamos, además, él prometió que me vendría a buscar, aunque nunca cumplió su promesa. Parece que, yo fui quién lo terminó encontrando.

Felix lo miraba con anhelo mientras Chan se acercaba a la puerta de su oficina y abriéndola le decía— Vuelve a tu celda, estarás en problemas si nos encuentran.

Nuevamente ignoraba la conversación de Felix, quien suspirando se levantaba de su asiento mientras miraba de reojo a Chan y seriamente contestaba— Estoy hablando de ti, Channie. Deja de fingir que no te acuerdas de mí y explícame qué diablos pasó cuando desapareciste.

Chan empezaba a sentir dolor en su cabeza, le era difícil recordar con exactitud su pasado; negando murmuró molesto— Felix, no sé de qué hablas. Si te hubiera conocido, ni siquiera te habría dirigido la palabra, tú eres un experimento fallido. Está en contra de las reglas tratarlos como humanos.

Sus palabras crueles lo lastimaban, lo sabía, así que no era difícil entender la molestia en su voz dijo— Entonces no vuelvas a buscarme para meter tu pene dentro de mí.

Chan recordaba esto con dolor, sabiendo que muchas veces había lastimado a Felix con sus palabras, en un intento de seguir su plan para ayudar a escapar a los prisioneros y acabar con el hombre que los había lastimado. Al que habían llamado "padre de la nueva genética", que se había encargado de experimentar y torturar a varios de los agentes y prisioneros que estaban ahí, incluido él.

Chan sabía que fingiendo ser el agente perfecto no levantaría sospechas, pero ese papel siempre le costaba ver las lágrimas de Felix. El recuerdo vívido no era más que un sueño que lo perseguía cada vez que cerraba los ojos.

Su pasado volvía a él una y otra vez y siempre terminaba de la misma manera. Con las paredes de la prisión cayendo mientras el fuego se expandía, consumiendo todo a su alrededor. El olor a carne quemada inundaba sus fosas nasales, así como escuchaba los gritos de terror de los prisioneros que no habían podido escapar.

Chan buscaba a Felix mientras gritaba su nombre, desesperado de no encontrarlo.
Hasta que lo hizo.

Tirado en el suelo mientras su piel se desprendía de su cuerpo y sangre rodeaba al menor, el cadáver se movía solo mientras lo señalaba diciendo— Channie... ¿ahora eres feliz sin mí?

Chan negaba mientras su voz ahogada por el llanto le generaba más dolor, se había arrodillado para tomar el cuerpo destrozado del hombre que amaba mientras murmuraba— Felix, perdón, no soy feliz, nunca lo he sido...por favor, no te vayas.

Lo que quedaba de Felix se había acercado a él y en un susurró repitió las mismas palabras de Seungmin— Ríndete, ya estoy muerto.

...

Chan despertó de inmediato mientras su respiración frenética era la muestra de que esa pesadilla volvía repetirse. El shock inicial fue reemplazado por el dolor de la pérdida nuevamente; en su llanto solo podía escuchar las palabras de su amado, el quiebre de su alma y la culpa de no haber hecho las cosas mejor.

Pasó gran parte de la madrugada en vela y cuando salió de su casa, estaba cansado y lleno de remordimiento. Camino hacia su nueva oficina donde trabajaba como la nueva generación de los "Agentes de la Paz", una asociación creada por él para recompensar los daños y poder tratar a personas que habían sido objeto de experimentaciones.

Sentándose en su despacho, actualizaba su búsqueda de Felix, intentando conectar la mayor cantidad de pistas para encontrar por lo menos su cuerpo, pero por más dinero que gastara en un detective, todos le decían que en una explosión de ese calibre cualquier cuerpo se desintegraría. Insistían en qué era un camino sin final; simplemente malgastaría dinero a largo plazo.

Con molestia golpeaba su pizarrón portátil mientras sentía que las lágrimas nuevamente lo molestaban.

—Parece que no dormiste bien, ¿ahora a quién vas a culpar? – escucho la voz de Minho, lo que le sacó una sorpresa inicial.

Siempre que miraba a Minho no podía evitar observar la enorme cicatriz que abarca a su mejilla izquierda, así como las distintas cicatrices en sus brazos y parte de su cuello. El prisionero Lee Minho había dejado de sentir dolor físico en un experimento para ver cuál era el límite de un ser humano, entonces era considerado un monstruo, más por sus ataques de ira y su enorme fuerza.

Minho odiaba a Chan y por eso siempre se burlaba de él, aunque en parte estaba agradecido con él por dejarlo libre y por salvar a Jisung, su amante que lo acompañaba detrás suyo diciendo— Hyung, no lo hagas enojar, la última vez casi son arrestados por mal comportamiento.

Minho maldijo molesto mientras Chan decía— Tu novio tiene más decencia que tú, deberías seguir su ejemplo, hasta Jisung parece más un ciudadano de la ciudad que tú.

Minho suspiró hastiado y sentándose en la silla de la oficina le preguntó— ¿De quién es la culpa? Yo sólo era un escritor que defendía a los barrios bajos, sólo por eso me encarcelaron y por años me trataron como una rata.

El enojo en su semblante era notorio, aunque Jisung era más maduro que Minho en el momento de enfrentarse a Chan y seriamente le preguntó— ¿Cómo va la investigación?

Jisung era de los pocos que seguía creyendo que Felix estaba vivo, Minho igual, aunque le tenía demasiado rencor a Chan simplemente por ser la razón por la que Felix había desaparecido. Odiaba el hecho de que su amigo se había sacrificado por alguien que no lo merecía y que era un maldito, pero no le quedaba de otra más que apoyarlo en su investigación.

El agente miró seriamente a Jisung y sin esperanza alguna murmuró— No hay nada nuevo, lograron encontrar parte de sus prendas y una de sus pulseras. Volvieron a decir que su cuerpo se desintegró.

Minho se levantó de la silla mientras salía de la oficina para no aventarse hacia Chan y matarlo a golpes, mientras Jisung tapaba su rostro con cansancio diciendo— Mierda, creo que esta búsqueda será eterna a este paso.

Chan asintió lentamente, aunque con curiosidad preguntó— ¿Cómo es la vida en la ciudad? ¿Ya te lograste acostumbrar?

Jisung era de los pocos que no odiaba a Chan, tal vez porque lo había salvado el día del accidente y por todas las maravillas que Felix platicaba de él cuando eran tan sólo unos jovenes. Sonriendo cálidamente le dijo— Es algo diferente, hay más facilidades que en los barrios bajos, me habría encantado vivir mi infancia en un lugar como este.

Chan sonrió comprendiéndolo– Minho ya pudo reconciliarse con su familia y empezó a escribir de nuevo, creí que su miedo perduraría por más tiempo, pero... bueno, la desaparición de Felix revivió su pasión por compartir sus ideas a través de sus escritos.

Jisung era muy inteligente, tanto que rápidamente había conseguido trabajo como ingeniero en robótica en la zona central de la ciudad. Chan estaba feliz de que personas como él, por fin pudieran salir de los barrios bajos y poder explotar sus habilidades en la ciudad.

La barrera que antes separaba a ambos lugares había desaparecido, todo gracias a la rebelión que entre todos habían conseguido. Sin embargo, Chan seguía estando insatisfecho y mirando con algo de pena a Jisung preguntó— ¿Cómo está Jeongin?

Jisung suspiró— Extraña a Hyunjin, aunque por las hormonas no ha dejado de llorar todas las noches, después se recompone y sigue su trabajo como niñero. Es raro, debo admitir, que vean a un hombre con su vientre tan abultado.

Chan sabía que Jeongin también era un experimento fallido, pero al final se había conseguido el resultado que querían. Un hombre que pudiera concebir vida, como una alternativa ante la disminución de la infertilidad en las mujeres por los numerosos cambios y mutaciones que se habían dado en los últimos años.

El padre del bebé que venía en camino estaba encarcelado y Jeongin aún era muy susceptible a los cambios en su cuerpo. Entonces no era raro verlo llorar, por eso Minho y Jisung lo cuidaban mientras los meses pasaban.

Minho volvió dentro de la oficina, tomó de la mano a Jisung y sabiendo que no estaba cómodo de estar allí, decidió retirarse, no sin antes decirle a Chan— Oye, Felix una vez me dijo que no te rendías con facilidad, por eso ambos lograron escapar aquella vez.

Luego, sonriendo con sorna le dijo— Cumple tu promesa esta vez.

Chan asintió lentamente, Volvía a estar solo en su oficina, el silencio incómodo y su mente que no paraba de procesar, mientras las palabras del escritor pesaban sobre él— Apenas pude recordarlo, tuve que haberme visto como un estúpido, ¿no lo crees, Felix?

Dejándose llevar por su cansancio, soñó otra vez con el menor. Esta vez Morfeo le permitió ver a Felix, escondido en la azotea de la prisión mientras Chan se acercaba cabizbajo y se sentaba a su lado.

Ambos veían el atardecer mientras, con Felix ignorando su presencia. Todavía estaba enojado cuando se sinceró diciendo— Perdón, no tuve que hablarte así la noche pasada.

Felix haciendo su típico puchero le dio la espalda a Chan, que suspirando vio sus muñecas con marcas de las esposas. Sintiendo impotencia de no poder salvarlo de ese maltrato, preguntó— ¿Te duele?

El menor se emocionaba al saber que Chan se preocupaba por él, aunque ocultando sus emociones respondió— Si, pero, me lo merezco, ¿no es así? Soy un maldito experimento.

Chan negó mientras sus brazos temblorosos se acercaban a Felix y sin temor alguno lo abrazaba, intentando reconfortar al menor. Sin poder evitarlo empezó a llorar mientras sus lágrimas mojaban el uniforme de Chan, cuyo corazón se retorcía al escucharlo sollozar.

Murmuró, mientras le daba palmaditas en la espalda diciendo— Perdón, déjame llevarte fuera y curar tus heridas.

Felix asintió entristecido. Chan lo cargó al estilo princesa y sin importarle ser regañado después, salió de la prisión con la excusa de que iba a experimentar con Felix fuera del lugar. Era una mentira creíble. En sus cabezas, Felix tenía un rastreador, que era retirado y puesto en seguridad de la clínica donde Hyunjin trabajaba, por lo que resultaba fácil llenar los registros sobre la experimentación falsa.

Habían llegado a la casa de Chan, con Felix acurrucado en su viejo abrigo. Llevó un botiquín con él, y con delicadeza tomó las manos del menor, preguntándose porque diablos había sido capaz de dejar que lo lastimarán. Sus heridas eran un recuerdo en bruto de la culpa que no dejaba de consumirlo.

— Tu casa es hermosa, pensé que te la pasabas todo el tiempo en la prisión –la voz de Felix lo sacó de sus pensamientos.

En realidad, Chan evitaba irse a casa para vigilar que no tomarán a Felix sin su consentimiento y lo usarán para sus absurdas torturas que no conseguían ninguna novedad. Nervioso le confesó— Te estoy cuidando, no quiero que hagas una locura mientras no te estoy viendo.

Felix reía con cariño, aunque al sentir el alcohol en sus heridas rápidamente chilló adolorido— Me confundes, no sé si ilusionarme o simplemente dejarte ir.

Chan forzó una sonrisa mientras limpiaba la herida para después envolverla en vendas estériles. No dudó en acercarse para besar sus manos, logrando que el menor se sonrojará y se callase abruptamente.

— No eres el único confundido, estoy seguro de que esto que siento por ti no es normal.

Felix sintió los labios de Chan en su mano faltante mientras miraba con atención a Chan, que poniendo su frente en su mano confesaba— Es como si te conociera desde antes, necesito cuidarte de todos y un instinto de sobreprotección me hace querer encerrarte en un lugar donde nadie pueda hacerte daño.

Felix lo abrazó de inmediato. Casi con desesperación. Carcomido por mantener en contacto sus pieles. Chan lo aceptó de inmediato, igual de necesitado. Con tristeza le dijo— Este amor tan obsesivo está mal, estar cerca mío sólo te traerá dolor, por favor aléjate de mí antes de que sea demasiado tarde. Por favor, Felix.

El menor negó mientras sus manos acariciaban a Chan y con cariño murmuraba— Channie, me prometiste que escaparías conmigo y que viviríamos juntos hasta nuestra muerte. Si no piensas cumplir tu promesa, yo la haré realidad.

Felix sonreía con dulzura mientras Chan se sentía atraído a ese rostro que lo había enamorado. Sin importarle su imagen de agente perfecto, besó a Felix en sus labios, que aceptaron gustosos al mayor, profundizando su contacto íntimo.

Sus amigos le aconsejaron que se alejara, pero no pensaba hacerlo. Este era el amor de su vida y no lo cambiaría por nadie más.

El acalorado beso había llevado a que ambos empezarán a quitarse sus prendas, con Felix sentada a ahorcadas sobre él, mientras acariciaba su torso desnudo y lo besaba con dulzura.

Felix jadeaba extasiado, sin dejar de observar con cariño a Chan, besando su cabello con el anhelo de alguien que han extrañado por mucho tiempo. La calidez del cuerpo de Chan endulzaba su alma, como si su cuerpo sólo perteneciera a él y de esa forma pudiera complementarse.

El eclipse que se formaba en su unión era único, mientras Felix temblaba excitado encima suyo, Chan lo embestía suavemente, aspirando su aroma, acariciando cada parte de su cuerpo, marcándolo como una obra de arte llena de amor.

Felix gimoteaba complacido, mientras besaba su cuello— Amarte es un error, pero estoy dispuesto a pagar todos los errores de esta retorcida relación.

Felix sonriéndole, besó sus labios. Él lo apretaba entre sus paredes, sintiéndose completamente a la merced de su pasión, deseando congelar este momento así, entre ellos dos. Para siempre. Aunque sintiéndose ligeramente desolado le dijo— Channie, ¿qué pasaría si yo desaparezco? Soy un error, después de todo.

No entendía la necesidad de hacer este tipo de preguntas en un momento como este. Se estremeció, casi incómodo y el aura cayó a su alrededor. Felix lo miró fríamente, imponente, mientras seguía estando a ahorcadas sobre él. Cuando lo observó desconcertado, murmuró:

– Despierta y enfrenta la realidad.

...

Despertó rápidamente, viendo que ya eran las 5:00 p.m. Saliendo de su oficina fue rumbo a la licorería, siempre con un cubrebocas puesto para que no lo reconocieran en las calles, el peso de su pasado era un firme recuerdo del repudio que la sociedad le daría si lo vieran caminando tranquilamente.

Se sentó junto a un banco desolado. Reparó que estaba anocheciendo mientras el reloj aún marcaba las 6 y los primeros rayos de la luna comenzaban a asomar. Comenzó a beber despreocupado, en su cabeza consideraba que era la única solución fácil para volver a acceder al reino de los sueños y así poder acercarse un poco a él.

Su garganta ardía por la cantidad de alcohol que tomaba, pero ese dolor no se comparaba con el que sentía su cabeza, recordando siempre los mismos hechos, buscando toda clase de pistas para dar con el paradero de Felix. Su mirada vacía miraba el atardecer mientras niños jugaban en la playa, riendo alegremente mientras Chan se sentía desolado.

Aunque no había cumplido su promesa, él no era el único. Tal vez era por los efectos del alcohol y las latas de cerveza que tiraba con enojo, pero podía ver como Felix estaba sentado a su lado, reviviendo el recuerdo de esa salida donde ambos habían declarado sus sentimientos y se sentían seguros al lado del otro.

Estaba radiante, su pelo largo se movía con el aire del mar, su sonrisa y su tez blanquecina se iluminaban con el bello atardecer. Sus hermosas pecas formaban constelaciones que Chan amaba ver— Quiero hacer una rebelión en la prisión, conseguiré la libertad de Minho hyung y Jeongin. Ellos merecen estar fuera de ese horrible mundo.

Una alarma se encendió en su cabeza. Sabía a la perfección que si Felix se rebelaba no tendría éxito, después de todo su "padre" lo tenía vigilado y le contaba a Chan que debía neutralizarlo, sino él lo haría por sus propios medios. Finalmente, los miedos del mayor se hacían realidad.

Esperaba que el miedo no se presentase en su rostro como lo sentía en sus huesos.
– ¿Qué piensas hacer?

Felix confesó— En una semana todos los prisioneros nos intentaremos relevar, así que no te intentes meter, Channie hyung. Sabes que los horrores dentro de la prisión no deben continuar, si logramos escapar podremos difundir las acciones corruptas de esos científicos y si nos ayudas puedes ser libre tú también.

Felix hablaba con esperanza, algo que Chan no le quería quitar, pero que tendría que hacerlo para lograr la verdadera rebelión por parte de los agentes que buscarían la paz. Sabía que su amor acabaría ese día.

–¿Estás seguro de eso?— preguntó.

–Lo hago– murmuró, aunque por un instante su sonrisa pareció tambalearse.

–No podré acompañarte– confesó, aunque no era más que una vil mentira. Los ojos de Felix parecieron decepcionados por un momento, pero esa mirada se esfumó tan pronto como apareció– Desearé que logres cumplir tus objetivos, Felix.

El menor se había acercado para besarlo en su mejilla diciendo— Te amo, Channie hyung.

Chan asintió entristecido— Si logramos ser libres, te volveré a ver en este banco, a partir de las 6:00 p.m., veremos el atardecer y el anochecer mientras te abrazó, te doy muchos besos y...

Chan soltó un risita. Felix ligeramente confundido preguntó— ¿Qué pasa?

—Tal vez nunca sea libre Felix, ¿crees que podré cumplir esta promesa?

Felix asintió con ingenuidad y respondió— Te conozco, nunca te rindes, sé que tú estarás aquí esperándome y yo llegaré a ti. Te lo prometo.

El recuerdo se desvaneció mientras Chan temblaba entristecido, apretando la lata— Mentiroso, rompiste tu promesa, nunca vendrás a mí, me abandonaste como si fuera un maldito juguete.

Las lágrimas volvieron a caer desconsoladamente. Se sentía fuera de lugar, totalmente perdido en su propio y vil juego. No podía aceptar aquello como su final, aún había mucho por lo que podía luchar. Felix no podría haberse ido, así como así— Felix...cariño...por favor vuelve a mí, lamento haberte herido y traicionado, te extraño, Felix...mi amor...escúchame y ámame de nuevo.

La respuesta del viento, simplemente fue un silencio profundo. Su cuerpo había caído en la banca mientras veía como el atardecer terminaba y se tomaba la mitad de la botella, quedando nuevamente inconsciente mientras musitaba— Felix...

Esta vez había perdido la conciencia plenamente, se encontraba en el maldito lugar del accidente, con el cuerpo del "padre" de Felix a lado suyo. Había logrado acabar con él como parte del plan, ahora sólo esperaba lentamente su muerte con la explosión de todo la prisión, con sólo pocos agentes o científicos que por la culpa habían decidido morir en ese lugar.

Chan sonreía al por fin recordar a Felix, siendo el niño pequeño que lo había acompañado en su infancia y lo había ayudado a salir de su infierno. Ahora su cuerpo estaba rodeado de llamas y de sangre que él mismo había esparcido al matar con crueldad al estúpido hombre que lo había lastimado.

Chan reía adolorido, después de todo podía sentir el dolor en todo su cuerpo, tal vez esto era lo que sentían todos los moribundos. Dolor, pero que estaba acompañado de la paz de por fin descansar, aunque Chan anhelaba ver de nuevo a Felix, quería decirle que jamás lo había querido traicionar y que lo amaba con locura.

Pero él sabía que no merecía el amor de Felix, entonces esperaba lentamente su muerte mientras sonreía musitando— Te deseo lo mejor, Felix.

Sin embargo, escuchó con claridad como alguien gritaba su nombre, como si estuviera desesperado buscándolo.

Abrió sus ojos con curiosidad, hasta que finalmente escuchó a Felix.

No podía ser cierto. Su mente parecía estar jugándole una mala pasada. Al reconocer su voz se levantó de su lugar y saliendo de la oficina mientras tambaleaba vio a lo lejos a Felix, quien al verlo le gritó— ¡Chan! ¡Baja de ahí ahora mismo y sal de aquí! ¡Te vas a morir si esa bomba se activa!

Chan miraba entristecido a Felix mientras corría hacia él, que de inmediato fue hacia el encuentro de Chan— Tú tienes que salir de aquí, no deberías estar aquí dentro, ¿cómo diablos sabías donde estaba?

El dolor fue como un pellizco. Felix lo había abofeteado, lo que había desconcertado al agente traicionero. Felix gritó, mientras tomaba su camisa y le reclamaba.

— Planeaste todo esto sin decirme ni una sola parte de tu plan, me viste la cara de estúpido todo este tiempo, me usaste...usaste a todos...eres un desgraciado, un maldito egoísta de mierda.

Felix lloraba mientras Chan aceptaba la furia del menor, quién con impotencia musitaba— Me traicionaste, lloré por ti pensando que no me amabas, que ya no eras el Chan que amaba. Pero...

Su mano acariciaba la mejilla golpeada de Chan— Liberaste a la prisión, mataste a "padre" y pensabas darme una vida llena de lujos. ¿Creíste que te dejaría de nuevo solo por estas estupideces?

–Yo...

Con pesar musitó— Eres un tonto, si lo hubiera sabido todo desde un principio te habría apoyado. Si te abandonaba, habría sido un desgraciado, ¿no es así?

–Lo sé, lo siento. Soy un perfecto estúpido. Puedes estar completamente enojado conmigo.

Chan temblaba con emoción apenas contenida— Al saber qué hiciste todo esto por mí. ¿Cómo podría estar enojado contigo? ¿Cómo...puedo dejar de amarte, cariño?

Chan finalmente había empezado a llorar mientras Felix lo abrazaba.

—Channie hyung, salgamos de aquí. Ahora seré yo quien te saqué de aquí.

Asintió entristecido, tomando su mano mientras Felix empezaba a correr y Chan lo seguía. Al correr entre los escombros y el fuego que empezaba a consumir toda la prisión, su respiración se consumía rápidamente. Era una situación peligrosa, pero Chan sonreía emocionado mientras Felix lo veía de reojo, con una sonrisa igual de resplandeciente, mientras la adrenalina lo llenaba de energía.

De nuevo recordaba como ambos corrían entre los pastizales, ambos con batas de hospital mientras Chan tenía la delantera y sacaba a Felix de su prisión. Ahora, Chan era salvado por Felix mientras los dos veían la salida y como poco a poco se iba cerrando, siendo esta la señal de que pronto la explosión acabaría con todo lo que estuviera dentro de ella.

La alegría le duró poco.

Chan confiaba ciegamente en Felix, tanto que pronto sintió como el menor tomaba impulso y con toda su fuerza lo empujaba fuera de la prisión, dejando desconcertado a Chan.

Vio como lentamente se cerraban las puertas mientras el menor le sonreía y susurraba unas palabras que Chan hubiera deseado escuchar, cuando intentó abrir de nuevo la puerta la explosión se produjo rápidamente y su cuerpo salió disparado, cayendo en el suelo mientras el tinnitus se presentaba.

Su cabeza llena de sangre y su cuerpo lleno de raspones no le dolían, en ese instante lo único que quería hacer era buscar a Felix, entre escombros lo buscaba desesperadamente mientras lloraba desconsolado y sus manos se llenaban de cenizas oscuras.

Sin embargo, en su búsqueda encontró el pañuelo de Felix mientras sus manos temblaban, empezó a llamar a Felix sin resultado alguno, pronto comenzó a sentir que el aire le faltaba mientras musitaba— Felix, ¿dónde estás? Felix... ¡Felix!

Pronto los murmullos se hicieron gritos mientras la impotencia lo invadía y la culpa lo acompañaba, sentía las sombras de los miles de prisioneros que había muerto ese día, todos riéndose de él por recibir su justo karma, su cuerpo sentía como su quemaba por estar sobre los restos calientes de la prisión, pero sólo deseaba ver de nuevo a Felix o al menos poder sentir su cuerpo dentro de los restos.

Pero nada de eso había sido posible.

Chan finalmente había despertado, sintiendo un terrible dolor de cabeza mientras veía la hora en su habitación, dándose cuenta que era temprano en la mañana. Lentamente se sentó en la cama mientras buscaba el paliacate de Felix, dándose cuenta que no lo tenía consigo mismo. De inmediato empezó a buscarlo mientras su cuerpo temblaba y el dolor se hacía presente.

La última pertenencia de Felix había desaparecido y no podía soportar ese dolor de la soledad en ese preciso momento, deseando morir lo más rápido que se pudiera. Sin embargo, el olor a comida inundó sus fosas nasales, así como se percató que traía puesta su pijama y que no estaba más en la banca, sino que estaba en su propia habitación.

Buscó su arma mientras se paraba y lentamente se acercaba a la cocina, cada vez sintiendo como el olor era delicioso y su cabeza le dolía. Sin embargo, cuando vio dentro de la cocina, bajó el arma de inmediato mientras su mirada se iluminaba, así como sus extremidades temblaban y no podía creer lo que veía.

La persona enfrente suyo de inmediato se dio cuenta de su presencia y al verlo también lo miró asombrado, analizando cada parte de Chan, como si no lo hubiera visto en años.

— Buenas noches, amante.

La voz sonaba afligida, como si quisiera romperse en llanto y estuviera conteniéndose lo mejor que podía. Felix lo miraba con una emoción indescifrable. Estaba más delgado, más demacrado. Era joven, pero parecía que los años dentro de la prisión finalmente le habían cobrado factura.

Parecía más pequeño, tímido, como si temiese su reacción al verlo ahí, de pie, en la isla de su cocina. Un escalofrío le recorrió la columna al darse cuenta que era la primera vez en mucho tiempo que todo parecía sentirse normal.

Doméstico.

Soltó el arma mientras miraba con atención todos los detalles, creyendo que ese era otro sueño muy realista. Felix estaba parado enfrente suyo, con su pelo negro corto, sus hermosas pecas, aquella tierna sonrisa, su mirada oscura que lo miraba con cariño y sus pequeñas manos que tenían una sopa para él.

Chan había tapado su rostro, totalmente desconcertado murmurando— Mierda, esto se siente demasiado real.

Sin embargo, Felix carraspeando murmuró— Hyung, soy yo. Felix, ¿te acuerdas de mí?

Chan parpadeó un par de veces antes de entender que no estaba soñando y antes de poder decir algo, su cuerpo cayó hacia atrás, desmayándose de la impresión. Algo que asustó a Felix, quien de inmediato dejó de lado la cena y yendo hacia Chan vociferó:

—¡Channie hyung!

Chan sonreía mientras reía adolorido, sintiendo como Felix lo removía para que despertará, deseando que así fueran todas sus noches o que al menos esta vez Felix si fuera de verdad para finalmente estar juntos.

Esperando que la segunda opción fuera la verdad detrás de su sufrimiento.

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