Work Text:
Como en la mayoría de las veces, la cita de esta ocasión no estaba planeada. De hecho, ni siquiera era una cita real. Dayeol era demasiado perezoso para cocinar ese día a pesar de haber salido temprano del trabajo, cosa que rara vez sucedía; así que recogió a Taehyun de su trabajo y se dirigieron a un restaurante cerca de la estación. El lugar que eligieron para cenar tenía en su menú brochetas de cordero, las favoritas del pelinegro, por lo tanto, al entrar, el aroma a carne frita entró por sus fosas nasales ocasionando que su estómago soltara un fuerte gruñido.
Tomaron asiento en uno de los lugares vacíos y en seguida una señora de mediana edad les tomó la orden. Dayeol pensó que quizá había sido demasiado flojo, pero al ver el rostro brillante de Taehyun mientras comía entusiasmado las brochetas que ordenó, sintió que tal vez había tomado una buena decisión. De vez en cuando el pelinegro invitaba de sus brochetas a Dayeol, y entre risas y charlas cortas, el tiempo le dió lugar a la espesa noche en la ciudad. Los platos vacíos esparcidos por toda la mesa eran una muestra de lo mucho que habían disfrutado la cena. Taehyun se percató de que su vaso de soju ya se encontraba vacío, así que estiró su brazo hasta alcanzar el de Dayeol y beber de él.
—Tienes tu propio vaso.
—Pero quiero usar el tuyo —respondió Taehyun antes de mandarle un beso volador.
Dayeol sonrió, tenía idea de hacia adonde iban las cosas.
Ya que no podían (y porque aún les avergonzaba) darse muestras de afecto en público, a Taehyun se le ocurrió que tal vez hacer pequeñas acciones como estas sería suficiente, nadie podría sospechar nada, los amigos podían compartir cubiertos y sentarse uno al lado del otro, todo lo contrario a si los veían besuquearse como en casa. Salieron del lugar después de pagar y agradecer, el viento fresco los golpeó en la cara y erizó sus pieles, el pelinegro metió una mano en el bolsillo de su pantalón y un extraño objeto hizo ruido ante tal acción, lo sacó con curiosidad sólo para darse cuenta que se trataba de una paleta, específicamente de las que daban en la recepción de la empresa en donde trabajaba. Retiró su envoltura y la llevó hacia su boca, el sabor dulce envolvió sus papilas gustativas.
La joven pareja caminó por un rato más hasta llegar a la estación de autobuses, en el lugar habían bastantes personas esperando su transporte, por lo que se situaron a un lado del pequeño sombreado. El pelinegro jugaba con el caramelo en su boca, lo que provocó el sonido de choque con sus dientes y que una mirada conocida se posara en él.
—¿Quieres probar?
Dayeol asintió. Taehyun extendió la paleta hasta los labios de su novio, este tomó el caramelo en su boca, aun mirándolo fijamente. Su transporte llegó unos segundos después.
Cuando llegaron al departamento que compartían, Dayeol hizo un movimiento inesperado: sujetó al pelinegro de la nuca para darle un beso profundo que respondió al instante. El sabor del caramelo que habían compartido antes hizo que el beso se sintiera más dulce de lo normal.
—¿Estabas esperando para esto? —cuestionó Taehyun.
—Sí, desde que nos despedimos esta mañana.