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Las clases habían llegado a su fin, todos los estudiantes como los profesores salían de sus aulas dispuestos a regresar a sus habitaciones, todos iban en orden y en línea recta a sus lugares correspondientes.

Muy diferente al grupo que salió hace 2 horas ansioso entre burlas y brincos queriendo correr a empacar sus pertenencias. No había palabras para describir la felicidad que sentían en ese momento, al fin tendrían una familia propia, un Rick nuevo, aventuras por toda la galaxia y no habría exámenes… bueno, lo ultimó tal vez aún persistiría, pero al menos ya podrá funcionar el fingir estar enfermo.

Las instalaciones poco a poco fueron quedándose vacías, mientras que los edificios encendían sus luces, la pequeña habitación que compartía Morticia y profesor no fue la excepción.

Ambos se encontraron nuevamente de regreso a su hogar y un silencio agobiante era lo único que compartían, la chica lo fulminaba con la mirada y el mayor parecía no importarle.

-Olvidaste tu mochila en el salón de clases- Finalmente hablo sin separar la vista de unos documentos que estaba revisando.

-Iba a pasar después por ella- Comento en falso interés mientras se despojaba de su ropa intentando ocultar sus hinchados ojos.

-¿Después? ¿Cuándo? Tus compañeros ya estaban listos para esconderla- Tomo un lapicero para tachar un dato incorrecto en uno de sus papeles –Tienes que empezar a guardar tus cosas, no podré hacer recados si olvidas algo-

La joven se quedó callada sin saber cómo responder, su cara estaba roja en indignación, estaba decidida a que no tenía caso buscar un nuevo hogar cuando el suyo es aquí, podía sentirlo en su corazón, no le importaba si eso significaba nunca tener una madre que le diera un beso de buenas noches o una hermana en la cual apoyarse cuando necesitará un abrazo.

-Tu boleta con tu nueva dimensión está sobre el escritorio, preséntate mañana a la hora correcta- Le recordó, su voz parecía la de un robot sin sentimientos y esto sin duda que a la chica le molesto.

-Entonces, ¿Esto es todo?- Pregunto enojada viendo la actitud indiferente del otro.

Rick suspiro dejando sus lentes de lectura a un lado e hizo contacto visual, sus ojos ámbar miraban irritado a la niña.

-No sé a qué te refieres con “Todo”- soltó cansado- sabías desde un inicio que tu sueño de estar juntos para siempre era imposible, me encargué yo mismo de explicártelo todos los días, pero aun así fuiste tú quien decidió ignorar la verdad, si tan solo hubieras sido un poco más madura en afrontar la realid…- Fue interrumpido por el sonido de cerámica quebrándose en varios fragmentos.

-¡Mientes!- Grito la menor quien había lanzado la taza favorita de Rick al suelo con rabia-¿¡Acaso todos estos días no significaron nada para ti!? ¡Todas las reuniones y todas las veces que acariciaste mi cabeza son solo un sueño infantil! ¡Tú también quieres eso! ¡Eres un Rick! ¡Los Ricks quieren… No, necesitan un Morty!-

-Primero cálmate un poco y no hagas algo de lo que te arrepientas- Se levantó de su asiento creando una diferencia de altura denotando el liderazgo –Segundo, la institución fue creada con un propósito, todos los Morty sin hogar necesitan encarrilarse para cumplir su papel en cada dimensión, no es una guardería ni orfanato, por lo que ningún docente tiene permitido tener un estudiante a su lado-

-¿Papel? ¿Tener que soportar el divorcio de tus padres mientras eres carnada de un científico loco es nuestro objetivo?- Pregunto con completo sarcasmo, pero su seguridad se desvaneció cuando su profesor la miro de forma tan aterradora que incluso la hizo dar unos pasos para atrás.

-¿Cómo sabes de eso cuando tú nunca lo has vivido?- Con cada palabra se iba acercando a la adolescente quien instintivamente retrocedía a la par -Has estado rodeada de flores y azúcar desde tu nacimiento y lo seguirías estando si no hubiera sido por la intervención de ese Morty y Rick controlado que atacaron dimensiones-

-¿C-Crees que tú eres mi único a-amigo en este l-lugar?- Sus palabras tantearon al tocar la pared -Pues déjame decepcionarte diciéndote que tengo muchos c-compañeros que me explicaron s-su vida y no es nada de fl-flores y azúcar y tú lo sabes mejor que nadie, es por eso que c-creí que t-tú…- Su voz se empezaba a quebrar, no sabía cómo mantener una mentira tan descarada, sus compañeros de clase nunca hablaron de tener una mala familia, solo dijo por instinto lo que recordó en aquella charla que escucho.

-Morticia…- La llamo el mayor, pero fue interrumpido rápidamente.

-¡Creí que tú evitarías que cayera en un mundo así! ¡Te odio!- Grito firmemente antes de sentir algo golpeando su corazón, como si alguien lo estuviera aplastando y jugando con él sin ninguna clase de compasión.

Sus fuerzas se desvanecieron y cayó al suelo mientras jadeaba en busca de aire, aquel dolor era tan asfixiante, duele y solo quiere que se detenga, lagrimas desbordan sus ojos miel que parecían dejar de brillar.

-¡Morticia!- Escucho el grito de su profesor antes de cerrar sus ojos y entrar a la oscuridad.
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-Eres nueva aquí, ¿Verdad?- fueron las palabras que resonaron en su interior al mismo tiempo que todo lo que la rodeaba se pintaba de un bello dorado -¿Qué le sucedió a tu Rick?-

‘Nada, aléjate de mí, no me prestes atención, vete lejos, tengo miedo’ quería gritarle, pero sus palabras no salían.

-Ya veo…- hizo una pausa aquella tranquila voz –Incluso tu familia…- Sin dudarlo esa voz le pertenecía a una sola persona en todo el infinito, una persona que consideraba especial.

‘¡Cállate! ¡Cállate de una vez! ¡Déjame en paz! ¡No quiero oírte! ¡CIERRA LA BOCA!’ fueron las palabras que nunca fueron escuchadas.

-Viviste cosas tan horribles para alguien tan joven e inocente como tú- Su amigable tono la acariciaba al mismo tiempo que provocaba calidez en su atemorizado corazón.

‘Vete, no te quiero, no quiero nada de aquí, no quiero estar aquí, quiero volver a estar con él’ ¿Porque si eso es lo que piensa, porqué dice lo contrario?

-Si quieres hablar más sobre ello, incluso si quieres desahogarte, puedes ir al edificio de maestros, en el departamento 6 me encontraras- Dijo antes de dedicarle una sonrisa e irse.

Las palabras que decía aquella niña de 13 años eran falsas, pero, ¿Porqué se escuchaban tan verdaderas?, eso no era lo que sentía, pero pareciera que sus emociones se estaban rescribiendo porque al parecer, eso era lo que más quería.

-Ayúdame- Inició como un susurro entre dudas, ¿Debería confiar en él? No era su Rick, pero tampoco había a alguien que conociera en este mundo tan extraño.

De pronto lo que más quería era sostener una mano, apoyarse y rogar por consuelo, quería ser querida, quería sostener esa mano por siempre.

–Regresa- Tal vez no sería tan malo tener a alguien en quien confiar, pero… ¿Esa persona confiaría en ella de la misma forma? Había tantos miedos cegándola.

Se levantó de su asiento dispuesta a correr hacía él, hacía su profesor.

-Tú quieres…- Su voz se elevó en busca de llamar su atención.

No lo entendía, pero de pronto se sintió más liviana y el dolor en su corazón se detuvo cuanto tomo la bata de aquel sujeto y entre jadeos cansados soltó:

-Tu quieres que yo siempre este contigo, ¿Verdad?- Dijo ignorando los destellos brillantes en su vista periférica creyendo que eran los hermosos rayos de sol que algunos árboles reflejaban.
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-¡Morticia!- Ahí estaba otra vez esa voz que le otorgaba tanta tranquilidad, una dulce melodía que llamaba por ella, no quería separarse.

-Yo…- Dijo algo sorprendida con lo que acababa de pasar, ¿Se había desmallado? Pero no se había sentido mal este día hasta hace poco.

-¿Estas bien? ¿Te d-duele algo? ¿Quieres ir a la enfermería?- Su profesor la bombardeaba de preguntas mientras apoyaba su débil cuerpo en su regazo y sostenía firmemente su espalda en un abrazo.

Esa preocupación era genuina, era tan amable con ella y a la vez distante con los demás, como si a veces solo existieran ellos dos en el mundo.

-Lo siento- lamentó mientras mordía su labio intentado frenar sus lagrimas -Estaba mintiendo, no te odio, pero no quiero estar lejos de ti, odio todo aquello que me impide estar contigo- Deslizo su mano suavemente hasta tocar aquel cabello azul que tanto adoraba -Es solo que…- Su voz se quebró -No quiero que me dejes, quiero estar a tu lado para siempre-

-No- La interrumpió el contrario -Soy yo quien debería disculparse, creo que no soy bueno expresando mis sentimientos de la manera correcta-

Pero, no era ella quien no le había dado tiempo si quiera de explicarse, recordó cómo huyo de clases después que la bomba cayo, no se detuvo ni un solo segundo a pensar cómo se sentía su profesor ante esta horrible situación.

-¡No es verdad!- Se apresuró a corregirlo –He sido yo quien no te ha dejado hablar, dime Rick… -Dudo un poco en hacer la pregunta pues la respuesta podría llevarla a la ruina como también hacer que su corazón descansara -¿Cómo es que apoyas tanto la idea de alejarme de ti?-

Su determinación cayó en picada al ver al hombre abrir la boca, este sin duda sería su fin, pero tenía que escucharlo, tenía que saberlo.

-¿En serio eres tan idiota para creer que te mandaría a un lugar desconocido?- Se burló y sus ganas de molestar a la castaña aumentaron al ver su expresión tan confundida –No podemos estar juntos ya que el alto mando lo impide: “todo aquel Rick que cumpla un oficio dentro de la ciudadela no es apto para poseer un Morty y todo aquel Morty que sea residente temporal o permanente en la ciudadela deberá poseer al menos un Rick”- cito las reglas mientras levantaba a la adolescente en sus brazos y la llevaba a la cama.

-Las reglas son tontas, deberíamos solo romperlas- Hizo un puchero acomodándose en las coloridas mantas, tenía alguno que otro recuerdo de esta habitación el día que llego, todo era tan gris… literal.

-Si lo hacemos no tardarán en encontrarnos, incluso si nos fugamos- Se arrodillo frente a para ayudarle a retirar sus zapatos.

-¿Entonces cuál es tu plan? Te vez tan tranquilo que me perturba- El miedo había sido remplazado por curiosidad.

-Pude escoger el lugar al que vas con semanas de anticipación- Comento ahora ayudándole con el chaleco –Es una dimensión como la tuya, pero sin ser la tuya, aún no encontramos las coordenadas exactas- Miro la cara de tristeza de la chica ante sus palabras, por lo que continuo para animarla -Pero tendrás una familia que te protegerá y te amará, amigos que te apoyaran con tu reintegración y lo más importante, un Rick que siempre velara por tu felicidad y bienestar-

-¡Pero yo no quiero un remplazo! Te quiero a ti- Alzo su voz en reclamo –Tu eres todo lo que necesito para vivir-

Hubo un momento de silenció donde el mayor formulaba las palabras correctas para expresar sus pensamientos sin que Morticia se alterará más de lo que ya estaba, sabía que era difícil, pero no imposible.

-Lamento que tu deseo pertenezca a un futuro incierto- Esta vez continuo con el botón de su falda –Pero haré todo lo que esté a mi poder para cumplir una pequeña parte de lo que más anhelas en tu corazón- Dijo colocándole su pijama.

-¿Qué tan pequeña?-

-Lo suficiente para que nunca pierdas tu sonrisa- Finalmente escucho aquella risa infantil que tanto acompañaba a la joven.

Extendió sus brazos para rodear a su maestro y persona más amada.

-¿Te veré de nuevo? ¿Podré volver a escucharte?- Pregunto cerrando sus ojos intentando memorizar este recuerdo.

-¿Por qué preguntas cosas tan obvias? No te dejaría sola ni por todas las estrellas que hay en el espacio- Prometió con suma verdad.

-Entonces déjame abrasarte toda esta noche como compensación por todos esos futuros días donde no poder estar contigo- Propuso Morticia subiéndose a la cama para abrazar uno de sus peluches favoritos.

Rick solo se soltó unos botones superiores de su camisa y se quitó sus zapatos y túnica antes de acostarse en la cama que ambos compartían.

Ambos se quedaron en silenció mirando a la nada, sabían que no era un adiós, sino un hasta pronto, la pregunta aquí era ¿Qué tan pronto?

La idea de fueran semanas o meses carcomía a Morticia, ya había perdido a su Rick original y no quería volver a perder a su Rick especial, cada vez se sentía más perdida, pero por el momento no quería pensar en eso, solo quería descansar y esperar que esta noche nunca terminara.

Por otro lado, el peliazul sonrió internamente ante esa pregunta, sabía que serían muy pronto, más pronto de lo que Morticia se podría imaginar, solo tenía que esperar pues el escenario ya estaba construido.