Work Text:
Blackpink estaba en la cima del mundo. Conciertos agotados, contratos como embajadoras de las marcas más prestigiosas, y la atención incesante de los medios. En medio de su gira mundial, las cuatro integrantes del grupo apenas tenían tiempo para respirar. Trabajaban en su siguiente álbum, atendían campañas publicitarias, asistían a eventos de lujo y se preparaban para una presentación en Coachella. Era una carga abrumadora, y la presión constante comenzaba a pasarles factura.
Lisa, Rosé, Jisoo y Jennie se encontraban en su estudio, agotadas pero decididas. Estaban grabando una nueva canción, una que prometía ser el siguiente gran éxito. El productor, Park, observaba desde la cabina con una mirada severa.
—¡Otra vez desde el principio! —ordenó Park por el intercomunicador. Las chicas suspiraron, pero no protestaron. Sabían que cualquier objeción solo haría que el ensayo se prolongara aún más.
Jennie, en particular, se sentía cada vez más débil. Siempre había sido más enfermiza que las demás, aunque odiaba admitirlo. Sabía que su cuerpo no soportaba el mismo nivel de exigencia que el de sus compañeras. Las largas horas de trabajo, la falta de descanso y la presión constante la estaban desgastando rápidamente.
—Jennie, ¿estás bien? —le susurró Jisoo durante una pausa. La preocupación era evidente en su voz.
—Sí, estoy bien —respondió Jennie, intentando sonar convincente. No quería preocupar a las demás, ni mostrar signos de debilidad frente a Park.
Lisa se acercó con una botella de agua y una sonrisa de apoyo.
—Tómate un momento, Jen. Solo un pequeño descanso.
Jennie asintió y bebió un poco de agua, tratando de ocultar el temblor en sus manos. Rosé, siempre perceptiva, no pudo evitar notar la palidez en el rostro de su amiga.
—Deberíamos hablar con el manager —sugirió Rosé—. Esto está siendo demasiado.
Antes de que Jennie pudiera responder, Park volvió a hablar.
—¡Vamos, chicas! Tenemos que terminar esto hoy.
Con un suspiro resignado, las cuatro retomaron sus posiciones. Jennie hizo un esfuerzo por concentrarse, pero su visión se volvía borrosa y un dolor punzante en su cabeza le dificultaba pensar con claridad.
Al terminar la sesión, Jennie apenas podía mantenerse en pie. Lisa y Jisoo la sostuvieron mientras salían del estudio, preocupadas por su amiga.
—Esto no puede seguir así —dijo Lisa con firmeza—. Necesitamos hacer algo.
—Hablaré con el manager —afirmó Jisoo—. No podemos permitir que Jennie siga así.
Jennie, a pesar de su malestar, sintió un calor en el corazón. Sabía que no estaba sola, que sus amigas la apoyarían sin importar qué. Pero el camino que tenían por delante era largo, y la batalla apenas comenzaba.
Después de salir del estudio, Jisoo se dirigió directamente a la oficina del manager. Lisa y Rosé la siguieron, con Jennie apoyada en sus brazos. Al llegar, tocaron la puerta con determinación.
—Adelante —dijo una voz firme desde el interior.
Jisoo abrió la puerta y entró, seguida por las demás. El manager, el señor Kim, las miró con expresión impaciente.
—¿Qué sucede? —preguntó, sin molestarse en disimular su irritación.
—Señor Kim, necesitamos hablar sobre Jennie —comenzó Jisoo—. No está bien, y este ritmo de trabajo es demasiado para ella. Para todas nosotras.
El señor Kim frunció el ceño.
—¿Y qué sugieren? ¿Qué cancelemos los conciertos? ¿Qué nos olvidemos de Coachella? —su tono era sarcástico y despectivo.
—No estamos pidiendo eso —intervino Rosé—. Solo necesitamos un poco de descanso, un ajuste en los horarios. Jennie no puede seguir así.
—Es su trabajo —dijo el manager tajantemente—. Todas ustedes sabían a lo que se enfrentaban cuando decidieron seguir este camino. Tienen que soportarlo.
—Pero su salud... —intentó decir Lisa, pero el señor Kim la interrumpió.
—No quiero escuchar más excusas —su voz era firme y autoritaria—. El trabajo de hoy ha terminado. Mañana las quiero aquí a las 6:00 am para ensayar la presentación de Coachella. Es una oportunidad que no podemos desaprovechar.
Las chicas intercambiaron miradas resignadas. Sabían que seguir discutiendo solo les quitaría más tiempo de descanso. Sin decir una palabra más, se dirigieron a la salida. Al salir del edificio, notaron que ya era casi medianoche.
Jennie, visiblemente agotada, se apoyó más en Lisa.
—Vamos a casa —dijo Jisoo suavemente—. Necesitamos descansar.
El viaje de regreso fue silencioso. Todas estaban inmersas en sus propios pensamientos, preocupadas por Jennie y por la carga que llevaban sobre sus hombros. Al llegar a su apartamento, ayudaron a Jennie a llegar a su habitación.
—Gracias, chicas —murmuró Jennie, apenas audible.
—No tienes que agradecer —dijo Lisa, arropándola cuidadosamente—. Somos un equipo, y siempre estaremos aquí para ti.
Rosé se acercó y acarició el cabello de Jennie.
—Descansa, mañana será un día largo.
Jennie cerró los ojos, intentando calmar su mente. Sabía que las próximas semanas serían difíciles, pero también sabía que no estaba sola. Con sus amigas a su lado, sentía que podría enfrentar cualquier desafío, incluso el más arduo.
Pero mientras la noche avanzaba, el peso de la incertidumbre y el agotamiento colgaba sobre ellas como una sombra ineludible. ¿Cuánto tiempo podrían seguir así antes de que sus cuerpos y mentes cedieran ante la presión? Solo el tiempo lo diría.
_____
Los días pasaban y las actividades se volvieron aún más agotadoras e interminables. Con cada nuevo concierto, las chicas de Blackpink sentían cómo sus cuerpos y mentes llegaban al límite. Durante las presentaciones, la falta de energía era evidente, aunque intentaban dar lo mejor de sí para sus fans.
La gira las llevó a Estados Unidos, donde tenían programada una aparición en un popular programa de televisión. Las cámaras no ocultaron su agotamiento. Después del show, las redes sociales se llenaron de comentarios sobre lo cansadas que se veían las cuatro chicas. Algunos fans expresaron su preocupación, mientras que otros criticaron su desempeño.
En el camerino, Jennie se dejó caer en un sillón, cerrando los ojos. Lisa se acercó con una botella de agua y una barra de proteína.
—Jen, necesitas comer algo —dijo Lisa, con un tono suave pero firme.
Jennie abrió los ojos y tomó la barra de proteína, aunque sin mucho entusiasmo. Sabía que Lisa tenía razón, pero su cuerpo simplemente quería descansar.
—Gracias, Lisa —murmuró antes de darle un pequeño mordisco a la barra.
Jisoo y Rosé se acercaron, preocupadas por su amiga.
—Jennie, te ves agotada —dijo Jisoo, acariciando su hombro—. Necesitas descansar más.
—Estoy bien —insistió Jennie, aunque su voz no sonaba convincente.
—Sabemos que no es así —respondió Rosé—. Te pasas durmiendo cada segundo libre que tienes.
Lisa asintió, sentándose al lado de Jennie.
—Hemos notado que no estás comiendo bien, por eso me aseguro de que al menos comas algo cuando puedo.
Jennie suspiró, sintiendo el peso de la preocupación de sus amigas. Sabía que estaban en lo cierto, pero la presión del trabajo y la expectativa de los fans eran abrumadoras.
—Lo siento, chicas —dijo finalmente—. No quiero preocuparlas, pero realmente estoy haciendo lo mejor que puedo.
—Lo sabemos —dijo Jisoo—. Pero tienes que cuidarte. No podemos seguir así por mucho tiempo.
Rosé se arrodilló frente a Jennie, mirándola a los ojos.
—Prométenos que hablarás con nosotros si te sientes peor. No queremos que termines en el hospital por esto.
Jennie asintió, conmovida por el apoyo de sus amigas.
—Lo prometo.
Las chicas se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de una rara pausa en su ajetreado horario. Aunque sabían que las próximas semanas serían igual de intensas, sentían que podían superarlo mientras estuvieran juntas.
Al día siguiente, el ciclo continuó: ensayos, entrevistas, sesiones de fotos y más conciertos. La fatiga era constante, pero la presencia de sus compañeras y el apoyo mutuo les daba fuerzas para seguir adelante. Sin embargo, sabían que algo tenía que cambiar. Y pronto.
El día del siguiente concierto, Jennie se despertó sintiéndose más agotada de lo habitual. El cansancio y la pesadez en su cuerpo no la dejaban pensar con claridad. Se movía como un autómata, siguiendo su rutina diaria sin apenas registrar lo que hacía. Sus compañeras notaron su estado, pero el horario apretado no les dejaba mucho tiempo para preocuparse.
—Jennie, ¿estás segura de que estás bien para el concierto de hoy? —preguntó Lisa, mientras se preparaban en el camerino.
—Sí, estoy bien —respondió Jennie, tratando de sonar convincente, aunque su voz apenas tenía fuerza.
—Si te sientes mal, dínoslo —insistió Rosé—. No tienes que forzarte.
Jennie asintió, aunque en su interior sabía que algo no estaba bien. Sin embargo, no quería decepcionar a sus fans ni a sus amigas.
Cuando llegó el momento del concierto, Jennie subió al escenario con el resto del grupo. La multitud aplaudía y vitoreaba, pero el sonido se sentía lejano y distorsionado para Jennie. Tratando de ignorar su malestar, se esforzó por dar lo mejor de sí.
Sin embargo, a medida que avanzaba el concierto, Jennie sentía que su cuerpo no respondía. Cada movimiento le costaba un esfuerzo inmenso, y su visión comenzaba a nublarse. Durante una de las coreografías, se tambaleó ligeramente, lo que hizo que Lisa y Rosé intercambiaran miradas preocupadas.
Finalmente, en medio de una canción, Jennie sintió que no podía seguir. Se detuvo y miró a sus compañeras con ojos llenos de disculpas.
—Lo siento, chicas... no puedo más —murmuró antes de retirarse del escenario.
La reacción del público fue inmediata. Los fans comenzaron a murmurar, y la preocupación se extendió rápidamente. Lisa, Jisoo y Rosé continuaron la presentación con profesionalismo, pero sus corazones estaban con Jennie.
Detrás del escenario, Jennie se dejó caer en una silla, su respiración era pesada y su piel pálida. El equipo médico fue llamado de inmediato, y Lisa corrió hacia ella en cuanto pudo.
—Jennie, ¿estás bien? —preguntó Lisa con la voz temblorosa.
—Solo... necesito descansar —murmuró Jennie, cerrando los ojos.
El médico llegó rápidamente y comenzó a examinarla.
—Está exhausta y deshidratada —dijo el médico—. Necesita reposo inmediato.
Jisoo y Rosé llegaron poco después, llenas de preocupación.
—¿Va a estar bien? —preguntó Jisoo, con lágrimas en los ojos.
—Con descanso y cuidados, sí. Pero no puede seguir así —respondió el médico.
Las chicas intercambiaron miradas de determinación. Sabían que tenían que hacer algo, aunque eso significara enfrentarse al manager y al equipo de producción.
—Vamos a llevarte a casa, Jennie —dijo Rosé suavemente—. Vamos a asegurarnos de que te recuperes.
Esa noche, el concierto continuó, pero el vacío dejado por Jennie era palpable. Los fans mostraron su apoyo en las redes sociales, preocupados por la salud de su ídolo.
Mientras tanto, en el camerino, Jennie dormía profundamente, rodeada por sus amigas que no se separaron de su lado. Sabían que los próximos días serían cruciales para su recuperación y que la batalla para proteger su salud apenas comenzaba.
Jisoo, Rosé y Lisa continuaron el concierto con el profesionalismo que las caracterizaba, aunque sus corazones estaban con Jennie. La preocupación por su amiga era palpable en cada nota que cantaban y en cada paso de baile que daban. Uno de los productores, al ver la crisis de Jennie, tomó la iniciativa de publicar un mensaje en su cuenta de Instagram.
"Queridos fans, lamentamos que Jennie no pudiera continuar con el concierto esta noche. Ella está bien y actualmente está descansando. Gracias por su comprensión y apoyo."
El mensaje se llenó rápidamente de comentarios de apoyo y preocupación de los fans, mostrando el amor incondicional que sentían por ella.
Al finalizar el concierto, las tres chicas se dirigieron al hotel con prisa, ansiosas por ver a Jennie. Lisa, quien siempre había sido la más cercana a Jennie, se encargó de ella durante toda la noche. La vigiló, asegurándose de que bebiera suficiente agua y descansara cómodamente.
—Voy a quedarme contigo, Jen —dijo Lisa, sentándose a su lado en la cama.
—Gracias, Lisa —murmuró Jennie, abriendo los ojos débilmente—. Siento haberte preocupado tanto.
—No tienes que disculparte —respondió Lisa, acariciándole el cabello—. Lo importante es que te recuperes.
Mientras tanto, en otra habitación del hotel, Jisoo y Rosé conversaban en voz baja sobre lo sucedido.
—Esto no puede seguir así —dijo Jisoo, su voz llena de determinación—. Jennie necesita descansar más. Todas necesitamos descansar más.
—Tenemos que hablar con los productores otra vez —añadió Rosé—. Esto no es sostenible.
Al día siguiente, después de ver la gravedad de la situación de Jennie, los productores finalmente decidieron darles dos días libres de sus actividades. Era un respiro necesario, aunque temporal.
Las chicas aprovecharon estos dos días para descansar y recuperar fuerzas. Jennie, en particular, se mantuvo en cama la mayor parte del tiempo, bajo la atenta vigilancia de Lisa, quien no se separó de su lado.
—Lisa, no tienes que quedarte aquí todo el tiempo —dijo Jennie con una sonrisa débil—. Tú también necesitas descansar.
—No te preocupes por mí, Jen —respondió Lisa con una sonrisa—. Solo quiero que te pongas bien.
Rosé y Jisoo también pasaron tiempo con Jennie, asegurándose de que se sintiera querida y apoyada.
—Te extrañamos en el escenario, Jennie —dijo Jisoo—. Pero tu salud es lo más importante.
—Gracias, chicas —dijo Jennie, conmovida por el apoyo de sus amigas—. Prometo que cuidaré mejor de mí misma.
Los dos días de descanso pasaron rápidamente, pero el vínculo entre las chicas se fortaleció aún más. Sabían que las próximas semanas seguirían siendo desafiantes, pero también sabían que, juntas, podían enfrentar cualquier obstáculo. La salud y el bienestar de Jennie se convirtieron en una prioridad, y con el apoyo mutuo, estaban decididas a encontrar un equilibrio en sus vidas ajetreadas.
_____
La noche de la presentación en Coachella estaba a solo unas horas. Las chicas de Blackpink sentían una mezcla de nervios y terror. Coachella no era cualquier escenario; era uno de los festivales de música más importantes del mundo, y sabían que todos los ojos estarían puestos en ellas.
—Chicas, podemos hacerlo —dijo Jisoo, tratando de animar a sus compañeras mientras se preparaban en el camerino.
—Hemos trabajado tanto para esto —añadió Rosé—. Vamos a dar lo mejor de nosotras.
Jennie se mantenía en silencio, sentada frente al espejo. La inseguridad se reflejaba en sus ojos mientras intentaba calmar su mente. Las últimas semanas habían sido agotadoras, y aunque los dos días de descanso habían ayudado, todavía se sentía débil y dudosa de sí misma.
Lisa, siempre observadora, notó la expresión de Jennie. Se acercó a ella con una sonrisa suave.
—Hey, Jen —dijo Lisa, inclinándose para estar a su altura—. ¿Estás bien?
Jennie asintió, pero la duda en su mirada era evidente.
—Solo... estoy nerviosa —admitió finalmente—. ¿Y si no puedo hacerlo?
Lisa tomó la mano de Jennie y le dio un apretón reconfortante.
—Vas a estar increíble. Hemos trabajado tanto para esto, y sé que puedes hacerlo.
Jennie miró a Lisa, buscando consuelo en sus ojos. Lisa, sin decir una palabra más, se inclinó y le dio un suave beso en los labios. El gesto fue tan inesperado que Jennie se quedó sorprendida por un momento, pero inmediatamente sintió una ola de calma y calidez.
—Gracias, Lisa —dijo Jennie, sonriendo por primera vez en todo el día.
—Siempre estaré aquí para ti, Jen —respondió Lisa con una sonrisa.
El equipo de producción entró para avisarles que era hora de subir al escenario. Las chicas se tomaron de las manos, formando un círculo.
—Lo haremos juntas —dijo Jisoo, apretando las manos de sus amigas—. Vamos a dar lo mejor de nosotras.
—¡Blackpink en tu área! —dijeron todas al unísono, sonriendo con una nueva determinación.
Salieron al escenario bajo un aplauso ensordecedor. La multitud de Coachella estaba llena de energía, y las chicas sentían esa energía vibrando a través de ellas. Cuando la música comenzó, todas las dudas y miedos se desvanecieron.
Jennie, revitalizada por el gesto de Lisa, dio una actuación impresionante. Se movía con gracia y confianza, su voz fuerte y clara. Sus compañeras también brillaron, cada una aportando su propio toque único al espectáculo.
El público respondió con entusiasmo, vitoreando y cantando junto a ellas. La presentación en Coachella fue un éxito rotundo, y al final del concierto, las chicas se reunieron en el escenario, abrazándose con lágrimas de felicidad en los ojos.
—Lo logramos —susurró Rosé, abrazando a Jennie—. Lo hicimos juntas.
—Sabía que podíamos hacerlo —dijo Jisoo, con una sonrisa radiante.
Lisa miró a Jennie, quien le devolvió la mirada con gratitud.
—Gracias, Lisa —dijo Jennie, conmovida—. No podría haberlo hecho sin ti.
—Somos un equipo —respondió Lisa—. Siempre estaremos juntas.
Esa noche, Blackpink demostró al mundo entero su talento y determinación. Y aunque las pruebas y desafíos no desaparecerían, sabían que mientras se tuvieran unas a otras, podrían enfrentar cualquier cosa.
Después de su impresionante presentación en Coachella, las chicas de Blackpink siguieron con su gira, pero esta vez con una nueva confianza y determinación. Lisa, además de sus compromisos con el grupo, había estado grabando contenido para su canal de YouTube, lo que la tenía muy ocupada y cansada. A pesar de todo, seguía esforzándose al máximo.
La noche de otro concierto, las chicas notaron que Lisa estaba más apagada de lo habitual. Sus movimientos eran más lentos, y aunque intentaba disimular, la falta de energía era evidente.
—¿Estás bien, Lisa? —preguntó Jisoo mientras se preparaban en el camerino.
—Sí, solo estoy un poco cansada —respondió Lisa con una sonrisa forzada.
Jennie, observando a su amiga, recordó el apoyo que Lisa le había brindado antes de Coachella. Decidió que era su turno de devolverle el favor.
—Lisa, ven aquí un momento —dijo Jennie, llamando su atención.
Lisa se acercó, curiosa. Jennie le sonrió con calidez, pero antes de que Lisa pudiera decir algo, Jennie se inclinó y le dio un beso en los labios. Lisa quedó en shock, sus ojos abiertos de par en par.
—¿Qué... qué fue eso? —preguntó Lisa, sorprendida.
Jennie se echó a reír, disfrutando del momento.
—Solo quería devolverte el favor y darte un poco de energía extra para esta noche —dijo Jennie con una sonrisa juguetona—. ¿Funcionó?
Lisa, aún recuperándose del shock, no pudo evitar sonreír.
—Vaya, sí que sabes cómo sorprender a alguien —dijo, sintiendo que el gesto había logrado su propósito. El cansancio se desvaneció un poco, reemplazado por una cálida sensación en su pecho.
Jisoo y Rosé, que habían presenciado la escena, no pudieron evitar reírse también.
—Bueno, parece que ahora estamos todos llenos de energía —dijo Rosé, guiñando un ojo.
—¡Vamos a dar nuestro mejor concierto! —añadió Jisoo, alzando el puño en el aire.
Las chicas se dirigieron al escenario con renovada vitalidad. Lisa, aún sonriendo por la sorpresa de Jennie, se sentía más animada y lista para enfrentar el concierto.
Durante la presentación, Jennie no pudo evitar lanzarle miradas burlonas a Lisa, quien respondía con una sonrisa y un ligero rubor. La conexión entre ellas era evidente y el público lo notó, añadiendo una capa extra de emoción al espectáculo.
Al final del concierto, las chicas se reunieron en el camerino, exhaustas pero felices.
—Gracias, Jennie —dijo Lisa, acercándose a su amiga—. Realmente necesitaba eso.
—Para eso estamos, ¿no? —respondió Jennie, abrazándola—. Siempre nos apoyaremos mutuamente.
Rosé y Jisoo se unieron al abrazo, sintiendo la fuerza de su amistad.
—Somos Blackpink —dijo Jisoo—. Y siempre estaremos juntas, pase lo que pase.
Esa noche, mientras descansaban después del concierto, las chicas reflexionaron sobre lo afortunadas que eran de tenerse unas a otras. Sabían que, aunque la vida en el escenario era agotadora, la verdadera fuerza venía del amor y el apoyo que compartían entre ellas.
_____
Después de una agotadora primera mitad del tour, las chicas de Blackpink finalmente tomaron un descanso hasta la próxima ronda de fechas. A pesar de la pausa en los conciertos, sus días seguían siendo intensos con nuevas coreografías y grabaciones para su próximo álbum. Sin embargo, la atmósfera era diferente. Había una sensación de alivio y felicidad que no habían sentido en mucho tiempo.
Jennie y Lisa se habían vuelto inseparables. El beso antes del concierto había abierto una nueva etapa en su relación, y ahora se la pasaban dándose besos, coqueteando y pasando tiempo juntas. En medio de las largas sesiones de ensayo, siempre encontraban momentos para estar solas.
Una tarde, mientras practicaban una nueva coreografía, Jennie se tropezó y cayó en los brazos de Lisa, quien la sostuvo con firmeza.
—¿Estás bien? —preguntó Lisa, riendo.
—Perfectamente —respondió Jennie, mirando a Lisa con una sonrisa traviesa antes de robarle un beso rápido.
Las demás chicas notaron el cambio en Jennie y Lisa, y aunque al principio se sorprendieron, pronto se acostumbraron a la nueva dinámica. Jisoo y Rosé se reían y bromeaban al respecto, felices de ver a sus amigas tan contentas.
Una noche, después de un largo día de ensayos, Jennie y Lisa se retiraron a su habitación. Jennie estaba visiblemente cansada, y Lisa la guió suavemente hacia la cama.
—Ven aquí, Jen —dijo Lisa, acostándose y abriendo los brazos.
Jennie se acurrucó en ellos, su cabeza descansando en el pecho de Lisa.
—No sé cómo lo haces, pero siempre me siento mejor contigo —murmuró Jennie, sus ojos cerrándose lentamente.
—Es porque estamos hechas la una para la otra —respondió Lisa, besando tiernamente a Jennie.
Poco a poco, Jennie se quedó dormida, como solía hacer cada noche. Lisa la observó por un momento, sintiéndose agradecida por tenerla a su lado. A pesar del arduo trabajo diario, estar juntas les daba la fuerza y la felicidad que necesitaban para seguir adelante.
Al día siguiente, las chicas continuaron con su rutina. Las sesiones de grabación eran intensas, y las coreografías cada vez más complicadas, pero Jennie y Lisa siempre encontraban tiempo para estar juntas, incluso si solo era para compartir un momento de silencio.
—¿Sabes qué? —dijo Jennie durante un descanso, sentada al lado de Lisa—. No importa lo difícil que sea todo esto, mientras te tenga a mi lado, puedo con todo.
Lisa sonrió y le dio un beso en la mejilla.
—Y yo siempre estaré aquí, Jen. Pase lo que pase.
Las otras chicas se unieron a ellas, compartiendo un momento de camaradería.
—Este álbum va a ser increíble —dijo Rosé—. Y no solo por las canciones, sino por todo lo que hemos vivido juntas para llegar aquí.
Jisoo asintió, abrazando a sus amigas.
—Somos más fuertes juntas, y eso es lo que nos hace especiales.
Con renovada energía, las chicas regresaron al estudio, listas para darlo todo. Sabían que los desafíos no desaparecerían, pero mientras se tuvieran unas a otras, nada podía detenerlas. Y así, entre canciones y suspiros, Blackpink seguía escribiendo su historia, una llena de música, amor y una amistad inquebrantable.