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13. De Regreso a la Seguridad
La oscuridad parece interminable para Draco. Todo es tan frío y desolado. No hay magia alguna rodeándolo como para sentirse seguro. Si así era estar muerto, Draco agradecía haber hecho el trato con ese hombre. No deseaba esta experiencia a sus padres.
Era aterrador.
El tiempo tampoco parece tener sentido. Si lleva días o semanas así, no lo sabe.
¿Qué pasó?
Su mente regresa a esos ojos amarillos. Siente vértigo y va a vomitar en cualquier momento, pero no se puede mover de cierta manera. No cree tener un cuerpo en realidad.
Era como si su alma se hubiera regado en toda esa oscuridad. Como si la oscuridad fuera su propia mente, lo cual es muy extraño y aterrador.
Por un instante siente tristeza. Voces distorsionadas llegan a él y cree sentir la magia de su madre rodearle. El timbre de voz de lo que cree es Hermione es la que más se escucha por momentos junto a la de Millie. La oscuridad parece tan espesa que absorbe el ruido y lo deja en un silencio sofocante.
Cuando cree que aceptó su vida de esa forma. Es jalado. El mismo sentimiento que llega a su cuerpo cuando se va a reunir con el anciano le llega. Puede sentir el vacío en el estómago y la oscuridad es diferente a la anterior. Es más fría y escalofriante.
Draco se mueve incomodo, mira todo el lugar con cautela. Se da cuenta que ahora tiene un cuerpo físico y se siente aliviado por eso. Era tan extraño no poder mirarse las manos o el cuerpo por un largo tiempo. Ni los sueños más aterradores te quitan esa capacidad.
Tan aliviado de tener un cuerpo, no notó que sus manos o su altura no era la de un niño de doce.
Teme llamar al anciano, no sabe para que lo necesita. Si rompió el trato, aceptaría su castigo siempre y cuando no toque a los seres que ama. No sabría que haría si se atrevía a hacerlo.
“Dragón” dice una voz.
Una jodida voz que Draco conocía bien.
Su corazón late con fuerza y gira de manera rápida, casi tropezándose al no calcular bien sus movimientos. Su corazón da un vuelco cuando ve al responsable de la voz.
Ante sus ojos se encuentra un Harry Potter grande. No el mocoso que le hirió el corazón. No, el Harry que vio por última vez en sus sueños con su madre o el juicio. Era un Harry Potter de veinte años. El tamaño no había cambiado demasiado, pero lo demás sí lo hizo. Los rasgos más afilados junto a una barbilla con barba de días era lo que le quitó la respiración a Draco.
Era su Harry que había ido en contra de todo solo para proteger a su familia. No el niño Potter que arruinó uno de sus planes de salvar a sus padres teniendo su amistad o que le hace recordar su pasado como el detestable Draco Malfoy con sus acusaciones.
“Hola, Dragón” saluda nuevamente ese Harry.
“¿Qué?” no sabe que decir.
Siente que caerá de rodillas. Su cabeza se vuelve un caos.
Lo siguiente que nota es que ese Harry usa uniforme de auror. Uno tan elegante e importante que indicaba poder. Ese Harry era jefe de los aurores. Tan joven como para cargar con ese peso.
“Te extrañe demasiado Dragón” es lo siguiente que dice con la voz quebrada, antes de avanzar despacio, como si temiera que ese Draco casi desvaneciéndose sea una ilusión o se vaya por el miedo.
“¿Harry?” lo llama.
Lo siguiente que nota es la magia. Sin duda alguna era su Harry Potter. Draco no solo reconocería a Potter con disfraz o ciego, su magia también era única para el mago rubio. Potente, salvaje y protectora. Libre de oscuridad y siempre posesiva, cálida y asfixiante.
Oh por Salazar Slytherin, como había Draco extrañado a este Harry, ¿podría el mundo simplemente congelarse en ese preciso instante para siempre?
“Sí, dragón. Soy yo” comenta, para llevar sus manos a las mejillas de Draco.
El tacto. No había duda de que era su Harry.
Draco lleva sus manos pálidas y temblorosas a las mejillas de su Harry. Palpa sus mejillas y siente la textura de algunas cicatrices menores de hojas de cuchillos o hechizos cortantes. Nota la cicatriz en su frente que siempre lo acompañaba. Esos ojos verdes que tanto anhelaba que brillaran solo por él, pero que eran opacadas por una enorme tristeza y ojeras que robaban la atención.
¿Como es posible que esas emociones devoraran el color avada de sus ojos? Eso era algo que Draco jamás sabría, pero por Merlín que amaría solucionarlo.
“Soy real, dragón” ese Harry parece leer su mente al decirle eso.
“Eres tú” confirma con una voz anhelante “Oh, Merlín. Eres mi Harry” se ahoga y es jalado para recibir un fuerte abrazo.
Intenta olfatear el aroma, pero se decepciona al no notar nada. Se tiene que consolar imaginándose el aroma de la bufanda que usó días atrás. Se acurruca mejor para escuchar los latidos de su corazón.
Siente la magia de los dos envolverlos en una pequeña burbuja.
“¿Cómo?” pregunta Draco.
No tenía sentido. Ese Harry no debería existir. Al viajar al pasado, la línea de tiempo que dejó atrás debería dejar de existir. Así funcionaba, así eran las cosas.
¿Y si no era así?
¿Y si…?
“Todo es tan horrible sin ti, dragón” comenta Harry ignorando la pregunta “Mi único consuelo es saber que estas viviendo y buscando un futuro mejor. Mi dragón, siempre has sido inteligente. No dudo que tendrá un mejor final, un mejor final que ni si quiera yo te podría dar” lo último lo hace con la voz inestable y quebrada, mostrando el dolor que sentía.
¿Pero cómo era posible que Harry pensara eso?
¿Como era posible que creyera que Draco podría resistir sin él?
Draco apenas y podría con aquella realidad que ahora interpretaba su vida, pero él sabía que si se hubiera quedado en aquella otra vida nada hubiera detenido que el alcanzara su felices para siempre como diría Mione.
“No me hubiera importado, si hubieras estado ahí” responde con el corazón roto.
Era verdad. Tal vez hubiera seguido adelante sin sus padres, si hubiera tenido a Harry.
Tal vez esto solo era parte de sus alucinaciones. Tal vez el anciano estaba jugando con su mente. Solo él podría crearse un Harry tan real. Tal vez por eso este Harry no olía a nada.
Así que decidió vivir en esa mentira, solo porque deseaba más de ese Harry.
A veces las mentiras eran más dulces que cualquiera de los chocolates, que cualquiera de los sueños, más dulces que cualquier cosa que Draco hubiera conocido antes, si eso permitía que Harry estuviera frente a él.
“No, dragón” dice con certeza “Ambos sabemos que no hubiera sido así” comenta Harry dejándolo de abrazar “Solo lo dices porque también me extrañas, pero tú sin tu familia no podrías seguir. Amas tanto a tu familia. Por eso, te quise dar esta oportunidad”
“¿Qué? ¿Tú fuiste ese anciano con el que hice un trato?” pregunta Draco desconcertado.
Harry ríe. Niega para luego mirarlo con cariño. El alma de Draco se siente viva con cada segundo que Harry le dedica.
“Eso no importa, Draco” agarra las manos del nombrado con devoción “No importa nada ya. Tú vives tu nueva vida, como desee” las alza “Y viviré contento con ello” las besa con amor sincero.
Draco le quita las manos, las lleva a las mejillas de Harry y lo besa.
Su primer beso.
Draco siempre había perseguido algo así. Siempre creció con el ejemplo de sus padres. Ambos casándose por amor y teniéndolo como muestra de ello. Siendo solo ellos dos, sin amantes o mentiras. Queriéndose con locura desde el primer momento.
Cuando su corazón quiso a Potter, no aceptó nada de nadie más.
Por supuesto que existieron personas que estuvieron detrás de él. Cartas de amor, poesías románticas y declaraciones costosas. Todo por tener al bonito Draco Malfoy, pero él negándose a cualquiera que no sea ese chico de ojos verdes y su estúpida cicatriz.
Todos esos años esperando lo llevaban a este momento.
El beso fue suabe, torpe y anhelado. Harry no dudó en tomar el control y apretar la cintura de Draco, asegurándose que este no se alejaría cuando todo acabara. Un deseo de no querer que se vaya nunca. El movimiento era lento y dulce, como un beso debía ser. Era mágico y muy cálido.
Especial. Lo que Draco siempre había deseado.
Cuando se separan, se miran a los ojos. Pasan minutos que ambos no notan, hasta que los ojos verdes de quiebran y comienzan a derramar lágrimas.
“No te dije esto en el juicio y creo que será mi única oportunidad de decírtelo” comenta con una sonrisa forzada. Un intento absurdo de decir que estaba bien.
“Dímelo” dice con suavidad Draco mientras seca las lágrimas de Harry.
“Te amo, dragón” suelta mirando esos ojos grises que brillaron más al comprender sus palabras “Perdóname por tardarme demasiado”
“Yo también te amo, Harry” confiesa Draco con una sonrisa, comenzando a llorar el también.
Harry lo eleva cargándolo de la cintura, dándole vueltas en el aire con una radiante sonrisa, mientras Draco se encarga de sostenerse en los hombros del salvador del mundo con la confianza plena que jamás lo dejaría caer.
Nunca.
“Me amas” celebra el muchacho.
“Sí, te amo” repite Draco.
Harry lo deja en el suelo y lo vuelve a besar.
Se besan por un buen rato. Besos inocentes y desesperados. Recuperando todo lo que habían perdido en demasiado tiempo.
Era demasiado extraño para Draco, porque cuando retrocedió en el tiempo esa necesidad de ser tocado y besado por Harry Potter no existía. Había un claro interés romántico, pero era la versión más inocente e infantil que cualquiera se podría imaginar. Hubiera huido si Potter le hubiera intentado besar. Ahora, mientras se sumergía en una sección de besos con ese Harry de veinte años, solo podía rogar porque nunca se detuviera.
Merlín, que jamás parara.
“Harry” suspira entre besos.
“Draco” lo llama también.
Draco sonríe con el siguiente beso, el cual es más profundo y largo. Indicaba que iba a ser el último.
Así fue.
“Draco” dice ahora más serio Harry, dejando que sus frentes se tocaran “Te voy a extrañar hasta mi último suspiro. Nunca olvides eso” pide con dolor “Y perdona a mi pequeño yo que no sabe lo que hace. Pronto se dará cuenta cuanto te puedo amar” vuelve a mirar esos ojos grises con devoción “Cuanto te voy a necesitar, Cuanto voy a desear que te conviertas en mi pareja de por vida, el padre de mis hijos. Mi esposo”
Draco siente que se le quita la respiración.
“Pero también quiero que te ames más. Hazme pagar cada lagrima que te hice derramar” pide con enojo “Que entienda que tú eres demasiado importante como para que te lastime. Será mi pequeña versión, pero tú siempre serás mi Draco. Nadie lastima a mi Draco”
“Lo haré” decide complacerlo.
Eso hace reír a Harry. Lo vuelve a besar.
“cuídate, Draco” pide de nuevo Harry “Eres fuerte y estás protegido, pero eso no impide que cosas malas te pasen. Sé que lo solucionarás, pero de todas maneras quiero que te cuides” explica cansado “El tiempo se termina, desearía que tengamos otra oportunidad de vernos, pero no si implica que estes así”
“¿Cómo?” pregunta Draco.
No está siendo el mejor conversador, pero simplemente no podía pensar. Su mente gritaba que volviera a besar a Harry y pedirle que se quedaran en ese mundo de sombras para siempre.
Quería ser egoísta.
“Estas petrificado, Draco” dice molesto “Ese idiota de Voldemort se atrevió a atacarte” gruñe “No quiero tener una oportunidad si implica esto, no lo vale. Eres más importante. Podré vivir en paz ahora que te dije lo que no tuve el suficiente tiempo de hacerlo en el juicio”
Draco le acaricia la mejilla.
“Se acabó el tiempo maestro Potter” una voz se escucha de fondo.
Draco puede ver como Harry se tensa, lo mira con dolor. No piensa demasiado y lo vuelve a besar.
Un beso de despedida.
“Volveremos a estar juntos” asegura Draco “Tú me amas, yo te amo. Tal vez estemos destinados”
“Sí” responde triste Harry.
Draco nota que eso sonaba a una mentira.
Eso rompe su corazón, pero no tiene tiempo de pensar demasiado en eso porque siente que es jalado nuevamente.
Draco inhala profundamente de un momento al otro. Su cuerpo se siente tenso e incómodo. Su corazón late rápido y trata de moderar su respiración. Parpadea al darse cuenta que estaba de cuclillas mientras una mano se encuentra sosteniendo algo que alguna vez estuvo entre sus dedos y la otra extendida intentando agarrar un objeto que también se encontraba desaparecido.
“¿Qué?” balbucea.
Se mueve con lentitud. Su cuerpo exige una nueva posición y así hace. Se estira como pudo y mira sus manos.
Los recuerdos de Harry llegan a su cabeza.
Alza la cabeza para buscarlo. Su corazón duele al recordar la clara mentira.
¿no estaban destinados a acabar juntos?
Su mente comienza a jugar con su cordura. Se imagina miles de escenarios y casi la mayoría terminan incluyendo a cierta pelirroja. Ginevra Weasley siempre le había generado inseguridades. Es hermosa, fuerte y una Weasley. Harry que estaba desperado por una familia claramente buscaría casarse con la única hija de la familia que le abrió las puertas de su casa. Jamás se interesaría por Draco teniendo la familia que tiene.
Su tía mató a uno de los Weasley que más quería, por amor a Merlín.
Y comienza a llorar por eso. Toda la felicidad que sintió se desmorona. Sus esperanzas casi muertas terminan de marchitarse. Debía de olvidarlo. Debía dejar atrás a Harry Potter, era la única forma de que pueda ser feliz.
“Señor Malfoy, sé que fue traumático. Vamos, respire” la voz de madame Pomfrey lo hace exaltarse.
Recién nota que no estaba solo. Frente a él se encontraba la enfermera, McGonagall y su padrino. Severus mirando todo de él, asegurándose de que esté entero.
“¿Qué pasó?” pregunta para distraerse, secándose las lágrimas.
Nadie vería su dolor. Era solo suyo.
“Ustedes niños simplemente no tienen la percepción del peligro” intenta decir McGonagall, pero el alivio de ver a un alumno de nuevo a la vida era demasiado notorio.
“Señor Malfoy, usted fue petrificado” habla su padrino con seriedad y un claro enojo en su voz “Claramente las amistades que formó lo están llevando lo por mal camino, ¿acompañar al señor Potter a enfrentar un basilisco?”
Draco se encoge. Su padrino estaba tan molesto que lo reprendía en frente de las demás personas. No podía culparlo, si lo decía así era estúpido.
Muy gryffindor.
“No lo acompañé” decide admitir su culpa “Ellos me acompañaron. Yo fui quien quise bajar a la cámara de los secretos para rescatar a mi amiga Pansy Parkinson” dice con la cabeza en alto.
No iba a negar eso.
“El Señor Potter ya lo explicó su pequeña hazaña, Malfoy” dice entre dientes su padrino “La señorita Parkinson se encuentra bien. Tuvo demasiado tiempo para recuperase del rapto y la posesión de un diario maldito” aclara su padrino.
El niño rubio parpadea.
“¿Cuánto tiempo estuve inconsciente?” decide usar esa palabra.
“Estuvo petrificado casi un mes, Señor Malfoy” esta vez es McGonagall quien aclara esto.
“¿Cómo se siente?” interviene Pomfrey “Sea honesto, sus padres y amigos se encuentran afuera. No los dejaré pasar si no es honesto”
Draco solo se sentía con el corazón lastimado luego de tener el mejor de sus momentos.
“Estoy bien” miente, pero deseaba ver a su familia.
“Bien, el director ordenó que se encuentre con su familia antes de hablar sobre la petrificación” aclara McGonagall “Disfrute su vida entre los vivos una vez más” dice con cariño.
“Gracias, profesora McGonagall” dice sincero.
Los profesores salen y la puerta de la enfermería se abre.
Lo primero que ve Draco es a su madre correr hacia él. Se veía pálida, delgada y con ojeras notables. Parecía destruida en vida, como cuando adquirió a marca a los dieciséis años sin tener opciones.
“Dragón” lloriquea Narcissa perdiendo el glamour que la caracterizaba.
Draco se deja abrazar por ella. Respira su perfume caro y la presión en su pecho se aligera. No podía sufrir por amor si una de las personas que más amaba estaba abrazándolo mientras lloraba.
“mamá” dice con la voz rota. Se sentía culpable de ponerla en esa situación.
Narcissa comienza a llorar aún más con su hijo en brazos. El alivio de sentir la suavidad de su piel, el respiro pausado en su pecho y el calor de su abrazo es su consuelo.
“Draco” dice una voz de fondo.
Draco la reconoce.
Mira rápido y nota a Hermione Granger detrás de su padre. Ella estaba tan bonita como la última vez que la vio en la clase de defensa contra las artes oscuras. Tiene el cabello más arreglado, trenzado y coronado con el regalo de yule de Draco. Usaba unas ropas claramente de una bruja pura sangre con un toque muggle que solo un nacido de ellos podía darle.
Era su Mione. Su leona. Mamá gallina.
“Mione” dice, no pudiendo evitar alejarse de su madre. Extrañó tanto a su leona como para negarse a abrazarla, aunque esté en los brazos de su persona favorita. Su leona era también importante para él. Lo sentía en su pecho.
Puede sentir la mirada de su padre sobre él, junto al gimoteo lastimado de su madre al notar como su bebé desea dejarla después de que claramente había sufrido algo horrible y ella se sentía como la única persona en el mundo que podría aliviar a su dragón. Claramente no era así. Su hijo en esos dos años había ampliado su lugar seguro a tres personas aparte de su madre: Millicent Bulstrode, Luna Lovegood y Hermione Granger.
Su leona. Su Gryffindor más querido. La nacida de muggles que se metió en su corazón con un simple acto como consolarlo en un ataque de pánico.
“¡Hermione” dice con alivio y emoción.
Mientras corría a abrazar a su amiga, podía sentir los hilos que lo ataban a su deseo de ser un heredero que sus padres desean, romperse. Cada paso era uno que lo acercaba a la verdadera libertad. Dejar de querer fingir que creía en lo mismo que sus padres.
Ser el mismo.
“¡Draco!” grita la niña cuando Draco la alza abrazándola del vientre para comenzar a girar emocionado.
No era romántico. Era hermandad pura.
“Mione, Mione” decía en cada vuelta, antes de perder el equilibrio y caer con la niña.
“Draco Malfoy” intenta reprender la niña, pero termina en el suelo riendo con su amigo.
“Te extrañé tanto, Mione” dice sincero, volviendo a abrazar a Hermione, ocultando su cara en el hombro de la niña. No va a llorar, hay mucha felicidad en su corazón en esos momentos.
Hacer esa escena frente a sus padres dejaba más en claro su postura. Iba a seguir siendo amigo de Hermione Granger. Dejaría atrás la educación supremacista de sus padres. Ignoraría la clara decepción que provocaba en su padre.
Iba a ser él mismo. Sus amigos y su abuelo tenían razón. No podía continuar viviendo así de infeliz. Cuidaría a sus padres, pero también buscaría su felicidad. La familia no debía doler.
Harry también deseaba lo mismo.
“Yo también, Draco” dice en voz alta Hermione “Todo el año te he extrañado tanto. Extrañe a mi serpiente favorita”
Draco comienza a reír por eso. Aprieta a la niña y deja que ella lo sujete del rostro.
“Perdóname, no me importa ya nada más. Aprendí mi lección con un golpe en la mejilla” dice fuerte y claro para que su padre entendiera el mensaje más claro “Perdón por haber sido una persona horrible”
“Oh, Draco. No digas eso. Conozco a mi amigo y no es horrible” dice seria Hermione “Millie me contó todo y tenía razón. Jamás me hubieras abandonado si no hubiera sido de otra manera, pero lo que me duele es que no me hayas querido confiar esto ¿Qué creías que iba a pasar si me lo decías?” pregunta la niña sería mientras acariciaba su espalda.
“Que me vieras como un egoísta” responde, ignorando que todos los escuchaban, hasta el director “Que creyeras que soy una mala persona, que no merezco ser tu amigo. Que soy malo. Un supremacista… un…”
Un mortifago. Que me vieras como la Hermione de mi vida pasada. No lo dice, pero no es necesario porque todo lo anterior dejó fría a todos en la habitación. Era más que evidente que había un niño tan roto y nadie lo había notado hasta ese momento.
“Dios, Draco” dice Hermione sin palabras “Eso nunca va a pasar. Tu eres mi Draco. El niño inteligente que me robó mi primer lugar y al único que dejaría hacerlo, porque te amo. Eres mi mejor amigo. Eres ese Draco que bailó conmigo en la fiesta de Millie. Ese Draco que me defendió contra un trol y me protegió mientras íbamos a detener a Voldemort de robar la piedra filosofal para que reviva. Eres ese niño que me aceptó con todos mis defectos. Si tan solo me hubieras dicho que tu padre te había amenazado con repudiarte y sacarte de tu árbol familiar, lo hubiera entendido y apoyado. Nada me hará cambiar la opinión que tengo de ti. Eres Draco Malfoy. Nuestro querido Draco Malfoy. Jamás te podría odiar, porque eres brillante. El mago más brillante”
“Sí, Draco” habla Millie caminando hacía él.
Millie estaba ojerosa, más delgada y frágil. Una sombra de la bruja fuerte y divertida que Draco dejó para ir a salvar a Pansy. Eso hizo que el corazón de Draco doliera.
No iba a permitir que volvieran a lastimar a sus chicas así.
“Eres mi Draco. Mi mejor amigo que me dio el mejor año de vida. ¿qué importa si tengo que investigar sobre una criatura extraña y buscar un libro maldito para evitar que petrifiquen a personas que ni conozco? Cada cosa vale la pena, porque tú eres un gran regalo. Eres nuestro Draco. Si tus padres no te valoran, acá estamos para hacerte brillar maldito niño rubio” se arrodilla para abrazar a Draco y comienza a llorar “Cuando dijeron que te petrificaron, tuve tanto miedo, Draco. Fue como el año pasado cuando trajeron tu cuerpo lastimado e inconsciente. No sería lo mismo sin ti, idiota rubio”
“Eres mi primo, Draco” habla Luna con dulzura, también queriendo consolar al niño rubio también “Si alguien se atreviera a pensar cosas horribles de ti, no sé qué le haría” dice con seriedad, acercando para abrazarlo también, como puede esta se acurruca con Millie “Tú me aceptaste en ese tren sin juzgarme por el pasado o los rencores que pudieran existir. Eres especial. Tu aura siempre será especial. Y a pesar de ser especial, no eres capaz de verlo. Pero aquí estamos para recordarte lo mucho que nos importas. Te amo primo, no vuelvas a preocuparme así” lo último lo dice devastada.
Era la primera vez que Luna se veía tan despierta. No entre pensamientos o miradas perdidas. Se escuchaba claramente triste y rota. Draco jamás creyó que Luna pudiera sentir tristeza. Ella parecía estar en otro nivel haciéndolo olvidar que también es humana.
“Veo que el joven Malfoy es muy querido” comenta el director, rompiendo esa burbuja de apoyo a Draco.
Draco mira al anciano. Siente inquietud al notar que entre sus vestimentas estaba su varita. Podía sentir su magia burbujear alrededor del mago. Su tono de voz y esos ojos le hacían pensar que estaba contento.
Pero, ¿De qué?
Draco no iba a ser un idiota en creer que estaba contento porque un alumno haya sido despetrificado. Ese hombre no era nada inocente.
“Y también, estoy observando algo muy extraordinario. Tres de las cuatro casas unidos por primera vez. Creo que eso hay que celebrarlo” comenta el hombre “Siga así, señor Malfoy” lleva su mano a su túnica “Siempre las generaciones jóvenes nos terminan de impresionar. Crees que tienes una perspectiva ellos y terminan recordándote lo impredecible que puede llegar a ser el ser humano. Me alegra que con usted sea de manera positiva. Bajar a rescatar a un amigo es la muestra más efectiva de la bondad en tu corazón”
Draco parpadea antes eso. Sonaba como si estuviera aliviado de que Draco no sea un potencial peligro.
Dumbledore saco su varita, la extiende al niño rubio. Draco le quita su varita de forma apresurada. Trata de limpiar de limpiarla de manera disimulada.
“Gracias director” dice con la máscara de Malfoy en su cara.
No iba a confiar en Dumbledore. Enviando a su pajarraco era un claro indicador de que sabía todo lo que iba a pasar y aun así dejó que Potter bajara a luchar con un basilisco.
¿Qué más supo en su vida pasado que permitió?
Debía cuidarse de él de ahora en adelante.
El director parece notar con humor el desagrado de Draco, haciendo que el niño rubio alzara sus protecciones mentales por completo.
Solo su madre podía hacer eso. Nadie más tenía derecho.
El director se retira después de eso. Le da un saludo cariñoso a Potter y abandona la sala.
Sus chicas se levantan. Quieren ayudar a levantarlo, pero un chico castaño se hace paso. Theo estaba con el cabello desordenado y los ojos verdes oscuros todavía más apagados. Le extiende la mano y Draco acepta para ser jalado.
“Eso fue estúpido, Draco Malfoy” comienza Theo sin importarle que sus padres lo escucharan “Idiota, ¿en qué pensabas yendo con Potter a enfrentar un jodido basilisco? ¿acaso me debo preocupar de que te vuelvas un gryffindor?” Draco hace una mueca “Draco, eres mi amigo. Tú… tú cambiaste mi vida y me hiciste conocer a unas chicas tan asombrosas que aprendí a querer este año. No sé qué haría si uno de ustedes me llega a faltar. No vuelvas a hacernos esto, no vayas solo. No te lo perdonaré, idiota bastardo”
Draco da unos pasos atrás porque Theo se lanza a abrazarlo con fuerza. Su pecho se calienta y se extiende por todo su cuerpo. Su corazón late con rapidez y solo se aferra a Theo sin poder resistirlo.
“Estoy bien, Theo” dice sueva “Perdón”
Draco no promete nada. Sabe lo que vendrá más adelante.
Sirius Black, su tío desterrado. Sería bastante interesante pelear contra él. Si iba detrás de la cabeza de Potter, Hermione estaría involucrada y no permitiría que su leona vuelva a enfrentarse a peligros sola.
“Dragón” dice su madre débil “¿Podríamos hablar?” pregunta su madre, mirando a sus amigos. Parecía devastada. Como si hubiera sabido algo que le quitó la poca estabilidad que ganó al tener a su hijo de regreso.
Draco mira a su padre. Lucius Malfoy parecía mirar a su bastón. A la parte metálica que conformaba la estatuilla de serpiente que servía como mando junto a su mano que la sostenía. Sus ojos azules apagados no decían realmente nada. Draco no podía pensar que a su padre no le importaba que lo hayan petrificado. El que estuviera en esa habitación con una sangre sucia y un mestizo responsable que su señor perdiera solo por él era prueba suficiente para saber que su padre sí se preocupó.
No lo diría. Draco no esperaba que diga algo realmente.
“Madre, quiero estar con mis amigos” dice serio.
Draco podría aceptar. Pedir que sus amigos se vayan para tener una conversación con sus padres. Pero perdió demasiados meses y acaba de salir de una petrificación no planeada. No iba a gastar su tiempo sin ellos. Tenía unas largas vacaciones para hablar.
Su madre parece triste, pero asiente.
“¿Quieres escuchar qué pasó en el casi mes que estuviste como piedra?” pregunta Millie siendo siempre la que se encargaba de romper los silencios.
Con ella dentro de una habitación, difícilmente había silencio.
Draco ríe. Se va a su cama para que Hermione se sentara a su costado. Luna se sentó en medio de su madre y él, comenzado a jugar con su cabello como se volvió costumbre. Theo jaló un asiento para Millie, sentándose en él apoya brazos con los brazos cruzados.
“¿Esos dos trols se van a quedar en la puerta?” pregunta Draco al notar a Potter y Ronald parados incomodos demasiados alejados.
Su castigo por dudar de Draco.
Draco nota como Potter dirige una mirada a su padre. Parecía estar juzgando a su padre. Esos ojos verdes mirando de una manera que solía hacerlo con él en otra vida luego de llamar sangre sucia a Hermione o metiéndose con Ronald. Parecía odiar a su padre.
¿Habrán hablado?
Lastima que tal vez nunca lo sepa.
“¿Los quieres cerca?” pregunta ofendido Theo.
Draco podría ser sincero y decir que no, pero su padre estaba en la habitación. Se tomaría esto como su pequeña venganza, porque notó como Lucius arrugaba el entrecejo mirando al niño que vivió.
“Sí, acabo de salir de un largo tiempo como una estatua a la cual adorar” hace una pose, haciendo reír a Millie mientras Hermione le pegaba en la nuca.
“No es broma” le reprende la gryffindor.
Draco escuchó el suspiro molesto de su padre junto al gimoteo ofendido de su madre. Eso pareció avergonzar a su amiga.
“Vamos Mione, llevo solo un par de horas consciente. Podrías darme con algo más pesado. No pararé con mis bromas” le saca la lengua infantil.
Hermione lo empuja molesta y se cruza de brazos. Draco no puede evitar abrazar a su amiga, riendo contento.
Así se sentía la libertad.
Draco solo escuchó los pasos de su padre abandonando la habitación. Tener razón nunca se había sentido tan amargo.
La risa de Luna evitó que Draco siguiera viendo la espalda de su padre alejarse.
Al menos su madre se había quedado. Estaba en completo silencio, pero seguía ahí con él.
Millie contó a detalle cómo se enteraron de la petrificación de Draco. Theo intervino con mejores detalles y con un claro rencor a Potter por permitir que Draco haya acabado así. El niño rubio no intentó defender a Potter.
No eran amigos.
Luna contó su versión. La niña parecía apagada narrando como se sintió escuchar que su primo había sido petrificado. Sonaba tan distante a veces.
Ronald y Potter cuentan avergonzados que pasó con Lockhart. Potter explica como avisaron a Dumbledore y llevaron el cuerpo petrificado de Draco con ayuda de una Pansy llorosa que no quería que tocaran a Draco petrificado por temor a que se rompiera.
Y otra parte que su madre no sabía.
Le contó el final que tuvo el diario. No intentó ocultar las cosas que podrían meter en problemas a Draco con su madre. El niño rubio maldijo en voz baja al notar como su madre escuchaba atenta todo.
“Simplemente Voldemort dijo sobre tus intentos de quemar el diario en medio de la pelea mientras se burlaba de que no tendría más su juguete” dice Molesto Potter.
Draco se queda sin palabras por eso. Sin duda, Potter estaba dejando más que claro que ya no sería ese mocoso que lo lastimó.
“¿Voldemort?” pregunta su madre, metiéndose por primera vez en la conversación.
Draco quiere desaparecer, pero debe afrontar todo.
“Madre, el dueño del libro que causó las petrificaciones de los nacidos de muggles fue Voldemort” explica incomodo.
“Sí, señora Malfoy” dice Potter enojado “Voldemort quería usar a Draco como un juguete. No sé qué quiso decir con eso” comenta frustrado “Pero nada que venga de ese mago no es bueno”
Narcissa parece perder el poco color que había ganado teniendo a su hijo consigo. Mira a Draco y este se encoge avergonzado.
“Dijo que por ser un Malfoy, debía ser su juguete”
Draco estaba casi seguro que Ryddle no dijo eso, pero eso asustó a su madre lo suficiente para abrir una esperanza en que ella no seguiría a ese monstruo si eso significaba poner a su hijo en riesgo frente a un depredador.
“Merlín” dice sin palabras Narcissa. Parecía asqueada.
“Destruí el diario” admite con orgullo Potter “Y se lo devolví a su esposo”
Draco notó como esas palabras tenían un doble significado. Mira a sus amigos, pero nadie lo nota como él.
“¿Cómo?” pregunta Narcissa confundida “Explíquese por favor, señor Potter”
“Madre” intenta intervenir Draco, pero Narcissa lo mira con aquella mirada que le dedicaba de niño y se metía en problemas.
Draco se encogió, no podía hacer nada. Su madre ya había usado su mejor arma para asustarlo.
Potter explica sobre como su padre fue el que tuvo el diario y permitió que llegara a Hogwarts, poniendo en peligro a todos los niños, incluyendo a Draco. Parecía querer agregar cosas, pero no dijo más después.
Eso último hizo que Narcissa arrugara la cara, parecía completamente molesta que su esposo haya expuesto al peligro a su hijo.
Su marido prácticamente provocó la petrificación de su bebé.
“¿Liberaste a Dobby?” pregunta Draco cuando escucha como Potter engañó a su padre.
“Sí, lo lamento. Creo que era tu elfo domestico ¿verdad?” admite avergonzado Potter.
“No, estará mejor así. Dobby siempre quiso ser libre” aclara Draco sintiéndose bien por Dobby. Deseó que le vaya bien “Creo que podría contactarlo para que trabaje en las cocinas” dice como una propuesta.
No estaba seguro, vería que hacer cuando pudiera.
Hermione parece brillar al escuchar eso.
“Estás interesando en darle un trabajo nuevo a tu amigo, eso es muy noble de tu parte Draco” dice la gryffindor con una sonrisa.
Draco suspira. Esperaba que el asunto de P.E.D.D.O se retrasara. Amaba a Hermione y claramente usaría esos tontos pines con el nombre horrible que ella seguramente creó. El escribió A Weasley vamos a coronar, por amor a Morgana. Claramente podía opinar sobre el buen gusto, su propia existencia era un regalo.
“Sí… trabajo” murmura evitando mirarla y recordar el futuro.
No quería usar esos pines por Merlín.
“Gracias señor Potter” dice su madre mirando con cariño a Potter. El niño que vivió se sonroja y juega con sus manos. Pobre niño con falta de padre “Querida” esta vez se dirige a Hermione “Escuché sobre que iba a repudiar a mi hijo, ¿podrías explicarme? En vista de que mi hijo no me dice las cosas, creo prudente buscar esa información en sus amigos”
Draco mira suplicante a Hermione. Ella parece dudar, pero no es ella quien decide. Millie tose para llamar la atención. Draco mira mal a la niña.
¡¿Cómo se atreve?!
“Yo le explico, señora Narcissa” dice decidida Millie “Draco me lo contó en mi cumpleaños y créame que no estuve nada contenta y como una de las mejores amigas de Draco creo pertinente en decirle”
“¡Millicent!” dice molesto Draco.
“No, Draco. Es tu madre. Tú tienes la suerte de tener la madre más amorosa en nuestra generación de serpientes y aún así ella no te merece por todo lo que te hizo” no parece molesta por eso, ni lastimada. Solo dice un hecho claro “Y eres mi mejor amigo, así que, si tú no te quieres cuidar, lo haré yo porque te amo. Señora, el señor Malfoy amenazó a Draco con quitarlo del árbol de los Malfoy, quitarle el apellido y dejarlo sin nada solo por ser él mismo” lo dice con tanto rencor.
Narcissa voltea a verlo tratando de ver si era mentira. No había mascara existente en Narcissa Malfoy que pudiera ocultar los sentimientos que estaba experimentando.
Su propio esposo se atrevió a tocar lo más preciado que tenía de tantas formas, que estaba rompiendo el corazón de su esposa.
“madre” dice Draco.
“Continúa querida” vuelve a mirar a la niña pelinegra.
“Señora, Draco siempre ha sido la mejor persona que conocí. Es primer lugar en su clase. Es inteligente y de buen corazón. No entiendo que de malo vio su esposo como para que le hiciera eso. No entiendo que hizo Draco para que usted haya permitido todo” Draco gimotea por eso “Tiene bastantes defectos, no lo negaré. Es engreído por momentos, es egocéntrico, pero es una farsa porque no se da cuenta que no necesita ser alguien perfecto para tenernos como amigos. Pero esos defectos lo hacen la persona que amamos. Es imperfecto, pero esas imperfecciones deberían hacerlo perfecto para las personas que lo aman” gruñe “Y nosotros amamos a su hijo. Yo lo amo y estoy furiosa por como lo estuvieron tratando ¡No se merecen a Draco!”
“Millicent Valery Bulstrode” dice furioso Draco.
“¡No! ¡No te merecen! Ya lo dije” se cruza de brazos.
“Millie” repite Draco más cansado.
“No, Draco” dice molesta “Viviste un año de mierda. Me dolía ver lo aterrado que estabas cuando me contaste sobre como tu propio padre te amenazó con quitarte tu apellido ¡Eres Draco Malfoy! Merlín, el apellido no importa, pero se cómo te dolería perderlo y eso es lo que importa. Tú amas mucho a tu familia. Dejaste de ser tú mismo y parecías cada vez más miserable. Me dolía” gruñe “Así que, señora Malfoy. Con todo esto quiero decir que, por favor, cuide de Draco. Fue amenazado y vivió miserable todo este año. Se perdió su cumpleaños estando petrificado por el libro que su esposo trajo a esta escuela” Draco ni siquiera había notado que se había perdido su cumpleaños “Si algo todos los niños Slytherin sabemos bien es que usted ama demasiado a Draco. Cuídelo mejor”
“Créame, Señorita Bulstrode. Estos últimos sucesos me abrieron los ojos” comenta sincera callando a Milie “Y le aseguro que jamás volveré a permitir que mi hijo de trece años vuelva a vivir cosas como estas. No se preocupe, mientras yo viva, él nunca perderá su apellido ni su herencia. Siempre vivirá en los dos árboles familiares. También, quisiera disculparme en nombre de mi familia con usted Señorita Lovegood” mira esta vez a la niña rubia que tiene al costado “Si desea alguna indemnización o regreso del apellido que tiene por derecho, estaré dispuesta a ayudarla”
“Oh, muchas gracias tía Narcissa” comenta con una sonrisa Luna “Pero no lo necesito. Sé quién soy, que sangre tengo y eso me basta”
Narcissa mira a la niña rubia con sorpresa. Dirige su atención a su hijo y asiente reconociendo a su prima como una Malfoy más.
Todo estaba pasando tan rápido. Simplemente Draco no podía con tanto.
Y luego la puerta se abre.
Pansy Parkinson ingresa con los ojos vidriosos teniendo detrás a una Daphne cansada.
“Pans, será mejor que nos vayamos” pide Daphne.
Pansy parece no escuchar a su amiga. Avanza hacia Draco con la mirada en alto. Se veía más delgada y ojerosa, casi devastada como lo estaba su madre.
Draco observa como Pansy realiza una Dogeza. En silencio la niña se arrodilla en el frio piso de la enfermería, inclina su cuerpo, y apoya sus manos y la cabeza en el piso. La mayor muestra de arrepentimiento en la cultura japonesa, de donde era originaría la familia de la madre de Pansy, porque los Parkinson son solo de Inglaterra.
“Perdóname, Draco Malfoy” dice con tristeza la niña “Por todo. Por llamarte traidor de sangre muchas veces. Por atacar a tu amiga Granger. Por ser una molestia. Perdóname”
“Pansy” se queda sin palabras Draco al ver a su amiga así.
Nunca, ni en su otra vida, su amiga había hecho algo así. Demasiado orgullosa como disculparse.
“Draco, creo que esto está bien” interviene Hermione “Disculparte es una forma de reconocer tus errores y reconocer tus errores es una muestra de madures” explica la niña “Disculparse nunca debe ser visto como una debilidad. En muchos textos de crecimiento personal nos hablan de la fuerza de los que se disculpan”
Draco mira a Pansy. No se trataba de eso. Ella había lastimado a sus amigos. Draco la amaba, no lo iba a negar, pero con todo lo que había vivido estos meses… no podía simplemente perdonarla. El diario no poseyó a la niña cuando llamó sangre sucia a Hermione o intimidaba a Millie por su cuepro, cuando ambas eran perfectas.
Draco la perdonaría si solo las ofensas hubieran ido en su contra. Por eso corrió a rescatarla… pero perdonarla era olvidar como trató a sus amigos. Además, él tampoco fue un buen amigo con Pansy.
Ahora lo notaba, él no hizo suficiente. En esos dos años desde que regresó no hizo demasiado, solo sentirse miserable. Si hubiera tratado de entender más a Pansy...
Todo era tan complicado. Odiaba eso. Él nunca había comprendido demasiado de comunicación, pero su nueva vida le estaba haciendo entender de eso. De la incomportancia de hablar, abrir tu corazón y la sinceridad...
“Vamos, Pansy. Levántate” dice serio “Yo… quiero perdonarte, de verdad… pero tenemos mucho por trabajar. Sería demasiado falso volvernos amigos y fingir que nada pasó. Tú te metiste con mis amigos, los lastimaste y yo... yo ni siquiera intenté hablar realmente contigo. Solo peleamos y en ningún momento te pregunté como te hacía sentir todo o si en algún momento te hice sentir reemplazada. Ambos fallamos ¿no?"
“Draco, ella ya se disculpó conmigo” interviene Hermione “Y sé que la amas, por eso la perdoné. Todos podemos cambiar” dice nerviosa.
Draco mira a Millie. Ella parpadea y bufa.
“Ella solo tendrá mi perdón cuando el infierno se congele. No me voy a olvidar como lloraste por esa perra y si tu no te cuidas, lo haré yo” se cruza de brazos.
Draco no está sorprendido. Se levanta y ayuda a levantarse a Pansy.
“Intentaremos ¿Bien? Por ahora, no te culpo de las petrificaciones ni te odio. Repararemos esto juntos”
Pansy abraza a Draco. Draco se deja. Era su Pansy por amor a Merlín.
“Estoy aquí, Pansy” consuela a la niña.
“Lo sé, siento todo” dice comenzando con el llanto “Tenías razón en todo. No quiero ser una supremacista de sangre. Fue horrible Draco. Yo no quiero ser un monstruo. Yo no quería petrificar a nadie”
“No lo hiciste, Pans”
“¡Pero si vi como petrificaron a tu amiga!” vuelve a llorar “Hablé cosas tan horribles de Granger, pero no quería que le pasara eso. Yo no quería dañar a nadie realmente”
“Lo hiciste. Las palabras también hieren, Pansy” aclara eso. Guiaría a su amiga “Sangre sucia fueron las palabras que muchas personas escucharon antes de morir en la primera guerra y en otros sucesos. No es algo que debe ser dicho como un insulto”
“Ahora lo sé, lo siento. No quiero esto. Fue horrible. Me sentí tan enferma cuando Vincent y Greg me dijeron que estabas con mi diario, que te lo quité mientras estabas en con el director, porque Lockhart nos había dicho que tu abuelo murió y que el director quería hablar contigo porque te iba a ausentar estos días” comienza a contar “Lo robé, como lo robé la primera vez. Lo siento. Estaba tan herida de como defendieras a Granger, que te quise quitar algo importante. Iba a devolverlo, pero me atrajo a escribir en ella y tú no lo reclamaste, creí que me la podría quedar”
“Lo siento por eso, debí dejar el jodido diario en la mansión, no sé en que estaba pensando” admite molesto.
Pansy lo mira incrédula.
“¿Por qué te disculpas?” dice incrédula.
“Porque es un idiota que cree que todos los problemas del mundo le las ocasiona. Únete al club, Parkinson” se mete Millie.
“¡millie!” dice avergonzado Draco.
“Draco, Millie tiene razón” interviene Theo “Eres un idiota demasiado blando”
Pansy mira a Draco como si viera algo en él que le preocupaba a la serpiente. Draco intenta colocar sus defensas mentales, pero jamás podría ocultar sus ojos a Pansy Parkinson. Ella tarda minutos mirando aquel mercurio puro antes de lucir decidida.
“No más supremacía” promete Pansy totalmente decidida a algo que Draco no entendía “Prometo que repararemos esto. No más estupideces de mi parte”
“Sí. Volveremos a ser amigos” comenta Draco sonriente.
“¡Hey! ¿Por qué Parkinson y yo no?” se queja Potter molesto.
“Harry, cállate” le reprende Hermione a su amigo.
Draco rueda los ojos. Daphne se llevó a Pansy después de eso. La niña rubia estaba aliviada y lo miró con un agradecimiento.
“Hermano, eso fue intenso” dice Ronald.
“Si me haces convivir con Parkinson, juro que te hechizo” amenaza Millie con un claro rencor.
“No, esto será algo que me encargaré de hacer yo” comenta Draco.
Solo Pansy y él podrían arreglar sus lazos. Ser mejores.
“Creo que de verdad deberíamos darle una oportunidad” dice Hermione mirando a Millie.
“¡Mione!” dice ofendida Millie.
“Creo que es mejor dar tiempo a esto” intenta evitar una pelea frente a su madre.
Millie festeja que se hayan cancelado los exámenes. Hermione no puede evitar mostrar su enojo con el director al cancelar los examenes. Draco ríe al ver la cara de incredulidad de Millie, mientras Luna tararea sobre no haber agarrado un libro durante todo ese tiempo. Eso parece ofender a Hermione, quien dice que irán a la biblioteca mañana.
“Merlín, ¿será tanto pedir un sábado sin estar en la biblioteca?” se queja Ronald.
“¿Qué? ¿Tu cerebro de maní no puede con un párrafo, Ronald?” se burla Draco con una sonrisa.
“Por supuesto, nadie le gana a cerebrito Malfoy” le saca la lengua Ronald.
Draco boquea ofendido.
“¡Ronald!” dice molesto.
Ronald jala a Potter y sale de la enfermería riendo victorioso. Potter parece protestar, pero no le gana al pelirrojo y termina saliendo junto a él.
“Harry dijo que se disculpó” habla Hermione “¿Qué harás?” pregunta interesada.
“Créeme que por mi lo mando a la mierda” dice sincero “Pero es tu amigo, así que lo toleraré. Además, arriesgó el culo por ayudarme con Pansy”
Hermione no parece satisfecha con su respuesta, pero asiente resignada.
Así pasan el resto de la tarde sus chicas y él. Theo se queda en una esquina con un libro muggle. Hermione comenta que se lo regaló, provocando de Theo bufara molesto, provocando la risa en Draco.
Cuando la enfermera sacó a sus amigos, solo quedaron su madre y él en la habitación.
Ella lucía cansada, pero decidida a tener una conversación con Draco.
“Cariño” comienza “¿Por qué no le dijiste a mamá todo lo que te pasó?” pregunta “De tu padre lo puedo entender, pero ¿qué hay de Pansy? Si me hubieras dicho que ella te molestaba en la escuela, yo hubiera entendido que te alejaras”
“Madre” dice cansado Draco “Solo quería ser el mejor heredero para ustedes. Cómo tú me pediste” no intenta lastimar con esas palabras, pero parece golpear en donde más duele a Narcissa Malfoy.
“Dragón” dice dolida “Lo siento tanto. Por todo lo que te hicimos” comienza a llorar “Tu amiga Millicent tenía muchas razones para reclamarme. No fui una buena madre para ti este año” admite “Y lo lamento tanto. Prometo que desde ahora todo cambiará. Hablaré con tu padre. Él tendrá que cambiar, porque te amamos Dragón” lleva su mano de dedos delgados y alargados a la mejilla de su hijo “Y porque te amo, de ahora en adelante no habrá condiciones. Tienes razón, estamos mal. Nuestro odio a los muggles te hizo estar petrificado por casi un mes porque la mandrágora que te iba a salvar tardó en madurar”
“Perdóname por preocuparlos” se disculpa Draco.
“No, cariño. Eres mi hijo, sé porque hiciste lo que hiciste. Pero ahora ya no estarás solo. Hay demasiadas cosas que por el momento no entenderé, pero me gustaría que me las enseñes. Creciste demasiado sin tenerme realmente a tu lado y me duele”
“Nunca dejé de amarte mamá. En ningún momento, ni cuando peleamos en la mansión” trata de tranquilizar Draco a su madre.
“Lo sé, amor. Amas demasiado y me preocupa lo que eso te pueda traer en tu futuro. Te dejaré resolver tus problemas con la señorita Parkinson, pero no la quiero ver hasta que realmente hayan solucionado todo. No fingiré agrado a una persona que lastimó a mi bebé”
“Sí, está bien” concuerda Draco.
“Como dije. Hablaré con tu padre. Cambiaremos todo lo que hicimos mal como padres. Tú no tendrás que cambiar nada. Nuevamente le doy la razón a Millicent, eres perfecto así. Un niño tan bueno que no merezco”
“No digas eso mamá”
“Pero de ahora en adelante trataré de merecer” termina su frase “Perdóname por tardarme tanto en ver esto. Está bien si quieres ser amigos de nacidos de muggles o familias como los Weasley. De ahora en adelante, vivirás tu vida como desees. Me demostraste que darte esa libertad no te traerá un mal futuro como temía. Solo espero que me dejes aconsejarte en tu camino”
Draco por alguna razón desconfía de esas palabras. Dudaba de su madre y dolía, porque la amaba tanto.
“Sí mamá” dice Draco comenzando a llorar.
Pero, aunque la desconfianza estaba ahí, jamás dejaría de sentirse seguro cuando Narcissa Malfoy lo abrazaba.
No notó cuanto necesitaba esas palabras hasta que Narcissa se lo dijo. Magna tenía razón. Es un niño, aún necesita a un adulto que viera por él, aunque una parte de él sentía que no era a Narcissa a quien necesitaba.
No sabía realmente si tendría un adulto en su vida. Ahora, solo sentía que estaba solo con sus amigos en ese largo camino a la felicidad.
“Te amo, mi dragón”
“Te amo, mamá”
Salir de enfermería al siguiente día es extraño. Puede sentir la mirada de todos, lo cual es incómodo. No quería esa atención. No quería lastima.
Todos los Slytherin parecían asustados. Los murmuros de que una sangre pura como Parkinson haya sido raptada quedaban cortos con el temor de si el heredero Malfoy y Black había sido petrificado como un sangre sucia cualquiera.
A Draco no le importó realmente eso. Ya daba igual su reputación, seguiría siendo el heredero.
Mañana iban a abordar el tren para regresar a casa. Eso era lo que importaba ahora.
Después de desayunar va a la lechuzería. Le escribe una carta a Dora disculpándose por ignorarla y romper su palabra de formar una relación de primos. Le explica sobre sus temores de ser expulsado de la familia, pero que ya los había superado. Le promete que será el mejor primo de ahora en adelante y le agradece por los consejos que le dio en su último año en Hogwarts. Manda a Pólux con la carta, esperando que Dora siguiera teniendo ese corazón de Hufflepuff que le permita obtener su perdón.
El resto del día sus amigos le organizaron una fiesta para compensar su cumpleaños perdido.
Potter estuvo ahí. Draco lo ignoró, ni abrió el regalo que le dejó en la reunión. Eso pareció lastimar al niño, pero no dijo nada al respecto.
No importaba, no tenía que fingir ser amable como el no fingió serlo durante todo un año en el que buscaba su amistad.
Theo le regaló una bufanda. Draco no quiso pensar que se la daba por lo que pasó en el último partido de gryffindor.
Luna le regaló bonitos accesorios para el cabello relacionado con las flores de narcisos y lirios. Ella alegó que, si Draco se iba a dejar crecer el cabello, debía tenerlo bonito como él. Eso se ganó varios abrazos tanto de Draco, Millie y Hermione.
Al parecer, en su ausencia ambas niñas trataron de conectar. Luna le arregló el cabello alborotado de la Gryffindor y se encargó de trenzarlo cada mañana de manera hábil. Hermione por su parte ayudó a la niña en sus investigaciones de criaturas mágicas. Millie siempre presente para tratar de evitar peleas cuando Hermione se enfadaba por las criaturas inexistentes de Luna.
Draco no podía culpar a Hermione. Ella era así. Si no estaba en un libro, la cosa que le dices estaba mal y debías corregirlo si querías seguir teniendo una conversación pacifica con la niña. Draco lo entendía. Así era su Mione.
Millie le regaló guantes para que evitara resbalarse de su escoba. Draco se sintió mal porque no iba a volver a jugar el próximo año. Este año le demostró que aún no había superado sus recuerdos de la sala de menesteres en llamas. No iba a poner preocupados a sus amigos en cada juego.
Ronald le regaló su suéter Weasley. Draco se quedó totalmente impactado al ver esa prenda. Ronald parecía avergonzado por el tiempo en el que se quedó mirando el niño rubio su regaló. Le dijo que no tenía que fingir si no le gustó siendo callado cuando Draco se apresuró a ponérselo.
Un suéter de los Weasley. Eso podía ser una señal de que estaba ganando aliados.
No, estaba ganando amigos.
Cuando llegara el momento. Sus amigos le ayudarían a salvar a su padre de Azkaban. No los vería más como aliados.
Harry tenía razón. Debía buscar su final feliz y ese final ahora incluía a ese grupo de idiotas que le celebraban el cumpleaños.
El regalo de Hermione lo dejó sin palabras. Era un libro de autoayuda. Ella explicó que estaba muy preocupada de como Draco se veía a él mismo o las cosas que hacía sin preocuparse por él mismo. Draco prometió leerlo, pero no lo iba a hacer.
Cree que ya no lo necesita.
El regalo de Potter lo abre por la noche, protegido por sus cortinas. Rasga el papel torpemente envuelto, dejando ver una snitch dorada junto a una nota escrita a mano con una letra desordenada y poco prolija.
Jugaste muy bien ese día. Si no te hubiera pegado la bludger, hubieras atrapado la snitch. Espero volver a jugar contigo en otra oportunidad.
Draco miró el objeto dorado por mucho tiempo.
“Ay Potter. No sé qué haré contigo” murmura antes de quedarse dormida con el regalo bien sujeto a su pecho.
Tomar el tren fue caótico. Era la primera vez que Draco experimentó un problema con los vagones.
Eran demasiados niños.
Por un lado, el trio de oro se tuvo que acomodar para caber los tres en aquel asiento, mientras por el otro lado Draco tuvo que sentarse en el regazo de Theo porque Millie con su corazón malvado discutió sobre Luna mereciendo su propio asiento.
“Sabes, creo que así nos acostumbraremos a ustedes” comenta Hermione “Claramente quieren intentar algo, así que los apoyamos chicos”
Por supuesto que Hermione Granger tendría que buscarle el razonamiento a todo, aunque estuviera equivocada.
Draco bloqueó todos sus pensamientos sobre rechazar a Theo durante el camino. Se encargó de molestar a Ronald como los viejos tiempos. Bromeó sobre su petrificación terminando siendo empujado o golpeado con suavidad por Millie y Hermione. Luna lo ayudó hablando sobre los nargles y sus aventuras en solitario buscando sus objetos que esas criaturas escondieron.
Nadie tuvo el corazón de seguirle negando que esas criaturas existen. Hermione entendió por fin porque le permitían a la niña hablar de cosas que no existían y se sintió mal por un momento. Draco se encargó de disminuir la tensión con sus bromas sobre petrificaciones.
No lo podían culpar. Fue una estatua por casi un mes.
Llegar a la estación fue diferente como el año pasado. Ya no se sentía mal ni asustado. Las palabras de su abuelo y Luna sobre la familia lo hicieron cambiar demasiado.
Tenía a sus amigos después de todo.
Un lugar seguro.
Se despidió de todos sus amigos con cariño frente a todas las familias sangre puras que se encontraban en el lugar. A Potter le dedico su más fría reverencia y caminó directo a ver a su madre. A lo lejos vio a Blaise siendo llevado por un auror, seguramente yendo a un orfanato mágico.
“Madre” saluda con una sonrisa.
“Vamos dragón, volvamos a casa” dice su madre con una sonrisa.
“En casa, ¿podemos hablar sobre Blaise? Creo que podríamos darle un hogar mientras su madre no esté” propone.
Su madre parpadea sin esperarse eso. Lo mira por un momento y sonríen con calidez.
“Bien, amor. De todas maneras, soy su madrina. Será sencillo” acepta.
Así ambos rubios se alejan del tren, dejando atrás un año más. Draco ni siquiera miró atrás para ver como Potter se encontraba con la familia que decía odiar.
Un mejor año vendría. Estaba seguro.
Continuará…