Chapter Text
Los sonidos y quejidos antes apenas perceptibles, se volvieron más audibles por toda la habitación a medida que el tiempo avanzaba. Alastor se retorcía avergonzado tratando de mantener su compostura habitual pero solo podía restregarse contra sus sábanas por el dolor mientras buscaba su liberación sin conseguirla con éxito. El calor se concentraba en el medio de la habitación envolviendo al demonio en una sensación sofocante, su respiración descontrolada, se agitaba con cada minuto que pasaba; La ropa que una vez ocupó un rincón del camarote del locutor de radio ahora yacía esparcida por el suelo en un desorden caótico que reflejaba la turbulencia que se gestaba en el ambiente. Su radio el cual siempre acompañaba al locutor tan fiel como un compañero, ahora reposaba olvidado en un rincón de su mesa de noche siendo un testigo más de lo que pasaba en esa habitación. Antes de encerrarse en la privacidad de su habitación había logrado convocar un hechizo silenciador para que nadie pudiera escuchar que pasaba por dentro del cuarto ni pudiera irrumpir en este. Con impotencia y sus pensamientos nublados, el demonio de la radio deseaba mantener oculta su angustia y la vergonzosa situación que ponía en riesgo su dignidad, anhelando que su sufrimiento no traspasara las fronteras de la habitación. La mente del demonio era un revoltijo de confusión, mientras trataba de encontrar una respuesta, ¿Por qué había sucedido esto?, ¿Acaso un demonio lo había poseído o le habían lanzado un hechizo?, trataba de pensar pero mientras más lo hacía su cabeza. Dolía porque no podía estructurar un pensamiento complejo. Era como si una fuerza oscura se hubiera instalado dentro de él, incitándolo a abandonar toda restricción de pudor y entregarse a los comportamientos que siempre había considerado inferiores a él.
Desde que Alastor llegó a su juventud cuando aún permanecía en la tierra de los vivos, supo que no era igual a los demás. Su lívido de alguna forma no funcionaba como los demás y le generaba mucho rechazo todo lo que tuviera una implicación con las relaciones sexuales, siempre se había sentido atraído por las cosas refinadas e intelectuales, evitando lo impúdico. Había cultivado una sensación de desapego en base a los placeres carnales que impulsaban a las masas y cualquier insinuación que la gente hacía a su persona le provocaba repulsión y rechazo. Incluso al llegar a la plenitud de su vida adulta, a los treinta años, Alastor no mostró ningún interés sexual o romántico hacía una persona. La idea de comprometerse con alguien le parecía una pérdida de tiempo y energía, supuso que eso era normal con el pasar del tiempo. Hubo un momento en el que intentó encajar en lo que consideraba "normal" cuando era un adolescente y exploró su cuerpo el mismo, después de escuchar como sus compañeros escolares se jactaban de lo bien que se sentía tener una experiencia así. La sensación era extraña al tocar su cuerpo por primera vez, pero después de hacerlo nunca más le llamó la atención y lo dejó ahí decidido a nunca más volver a intentarlo. Para Alastor todo lo relacionado con eso era muy ajeno para cuando llegó a su juventud siendo bastante inexperimentado comparado a sus compañeros, pero de algo que podría presumir es que destacaba por su inteligencia, habilidades estratégicas y sociales durante la época que paso dedicado a sus estudios y titulación, las cuales en un futuro le servirían en cuanto llegaría a ser el asesino sanguinario más buscado de Luisiana en su adultez. Aún así todos no pudieron evitar ser más conscientes de la belleza que poseía el joven cada vez que pasaban los años y lo atractivo que era, lamentablemente era un manjar que nunca probarían, puesto que el nunca voltearía a ver a sus admiradores claramente inferiores a él e incluso se negaría a aceptar salidas que obviamente terminarían en placeres carnales en las cuales no estaba interesado.
Después de su fatídica muerte, mientras cometía un grave error al ser descuidado durante una de sus cacerías humanas las cuales utilizaba para satisfacer sus deseos asesinos. Se encontró víctima de un destino aún más despiadado al ser atrapado y cruelmente mordido por canes para después de terminar recibiendo el golpe final a manos de un policía, quien lo alcanzó con un certero disparo en la cabeza. Después de eso recuerda haber despertado en un bosque de diferente aspecto, claramente en el infierno donde le esperaría su castigo. Ahora, en este nuevo reino de sufrimiento y condena, su cuerpo había adquirido un nuevo aspecto se encontraba transformado en una criatura que detestaba profundamente, un ciervo. La ironía no podía ser más cruel, había muerto y renacido como el símbolo de las víctimas que una vez había cazado sin piedad, el animal que encarnaba el miedo y la angustia de sus víctimas en el momento que él las cazaba por mera diversión. Alastor no pudo evitar preguntarse si se trataba de alguna forma retorcida de justicia kármica, a todo esto, sintió un cambio único en su vientre y su entrepierna una sensación de algo que nunca antes había estado allí pero no le tomo importancia en ese entonces, estaba demasiado alerta por si cualquier demonio sanguinario se le lanzara. Mientras navegaba por el retorcido y degenerado paisaje del inframundo, se encontró con otras almas condenadas, cada una atrapada en su propio infierno privado y otros disfrutando de dar vida a sus más extremos depravados pensamientos. Sonrió para sí mismo, el nunca bajaría la cabeza a pesar de su nueva apariencia que gritaba débil con todas las letras. Muchos intentaron interponerse en su camino pero conforme más pasaba en el infierno más poder adquiriría y claro que pulía sus habilidades. Luego de ese entonces había adquirido poder en forma de hechizos vudú como los que le había enseñado a su madre cuando aún estaba viva, ahora se había vuelto su nueva fuente de energía.
Pero fue cuando días después de su llegada se enteró que algo estaba jodidamente mal con su cuerpo una vez que se desvistió e intentó ducharse para quitarse la sangre que empapaba su característico saco rojo y su camisa. A medida que el agua continuaba corriendo, Alastor se dio cuenta de que ya no era el mismo biológicamente. Su cuerpo, su ser entero, había cambiado de manera irrevocable y presentaba otro órgano que no debería estar ahí siendo un hombre. Sumergió sus dedos, intentando explorar y entender qué demonios había sucedido con su cuerpo en las cuarenta y ocho horas desde su caída al infierno. Mientras analizaba la situación, un sobresalto lo sacudió al percatarse de la abertura extra donde antes estaban sus testículos. La impresión fue tan grande que Alastor no pudo conciliar el sueño esa noche ni las siguientes, atrapado en una mezcla de confusión y horror por la transformación que había sufrido su cuerpo. Alastor ocupa un espejo para poder observar ese lugar a detalle, dios, esto realmente no podía estar pasando, mierda, esto debería ser una pesadilla. Sabía que en el infierno todo esto era jodido en cuanto a la biología de los habitantes, puesto que habían híbridos o incluso tenían algunas formas humanoides y miembros extras como colas o brazos, ¿Pero por qué justo a él le tuvo que tocar un cambio tan? drástico en su cuerpo, ¿Acaso esto era una venganza porque nunca había experimentado los placeres carnales del mundo cuando los tenía a su disposición?
Sabía que habían mucho más como él en el infierno con este tipo de características pero eran relativamente pocos, hace poco incluso pudo presenciar a uno pero no de la mejor forma. Fue en ese momento que observaron como el infierno trataba a aquellos con agujeros extras en sus cuerpos y un sentimiento de repulsión se apoderó de su cuerpo. Frente a él en uno de los barrios bajos que recorría, había un chico el cuál estaba rodeado de un grupo de demonios de alto rango en ese entonces. Alastor observó horrorizado tratando de mantener su semblante estoico al ver como ellos ultrajaban al recién llegado al infierno mientras millones de insultos recaían sobre el demonio de bajo rango recostado en el suelo, llamándolo fenómeno o puta afeminada a mientras todo lo que hacían se veía a la luz del día como si fuera algo normal de hacer todos los días. Nadie acudió en ayuda de la pobre alma, todos preferían pasar de la situación o incluso evitar involucrarse en medio de la desgracia. El demonio de la radio bufó asqueado nuevamente, ni estando en el infierno dejarían sus costumbres lujuriosas de sodomizar al más débil de tal cruel forma. No pudo hacer nada significativamente, pero lo intentó lanzando un pequeño hechizo que distraería a los involucrados los suficientes segundos para que aquel alma pudiera correr, mientras huía del lugar en caso de que aquel grupo de señores supremos lo notara. Él rogaba que el cielo y dios si alguna vez existió tuviera piedad de la pobre alma en desgracia que cayó en manos de ese grupo. Desde ese momento juro mantener todo en secreto y así nadie más podría saberlo.
La verdad, la primera estancia de Alastor tampoco fue la más pacífica, al poner un pie en la ciudad infernal, hubo varios demonios que intentaron someterlo bajo su poder para demostrar su supremacía. Una multitud de demonios se abalanzó sobre él, cada uno ansioso por reclamarlo como su presa algo que Alastor no lo permitió luchando con una sed de sangre. Entre ellos, uno destacado por su ferocidad y determinación. Este demonio en particular, con sus oscuros ojos llenos de malicia y depravación, intentó someter al ciervo bajo su dominio, inmediatamente las alarmas se prendieron en su cabeza cuando se dio cuenta de lo que iba a sucederle, ese demonio estaba buscando corromper la última pizca de pureza que aún habitaba en su cuerpo y en su alma atormentada. En un frenesí de lucha desesperada se enfrentó a su adversario resistiendo con todas sus fuerzas para poder proteger su dignidad. La batalla fue bastante dura y aunque Alastor quedó bastante lastimado por los golpes de la lucha contra un señor supremo de ese entonces pudo salir victorioso de las garras de aquel demonio. Su energía se desestabilizó por un momento, creando un torbellino de oscuridad alrededor suyo al experimentar por primera vez la adrenalina generada por el miedo de sentirse una presa otra vez justo por el acoso que tanto le generó repulsión durante toda su vida. Limpio la sangre de su labio y nariz generada por la lucha casi a muerte que tuvo, se levantó con dificultad, apoyándose en unas cajas de madera ahora destrozadas por la reciente pelea en el callejón de mala muerte por donde se encontraba y con paso decidido juró que nunca permitiría que alguien volviera a intentar aprovecharse de él o incluso tocarlo. Se prometió a sí mismo que se volvería mucho más fuerte, no terminaría tirado en un callejón como una muñeca sexual siendo diversión de algún loco señor supremo, sin importar lo que costara. Demostraría a todos aquellos que intentaron lastimarlo quién era realmente, y que no se dejaría vencer por nadie, si lograba mantenerse neutral y fuerte entonces nadie sospecharía sobre su estado, si imponía el miedo, podría gobernar este lado del infierno y acabar con las desgracias que le sucedieron a los de su género.
Fue entonces cuando encontró lo siguiente, descansando sobre unas cajas de metal. Se encontró un bastón con un micrófono antiguo desgastado y viejo de color gris pero que todavía había resistido el impacto de los golpes. De alguna forma al tocarlo pudo sentir como toda su energía se canalizo en ese momento al pequeño artefacto entre sus manos y fue cuando se dio cuenta que podría serle muy útil. Después de ese momento lo bautizo y lo convirtió en su preciada posesión tomando la forma de lo que más había sido especial en toda su vida. Trato de recrear la misma radio que su madre le había dejado en su cumpleaños número dieciséis antes de partir al cielo, oh como amaba reproducir esa radio cada vez que la extrañaba. La recreo en tonos carmines y negros, detallando el diseño a como la poseía en su vida y terminar siendo un exitoso locutor de radio, termino su trabajo implementándolo con un toque de creatividad. Este momento marcó el inicio del origen del demonio de la radio. Con cada batalla librada y cada adversario derrotado, su poder creció, y con él, su infamia. Alastor, una vez un alma perdida y vulnerable, se transformó en una figura temida y respetada en el inframundo. La energía oscura que una vez lo desestabilizó, ahora se convirtió en su aliada, alimentando su ascenso al poder. Su voz, resonante y autoritaria, se convirtió en un símbolo de su dominio, y su presencia, en una constante amenaza para aquellos que se atrevieran a desafiarlo. Así nació el demonio de la radio, una entidad forjada en la adversidad y fortalecida por su indomable voluntad de prevalecer.
Nadie debía verlo en ese estado, si Alastor deseaba mantener su estatus de señor supremo en el inframundo, era imprescindible que ocultara cuidadosamente este secreto que podría arruinarle la vida. Sabía que la revelación de su biología podría destruir la reputación y el poder que había trabajado tan arduamente para construir. Este oscuro y perturbador cambio en su cuerpo debía permanecer en las sombras, lejos de los ojos curiosos y de las mentes intrigantes de los otros demonios. Cualquier indicio de debilidad o anomalía podría ser usado en su contra, desmoronando su autoridad, reduciéndolo a un objeto de burla y desprecio. La perspectiva de ver todo su esfuerzo desmoronarse le resultaba insoportable, incluso había evitado ir al médico cuando comenzó a sangrar de la nada y sus piernas se tiñeron con finas líneas rojas de aquella sustancia rojiza. Esto no estaba bien, eso quería decir que si se descuidaba podría quedar embarazado ya que presentaba un ciclo menstrual como cualquier mujer y por ende un útero, vaya mierda le tocaba soportar. Cuando llegaban sus fechas delicadas en las cuales se presentaba su ciclo, se encerraba en su habitación de hotel tratando de apaciguar el dolor agudo que cruzaba su vientre preparándose para expulsar su endometrio. Nunca se quejó en presencia de más gente y ni siquiera expresó una pregunta sobre ello a las chicas que residían en el hotel, Charlie a veces le preguntaba si estaba bien, él sólo respondía que alguna comida le había caído mal y se encerraba en su habitación. o en su estación de radio durante una semana.
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Alastor jadeaba tratando de aliviar su estado en ardiente excitación, jamás creyó que terminaría así, avergonzado por encontrarse en una posición humillante para él. Se dispuso a mover sus dedos temblorosos y poco se familiarizaron con esta sensación. Acercó sus dedos con cuidado de no lastimarse con sus uñas largas, explorando el redondo y delicado montículo de carne que cubría su clítoris y después frotándolo en círculos tratando de encontrar un vaivén que pudiera calmar su excitación, inmediatamente comenzó a ver las estrellas y su visión. se puso borrosa por las lágrimas no derramadas como si de una neblina se tratase. Cada contacto en este nuevo órgano el cual nunca había sentido la necesidad de explorar, enviaba oleadas de placer a través de su ser, mientras se sumergía en la experiencia de autodescubrimiento. Su mano, de forma instintiva y delicada, frotó suavemente su polla erecta la cual ya estaba cubierta de pre-semen. El ciervo trató de apaciguar sus gemidos mientras se ocupaba de su problema pero era inevitable él estaba muy sensible y tocar su cuerpo se sentía como si cada tacto le quemara. En este estado de excitación intensificada Alastor se sintió extraño al explorar un territorio donde nunca antes se había interesado con desesperación. Cada movimiento era una aventura, cada suspiro un testimonio de la intensidad de su experiencia y del como su cuerpo anhelaba ser tocado por alguien, sea de quien sea, solo deseaba calmar la éxtasis que no podía controlar. Y en ese momento, entregado a las sensaciones de placer, El Demonio de la Radio se encontró en un lugar donde el tiempo y el espacio se disolvían, dejando solo llenar su cuerpo completamente de la sensación placentera y rindiéndose ante la estimulación.
"Ah...joder..." Su voz salió en un susurro, mientras dejaba que el placer recorriera su cuerpo extendiéndose como una ola cálida que lo envolvía por completo. Cerró los ojos procesando las sensaciones mientras arqueaba la espalda tratando de tocar el cielo, el tacto de sus dedos aumentando la velocidad mientras masajeaba su dura hombría a la vez que atendía su coño necesitado. Todo su ser vibraba con anticipación mientras, sus orejas una vez antes rectas ahora caían con gracia alrededor de su cabeza. Sus cejas antes reflejando una expresión estoica, ahora se encontraban arqueadas en una mueca de dolor y placer. Una corriente eléctrica de satisfacción intensa, cálida y envolvente, le recorrió el cuerpo, comenzando en la punta de sus dedos y pies, subiendo lentamente por sus piernas, cada músculo relajándose y tensándose al mismo tiempo, hasta llegar a su corazón, donde se expandió. en un torrente de alegría y realización. Era como si cada parte de su cuerpo estuviera bailando al ritmo de una melodía interna, una sinfonía de éxtasis que lo llenaba por completo y cada vez quería más se sentía demasiado embriagado en la situación. Hasta que de un momento a otro, sintió una extraña presión en su vientre que se expandió a lo largo de su pubis, un gemido profundo salió de sus labios y sus piernas temblaron como venado recién nacido mientras sus cascos se enterraban fuertemente contra las sábanas que antes estaban limpias y ordenadas, ahora arrugadas y manchadas de la creciente humedad proveniente de sus muslos internos. "Joder esto es asqueroso..." No pudo evitar sentir una mezcla de vergüenza y asco al ver sus muslos internos completamente mojados por sus fluidos, la habitación se llena de un sonido acuoso mientras seguía moviendo sus dedos ahora bastante empapados por su excitación. Cuanto le desagradaba hacer esto, sentía que estaba quebrantando su pureza de alguna forma pero no podía detenerse, definitivamente algo había desatado su lívido de alguna forma, seguramente había sido Angel quien le había metido una de esas drogas con las cuales se drogaba, ya tendría tiempo más tarde para cobrar venganza de alguna forma y encontrar al responsable sin levantar sospechas sobre su situación, ahora necesitaba terminar con esto lo antes posible.
La piel de su cuerpo esta completamente humeda por su sudor y su cabello antes prolijo se pegaba a su rostro mientras estaba boca arriba, a medida que se acercaba sus palpitaciones se incrementaron, se sentia en el cielo definitivamente. Instintivamente por el momento de calor y sin darse cuenta estuvo introduciendo un dedo dentro de su coño, se deslizo fácilmente gracias a la humedad a su alrededor mientras comenzaba un vaivén lento pero desesperado, dentro de él. La sensación de tener algo dentro de su coño al principio le quemo un poco pero se acostumbró con las pequeñas estocadas que realizaba su mano mientras curvaba su dedo suavemente dentro de él. Alastor soltó un lloriqueo bajo mientras sentía una presión constante en su vientre, entonces una corriente eléctrica volvió a recorrer su médula espinal y por fin sintió alivio. Su semilla salió disparada como hilos blancos brotando de él por primera vez manchando las sábanas y su abdomen, sus piernas temblaron tensándose y juntándose instintivamente. Su miembro erecto expulsó todo lo que tenía para dar mientras su espalda se curvaba y su cabeza se presionaba de costado contra las almohadas mordiéndose el labio para aguantar el gran jadeo que quería escapar de su garganta. Después de experimentar el clímax, una sensación de sensibilidad le inundó, haciendo que su cuerpo temblara con una intensidad que nunca había conocido. Sus piernas, ahora débiles como gelatina, apenas podían sostener su propio peso. Cada músculo, cada fibra, parecía vibrar con la descarga de placer que había recorrido su ser. Se sintió como si hubiera atravesado un umbral hacia un nuevo mundo de sensaciones, donde los límites del placer se desdibujaban y todo era posible. Su cola incluso antes pulcra y suave, se encontraba húmeda por sus fluidos y sudor. Alastor se quedó recostado en su cama un rato tratando de procesar las sensaciones y esperando que su estado de vulnerabilidad despareciera, al mismo tiempo que pensaba que tenía que tomar un baño y asearse ya que no aguantaba la sensación pegajosa de sus muslos inferiores.
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Eso sí que había sido un gran espectáculo frente a las cámaras, el mismísimo Alastor llevó a los deseos más carnales como una virgen por primera vez. Había sido increíblemente excitante para Vox y gracias a que está vez El Demonio de la Radio no había podido detectar sus chips, se regocijo de pura alegría mientras se sentaba en su silla frente al escritorio. Frente a sus monitores, se mostraba la imagen del ciervo completamente aturdido y desnudo como Dios lo trajo al mundo, mientras sus muslos interiores y su vientre estaban cubiertos de una sustancia transparente y pegajosa. Los ojos de Vox brillaron con satisfacción mientras reproducía la grabación una y otra vez, analizando cada detalle y cada gesto de las reacciones de Alastor, su gran archienemigo. El comportamiento normalmente estoico del demonio se había roto, revelando una vulnerabilidad que Vox sólo había soñado con explorar algún día. Se reclinó en su silla y juntó los dedos en un gesto de triunfo mientras bebía vino para celebrar esta situación, estaba considerando quedarse con una parte del contenido para el mismo y la otra parte tal vez la vendería en el mercado negro si que la pagarían bien. por ello. Las cámaras lo habían capturado todo, la exploración tentativa y la eventual interpretación a sus instintos más básicos. El pulso del propio Vox se aceleró al revivir el momento en que la resistencia de Alastor se había desmoronado, Fue una obra maestra, seducción que quedaría grabada en la memoria de Vox para siempre y sería atesorado como oro. Se imagino en un futuro con el Demonio de la Radio enamorado de él y perteneciéndole sólo a él sintiendo el suave pecho con pelaje de el ciervo entre sus manos, besando su suave cuello, saboreándolo lentamente y mordisqueándolo con posesividad. Luego dejando marcas moradas de mordidas en sus lindas y pronunciadas clavículas para que todos supieran que su bambi ya tenía un dueño que lo follaba ni bien llegara a casa y lo mantenía lleno con su polla las veinticuatro horas del día.
"Puta madre esto es mejor que ver porno!, esa perra si que estaba completamente cachonda" Gritó emocionado mientras se para de su asiento. "Si que parecía una perra bastante necesitada!"
Vox suspiro encantado, al mismo tiempo que se formaba una vívida imagen de Alastor en su mente, recostado en su cama, mirándolo con un gesto necesitado, anhelando su atención y pidiendo a gritos que lo follaran duro y sucio contra la cama. Veía como Alastor se acomodaba delicadamente boca abajo, sintiendo la suavidad de las sábanas contra su piel. El locutor de la radio con un movimiento sutil, abriría las piernas y procedería a extender sus glúteos con sus delicadas manos mostrándole su coño húmedo y todo de él, ofreciéndose ante su dueño con una mezcla de anticipación y deseo. Luego procedería a besar esas suaves piernas y acariciar su suave pelaje, para luego proceder a hundirse completamente en ese apretado coño que tanto deseaba probar, con movimientos ásperos hasta que el demonio gritara de agonía y dolor, sabiendo que solamente él sería su dueño por siempre. y le pertenecía completamente, haría sollozar a la perra si así lo ameritaba pero se rendiría ante él y aceptaría todo lo que Vox tendría para darle para siempre. Tal vez podría atarlo a él con unos cuantos hijos, Alastor se vería tan lindo con su barriguita hinchada que ya no podría ser el atemorizante Demonio de la Radio con su aspecto maternal. Disfrutaría ver al otro locutor destruido, destrozado y humillado como la basura que siempre ha sido. Cada fibra de su ser se estremecería de deleite ante la visión de su rival reducida a nada más que un insignificante montón de ruinas y hecha una yegua de cría, destrozada por el peso abrumador de su propio fracaso. Vox se sentiría tan satisfecho, sabiendo que Alastor perdería completamente su poder en el infierno, y él podría tener al demonio de la radio comiendo de la palma de su mano y no tendría ningún lado a donde ir más que volver con él.
Cada recuerdo de aquel rechazo por parte del locutor de radio quemaba profundamente en la mente de Vox, cuando él había tenido la valentía de confesarle su amor y admiración proponiéndole una unión más íntima, resonaba en la mente de Vox como un eco incesante a pesar de haber sucedido hace siete años, cada palabra y gesto se clavaron como cuchillas afiladas que cortaron su corazón una y otra vez. La imagen de Alastor, con desprecio y frío distante, rechazándolo con desdén, se había grabado profundamente en su memoria, alimentando el fuego de su odio y la ansia de venganza. Y cuando finalmente llegara el momento de la verdad, no habría piedad ni perdón con su tierno bambi, solo la dulce satisfacción de la victoria total sobre su enemigo jurado. El Demonio de la Radio, su eterno rival siempre se había creído superior en cada aspecto y cuando comenzaba a armar su dominio y planeaba invitarlo, él decidió pelear con él y huir por siete años. El maldito siempre había sido un egocéntrico vil de mierda que se aprovechaba de los demás, ahora sería derrocado por la furia ardiente y la determinación de Vox gracias al pequeño descuido que Alastor había tenido. Luego del rechazo cada instante de su vida después de eso se convirtió en una lucha interna entre el deseo de poseer a Alastor, la venganza y el resentimiento por haber sido rechazado tan cruelmente. La obsesión por tenerlo solo para él se había convertido en una fuerza arrolladora que lo consumía día y noche pensando que movimiento haría el demonio de la radio o si volvería a aparecer algún día, esperando pacientemente y empujándolo hacia la oscuridad de la locura en sus propios. pensamientos.
Pero ya estaba aquí, había ganado y pronto él sería suyo para su disfrute, él no se podría negar. Conocía perfectamente a Alastor, el no dejaría que su pequeño sucio secretito saliera a la luz, quedaría expuesto como una perra y probablemente irían a por él. Valentino había sido de bastante ayuda en su plan ahora que lo pensaba, tal vez compartiría un pequeño mordisco del ciervo a su amante si estaba de buenas. No podía esperar para ver a esa perra destrozada en el suelo y con la pureza arrebatada por él, porque si, estaba seguro que Alastor era completamente virgen, el se había mantenido casto o bueno la mayor parte, gracias a que sabía sobre el disgusto que Tenía su ex-amigo gracias a los placeres carnales. Oh claro que lo disfrutaría por completo, sería el primer hombre en la vida de Alastor. Todavia le concedería al demonio unos días para aprovechar que estaba en libertad, por qué después de eso su cuerpo ni su alma ya no pertenecería a él.
"Y es aquí donde yo gano pequeña puta, es hora de agarrar al toro por las riendas, ahora conocerás quién mandó aquí desde el principio..." Vox sonando espeluznante mientras veía una foto donde ellos estaban abrazados como en esos días donde ambos disfrutaban la compañía del otro. " que comience la cuenta regresiva cariño pronto estarás conmigo..." Dijo mientras olía una camisa que había sido robada del hotel hazbin, el olor de Alastor persistía suavemente ahí, su olor era sumamente agradable contra el olfato de Vox. En ese mismo momento bajo una mano a su cremallera por la creciente dureza que se extendía, ya se ocuparía del trabajo más tarde. Ahora podría ocuparse de su problema. "Tu siempre fuiste mío Alastor, no lo quisiste aceptar te opusiste a mí, asi que tu me orillaste a esto, disfruta tu tranquilidad momentánea mi amor..."
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Mientras tanto del otro lado del infierno, se encontraba el ciervo ya mucho más calmado y su estado de calor había terminado casi en su totalidad. En este momento estaba dándose un baño en la tina de su propia habitación mientras reflexionaba lo que había hecho, ¿por qué había perdido el control de su cuerpo de esa forma? Diablos, estaba tan avergonzado y molesto con él, se sentía asqueado pero una sensación de plenitud se instalaba en su pecho por primera vez. Tal vez no era tan malo como pensaba, pero definitivamente no volvería a hacerlo había caído bajo sus instintos animales dejándose llevar, ahora debería tratar de limpiar el desorden que había causado.
"Este dolor de cabeza me va a matar..." Soltó mientras recostaba su cabeza sobre sus dedos y trataba de pensar, claramente su estado mental no estaba completamente liberado de aquella sustancia o cosa que había ingerido todavía, pero con el paso del tiempo. seguramente mejoraría solo esperaría, luego podría encontrar al responsable de aquella broma y lo mataría.
Pero ciertamente, todavía tenía una sensación persistente que había ignorado desde que ingreso al hotel, esa sensación de hormigueo hacía que sus orejas se erizaran inconscientemente mientras estaba sentado en la bañera, podía sentir que había cambiado algo en el momento que entró al hotel. Sus orejas estaban alerta buscando cuál era la causa, su sombra se sentía inquieta en estado de alerta, él no sabía porque su cuerpo estaba actuando de tal forma pero asumió que uno de los desencadenantes podría haber sido la sustancia sospechosa que ingresó en su cuerpo. Podrían haber muchos factores, justo había ido a la ciudad principal del pentagrama y alguien podría haberle tirado un conjuro, pero su sombra lo habría detectado, ¿Entonces cuál había sido la causa? Dejó de atormentarse en sus pensamientos, y agradeció que cualquier cosa que haya ingerido de camino al hotel, no hubiera hecho efecto a medio camino. De todas formas si hubiera sido eso, tendría que mejorar sus habilidades de vigilancia, últimamente tenía más enemigos que buscaban pelea con él por el dominio.
Alastor comenzó a sentir sus ojos pesados, y los cerró por un momento. Seguramente era un efecto adverso de la droga que entró en su torrente sanguíneo, se prometió a sí mismo que debería ser más cuidadoso en el futuro. Sin darse cuenta, se dejó llevar por el sueño en la tina caliente, su cuerpo exhausto por el reciente clímax. Se durmió en la bañera mientras una sensación de plenitud y cansancio le recorría por el cuerpo, diablos si que eso le había quitado bastante energía, Una pequeña luz rojiza parpadeo dentro del cuarto de baño y justo por debajo del lavabo, logrando captar su imagen, el ciervo no se percato de ello mientras se relajaba en la humeante tina caliente, solo esperaba que este baño relajante pudiera quitar el dolor e incomodidad de sus extremidades.