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Se encuentran en una de las mesas que está afuera del local, el lugar esta vez para su encuentro es la cafetería Nagi, hace tanto tiempo que no logran coincidir, varias cosas han cambiado, pero el joven Yugi Mutou no puede evitar reír ante la visión de su compañero.
Ryou Bakura ha tomado el menú de la mesa y lo ha colocado cual escudo mientras disimuladamente mira de reojo por los alrededores. Y no es para menos su comportamiento un tanto paranoico considerando la fecha en la que se encuentra y aquella forma de llamar la atención sin quererlo puesto qué desde que tiene memoria ha sido popular con el sexo opuesto y de vez en cuando con el propio.
Yugi Mutou ve con gracia su actuar, sin embargo mentalmente se reprende por olvidar la fecha del día en el cuál al fin pudieron coincidir, y es que es San Valentín, ¿Pero que se le puede hacer con la agenda tan apretada que lleva ahora que al fin se ha graduado de preparatoria?
Una pequeña mueca de disgusto por parte del joven Inglés, algo que solo hace ampliar aún más la sonrisa del joven con el título de Rey de los juegos.
—Lamento citarte en tan fatídico día —como siempre su voz es serena y calmada con aquel toque de amabilidad que sin importar el tiempo parece no irse de él, algo que Ryou Bakura aprecia y le hace querer recomponer la compostura puesto que no creyó que al graduarse su grupo de amigos terminaría de una forma tan risible ante la falta de tiempo que cada uno tiene ahora en su vida de adulta. Aun así agradece las oportunidades de verse con cada uno de ellos siendo la distancia algo que también interfiere a demasía con la mayoría.
—¿Que se le va a hacer? —ha bajado el menú y lo ha colocado en la mesa, no parece haber ninguna chica cerca, si bien el tiempo que tiene con sus amigos ha mermado no parece ser así con alguna de sus fans que parecen ir aun tras de él. —¿Cómo te fue en New York? Supe que estuviste con Rebeca —sonrió pícaramente.
—Y con Jonouchi —agrego Yugi Mutou previendo a donde iba el tema— fue agradable —apoyo su brazo flexionado sobre la mesa mientras apoyaba la mejilla en su mano abierta— el ver a Rebeca enseñarle la nueva jugabilidad a Jonouchi me recordó cuando todos nos sentábamos juntos y teníamos duelos de práctica —afirma, y Ryou Bakura le cree puesto que él mismo siente aquella melancolía que aclama de vez en vez.
—Supongo que por ello elegiste este lugar —comenta Ryou un tanto risueño, pronto la camarera llega con el expreso y los bollos que tanto adora comer.
—Antes solíamos reunirnos aquí —empieza Yugi Mutou quien vuelve a retomar la compostura de hace unos minutos, observa la mirada juguetona de la joven camarera que no logra notar del todo su acompañante— una tarta de frambuesa —añade, la chica toma la orden un tanto molesta sin embargo ante la sonrisa que le ofrece no puede evitar sonrojarse, si bien ese chico es un tanto extravagante ahora que le ve a detalle tanto su color de pelo como la chamarra de cuero que porta no parece estar "tan mal" a su parecer.
—Después fue la plaza de Domino por el trabajo de Jonouchi —añadió Ryou tomando el bollo relleno para darle una buena mordida— ¿Por qué esta vez preferiste venir aquí en lugar del expendió de Ryuji?
—Estar con Ryuji me hace retomar el trabajo y al final terminamos solo hablando de ello.
—¿La convocatoria en Alemania? —inquiere, Yugi Mutou asiente— ¿Él también participará?
—No, pero parece más animado con el tema, además Dungeon Dice Monster es un juego que promociona su propia cadena comercial, pero realmente agradezco que me enseñe lo básico.
—El abuelo se sentirá un poco solo —afirmo el chico tomando un sorbo de su taza de café.
—No lo sé, ahora que ha hecho las paces con el padre de Ryuji es normal verlos en la trastienda cual niños compitiendo.
—Qué recuerdos... —afirma Ryou Bakura y Yugi Mutou logra notar aquel deje de nostalgia, se siente un tanto avergonzado, al final todas las conversaciones se dirigen al pasado, el mismo que ve con cariño, pero comprende debe dejarle atrás.
Pronto llega la camarera con la orden, esta vez Ryou Bakura nota aquella sonrisa un tanto peculiar con la chica que les atiende, esa misma que nota va dirigida para su acompañante que sonríe amable sin entender el pequeño mensaje, es entonces cuando logra observar aquellas pequeñas diferencias del actual Yugi Mutou, aquellas mismas que no había querido ver del todo.
El Yugi Mutou que esta frente a él ha crecido un poco, es más el chico ya no es tan tímido como de costumbre, algo que de cierta forma le molesta al ver como este le sigue el juego a la camarera y comparten risas como si conocidos fueran, pronto su mirada es atrapada por la suya, es entonces cuando lanza sin medir aquellas palabras que le descolocan.
—¿Quieres salir conmigo? —El silencio se establece, Ryou Bakura parpadea ante aquella pregunta, ¿Acaso se lo ha pedido a ella? Pero al oír lo que viene no puede evitar quedar pasmado, la chica que estaba con ellos se voltea indignada y no es para menos al verse rechaza puesto que Yugi Mutou ha agregado a la pregunta su nombre— ¿Quieres salir conmigo Ryou?
Ve los pases en la mesa, el lugar ya lo conoce muy bien ¿Y cómo no hacerlo cuando ese lugar también era su punto de encuentro?
Ha escuchado sus palabras sin embargo no puede evitar un poco la vergüenza, si bien había aceptado la propuesta siendo que no es la primera vez que han salido comprende que esta vez sintió algo diferente, algo que no quiere comprender.
Ante el silencio de ambos y su mirada atenta trata de cambiar el tema —¿Pudiste visitar a Anzu? —le ve tomar un trozo de su tarta de frambuesa con el tenedor esperando la respuesta a su pregunta, pero hasta él comprende que solo es un tema que ya no vale la pena sacar al aire después de tanto tiempo en el cual ya solo quedaba la muestra de amistad.
Muerde el panecillo, se siente un tanto extraño, esta vez olvida sus modales y ante ello se ha quedado embarrada un poco de crema en el costado de sus labios —Esta vez no pudimos coincidir, pero hemos hablado por teléfono —una pequeña muestra de molestia se asoma el rostro del joven mitad inglés, la misma que se borra ante el tacto del chico frente a él, se ha levantado de su silla y se ha inclinado hacia él, siente las yemas de sus dedos acariciar la comisura de sus labios sin entender el porqué, pronto ve la razón de su actuar al ver cómo se lleva el índice a los labios con la pequeña muestra de crema en el.
Un pequeño sonrojo en sus mejillas se asoma, sin lugar a dudas el Yugi Mutou de ahora difiere al que alguna vez llego a conocer.
(__)
Ryou Bakura se encuentra en un problema, en uno que no creyó estar ahora, algo anda mal con su persona, varias veces ha salido con Yugi Mutou, es más ambos habían llegado a un acuerdo sin palabras ante las inclementes fans que podían asediarlos sin embargo esta vez comprende que hay algo diferente, algo más.
Algo que tal vez no quería ver ante la inclemencia del tiempo.
Le ha tomado más tiempo encontrar la ropa acorde a la ocasión, no es que vayan a salir realmente ¿Verdad? Un pantalón gris, una camisa a cuadros color verde con morado, ha alisado su cabello un tanto. Ya no lo lleva tan largo, pero aún se mantiene por debajo de su hombro.
En el camino rememora los hechos, han pasado un par de meses desde la graduación, cada uno de sus amigos ha tomado un camino diferente, Jonouchi había trabajado duro para ir a New York si bien Rebeca les había dado a Yugi como a él la opción de quedarse con ella el chico quiso hacerlo por su cuenta demostrando así su determinación ante su sueño de ser jugador profesional, Honda había entrado a trabajar en la empresa automotriz dónde lo hacia su padre, si bien varias veces en vacaciones había conseguido algunos empleos de medio tiempo la mecánica era algo que venía en sus genes, Ryuji había abierto otra tienda en la ciudad vecina además Dungeon Dice Monster cada vez tenía más aceptación para el público, Anzu había viajado a los Ángeles para entrar a una academia de baile y ser bailarina profesional, pero aun en él la duda se cernía ante el crecimiento de sus amigos, si bien aún contacta con ellos había algunas cuestiones de las cuales aún no podía conversar del todo con ellos.
El lugar fue la Arcada, viejo punto de convivencia para ambos, en su memoria los recuerdos quieren volver, pero la tonada de la música se le hace un tanto más interesante a tal punto que ha empezado a moverse sin darse cuenta, las luces de neón, la gente que baila junto a él, pronto divisó su imagen, como siempre elegante Ryuji Otogi porta un pantalón negro de cuero, una camisa del mismo tono debajo de un chaleco rojo, un saludo cordial entre ambos es hecho.
—Sí que has hecho un cambio interesante con el lugar —afirma Ryou con una sonrisa en el rostro al nuevo dueño de la arcada.
—¿Eso crees? —su halago le ha calmado un tanto cuando supo que el lugar cerraría no dudo en comprarlo, tantos recuerdos que había en aquel establecimiento que había transformado en un lugar un poco más a "tono" con su personalidad, si bien aún era un lugar para el disfrute de juegos por las noches podía ser un fascinante lugar de encuentro.
—¿Entonces ya lo decidiste?
—Creo que será una forma para cerrar todo lo que sucedió, además no puedo ocultar lo que siento, amo lo sobrenatural, las leyendas y mitos, conocer más sobre la historia en la cual esta cimentada la sociedad es algo en lo particular que me gustaría estudiar, mi padre se cegó ante las reliquias milenarias y ante aquello sucumbió, si bien hubo malos momentos también hubo buenos, gracias a la sortija del milenio los conocí y creo que es hora de seguir.
—Me alegra oírlo, pero eso es algo que deberías decirle a alguien más ¿No es verdad? —sonríe risueño Ryuji Otogi quien cabecea hacia atrás de él, pronto siente el tacto de alguien en su hombro y la frase que no espero escuchar.
—¿Me permitiría esta pieza? —son las palabras que Yugi Mutou ha soltado mientras se ha inclinado cual caballero frente a él.
Ryou Bakura no puede evitar reír ante semejante acto, no es de ellos ser tan formales, pero aprecia el detalle, comprende aquel juego que no pueden evitar tener para con el otro, para los demás es un tanto peculiar su actuar, pero para él ya es de lo más normal.
Una tonada en particular, una que le recuerda el sentimiento que no puede evitar tener solo con él.
I wanna follow where she goes
I think about her and she knows it
I wanna let her take control
'Cause everytime that she gets close, yeah
She pulls me in enough to keep me guessing
And maybe I should stop and start confessing
Confessing, yeah
Una sonrisa de lado, una mirada entre ambos para empezar de nuevo el juego que parece no acabar.
Oh, I've been shaking
I love it when you go crazy
You take all my inhibitions
Baby, there's nothing holding me back
You take me places that tear up my reputation
Manipulate my decisions
Baby, there's nothing holding me back
There's nothing holding me back
There's nothing holding me back
La confesión a medias que parece ser solo la sublime propuesta ante el pasado que aún se cierne en su andar.
She says that she's never afraid
Just picture everybody naked
She really doesn't like to wait
Not really into hesitation
Pulls me in enough to keep me guessing
And maybe I should stop and start confessing
Confessing, yeah
No pretende dejar de lado lo ocurrido, tampoco quiere olvidar su pasado, es una emoción que comprende un tanto descabellada, pero al recorrer su cintura comprende el deseo que se incrementa por él.
Oh, I've been shaking
I love it when you go crazy
You take all my inhibitions
Baby, there's nothing holding me back
You take me places that tear up my reputation
Manipulate my decisions
Baby, there's nothing holding me back
There's nothing holding me back
Comprende que en el juego del amor es morir o matar, pero el mismo se siente entre los colmillos del depredador sin ser devorado ¿Qué es lo que se necesita para dar el siguiente paso? Es entonces que por un momento se ve entre las arenas de aquella extraña dimensión, el recuerdo de Aigami se hace presente en su visión, y aquel sentimiento de desesperación que no puede evitar sentir ante la oleada de sentimientos que hay en su corazón.
Quiere pedir perdón por los errores, pero ¿Realmente debe hacerlo? Aquello solo era la tragedia vuelta suya sin serlo, entonces nuevamente es traído a la realidad, es aquel cálido rose de amabilidad que le ha salvado de la tempestad una vez más.
—¿Te encuentras bien? —es la pregunta que ha hecho Yugi Mutou, pronto se ve a sí mismo junto a él en medio de la pista, los ojos puestos en ambos, quiere echar a correr, pero es la cercanía lo que le insta a quedarse, su rostro denota la preocupación en él, aun así no puede evitar ver aquella abertura en el cuello de su camisa, los botones de arriba los lleva entre abiertos —¿Ryou? —nuevamente le ha llamado, entonces nota aquella extraña postura que ha tomado, al parecer Yugi Mutou le ha sujetado, ¿Acaso estuvo a punto de desmayarse?
—Yo lo lamento... —se ha separado de él un tanto avergonzado.
—¿Quieres que te lleve a casa? —sonríe amable, ve su espalda, el saco color morado encima de la camisa blanca, las luces de neón brillar entre su cabello, entonces en un impulso le ha tomado de la mano. Ryou Bakura lo comprende, al menos un poco eso cree, puede ser el momento o tal vez solo el deseo que seguía intermitente.
'Cause if we lost our minds and we took it way too far
I know we'd be alright, I know we would be alright
If you were by my side and we stumbled in the dark
I know we'd be alright, I know we would be alright
'Cause if we lost our minds and we took it way too far
But I know we'd be alright, I know we would be alright
If you were by my side and we stumbled in the dark
I know we'd be alright, I know we would be alright
Un simple beso, el roce entre ambos labios, en medio de la multitud se han quedado sin poder decir algo, Ryou Bakura se siente un tanto fuera de lugar al mirar su expresión de escepticismo, tal vez lo mejor sea disculparse, pero lo que no espera es que él le haya tomado de la camisa y jalado para besarle
Es el deseo de ambos en una simple pero eficaz muestra de afectó, poco interesa lo demás, para ellos sólo existe el otro mientras la música no para de escucharse en el lugar.
Y entre beso y beso la pasión parece que desbordara.
Un par de palabras, la mirada clavada en el otro, esto parece el juego de presa y cazador que han decidido tomar cual niños pequeños, a pesar de conocer el riesgo es algo que parece poco para ellos.
Algo de lo cual asumirían el riesgo una vez más.
Oh, I've been shaking
I love it when you go crazy
You take all my inhibitions
Baby, there's nothing holding me back
You take me places that tear up my reputation
Manipulate my decisions
Baby, there's nothing holding me back
There's nothing holding me back
I feel so free when you're with me, baby
Baby, there's nothing holding me back
(__)
La pieza ha terminado junto con el encanto, ambos comprenden que deben de hablar de lo que viene, solo necesitan un lugar donde halla privacidad, por el momento la música parece ser una molestia para ambos aún más si quieren pensar con detenimiento lo que ha pasado.
Yugi Mutou siente una mano en su hombro, se ha girado para ver la sonrisa pícara de Ryuji Otogi quien al parecer ha visto la escena de ambos, pronto él mismo le ha hecho entrega de las llaves de la azotea comprendiendo el asunto de ambos.
El agradecimiento por parte de ambos no se hace esperar, Yugi Mutou lleva a Ryou consigo, el problema de ser un adulto responsable es el tiempo y ciertamente ambos carecen de este.
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Las luces iluminan la ciudad de Domino ante el manto nocturno que les cubre a ambos. Esta vez Ryou Bakura toma la delantera y empieza la conversación.
—Me iré a Inglaterra, estudiare para ser arqueólogo como mi padre —suelta sin medir, observa el rostro de Yugi Mutou desencajarse, pero al instante su habitual sonrisa amable, aquella que usa cual escudo ante las inclemencias, porque lo sabe, el chico no es tan fuerte como quiere aparentar— yo lo pensé por mucho tiempo, pero al final todo iba a lo mismo ¿Sabes? Y cuando pensé en algo más la llegada de Aigami fue como una extraña señal, lo sobrenatural, aquello imperceptible para algunos existe —rio— creo que nosotros somos la muestra innegable de ello con respecto al faraón, pero aquello es el pasado... Algunos creerían que al recordar lo que paso sienta miedo sobre ello, que quiera borrarlo como si nunca hubiese existido, pero... Lo que nos pasó.... No puedo sino sentirme en calma al vernos aquí ahora sin embargo algo persiste ¿Sabes? Y es esa sensación de espera que quiero terminar de una vez, tal vez suene ilógico...
—No es así —le escucho decir y no había rastro de duda o mentira en sus palabras— es normal extrañar a alguien, pero tampoco se puede vivir en el pasado, cuando vi a Atem de regreso la nostalgia me invadió, sin embargo ambos... Nuestro tiempo juntos, lo que ambos aprendimos del otro llego a su fin, si bien aquella resolución tardo en llegar a mi comprendo aquel sentimiento de espera que te hacer querer dejar lo que amas —suspiro— hubo un tiempo en el cual pensé dejar mi título, pero aquello solo era una forma de huir de mí mismo.
—Yugi...
—Lo que ambos vivimos es algo que quiero atesorar para siempre, pero también quiero crear nuevos recuerdos, entonces poder decir que viví mi vida con mi mayor potencial —sonrió amable— ¿Es lo mismo para ti no es verdad?
Ryou se dirigió al borde de la azotea junto a él —Así es.
—¿Cuándo planeas irte?
—En dos semanas.
—Sera triste no verte en Domino por un largo tiempo.
—Bueno es hora de que pruebes un poco lo que es la espera Rey de los juegos Yugi Mutou~ —cantarruneo Ryou.
—¿Es una clase de karma?
—Puede ser —respondió Ryou viendo las luces de la ciudad, aquellas mismas que alguna vez diviso cuando llegó a Domino, si bien desde un principio pensó que sería como cualquier otro lugar al que había ido en busca de los demás artículos del milenio no pudo estar más equivocado y la muestra de ello fue sentir su mano tomando la suya.
Aquel simple gesto le devolvía una vez más al presente, sintió sus dedos entrelazarse con los suyos, la noche era joven como ellos, ¿Que era un riesgo más cuando se había vivido entre tanto arrepentimiento? Giro su vista y nuevamente pudo verlo, aquel brillo sin igual que le había hecho volver de regreso.
Entones en el silencio la música de abajo se escuchó y entre la mirada juguetona esta vez Ryou Bakura pudo al fin decirlo —¿Quieres bailar conmigo?