Chapter Text
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Capítulo XIII: Sentimientos no correspondidos; Fin del arco II: La estrella fugaz y el demonio.
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Las despedidas nunca fueron el punto fuerte de la gemela Pines, creerlo o no, siempre le trajeron nostalgia más cuando ha convivido un poco más de tiempo en esa dimensión. Se sentía casi en casa, pero no era su casa. El demonio de los sueños no la culpa, ha sido tanto tiempo de soledad en sus viajes que apenas ellos mismos pueden comprenderse. Sus decisiones tomadas aquella noche no fueron falsas mentiras que le dijo, solo para calmarla y hacerla dormir. Iba enserio con lo de la alianza y tenerla como su compañera de viaje.
Un mes más paso volando para la adolescente, cuanto menos lo piensa fue como un abrir y cerrar de ojos. Tal como Bill se lo explico, cuando sentía que el tiempo se iba rápido para él.
Mabel se encontraba arreglando una pequeña bolsa con ropa que Isabella y Pacifica les dio para su próximo viaje, su maleta improvisada para máximo cuatro días sería suficiente. Aunque para la chica parecía una maleta de casi dos semanas por la forma en que lo acomodo Pacifica, en forma de tubos. La mayoría era calcetas y ropa interior, debido al problema de crecimiento.
Más cuando la adolescente decía que sería como un salto rápido, algo incómodo pero estarían de regreso a la dimensión de las pesadillas en un santiamén.
- Me hubiera gustado que te quedaras al cumpleaños mío y de Tyron – Dijo la mujer mientras se frotaba el vientre con una mano, como si se tratase una bola de cristal cual pudiera predecir su futuro. – Hacemos las mejores fiestas en gala.
- Lo sé, pero nos quedamos siempre a celebrar al tío Stan y al Tío Ford, eso fue una ganancia. A pesar de que Bill no quería. – Soltando una pequeña risa la menor al recordar que mintió en su tratamiento para quedarse un poco más de tiempo. Pero le había gustado las pequeñas fiestas pijama con Isabella, y que Will preparada desayuno al día siguiente, entre los bocadillos nocturnos que Bill hacía para ella. – Dice Bill que nos iremos mañana por la mañana.
- Suena perfecto – Aplaudió contenta, se levantó del sillón y la tomo de la mano. – ¿Segura que no te hace falta algo más? Alguna crema, medicamento o más ropa interior. Creo que no fueron suficientes brasieres de tu medida.
- Tranquila estoy bien, es suficiente ropa aparte no molestare a Pyronica. Y sobre mi problema. – Mostrando su pie. – Mira todo recuperado y puedo aguantar una caminata buena y correr. Oh, y puedo doblarlo.
- ¿Qué hay de tú…? – Señalando su oído derecho.
- Puedo escuchar un poco más, no tan fuerte. Pero es más entrenado el izquierdo – Aclaro. – Dijo Ford que posiblemente ocupe ejercicio auditivos y un poco de reposo. Pero que tendré mucha sensibilidad auditiva a partir de este momento.
- Es un costo por la seguridad de nuestra vida – Soltando un bufido cansado. – Verte así, no me gusta para nada. Siento que te expones más al peligro, y no te veo como alguien que sea un trotador de mundo.
- Lo sé, es inevitable. – Arreglando los pantalones azul claro tipo vaqueros un poco justos y la chamarra de color pastel entre verado con lila, rosa perla una franja amarilla y verde menta con el logotipo de una estrella fugaz. Unas zapatillas deportivas y una camiseta de rosa chicle.
- Pensé que usarías el vestido que te di – Frunciendo el ceño ante el atuendo poco favorecedor. – Hoy es una noche especial. Se supone que debes ir hermosa.
- ¿Noche especial? – Pregunto confundida. – Solo iremos por comida y ver fuegos artificiales.
- Es 04 de julio. – Soltando un refunfuñado la rubia. – Dios mío, eres acaso solo una niña.
- Tengo trece se justifica – Cruzándose de brazos. - ¿Algún problema?
- No – Bajando la mirada la mujer mientras pasaba a un lado de su amiga. – Supongo que no, es normal que actúes así. – Soltando una media risa de sus labios. Discutir con Mabel Pines esta fuera de sus jurisdicciones y sus propios ideales del concepto de moda. – Creo que tenía razón Will, tú aun estas pequeña.
- ¡Oye, no tan pequeña! – Hinchando sus mejillas. – Me tratan como una niña.
- Jovencita tienes toque de queda por parte de Will, y ni discutas de que comes muchos dulces que te ha estado dando Bill. – Dando un pequeño regaño a su contraparte. – Prométeme que trataras de alimentarte y cuidar tu imagen.
- Sí, mami – Burlo un poco, consiguiendo una sonrisa altanera de la castaña.
- Tú y Bill no tienen remedio.
Unos golpes en la habitación alertaron a las chicas. Isabella Gleeful se animó sabiendo que Bill la pondría en su lugar con lo de la etiqueta de vestimenta, tal vez exigiendo que usara su vestido por este día. Ella abrió la puerta y encontró en el pasillo al demonio triangular con su ojo curvado, su típico corbatín oscuro y su galera. En sus manos sostenía unas luces de bengalas encendidas y una bolsa con cohetes y fuegos artificiales ilegales.
- ¡Estrella fugaz, que esperas! ¡Mira todas estas bombas de destrucción! – Grito emocionado el demonio. - ¡Hay que incendiar la ciudad!
- ¡Sííí! – Corrió la menor hacia el demonio tomando una bolsa.
- ¡Aguarden ustedes dos! – Señalo enfurecida la rubia. – Tú no le vas a decir nada a ella. – Haciendo un gesto para que admirada a la adolescente. - ¡Mírala!
El demonio entrecerró su ojo y dio una mirada rápida fijándose en la chamarra de colores.
- Me gusta tú estilo, sobre todo esto – Tocando el parche bordado. – Excelente estilo, lo apruebo va acorde a tu personalidad.
- Gracias, Dorito – Dijo Mabel mostrando una sonrisa. – Tú también no te vez mal, me gusta tus grietas azules.
- Te gustaría seguirme a causar caos – Extendiendo una mano.
- Con gusto – Tomando su mano.
Ambos iban como dos chiquillos destructivos hacia el jardín, saliendo fuera de residencia. Will solo atino ver a la mujer decepcionada de su idea de tener una cita romántica a esos dos. Mientras su amiga se rendía.
- ¿Pero qué carajos paso? – Gruño molesta. – No le dijo nada, van como estúpidos a incendiar cosas.
- Te dije que es muy pronto – Respondió, con una divertida sonrisa. – No los motives hacer algo erróneo y déjalos ser.
- Pero… - Siendo callada por un dedo del peli celeste.
- Déjalos – Tomándola por los hombros. – En realidad esperaba que se fueran, tenemos una velada pendiente nosotros dos. Prepare un picnic y puse todas las almohadas y cobertores para que no te lastimes.
- Aww… eso es algo, tierno – Sus mejillas se tornaron rosa ante el tierno gesto de su prometido. – Iba seguirlos, pero… me agrada tú idea.
- Yo mi iré, quede de ver a tu hermano y los chicos a la plaza. – Saludando a la pareja. – Buen trabajo Will. – Saliendo de la residencia.
- Déjalos divertirse, en cuanto le dije a Bill que había una fecha en que tirábamos fuegos artificiales se emocionó tanto que fue lo único que lo retuvo. – Guiando a su prometida al patio, la ayudo a sentarse sobre el césped.
- Inteligente de tu parte – tomando una copa para que le sirviera jugo. – Darle fuegos artificiales para que ella termine su maleta.
- Por el bien de Mabel – Tomando una copa con zumo de fruta para chocarla en forma de brindis hacia la copa de su prometida. – Y esperemos que no quemen el pueblo.
Tomaron de su bebida, antes de que la mujer hablara con una media sonrisita.
- Espero que les hayas dicho que en el mirador no se podía – Menciono. – Allá hay ojocielagos en multitud y todo apunta al pueblo.
- Oh… diablos - Llevándose una mano a golpear su frente. – Lo olvide.
- Eres un tonto, Will Cipher. – Recargándose en hombro. – Mañana le diré al tío Ford que haga el cheque por los daños.
- Lo siento – Se disculpó.
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- Tres, dos, uno… ¡FUEGO! – Apunto hacía arriba un cohete de nueve pulgadas de longitud.
Un destello de colores luminosos inundo el cielo nocturno de verano, mostrando los colores rojo, azul y blanco con motas azul claro. Habían algunos con colores del arcoíris y otros en patrón rojizos con naranja. Mabel paso sonriente y encendió dos más, en cambio el demonio por maldad lanzo al pueblo cuatro cohetes que incendio antes de caer con su fuego azul. La gente corría a pánico escuchando sus gritos a los lejos, mientras que este reía como demente.
Llevaban rato comiendo paletas heladas y un Hot dog que habían comprado antes de subir cuesta arriba por el sendero del mirador. Incluso Bill aprovecho para llevarse el vino que Will había guardado en la alacena. Había acabado con la botella y se había animado a encender otra ronda de cohetes pequeños que apuntaban al pueblo. Escuchando el estruendo y la explosión
- ¿Will e Isabella no se enojaran? – Tomando uno grueso corto de siete pulgadas.
- Sí, pero… ellos nos lo dieron – Invocando su fuego hacia la chica. – Descuida es un lugar seguro. – Señalando alrededor del mirador del pueblo como un lugar tranquilo y vació. – Anda incendia algo por mí, pequeña.
- ¡Sí! – Colocándose en posición encima de una roca para tirarlo hacia arriba. – ¡Soy la diosa de la destrucción! – Apunto hacia arriba del bosque oscuro. Queriendo incendiarlo por todo lo que tuvieron que pasar, a parte como un homenaje al demonio Tad Strange. – Por ti, Tad.
El demonio tomo su apariencia semihumana para colocarse detrás de ella y cubrir sus oídos ante el estruendo fuerte y los colores tan llamativos cuando obtuvieron una llamarada de colores luminosos y destellos. Debía tener cuidado con la contaminación auditiva del explosivo, apenas ella se recuperaba de su lesión. Pero ver a la gemela Pines con el rostro sonriente deslumbrante y su cabello largo ondeándose con el viento… la hacía lucir preciosa, tal como su apodo que se puso.
- Perfecto, muy perfecto – Aludió impresionado por el incendio que creo, pero inmediatamente se apagó por la protección del bosque. – Difícil de destruir. – Curvando una ceja. – Quizás ocupemos más. ¿Qué dices? – Viéndola asentir.
Mabel tomo otros cohetes y los incendio viéndolos correr hacia arriba y estallar a los lejos. Como flores luminosas se formaron en el cielo. Ella retrocedió chocando contra el cuerpo firme del rubio, quien la mantenía protegiendo de sus oídos y admirando los fuegos artificiales con una sonrisa fulminante en sus colmillos.
Se sentía pequeña aun de su estatura, solo llegaba a su esternón, pero lo suficiente para no poder alcanzarlo y admirar su rostro de cerca. Solo veía su rubio cabello en tres tonos que asemejaban al oro y los rayos del sol. Su parche de cuero triangular que cubría su lesión de su ojo izquierdo. Esa sonrisa tan arrogante y maliciosa que lo caracterizada, sus colmillos que sobresalían un poco de sus labios. El tono de piel de alabastro y sus facciones cinceladas y masculinas que marcaban su mandíbula de forma delicada.
La pequeña adolescente sentía su corazón latir un poco más a prisa, pero se calmó ante el recuerdo de lo que dijo: «No está enamorada ». Se sentía a gusto estar más calmada de sus sentimientos y solo tomarlo como una simple atracción fugaz. Lo importante es que están bien y sin más lesiones.
Una parvada de ojocielagos apareció detrás de ellos, pero el demonio lo tenía previsto. Sin llegar a tocarlos y pasar solo a los lados. Mabel se sorprendió de ver el escudo de protección y como el demonio había fijado su vista en ella, como si nada los molestara y el tomara una luz de bengala para encenderla y extenderla hacia ella.
- ¿Qué sucede? – Pregunto ante la mirada atónita y sonrojada de la menor. - ¿Qué te comieron la lengua los ojocielagos? – Soltando una carcajada y atrayéndola a su cuerpo en un abrazo protector por detrás de su espalda. – Estas temblando. Descuida no te comerán viva aun.
Ella no se había dado cuenta que su cuerpo temblaba por el miedo a las criaturas que pasaron cerca de ellos. Pero el abrazo del demonio la tranquilizo y solo hizo que su corazón latiera con fuerza, reprimió su mirada al cerrar sus ojos y apretar el agarre de la luz de bengala en sus manos, sin llegar a quemarlos. Sus ojos avellanados no pueden evitar que derramaran una lágrima silenciosa.
Prefirió bajar la mirada y mantener una sonrisa a fuerzas. Aunque Bill no la lastimaba, su corazón si dolía de momentos.
“Es injusto estar enamorada fugazmente”
Solo es una tonta adolescente, la cual no puede calmar su corazón tonto ante la vista de un chico bonito. En poco tiempo se olvidara este sentimiento y volverá a ser como era antes.
- ¿Quieres regresar? – Hablo en tono serio el demonio.
- Sí – Asintiendo.
Comenzaron su caminata emprendiendo paso hacia la residencia. El sendero del mirador jamás había sido tan silencioso a su paso. El aroma a hierba semi fresca del verano y bosque cubierto de árboles de cedro le recordaban a la gemela, al pueblo de Gravity Falls.
Tuvieron cuidado de caminar entre la oscuridad, mientras que el demonio tomaba su mano entrelazando sus dedos con los suyos evitando perderla. Mabel podía sentir el cuero de sus guantes y los bordes cubiertos de sus uñas para evitar raspar su piel. Vio su ancha espalda detrás de ella y como la colita pequeña de su cabello rubio se balanceaba contentamente. Sus mejillas traicioneras no podían delatarla más, pero era una suerte que la oscuridad cubriera sus gestos.
- Dime si te cansas – Dijo. Guiándola en las superficies firmes y menos rocosas.
- Descuida, hacia todo el tiempo con Dipper. Vivir un tiempo en la cabaña del misterio del Tío Stan, es un verdadero reto.
- Sí, pero te acabas de recuperar – Menciono. – Tienes las agallas, más no quiero otra lesión incapacitante que no me permita llevarte.
- Entonces de avisare – Soltando una risa nerviosa.
Un destello de sonido de fuegos artificiales de hicieron presentes ante ellos. Como si todo el alboroto que causaron no fue suficiente. Continuaba más adelante con forme iban caminando, llamando su atención de lo cerca que estaban. Ahora que podían apreciarlos desde debajo de sus cuerpos, era como caminar entre un sendero de luces brillantes demasiado cerca de ellos. Ambos quedaron admirados por tan asombroso espectáculo de luces, el viento fresco y la copa de los arboles ondeando hacían una vista intima del cielo nocturno.
Fue ahí cuando el demonio pudo apreciar por una pequeña fracción de tiempo, vio a la menor sonreír tan vivazmente de sus labios rosados, sus ojos eran del color tan claro y avellanado que casi asemejan al verde gris claro por el juego de luces. Su cabello como ondas chocolatadas de color marrón rojizo que caían en cascada y jugueteaban en su espalda. La adolescente no apartaba la mirada del cielo, se dibujó un rubor rosado de sus mejillas y su marca brillaba de un tono dorado cálido.
No sabe porque lo hizo, no sabe porque no se detuvo… solo quería besarla.
Con su mano sujeto su rostro lo suficiente para que alzara su cuello y mentón. Se inclinó lo suficiente a la altura de su rostro y sus labios se tocaron pidiendo permiso discretamente, un pequeño choque y esperando continuar cuando vio su rostro sonrojado.
Ella llevo sus manos hacia el torso de él, y espero que continuara con sus ojos llenos de sorpresa. Un gesto amable y dulce presiono sobre sus labios pequeños y voluminosos rozándolos despacio, sosteniendo su rostro y guiándola a movimientos lentos. Se hunde la adolescente entre sus labios con besos largos y profundos; su lengua toca sus labios como pidiendo permiso.
Él gruñe cuando no consigue hacer profundo el beso y ve a la chica mirarlo con timidez, escuchándola reír de los nervios. Bill se molesta, ya que la menor solo ríe y suelta un momento su camisa. Pero en cuanto Mabel lo agarra con la guardia baja, ella para de puntitas aguantando el dolor en su pie derecho y lo besa en sus labios.
Sus besos cortos lo hacen erizarse ante la impaciencia, le gusta a que saben su boca y el calor de su aliento, lo suave que puede ser y lo inocente que actúa entre sus labios, ante el impulso muerde su labio inferior por accidente, escuchando a la menor soltar un quejido. Él ríe y acaricia el pómulo de su mejilla, ante de mover sus labios contra los de ella; la rodea con un brazo en la cintura y la apega un poco a su cuerpo permitiendo besarla profundamente tal y como quería. Continúa besándola en esa noche de fuegos artificiales. Es una micra de felicidad para Mabel Pines, ya que su sueño siempre fue vivir el momento de un beso bajo los estallidos de los fuegos artificiales. Por lo que puede considerarse un capricho cumplido de verano.
- Esto puede quedarse aquí, como recuerdo – Musito entre sus labios. – Solo fue un impulso, Mabel Pines.
- Sí – Asintiendo, dejo que continuara.
Un casto beso acaba antes de apartar sus manos de su rostro, se miran un momento entre un suave jadeo. La libera permitiendo que ella dejara de pararse en puntas, y toma su mano continuando con la caminata de regreso. Ninguno dice nada, ambos solo mantiene su agarre sobre sus manos.
Mabel detuvo un poco su paso sintiendo pesadez y cansancio en su pie derecho, fue mucho el tiempo que aplico presión en la zona. Se suelta de su agarre extrañando al demonio.
- Lo siento, yo… - Sentándose sobre la hierba. – Casi bajo, puedes adelantarte – Aviso, mientras acomodaba sus zapatos.
Vio al demonio regresar por ella e hincarse para que se subiera a su espalda.
- Vamos sube.
- Pero… - Viendo la camisa impecable del rubio y después sus tenis cubiertos de tierra.
- Por esta vez te dejo – Dando una mirada al problema. – Pero te prometo que te pondré a lavar mi camisa, como compensación mocosa. Nada es gratis.
- Que poco caballeroso – Se burló la adolescente.
- Sube y agárrate fuerte, pequeña mono – Escuchando la risa alegre de la chica.
Sus manos pasaron a aferrarse sus hombros y entrelazar sus dedos a su cuello, sus piernas fueron sujetadas de la corva a nivel del torso del rubio. Era todavía un poco pequeña de estatura a pesar de crecer unos cuantos centímetros. Aun no puede olvidar lo que paso hace un momento en el bosque.
- Te has cansado en este día – Menciono, escuchando su suave respiración. – Hay que repetirlo, ¿los mortales lo repiten solo este día? ¿no hay más? – Sonando emocionado.
- Hay más días – Explico. – Dipper y yo, en casa tirábamos fuegos artificiales pequeños en el día de acción de gracias y año nuevo. Incluso no tuvimos que esperarnos al 04 de julio, lo hicimos después al inicio de agosto.
- Interesante, hay más días – Comento entusiasmado. – Debemos hacerlo nuevamente.
- Sí, todos juntos. – Agrego la pequeña en tono contento. – Bill… tú también estas invitado, podemos tirar fuegos artificiales, comer mucho y creo que podrías tomar todo ese vino con el Tío Stan. Bueno… no todo puede tomar.
- Me encantaría, si podemos repetirlo – Respondió el demonio. – Mucha destrucción, Estrella fugaz.
Recargo su rostro en la espalda ancha del demonio aspirando su aroma, estaba contenta a su pequeña ilusión de pasar un día todos juntos celebrando las fechas importantes. Bill Cipher pasó de ser un demonio cruel, a ser su confidente y mejor amigo. Todo estaba bien, regresarían y tendría muchas cosas que contarle a su hermano menor. Sus manos dieron una caricia al hueco de su cuello y apego su cuerpo para acomodarse, pero fue llamándole un poco la atención al escuchar un golpeteo irregular tan rítmico y fuerte cuando recargo la cabeza de nuevo en su espalda. Era la primera vez que escuchaba el golpeteo de su corazón de esa forma. Un calor reconfortante la arrullaba mientras caminaban fuera del sendero y se dirigían por las calles.
De repente el sonido de los fuegos artificiales ceso, ya no era tan fuerte, solo podía apreciar el golpeteo del corazón del demonio de los sueños. Una leve sonrisa se formó sin saber el porqué. Pero podía decirse que la velada no fue para nada mala.
- Todos juntos… - Fue lo que atino a decir, sintiendo la respiración calmada de la castaña y como dormitaba en su espalda.
Por alguna razón sentía una sensación incomoda, como si quisieran quitarle lo que ha conseguido. Se aferró a sujetar bien a la pequeña. Odiaba la sensación en el pecho.
“Es injusto estar atraído”
Ellos no dijeron nada cuando entro a la morada y la llevo arriba a la habitación de huéspedes, ni un maldito ruido, solo los dejaron solos. Cierro la puerta detrás de nosotros, me siento extrañamente contento de tener a la Estrella fugaz a mi lado; protesta cuando la dejo en la cama y se cuela en busca de su almohada favorita.
Puedo mirarla detenidamente en su rostro, sus labios están hinchados por los besos que nos dimos y un rubor en sus mejillas adorna su rostro juvenil. No fue una mala noche.
Esto era una rutina el dormir juntos y evitar separarse. No le molestaba solo bastaba con tenerla cerca y ver que estuviera bien. Podía pasar minutos y hora, tras hora cepillando su cabello con su mano, escuchando el suave compas respiratorio y sintiendo su calor emanar de su pequeño cuerpo. Él ya no desea volver a verla con las heridas sangrantes ni ninguna lesión en su rostro. La próxima vez la protegerá y se asegurada de mantenerla a su lado.
La abraza tan fuerte que teme perderla nuevamente, aspira su fragante aroma suave a flores y fresas. Aún mantiene la característica de su personalidad infantil y la suavidad de su cabello contra sus dedos. A quién engaña, ha tenido que mentir por el bien de la pequeña Pines.
Le agrada tenerla a su lado, es feliz sabiendo que ella lo seguiría.
Los recuerdos de Dipper Pines sosteniendo el libro e invocándolo en algún parque durante la noche, incluso se sorprendió un poco por el atrevimiento del chico. Tiene agallas para desobedecer a Stanford y robar su diario.
- Wohoho… ¡Hey chico! – Llamo el demonio de forma amistosa. – Eso no deberías de tenerlo, aun no muere el vejete. Pero veo que estás listo para hacer un trato.
- Supongo – Bajando la mirada el castaño hacia el libro. – Pero déjate de juegos, Bill Cipher. ¿Sabes porque te llame?
- Sí – Respondió. – Acaso crees que no lo sé.
- ¿Esta Mabel contigo? – Pregunto con un tono de voz esperanzado, evitando quebrarse ante la mención de su nombre.
- Tú hermana, no está conmigo – Aviso. – Nos han separado.
- ¿Qué? ¿Pero está bien? ¡¿Sucedió algo?! – Temiendo lo peor.
- Relájate chico, solo es momentáneo – Frunciendo el ceño. – Pero no es información que debas saber, sin un costo aparte. – Invocando una llamarada en su mano. – Conoces las reglas, sin nada a cambio yo no soltare información a tu beneficio.
- No se puede confiar en ti, cuando se trata de saber algo – Recordando la traición y como uso su cuerpo como marioneta. – Quiero saber si Mabel está viva o… muerta, aunque no espero mucho de ti, Cipher.
- Te aseguro Pino, que ella está más viva que muerta – Gruño molesto. – Supongo que la quieres traer de vuelta.
- Es mucho pedir que la traigas de regreso – Comento. - ¿Un trato por traerla? Ahora, en este mismo momento.
- Pino, Pino, Pino…piensa un poco, pensé que eras más listo - Chasqueo con su lengua en desaprobación. – Esto no es como si fuera un genio de la lámpara o algo que aparezca de repente. Como hacerte rico o quitarte una enfermedad mortal. – Continuo. – No es como si fuera a jalarla del siguiente plano y aventarla a tú dimensión. Hay leyes y anomalías, claro que para mí me importa un bledo. Pero no expondría de esa manera a Estrella fugaz. Pobre de ella, ¿Qué culpa tuvo?
- Tanto te puedo traer una plasta de carne, viseras y sangre con huesos molidos, o a ella sin su alma – Menciono. – Seria un excelente títere, si sabes a lo que me refiero.
- Maldito desgraciado… no creas que no lo vi, a ti deteniéndola ¡la has engañado! - Pateando el círculo que formo. – Olvídalo es pérdida de tiempo.
- Oye, jamás dije que te ayudaría. Solo dije que el método de traerla así es horrible. – Menciono. Mientras jugaba con su bastón haciéndolo girar. – Sabes que hay un método actualmente, pero mientras Stanford lo siga vigilando no podrás traerla de regreso.
- ¿De qué hablas?
- Abrieron el portal hace poco, tienes razón lo alcance a ver y exploto frente a nosotros, pero… se creó una fisura en la tela del tiempo y el espacio. – Explico. – Es perfecto para traerla de regreso. No planeaba usarlo, pero en vista que Seis dedos no quiere mantener el portal abierto. No nos queda más que eso.
- La fisura multidimensional. – Recordando el globo de nieve improvisado que estaba en la habitación de su tío, hace unos años atrás. - ¿Cómo sabes de eso?
- Chico, yo lo veo todo – multiplicando su forma para rodearlo e intimidarlo. – Pero esa fisura, te aseguro que traerá de regreso a tu hermana.
- ¿En qué sentido? – Alzo la mirada. Viendo como Bill regresaba a uno solo y le dedicaba una mirada entrecerrada de su ojo. – Si la trajera, ¿Cuál sería la consecuencia después de entregarte la fisura? A lo mejor no nos seguirías ni le harías daño, pero ¿Cuál es la consecuencia? ¿Cuál es el precio y sus efectos secundarios? – Gruño molesto tomando el libro y examinando las páginas escritas por su tío. – El tío Ford, apenas confió en mí para mirar una parte de sus aventuras y los problemas que causaste. ¿Crees que confiare en ti? Como sé que no la estás torturando o le haces daño.
- Exacto, como saberlo – Menciono en un tono serio y oscuro de su voz. – No puedo decir que si mis palabras son veracidad. Pero te aseguro que muerta no está. – Invocando un suéter que llevo un tiempo cuando vagaba por dimensiones. – Esta cerca y conmigo, pero como ves esta prenda. Ella ha viajado por bastantes lugares. No querrás que ella siga perdida.
Dipper tomo la prenda del suéter rosa con la imagen de una llave, fue el último suéter que la vio utilizar el día que fue absorbida por el portal. La tela estaba desgastada, tenía rastro de quemaduras en las costuras y poca suciedad. Las lágrimas no tardaron en aparecer y se aferró con fuerza a la prenda.
- Mabel… - Se arrodillo en la tierra, esperando escuchar su voz.
- Tráemelo y tendrás de regreso a tu hermana, sana y salva. Lo prometo. – Viendo al chico Pines más crecido que la gemela Pines. Sabe que es la consecuencia de los viajes multidimensionales. Lo ha visto en Stanford y su gemelo.
- Sera algo difícil de conseguirlo – Dijo Dipper. – Lo ultimó que recuerdo es que el tío Ford, no me hablo más de eso.
- Puedes seguir buscando excusas y no querer ver a tu hermana, lo entiendo los celos entre hermanos – Provoco al castaño para hacerlo enfurecer. – Uno quiere el mando, ser el favorito y único hijo.
- ¡Cállate! – Gruño molesto. – Tú no sabes lo que he tenido que hacer con tal de traerla de regreso, lo difícil de mentir y vivir una vida sin ella presente.
- Mis padres… mis padres ya no saben de su existencia. El tío Stan no puede con la culpa de todos los días, lamentándose de sacrificar a su sobrina para traer de regreso a su hermano. El cual apenas pueden mantener una conversación sin que uno se tire mierda al otro. – Dijo. – Las amistades de Mabel, jamás sabrán que estuvieron con ella. Candy y Grenda son ajenas, Gideon solo es un ególatra ricachón del emporio de autos de su padre, Y Robbie y Tambry no sabrán que la razón de su matrimonio ira tan genial, es porque mi hermana los unió.
- Tú qué sabes de los celos y la soledad, Bill Cipher – Apretando el libro con fuerza. – Eres un demonio que no sabes nada, solo un ser dimensional, solo un egoísta ser que aprovecha el momento para engañar y manipular.
- ¡¿Cómo sabes que mi hermana está bien?! – Mirando fijamente al demonio que mantenía su mirada apacible en su ojo, guardando la calma como un poder autoritario. – Ella está muerta de miedo, llorando o pidiendo regresar a casa.
Bill sabe por lo que sufrió la gemela Pines; no negara que la niña tiene miedo, esta lastimada, le ha suplicado regresar a casa o ha llorado noches interminables por su familia. Su salud esta descuidada y este último asalto dimensional la dejo peor. Pero tampoco va delatarla, su Estrella fugaz es fuerte y debe demostrarlo.
- Mientras este conmigo, ella está bien – Le aseguro al castaño, viendo en sus ojos un poco de esperanza en su mirada.
- Conseguirlo, no será fácil. – Dijo Dipper. – Años que no tocamos el tema de la fisura. Ford ha dicho que no más portales después de este último. Pero…
- Intentare conseguirlo, lo hare por ella – Alzando su mano hacia al demonio. – Sí tú, Bill Cipher la proteges y la traes de regreso.
- Suena justo – Apunto de extender su mano para estrecharla.
- Solo promete que después de traerla de regreso a esta dimensión… la dejaras en paz – Aclaro. – No posesionarla, no lastimarla ni tocarla. Vas a marcharte de su vida.
Dipper noto que Bill no continuaba en estrechar su mano, se había quedado quieto y mirando su mano. Él se extrañó por ese hecho, incluso se movió para estrechar su mano y cerrar el trato.
- ¿Qué sucede? Así es como cierras el trato – Menciono el chico agitando sus manos.
Bill abrió en grande su orbe y la aparto sintiendo como si quemase, miro su mano y el trato finalizado. Aun veía al gemelo Pines distante, como si la decisión que tomo saliera mal en su plan. Pero un trato es un trato, no puede retractarse, no es acorde a su personalidad y naturaleza.
- Por cierto… - Dijo Dipper apenado por la petición que pediría al demonio. Como si su enojo se desvaneciera, ahora sabiendo que cuando cumpla su parte del trato estará lejos de su hermana. – Mi prometida y yo, planeamos casarnos dentro de tres años. Ella me regañaría por hacer esta serie de pasos tontos, por mis planes. Puedes decirle a Mabel que no desespere, ella quiere verla como su dama de honor, tratare de no tardar en conseguirlo.
- ¿Asentar cabeza? – Sin llegar a salir del aturdimiento, vio por un momento al chico y verlo con una expresión llena de confianza.
- Es una forma anticuada como lo dices – Aclaro. – Pero sí, cumpliré dieciocho años. Supongo que ella también, sería bueno verla. – Saco de su bolsillo de pantalón una carta. – Puedes entregarle esto. Dile… dile que feliz cumpleaños.
Tomo la carta sellada en su mano, sabe que esto la destruiría por completo y la sumirá en depresión. Aun su marca no se regenera, su cuerpo está herido y entre más tiempo pase lejos de ella, más sufrirán.
- Bien chico, no olvides el trato – Invocando las llamas azules alrededor. – Y recuerda esto Pino. La realidad es una ilusión y el universo es un holograma, sabes dónde comprar el oro.
- ¿Es mejor invertir Bit coin u Oro? – Alzando una ceja en forma interrogativa.
- Diría que ambos – Soltando una risa. – Adiós.
Dipper miro como se marchaba el demonio con las manos metidas al bolsillo y cargando el suéter de la gemela Pines. Sería un reto muy difícil conseguir la fisura, pero nada imposible.
Bill tarde o temprano deberá decirle a la gemela Pines sobre su hermano. Sus cuerpos estaban recuperados, el peso de la menor ya no era terrible, y ella mantenía la sonrisa a pesar de todo lo que paso. Estaban listos para continuar su viaje, cuando llegue el día, se separara de ella y cumplirá el trato.
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Todos se reunieron para despedir a la gemela Pines, la familia Gleeful tanto como sus amigos vinieron a dar una última despedida. Ford terminaba de examinar a Mabel de su audición, antes de mencionarle los cuidados. Dio una mirada a Bill que mantenía el ceño fruncido y apretando los puños.
- Crees que voy a intentar lastimarla – Acuso de forma burlona. – Sigues desconfiando de mí, Cipher.
- Estoy a tiempo de cometer homicidio en primer grado – Dijo.
- ¡Bill! – Le regaño la castaña. – Muchas gracias, por todo – Aun no podía ver al hombre al rostro sin llegar a recordarle al Stanford de su dimensión. Pero hizo el esfuerzo de despedirse. Sabe que no tiene la culpa, solo él protegía sus seres queridos.
- Recuerda, nada de ruidos fuertes ni fiestas – Señalando a Bill. – No creas que conozco la dimensión de las pesadillas, trata de no perturbar su paz o te clavare una daga en el ojo.
- Lo que Will o Tad te cuenten es mentira.
- Eso significa que ya no veremos más a Mabel – dijo Pacifica con un tono de voz deprimido. – Ya hasta iba ser parte del club.
- No digas tonterías, rubia oxigenada – Hablo Isabella acercándose a la chica. – Ella vendrá a visitarnos, tiene que conocer al bebé mínimo cargarlo.
- Tú solo buscas una niñera – Dijo Bill. – Eso jamás sucederá.
- No pueden coexistir dos Mabel – dijo Tyron. – Si con una ya nos pone de cabeza a todos.
- Silencio, que tú también la extrañaras – Dijo Stan dando un leve empujón por la espalda al chico. – Ay, se llevaran a mi compañera de juegos.
- Tienes a Tyron e Isabella – comento la adolescente antes de recibir el fuerte abrazo de su tío.
- Sí, pero no es lo mismo. – Menciono. – Uno anda persiguiendo una rubiecita loca y la otra esta panzona por culpa de un demonio.
- ¡Oye! – Gritaron los gemelos molestos, llamándole la atención a su tío abuelo.
- Pero pueden regresar, en algún momento o ¿es difícil abrir un portal? – Pregunto Gideon.
- Oh no tanto, pero preferiría alejarla de esta dimensión. Ha averiguado mucho más de lo que debería saber, no lo ha descifrado aun, pero no quisiera poner a trabajar su mente – Dijo Will con una sonrisa nerviosa. – No debes alterar líneas del tiempo, Mabel así que evita causar estragos. – Acariciando su cabeza.
- ¿A qué te refieres? – Pregunta Bill, sospechando de la actitud del demonio.
- Nada, nada – Golpeando su hombro. – Cuida a Mabel, no quisiera algún rasguño o regresara desnutrida. Aún está en pie mi oferta de adoptarla como mi hija.
- Gracias, pero no – Sentencio tomando la mano de la chica. – Bien Estrella fugaz, ya conoces lo que haré.
- Odio las sombras, ¿no hay otra opción? Un agujero de gusano o un portal de los que dejo mi tío. – Viendo como un agujero se abría debajo de ellos.
- No – Dijo. – Aparte solo será un momento.
- ¡Espera! – Grito Tyron, acercándose a la castaña para entregarle un libro que ocultaba detrás de su espalda. – Vas a necesitarlo.
- ¿Un diario? – Viendo un diario azul con el emblema de la estrella fugaz en dorado.
- Háblame un poco más de tus viajes, apuesto que no soy el único con interés en explorar. – Menciono. – Y algo me dice que conoces a más de nosotros, sería bueno que empezaras anotar cada dimensión. Sería como una pequeña tarea para mí.
- Inteligente de tú parte, Gleeful – Dijo Bill, sintiendo una extraña nostalgia a su amigo.
- Gracias – abrazando el libro. – Contare mis hallazgos y aventuras, la próxima vez te lo mostrare, Dipper. – Menciono su apodo sintiendo sus mejillas enrojecer de vergüenza.
- Estaré esperando, Mabel Pines – Despidiendo con una mano.
Mabel vio por un breve momento la imagen de una familia y a ella misma sana y a salvo. Las sombras la habían cubierto por completo ahogándola en el proceso. Fueron minutos tortuosos, se aferró al cuerpo de Bill antes de soltar el aire de su boca y sentir como el manto de sombras se desvanecía mostrando al castillo de Fearamid por dentro.
Habían llegado justamente en la sala del trono, bastantes criaturas y monstruos los avistaron antes de presentar sus respetos al soberano de esa dimensión. Bill con una sonrisa altanera y orgullosa, atrajo a la menor a su lado caminando a su lado. La adolescente aún no se acostumbraba completamente a ser vista por aquellas criaturas, pero ver a unos cuantos conocidos que se veían más adelante por el pasillo la ha calmado un poco.
Pyronica fue la primera en recibirla, saltando sobre ellos y avisando de unos asuntos que ocurrió durante su ausencia.
- ¡¿Dónde estaban?! – Grito un tanto histérica en su voz. – Nada, ni un mensaje ni una simple llamada señor.
- Tranquila, ocurrieron algunos asuntos fuera de nuestra mano – Aclaro el demonio. – Nada que no pueda arreglarse.
- Pues su viaje le costó la ira de unos bandos – Señalando la fuerte discusión sobre unos demonios y monstruos. – Hay caos y ciertos lugares están sin atender.
- Odio estos rebeldes. – Virando su ojo. – Te deje una orden.
- Lo siento señor, pero no nos haría caso - Dijo Pacifier. – Pero si requerimos que ponga orden.
Mabel miro el trabajo que tendría Bill, lo que significaba ausencia y varios meses viviendo en el burdel de Pyronica. Decepcionada estaba resignada a irse con el demonio de la piroquinesis, la súcubo estaba lista para llevársela extendiendo sus manos y tomando su maleta. Pero la voz de Bill la detuvo.
- Sabes, es un terrible desorden por estos lugares y no tendré tiempo para regresar aquí – Tomando su apariencia triangula. – Le prometí a Seis dedos que no haríamos una contaminación auditiva, y a Will le prometí tenerte en un lugar calmado con reposo absoluto. Sin daño alguno.
- Soy un terrible embustero y mentiroso – Curvando su ojo. – ¿No crees, Pyronica?
- Oh, entiendo – Soltando la bolsa de Mabel y formando una sonrisa en sus labios rojos. – Veo que tienen muchos planes por hacer. Los dejo.
- ¿Bill? – Mirando al demonio soltar una risa y flotar a su lado.
- Que te parece, estas si serán unas vacaciones muy entretenidas. Estrella fugaz tenemos mucho trabajo por hacer y tú no romperías nuestro acuerdo – Mostrando los portales abiertos. - ¿Te apetece una aventura? Veo más valentía en ti, que en estos sujetos y no creo que quieras quedarte aquí.
Ella no lo pensó dos veces antes de dar un brinco e ir tras de Bill mientras se encaminaban a un portal de vórtice color verde limón tan llamativo y colorido.
- Puedes quedarte con Pyronica si te sientes cansada.
- Ni hablar, quiero conocer más. – mostrando su diario nuevo. – Le prometí a Tyron mostrarle.
- Sabia decisión – Tomando su mano. – Nada de separarse.
- ¿A dónde iremos primero? – Pregunto. - ¿Si encuentro algo lindo puedo traerlo?
- Sé qué a donde iremos hará sol y lluvia ardiente, así que evita mojarte – Invocando un paraguas. – Y no adoptes alguna criatura sin antes consultarme.
- ¡De acuerdo! – Dijo emocionada la castaña.
Querido Dipper Pines
Han pasado tres años desde que fui arrastrada al portal. Tuve tantas aventuras llenas de peligros, conocí sujetos que podían catalogarse como extraterrestres con diferentes tonalidades de piel y cientos de años más que yo; unos de buen corazón que ofrecieron su amistad y otros que demuestran su valentía. Incluso los « no muertos » pueden ser personas solitarias, mercenarios que por cosas del destino tienen que tomar decisiones para sobrevivir. No siendo malas personas, pero que pueden llegar un día redimirse. Demonios crueles, doncellas que muestras fuerza y revelación ante sus señores.
Varios universos que no sabía que podríamos coexistir. ¿Sabías que hay una cafetería a mitad de un luna semi destruida al otro lado del multiverso? Y un planeta que hasta podría ser tú propia colonia de personas idénticas a ti.
Suena muy loco cuando lo escribo, pero nada lejos de descubrir.
Dimensiones que te sorprendería ver copias exactamente idénticas de nosotros, con personalidades únicas y distintas. Algunos demonios de los sueños que son buenos y llenos de energía, que no importa la situación, jamás se rendirían. Otros cuidadosos y precavidos, pero que ofrecen su lealtad.
Y aunque estoy a mitad del camino de regresar una manera a casa. Sé que cada dimensión es un mundo nuevo y distinto para mí, un rumbo desconocido y lleno de nuevos retos.
Hay tantas cosas que quiero decir y me faltaría mucho por contar, pero quiero que sepas que sola no estaré. Tengo a Bill de mi lado, sé que querrás muchas explicaciones después de esto. Hermanito, pronto regresare a casa, te lo prometo. Este ha sido mi verano eterno y lleno de emoción. ¡Por cierto, tengo dieciséis años y medio! Te escribo esto desde el diario uno. Por favor dile a mamá y a papá que estoy bien, y cuida a Pato por mí. Dale todos los abrazos y besos que necesita.
Te quiero mucho
Un joven adulto terminaba de leer apenas la primera hoja del diario de su hermana. La noche llovía tan fuerte en el apartamento, mientras su prometida traía bebidas calientes para los tres. Extendió las tazas antes de dar una mirada al castaño y mirar atónita al libro azul con el logotipo de una estrella fugaz en borde dorado.
- Esto parece algo viejo, han pasado cuatro años – Examinando la tapa del libro. – Incluso es un bolígrafo lila que usa mi hermana, lo reconocería por su forma de escribir.
- Mabel sigue bien – dijo aliviada la rubia. – Me alegro tanto. No habíamos sabido nada de ella en tanto tiempo.
- Oh, sí. – Dijo el chico mientras tomaba su taza de café oscuro. – Ella está bien, me ha pedido que les deje esto.
- Muchas gracias – Dijo. – Pero… ¿Sabes en dónde está ella?
- Claro que lo sé, con gusto te llevare con ella – Dejando ver su rostro ante la luz del comedor. – ¿Conoces a Bill Cipher?, necesito urgentemente regresarle un favor a través de una visita. – Mostrando una sonrisa maliciosa. – No me gustaría llegar así con las manos vacías.
- Gracias, Morty, muchas gracias – Viendo el diario, para después mostrárselo a Pacifica. – Mira esto Paz, ella ha estado haciendo anotaciones.
Morty cerró su orbe hacia la pareja mientras acomodaba su parche y miraba con una sonrisa ante sus planes. Solo adora ver sufrir al demonio de los sueños. Cada sujeto tiene una venganza hacia Cipher y Pines.
Arco III: Fugitivos