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Nueva temporada, en nuestra anterior vida

Summary:

El hijo de Shang Qinghua recuerda haber sido alguien más.

Work Text:

Shang Qinghua regresó a An Ding cuando su hijo tenía dos años.

El niño salió de la casa de ocio, miró a los discípulos y lejos las montañas y señaló un Pico.

-Yo vivía allí -dijo.

Qinghua se rió de la ocurrencia y lo presentó con el resto de An Ding. Su hijo siguió mirando a lo lejos, pensativo.

Esa noche antes de dormir le dijo a Qinghua que ya lo había conocido antes pero que a veces lo olvidaba. También le dijo que había sido bueno en su trabajo.

Qinghua pensó que se estaba divirtiendo y le siguió la corriente.

-Yo no te recuerdo, hijo, eres mi hijo y siempre lo serás.

A-Xue dijo que antes había sido mayor, más grande que papá y muy fuerte pero que se tuvo que ir porque él ya no estaba.

Qinghua preguntó, desconcertado.

-¿Quién es él?

Pero A-Xue tenía mucho sueño para recordar.

 

Qinghua temió que algo malo estuviera pasando, que el Sistema estuviera interfiriendo en la mente de su hijo o que alguna ridícula trama estuviera reproduciendose en la realidad. Ahora que se había convertido en padre, su prioridad era otra, la vida de su hijo antes que la suya propia. Bueno, si podía salvar las dos ¿por qué no habría de intentarlo?

Al día siguiente esperó pacientemente que su hijo revelara alguna otra pista más pero en vano. No lo hizo.

Permanecieron dos semanas en An Ding y antes de regresar al Desierto del Norte pasaron a saludar a Shen Qingqiu en Qing Jing.

A-Xue caminó alrededor de la casita de bambú y suspiró, embelesado.

-Él nunca me dejaba entrar...

Shang Qinghua, que lo había escuchado, se acercó rápidamente a iniciar el interrogatorio cuando el hemano Pepino salió a recibirlo.

Shang Xue lo miró un rato largo pero no dijo nada.

Cuando entraron a la casa, Shen Lian estaba pintando un retrato de sus padres. A Binghe lo había dibujado en el suelo llorando y a Pepino, majestuosamente de pie con gran dignidad.

Era muy talentoso con los pinceles. 

Shang Xue lo miró de lejos sin dejar de sonreír. 

Shang Qinghua tenía tanto que hablar con el hermano Pepino que se olvidó de su hijo el tiempo suficiente para que este intentara incursionar sobre el espacio personal del hijo de Pepino.

Cuando regresó para ver qué estaba haciendo, A-Xue tenía un rasguño en la cara y pintura en el pelo.

Antes de irse, A-Xue se acercó a Shen Qingqiu y le dijo que esa cara no era suya.

Esto hizo que ambos adultos se estremecieran.

Shang Qinghua olvidó todo el asunto cuando su hijo volvió a comportarse como siempre y solo lo recordó cuando A-Xue, ya adulto, subió hasta Qiong Ding sin permiso y miró a Xuan Su enfundada en un altar. Ese día le dijo a Qinghua que la espada no era malvada pero cuando el hijo de Pepino lo escuchó planeando desenfundarla le dió un revés tan fuerte con el abanico de Pepino que le dejó una marca con forma de siete.