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Oneshots / Songfics inspirados en Reigen ヾ( ˃ᴗ˂ )◞ • *✰

Chapter 9: /ReiMob/ Cada que... - Belanova

Chapter Text

Este era un capítulo de otro fanfic, pero despues se convirtió en esto :B

Inspirada en Cada que... del grupo mexicano Belanova. 

Esta canción no me duele, me quema, me lastima q(╥﹏╥)p

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Aquella mañana Reigen tuvo un presentimiento, algo importante sucedería.

Paró en el puesto de periódicos y compró el diario, por alguna razón qué desconoció al momento se fue directamente a la sección de horóscopos.

"Libra: Una revelación hará qué aclares tus sentimientos, actúa con cautela."

- Patrañas - Pensó .

Y regresó a su rutina de ver que tanto habían bajado o subido las pocas inversiones qué tenía. 

Cuando llegó a la oficina había alguien en las escaleras. 

- Hanazawa, ¿todo está bien?--

Lo identificó de inmediato: guapo, rubio, ojiazul y pulcramente arreglado. 

- ¡Reigen! - se levantó rápido e hizo una reverencia - quería... bueno, necesito hablar contigo - 

- Entonces pasemos - No era extraño conversar con su joven amigo, habían construido una relación similar a la de dos hermanos. 

A Reigen le preocupaba qué el chico viviese sólo, tal vez se proyectó en él, tal vez solo era un incipiente instinto paternal qué parecía adquirir con los años. 

El mayor sirvió té, mientras él adolescente se perdía en sus pensamientos, sentado en el sofá como cualquier otro cliente. 

- ¿No te afectará llegar tarde a clases? Sé que eres un muy buen estudiante, pero las asistencias son importantes - le llamó la atención sin regañarlo. 

- Me reporte enfermo - explicó como respuesta - Y no es mentira, hay algo que me hace sentir mal desde hace algún tiempo -

- Entonces dime, ¿en qué puedo ayudarte? - Hanazawa miró a Reigen, ese rostro estoico y amable a la vez, pensó que no tendría como pagarle tanto apoyo y no quería ser egoísta pero si no hacía algo, quién sufriría más seria él. 

Tenía que decirle. 

- Estoy enamorado - soltó mientras su piel pasaba de un color claro a un enrojecimiento total en el rostro.

- Lo siento no estoy disponible - contestó el mayor bebiendo su té. 

- ¡No de ti! - Teruki se enfado por la broma. Pero la agradeció, su pulso se había normalizado - Me enamoré de... - el nombre lo dijo en una voz tan baja qué Reigen tuvo que pegar la palma de su mano en la oreja para captarlo. 

-Pues yo no oí nada - se quejó él trajeado y acomodó su brazo en la mesa para sostener su mentón. 

Hanazawa apretó la tela de su pantalón entre sus dedos, lo hizo tan fuerte qué sus nudillos se pusieron blancos. 

- Kageyama... ¡de Shigeo Kageyama! - subió la voz y luego cubrió su rostro avergonzado - Estoy enamorado de Kageyama -dijo con un volumen más bajo y el silencio que sucedió a su confesión lo hizo preocuparse. 

Si Teruki era algo, ese algo era ser observador. Si, era un chico fácilmente influenciable y que se maravillaba rápidamente, pero también entendía su lugar en el mundo. Él sabía que entre Shigeo y Reigen había algo y a pesar de no tener pruebas, estaba completamente seguro que por lo menos, el esper pelinegro tenía sentimientos por su maestro. 

Retiró las manos de su rostro y miró al hombre, quién no había cambiado la expresión en su rostro. 

- Con que por fin te diste cuenta ¿cierto? - le dijo aquel sujeto masticando descuidadamente una galleta - Creo que sí debí aceptar la apuesta con Ekubo...- 

- ¿Cómo? - Teruki se sintió confundido - ¿De qué hablas? - 

- Era bastante obvio, pero pensé que te darías cuenta de que te gusta Mob muchísimo antes - rasco su barbilla con sus dedos - ¿Qué esperas para decirle? Por lo que Tome me cuenta, él se ha vuelto más popular en la preparatoria, además ahora es incluso más alto. Si no te apresuras aceptará salir con alguna chica - advirtió Reigen. 

La mente del más joven era un desastre, ¿acaso se había equivocado? - ¿Estás bien con lo que te acabo de decir? Me gusta mucho Kageyama - repitió haciendo énfasis en el nombre del pelinegro. 

Ahora el confundido era el oficinista, ¿por qué le preguntaría eso? ¿Era porque lo consideraba tan viejo que tendría algún problema al ser ambos hombres?

A Reigen no le interesaban esas cosas, amor era amor así como atracción era atracción. Simple física. 

- ¿Por qué habría de estar mal? Es decir, si Mob no tiene ningún problema con ello, seré el primero en felicitarlos - dijo sin el menor cuidado. 

Hanazawa se sintió aliviado, seguramente estaba viendo cosas dónde no había nada. Después de todo, no quería tener como rival de amores a Reigen, porque no podría hacer nada en contra de él. Pero ahora que le decía esas cosas, su corazón agitado se calmaba por primera vez en semanas. 

- ¿Entonces? ¿Qué harás? ¿Quieres que te ayude a declararte? - ofreció y la mirada de Teruki se encendió como árbol de navidad. 

- Me gustaría, pero también quiero hacerlo por mi mismo, no sé si me sentiría bien obteniendo ayuda de alguien más - sonrió bajito, como siempre, era buena idea platicar con Reigen, no por nada todos confiaban en él cuando algo les preocupaba - Pero si sale mal, espero que me recibas para poder platicar - 

El adulto le dió dos palmadas en el hombro - Pero tendrás que pagar - sonrió, era obvio que bromeaba. 

La puerta se abrió, y Serizawa entró corriendo. No era tan tarde, pero aún así debían comenzar a trabajar. 

- ¿Todo está bien Hanazawa? - preguntó el castaño al encontrar al chico en la oficina. 

- Si, sólo le dolió el estómago y vino a que le hiciera un té - se levantó el adulto y acomodo la corbata de su empleado, la cuál se veía un poco torcida después de que se quitará la mochila - Te puedes quedar todo el tiempo que quieras, Teruki - se dirigió nuevamente al joven. 

El ojiazul imitó a su amigo dejando su asiento - Creo que volveré a la escuela, me siento mejor - 

Agradecido, caminó rumbo a la preparatoria Miel, dispuesto a revelarle sus sentimientos a su muy querido amigo. 

Cuando el día terminó, Reigen se encontró perdido entre los sabores de ramen de la tienda de conveniencia, no sabía que cenar aunque por alguna razón no tenía hambre. 

- Mob - el apodo de su discípulo salió de sus labios sin avisar y tapo su boca como si quisiera devolverlo por dónde vino - ¿Qué demonios? Creo que mejor comeré arroz con katsudon - y tomó una de las cenas preparadas que se encontraban al lado. 

La dependienta le cobró con una sonrisa y el por cortesía también sonrió. Pero algo no lo dejaba en paz, de pronto su corazón saltó, ¿acaso sería una arritmia? Tendría que ir a checarse lo antes posible, recordó aquel dato random de que los hombres arriba de los 25 son propensos a morir por infartos al miocardio. 

Mientras más se adentraba en la noche, sus pensamientos le jugaban más en contra. No dejaba de pensar en su amigo, en la confesión que le había hecho y justo después, llegaron a su mente recuerdos de Mob. 

Hace algo de tiempo que había dejado atrás al niño que conoció. Ahora su discípulo ya no necesitaba de él y no se veían tanto como le gustaría, sus caminos pintaban para lugares diferentes y él sabía que le esperaba un gran futuro a aquel chico de cabellos negros como la noche. 

Tomó un cigarro y salió al balcón, no fumaba hacía meses por lo que la primera bocanada lo hizo toser. Aún así continuó, definitivamente lo necesitaba para matar las mariposas que revoloteaban en su estómago. 

Y es que a pesar de que intentó estar tranquilo, él sabía lo que sentía por Shigeo. Lo cuál lo hacía sentir terriblemente mal. Que alguien como Teruki se fijara en él, definitivamente era lo mejor que le podía pasar. 

Se dobló hacia el frente en el barandal del balcón. Quería considerar que cada expiración de humo era un suspiro asesinado antes de que pudiera escapar con el nombre del chico del que se enamoró. 

Dejó pasar aquello, y continuó adelante. Pero la suerte no lo dejaría descansar mucho. 

Sólo tres días después de que Teruki lo hiciera partícipe de sus sentimientos, encontró a Mob en la puerta de la oficina una tarde, justo al volver de comer y acompañar a Serizawa al tren. 

- ¡Mobu! - dijo alegremente y pasó su brazo por su espalda, en un abrazo fraternal como los que le había regalado cada día de los años que estuvieron juntos - ¿Qué tal la escuela? ¿Necesitas algo? - Reigen era tan buen actor que se podría engañar así mismo. 

- Maestro Reigen - respondió el chico con preocupación en su voz - Necesito hablar con usted - algo de urgencia se sumó a la petición. 

- Entremos, por suerte no hay nada agendado a esta hora - tocó el picaporte, estaba listo para lo que fuera. 

Ambos entraron a la oficina. Y Reigen se acercó a su escritorio pero Mob se quedó en la puerta, mirando el piso buscando respuestas a sus dudas entre las baldosas. 

-¿Por qué no pasas, Mob? - preguntó el rubio dándose cuenta que no todo estaba bien - ¿Te sucede algo? - se preocupó, hacía mucho que no lo veían tan absorto en sus pensamientos. 

- Maestro... - dijo dando un paso al frente - Yo... a mi... - tartamudeo pero al ver el rostro impávido de Reigen regreso su pie al lado del otro - Ayer recibí una declaración de amor - soltó por fin. 

- ¡Enhorabuena, Mob! - el rubio movió sus manos alegremente - ¡Sabía que no pasaría mucho para que alguien se diera cuenta de lo bien que te ves! - su corazón estaba a punto de detenerse, así que se sentó en la orilla del escritorio para no caer desmayado - ¡Dime! ¿Quién tendrá la fortuna de que seas su cita? - 

El joven lo miró con incipientes lagrimas en los ojos. 

- ¿Usted...? ¿Usted está bien con eso? - preguntó con la voz temblorosa. 

- ¡Claro! Nada me alegraría más que verte con alguien que te valore y te haga feliz - trago pesado - Te lo mereces Mob, mereces a alguien que te ame como si fueras la única persona en este planeta - Reigen tenía ganas de chocar su cabeza contra el piso y pedir perdón, perdón por todo, perdón por existir, perdón por no ser tan feliz como debería - ¿Me dirás quién fue? - preguntó apaciguando sus pensamientos intrusivos. 

- Fue... Hanazawa... pero aún no le doy una respuesta... - los brazos de Mob perdieron fuerza y quedaron a sus costados - Primero quería hablar con usted... - su fleco cubrió sus ojos. 

- Wow - fingió sorpresa y jaló su corbata, se estaba ahogando - Creo que no puede haber alguien mejor para ti... Felicidades Mob - e intento seguir en su papel, pero era demasiado difícil. 

Dolía más de lo que había pensado. 

- Le diré que sí - la voz de Shigeo sonó retadora como si le exigiera que pusiera un alto - Prometí responderle después de hablar con usted - 

Reigen bajo la mirada y apretó sus labios. 

- Estoy seguro de que les irá muy bien - dijo y levantó nuevamente el rostro para sonreírle amablemente a Mob, cómo quién ve el final con resignación - Sé qué Hanazawa te hará muy feliz - 

El pelinegro hizo una reverencia, su cabello cayó frente a su cara y Reigen juró ver algunas lágrimas descender con la gravedad solo para terminar impactando contra el suelo. 

- Gracias maestro - 

El rostro de Reigen se contrajo y aprovechando que Shigeo no le veía giró para esconder sus ojos llorosos. 

- Buena suerte, Mob - le dijo en cuanto el joven tomó el picaporte para salir de la oficina. 

Y el pelinegro sólo asintió sin voltear a verlo. 

La tarde cayó, pero Reigen no encendió las luces de la oficina. 

Tal vez debería ir a casa. 

Continuar adelante. 

Estaba haciendo lo mejor. 

 

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