Chapter Text
Pasado mañana era la graduación de los alumnos de tercer año. Le parecía increíble a Ryou que el tiempo haya pasado tan rápido. En enero seria un estudiante de segundo año, no solo eso, también continuaría siendo novio de Aomine Daiki. Estaba en un sueño, se sentía en un sueño por esa misma razón.
Si Wakamatsu no estuviera tan ocupado hablando con Imayoshi y Susa le pediría que lo pellizcara.
Ahora que lo pensaba con seriedad ¿él porque estaba ahí en primer lugar?
No lo sabía, pero fue pedido de Wakamatsu así que no podía decirle que no a un viejo amigo.
-Sakurai- el castaño salió de sus pensamientos internos cuando Imayoshi lo llamo, Ryou ladeo la cabeza confundido -como sabes, Susa y yo nos graduamos pasado mañana. Dejaremos de ser capitán y sub capitán de Too respectivamente e iremos a la universidad- Ryou asintió en silencio -lo hablamos en su momento con el entrenador Harasawa y pensamos que Wakamatsu y tu serían los indicados para suplirnos a Yoshinori y a mi ahora con nuestra inminente salida-
-Wakamatsu será ahora el capitán del equipo y tu su sub capitán, Sakurai- expreso Susa con seriedad en sus palabras, pero viendo con cierto orgullo a su kohai -como tal, necesitará toda la ayuda posible con Aomine, especialmente Aomine-
-Sabemos lo que tienen ustedes dos es serio e importante, además de que aparte de Momoi-san; es a ti quien hace un poco más de caso Aomine. No te lo estaríamos diciendo si no creemos que puedes ser un buen apoyo y elemento para Wakamatsu-
Sakurai tardo dos segundos en procesar lo que estaba oyendo.
Sub capitán… era una responsabilidad muy importante.
Y pesada.
-No te obligare a nada, Sakurai- aseguro Kosuke revolviendo los cabellos castaños -contrario a Aomine, tenemos mejor comunicación tú y yo, por eso pensé que serias un buen sub capitán ahora que Imayoshi me dio su lugar- explico el rubio cenizo con rapidez -creo que te prefiero a ti antes que el desobligado de Aomine-
Si, seguía sin ser de su agrado Aomine.
Ryou soltó una ligera risita divertida, si, definitivamente su novio aun no estaba listo para esa responsabilidad. Pero sabía que algún día lo estaría, no tenía duda de ello.
Hasta entonces….
-Yo… quisiera ser sub capitán, Wakamatsu-san-
Imayoshi y Susa suspiraron más tranquilos viéndose entre sí en signo de complicidad. Sabían lo que estaban haciendo y con quienes, definitivamente Wakamatsu y Sakurai ayudarían a Too a equilibrar las cosas y quizá ganar uno o dos campeonatos.
-Muy bien- expreso Susa -le notificaremos al entrenador de tu decisión, Sakurai-
-Y después él se los anunciara en su momento a todo el equipo y Momoi-san- Wakamatsu y Ryou asintieron en silencio -hasta entonces, manténganlo en secreto, quiero ver la cara que pondrá Aomine cuando sepa quién será su nuevo capitán-
Susa suspiro al ver aquella sonrisa zorruna que lo hizo enamorarse de Shoichi. No podía hacer nada.
Ryou y Kosuke se vieron a los ojos preocupados, pero estaban seguros de sus nuevos papeles dentro del equipo.
Todo saldría bien ¿verdad?
-Daiki-san…-
El puchero y ceño fruncido en el rostro de Aomine no desaparecía por más insistencia de Ryou. Hace un día Imayoshi y Susa habían anunciado junto con Harasawa los cambios que vendrían para Too una vez los estudiantes de tercer año se graduaran, resulta que su graduación fue hoy y a Aomine no le gusto el hecho de que Ryou le ocultara esta información de vital importancia.
No por el chisme, lo decía porque SU honguito le oculto el hecho de que sería sub capitán de Too en su segundo año.
Eso… eso era ¡traición!
-Habla conmigo, Daiki-san- Ryou suspiro, sabía que esto podía pasar, pero no pensó que Aomine se lo tomaría tan apecho.
-No quiero-
Sakurai rodo los ojos al mismo tiempo que se sentaba a un lado de Aomine. Estaban en los jardines de Too y Daiki se estaba comportando como niño pequeño.
-Wakamatsu-san y yo se lo prometimos a Imayoshi y Susa-san, no se enoje Daiki-san- Aomine ladeo el rostro indignado todavía con Ryou, okey, esto no estaba funcionado.
No quedaba de otra.
Aomine comenzó a relajar el entrecejo al oír pequeños, casi imperceptibles sollozos del lado donde estaba sentado Ryou. Se encogió en su lugar al ver a Ryou llorando ocultando su rostro entre sus manos con su mochila a un lado suyo.
Quizá si se había pasado un poco en enojarse con Ryou…
- ¿Ryou? - el castaño se levantó de su lugar con rapidez tomando sus cosas, debía ir a casa ya -Ryou…-
-No quiero hablar con Daiki-san, pero está bien, él tampoco quiere hablar conmigo, me odia- algo en el corazón y estomago de Aomine sufrió un derechazo por las palabras de Sakurai -me voy a casa- continuo con su camino a la salida de la escuela.
-No te odio, no vuelvas a decir eso, Ryou- pronto Aomine rodeo con sus brazos la cintura de Sakurai sentando sobre sus piernas al castaño que estaba limpiando sus lágrimas -no llores ¿sí? Lo siento, no quería hacerte llorar. Ya, no estoy enojado contigo- oculto sus labios en el cuello de Ryou quien sonrió con suficiencia por tener a Aomine donde quería.
¿Quién dijo que no era un experto manipulador?
-Era una sorpresa-
-Lo sé-
-Daiki-san es estúpido-
-Lo sé también, honguito-
-Te amo, Daiki-san-
El abrazo en la cintura de Ryou se hizo más marcado, Aomine oculto su rostro avergonzado en la espalda de Sakurai -yo también te amo, Ryou. Siento seguir siendo estúpido contigo-
Ryou sonrió suavemente dándole palmaditas en la cabeza a Daiki quien se relajó por tener de nuevo los mimos y atención de Ryou. Sakurai soltó un pequeño suspiro, si, todo esto era predecible, pero no era algo que no pudiera manejar ¿verdad?
- ¡Ryou-chan! ¡Dai-chan! - el abrazo de Daiki no cedió en cuanto ambos escucharon aquel grito de Momoi Satsuki buscándolos por todos los terrenos de la preparatoria, afortunadamente todavía no se iban - ¿interrumpo algo, Ryou-chan? -
El castaño soltó una ligera risita por el comportamiento de Daiki, Momoi noto entonces los ojos irritados de Sakurai quien negó a la pregunta de su amiga -no es nada, Momoi-san. Solo Daiki-san y yo estábamos hablando-
Satsuki suspiro más tranquila luego de eso.
- ¿Para qué nos buscaba, Momoi-san? - pregunto Ryou ahora acariciando los cabellos azules de Aomine para que prestara atención a Satsuki. Aomine gruño encaprichado, pero no dejo ir de su abrazo a Sakurai.
-En dos días hay un festival de inicio de invierno, queremos ir Wakamatsu-san y yo junto con Susa y Imayoshi-san, quería saber si quieren acompañarnos. Sería la última actividad que haríamos como equipo antes de las vacaciones de invierno y el ingreso universitario de los chicos de tercer año- explico rápidamente Satsuki notando la actitud felina de Aomine hacia ella y Ryou.
Sus ojos azules le veían tal pantera apunto de brincarle encima. Pero lo ignoro por la tranquilidad de Ryou al tratar a Aomine.
-No quie-
-Iremos, Momoi-san- Daiki vio feo a su novio, pero Ryou lo ignoró -es algo bonito considerando que hoy graduación de los senpais. Nos gustaría verlos una vez más antes de nuestro ingreso como estudiantes de segundo año-
Aomine gruño por lo bajo por la respuesta que dio Ryou. Soltó un suspiro y mordió el cuello de Ryou quien no esperaba ese movimiento de Daiki.
-Ya que- respondió Daiki sin aflojar su agarre en Ryou.
- ¡Viva! - celebro Satsuki abrazando al par de novios quienes se vieron a los ojos por lo feliz que parecía Momoi - ¡les enviare un mensaje con los detalles! - se despidió de ambos chicos corriendo a la salida de la escuela.
Aomine volvió a suspirar al mismo tiempo que lo hacía Sakurai.
Okey, quizá esto pueda funcionar ¿verdad?
La graduación de tercer año paso sin mayores inconvenientes.
Lágrimas, chillidos, mocos innecesarios. Asco, sinceramente no sabía que estaba haciendo ahí en primer lugar.
- ¡Felicidades Imayoshi-san, Susa-san! - el grito de Satsuki saco de sus reflexiones a Aomine quien era arrastrado por su amiga de la infancia debido a la soga que amarraba sus brazos para que no pudiera escaparse.
- ¡Los extrañaremos! - grito Wakamatsu rodeando con sus brazos el cuello de Shoichi y Yoshinori quienes esperaban aquel movimiento de su amigo -no me dejen solo con Aomine, por favor-
Ryou soltó una ligera risita por el comentario de Kosuke. Saco un pañuelo blanco que le tendió a Momoi quien era la más afectada por la salida de los estudiantes de tercer año del equipo.
Aomine rodo los ojos, demasiado sentimental para su gusto. Pero… bueno, no volvería a ver a este par a no ser que fuera en alguna reunión de ex alumnos o reuniones que estaba seguro Satsuki iba a organizar en algún momento.
Lanzo un pequeño suspiro notando a Ryou quien lloraba en silencio por la escena que estaba presenciando, pero no decía nada. Solo les dio a Imayoshi y Susa un par de cajitas de bento con chocolates en su interior, un regalo a sus superiores por haberle enseñado tanto ese año completo.
Chocolates hechos por el propio Ryou, hizo una mueca con sus labios, nunca ha probado algún chocolate hecho por su novio, algún día se los pediría.
-Supongo que gracias- susurro Daiki como no queriendo la cosa -me aguantaron un año, ni siquiera el maniático de Akashi me aguantaba tanto como ustedes dos… o lo que sea- Ryou sonrió por las palabras de Daiki.
-Gracias por sus palabras, todos. Yoshinori y yo estamos agradecidos con todos ustedes, nos han enseñado tanto todo este año completo- Momoi abrazo a Imayoshi y Susa quienes estaban acostumbrados a lo efusiva que podía llegar a ser la bonita chica del equipo.
Ryou asintió en silencio a las palabras de Imayoshi liberando a Daiki de su agarre. Tan pronto sus brazos fueron liberados fue Aomine quien limpio las lágrimas de Ryou con sus manos y un pañuelo desechable. No le gustaba ver llorar a Ryou y mucho menos por terceros. Pero lo dejaría pasar porque se trataba de la graduación de ese par.
Un nuevo año escolar estaba por ser escrito.
- ¡Luces hermoso, Ryou-chan! - el castaño que traía de la mano Aomine se escondió atrás de su brazo para risa del propio Daiki quien beso con ternura las mejillas de su bajito novio, no se terminaba de acostumbrar a los halagos de otras personas que no fueran Daiki -Dai-chan se ve tan elegante y guapo con ese yukata azul, no esperaba menos de mi amigo de la infancia-
-Nunca esperes menos de mí, Satsuki- respondió Aomine alentando a Ryou a que luciera su bonito kimono. Era café camel, combinaba a la perfección con sus ojos caramelos y cabellos chocolates. El obi azul zafiro solo acentuaba las caderas de Sakurai y los glúteos de infierno que siempre ha tenido Ryou y que esas telas solo se han encargado de acentuar -sigue alagando a Ryou, no me quiere creer que luce más hermoso que de costumbre-
- ¡Daiki-san! - chillo el castaño mientras era arrastrado por la bonita Momoi vestida con un kimono rosa, pero con detalles blancos y rojos; su cabello recogido en un pequeño chongo y sujetado con un par de pinzas para cabello dejando libre su rostro sin imperfecciones -y-yo no me siento hermoso-
-Tonterías, Ryou-chan- aseguro Satsuki tirando de la mano de Ryou -luces hermoso y perfecto. Ahora entiendo porque Dai-chan dijo que nos alcanzarían a todos, no quería arriesgarse a que alguien más viera la belleza natural de su novio, pero acentuado a la quinta potencia- las mejillas de Sakurai se pintaron de rosa para diversión de ambos amigos.
Ryou era tan transparente como siempre.
-Mi Ryou siempre ha sido hermoso- aseguro Aomine abrazando la cintura de Sakurai; los tres ya camino a alcanzar a Imayoshi y a los demás -pero esta noche lo es más- beso la mejilla derecha de Ryou soltando de su agarre a Sakurai quien de inmediato fue jalado por Momoi para alcanzar a los otros tres chicos del ahora ex equipo principal de Too.
Sakurai vio preocupado ha Aomine, pero este lo tranquilizo con una suave sonrisa. Alentó a su novio a pasar tiempo con sus amigos, total, Daiki era quien monopolizaba la mayor parte del tiempo a Ryou con su relación, sesiones de estudio o juego de baloncesto entre ellos.
Compartir un poquito a Ryou con el resto de la humanidad no lo mataría.
Con orgullo presumiría que ese bajito chico era su novio, su mundo entero, su todo.
Su honguito y un poco más.
Su lugar seguro por toda la vida.
-Me sorprende que no estes de encimoso con Sakurai, Aomine- comento por lo bajo Susa bebiendo un poco de agua, a un lado suyo estaba Daiki observando en silencio a Ryou intentando pescar un pececito para Satsuki siendo alentado por Imayoshi y un competitivo Wakamatsu -supongo que querías darle su espacio-
-Tengo todo el día conmigo a mi Ryou, que conviva con ustedes es solo un préstamo- Yoshinori se burló de la respuesta de Aomine -además, él quería más esto que yo, así que está bien-
Daiki se relamió los labios al ver el cuerpo agotado pero sonrojado de Ryou por la actividad física realizada. El agua del estanque mojo su yukata, el pequeño abanico en sus manos no puede quitar el calor que siente, pero lo ayudaba a conseguirlo. Gotas de sudor resbalaba pecaminosamente por su nuca y cuello; perdiéndose sobre las prendas que usaba. Fue inevitable no sentirse excitado, no ha tocado a Ryou en todos esos días, estaba necesitado de sentir el calor de su honguito.
- ¿No tienes miedo por su futuro juntos, Aomine? -
Daiki salió de sus pecaminosos pensamientos por la pregunta de Yoshinori.
- ¿Debería? - Susa se alzó de hombros.
-Por algo te pregunto, Aomine-
Aomine no respondió, pero tampoco se quedó callado -quiero a Ryou, Ryou me quiere a mí. Y eso es lo único que me importa. Si por alguna razón no podemos seguir estando juntos; entonces luchare, peleare con tal de que Ryou siga a mi lado. Iba a perderlo una vez, una segunda no está en discusión, Susa-
Yoshinori sonrió y asintió en silencio.
Era predecible esa respuesta viniendo de Aomine.
- ¿Daiki-san? - Ryou apretó un poquito el agarre de manos que tenía con su novio. Aomine estaba demasiado callado, mucho para el gusto de Ryou - ¿está todo bien? - pregunto el castaño bajando de sus labios la mazana de caramelo que Aomine le compro esa noche.
Aomine salió de sus pensamientos internos notando los ojos caramelo de Ryou viéndole preocupado. Sonrió levemente deteniendo sus pasos con Ryou, iban camino a casa de su novio luego de esa ajetreada noche luego de dejar a Satsuki primero en su casa. Palmo los cabellos castaños para después tomar suavemente la barbilla de Ryou. Los labios que ha besado los últimos meses ahora tenían un pequeño brillo debido al caramelo de la manzana que estaba comiendo. Un tenue tono rojo pintaba los suaves labios, le parecían apetitosos en ese instante.
-Ryou…- solo necesito un movimiento para capturar los labios de Ryou en un pequeño beso. Sakurai parpadeo un par de veces correspondiendo el repentino beso de Daiki. No era queja, solo que si sorpresivo -tus labios… saben tan dulces- descanso sus manos en las caderas de Ryou atrayéndolo hasta su pecho, el castaño soltó una ligera risita, ese comportamiento no era nuevo para Sakurai -quedémonos un poco así ¿está bien? - pidió Aomine abrazando el bajito cuerpo de Ryou, deleitándose con el suave aroma de los cabellos castaños.
Sakurai un tanto inquieto asintió en silencio rodeando el cuello de Aomine con sus delgados brazos dándole la oportunidad a Daiki de abrazar completamente el cuerpo de Ryou ocultando sus labios en el cuello del bajito castaño.
Pasaron unos segundos en silencio; cada uno perdido en sus pensamientos. Ryou disfrutando de los tranquilos latidos del corazón de Daiki, Daiki acariciando los cabellos castaños con cuidado, temiendo a que lo estaba experimentando se tratara de un sueño del que iba ser cruelmente despertado.
- ¿Vamos a mi casa, Daiki-san? -
Aomine no respondió, no necesitaba una respuesta Ryou de todas maneras.
Daiki haría siempre lo que quisiera Ryou.
- ¿Acaso-? - la pregunta de Aomine murió por el sonrojo en las mejillas de Ryou.
-Te tengo muy castigado, Daiki-san- Aomine tomo el rostro de Ryou con ambas manos robándole un nuevo beso, esta vez mas íntimo, intenso y hambriento.
Eran claras las intenciones de ambos esa noche.
Llegaron a la casa de Sakurai más rápido de lo que le hubiera gustado admitir a Ryou. Entre besos, caricias y palabras subidos de tono fue que se abrieron paso por la casa de los padres de Sakurai. El yukata de Aomine, el kimono de Sakurai se deslizaron fuera de sus cuerpos entre risas cómplices y más besos robados.
Así era el amor entre los dos y no se arrepentía Aomine de nada, ni de esa situación, ni de cómo llegaron ahí. Quizá solo se arrepentía de ser el causante de que Ryou tuviera una cicatriz en su frente en el lado izquierdo, pero… del resto, de lo que vivieron y han vivido en ese tiempo no se arrepiente de nada.
Amaba a Sakurai Ryou y lo gritaría al mundo entero de ser necesario para que supieran todos a su alrededor que él, Aomine Daiki, ya tenía dueño y dueño de su corazón y sentimientos.
“El futuro es incierto”.
-Daiki-san- Aomine empujo suavemente el cuerpo de Ryou sobre la cama. Los dos estaban en paño menores, los dos estaban probando sus labios, buscándose entre caricias tiernas e intimas, todo como la primera vez que lo hicieron -Daiki-san… te amo- Ryou atrajo los labios de Aomine sin darle oportunidad de recibir una respuesta.
No la necesitaba a esas alturas, sabía que Daiki lo amaba, se lo ha demostrado todos esos meses, todas las veces que le ha hecho el amor con tanta ternura, paciencia y cariño.
Amaba a Aomine Daiki. Dudaba que alguna vez en su vida volviera a experimentar ese sentimiento hacia otro ser humano.
“El futuro es… de temer”.
-Te amo, Ryou- Sakurai sonrió complacido deleitándose con esas sinceras palabras salir de los labios de Daiki, acaricio las mejillas y cabellos mojados de sudor de Aomine con cuidado sin intenciones de perderse un instante del brillo que los ojos de Daiki siempre han tenido para el -te amo tanto-
-Daiki-san- pronto la ropa interior de ambos despareció, las caricias tiernas se volvieron más placenteras, pecaminosas. Buscándose íntimamente entre esas sabanas y la oscuridad de la noche -te deseo, ahora-
Aomine soltó una grave carcajada, si, eso era claro.
-Yo también te deseo, Ryou-
“El futuro nunca ha estado escrito”.
Ryou soltó un sonoro gemido en el instante de ser invadido por la hombría de Daiki. Araño la espalda morena con gozo al mismo tiempo que Daiki entre besos volvía a hacerse de su cuerpo. Abrazo los hombros de Aomine disfrutando abiertamente de las lentas embestidas en su interior, los labios salvajes de Daiki adueñándose de los propios y las palabras de amor y cariño entre ambos resonando entre esas cuatro paredes.
“El futuro es nuestro siempre que así lo deseemos los dos”.
Juntos, nadie más.
Para siempre.
Arrugo la nariz por el ruido de las aves volando. Parpadeo un par de veces recordando donde estaba, cierto, ese día era el primer día de clases. Vio desinteresadamente las aves que hacían escándalo y volaban sobre él. Frunció el entrecejo enojado, era demasiado temprano para tanto ruido.
-Somos estudiantes de segundo año ahora ¿eh? - hablo para sí mismo sin intenciones de levantarse de su lugar en la azotea. Ese lugar ha visto tanto de sí mismo que no podía creer había regresado luego de dos semanas de vacaciones a ese sitio.
Bueno, cualquier lugar es bueno con tal de no ir al-
Ignoro deliberadamente el tono de llamada de Satsuki, como dijo, era demasiado temprano para ir al gimnasio, poco importaba que fuera el primer día de clases y que el equipo necesitaba toda la ayuda posible para atraer nuevos miembros al club.
No le interesaba, en realidad.
Fingió demencia en cuanto escucho el tono de llamada de Wakamatsu, no le importaba. Era el primer día, tenía derecho a faltar ¿verdad? Nada ni nadie lo haría-
-Oh, es un mensaje de Ryou-
Saco su celular y reviso el mensaje que su honguito le mando.
La fotografía que el envió no le gusto.
“¡Lo siento, Daiki-san! Pero nos dejaste sin opciones”
Era una de sus revistas de Mai-chan edición limitada siendo a punto de ser quemada horriblemente, Wakamatsu y Satsuki destacaban en la imagen.
Esos dos…
Ryou soltó un ligero suspiro, sinceramente no creía que amenazar de esa forma a Aomine fuera a funcionar. Empezaba a temer en las consecuencias de esas acciones, sinceramente.
-Tranquilo Sakurai, vendrá Aomine, de alguna u otra forma- la fotografía la tomo el propio Wakamatsu, pero con ayuda de Sakurai el mensaje fue más que claro:
Vienes al entrenamiento y nos ayudas con los chicos de primer año o quemamos esta cosa.
Ryou sonrió levemente por las palabras de Kosuke, pero sinceramente no habían hecho mucha diferencia en su estado de ánimo. No quería manipular de esa forma a su novio sinceramente.
-Tranquilo Ryou-chan- hablo Momoi tranquilamente abrazando a Sakurai -Dai-chan deberá aprender a cumplir con sus responsabilidades, ya tuvo muchas vacaciones y tiempo contigo, es hora de que se ponga a trabajar-
Ryou no estaba seguro de eso, sinceramente.
Pronto las puertas del gimnasio se abrieron de golpe dejando ver a un agitado Aomine dispuesto a gritarle un par de cosas a Wakamatsu quien rodo los ojos hastiados, paciencia señor, paciencia.
Si tenía la fuerza las cosas no iban a terminar bien las cosas con ellos dos.
- ¡Wakamatsu, bastardo! Usar a Mai-chan para tus trucos sucios, que bajo has caído- Kosuke le restó importancia al asunto, peores cosas Aomine le ha dicho, estas no tenían efecto sobre él.
-Era esa horrenda revista o una fotografía de Sakurai que tenías entre tus cosas de entrenamiento, Aomine- las mejillas de Sakurai se sonrojaron avergonzado de saber el plan B de su capitán en caso de que Daiki no quisiera bajar a ayudarlos con los chicos de primer año. El castaño se escondió bajo la tabla de anotaciones que le dio Satsuki intentando escapar de la mirada juzgadora de alumnos de todos los grados -además, eres estudiante de segundo año, demuestra porque el entrenador Harasawa te sigue manteniendo en el equipo- luego de eso salió en silencio del gimnasio a supervisar que no hubiera problemas con los estudiantes de primer año u otros grados que quisieran postularse en el equipo.
-Ese imbécil- Aomine iba a seguirlo para golpearlo, pero fue detenido por Ryou quien le abrazo del pecho, no quería una pelea innecesaria - ¡Ryou! Dile algo a ese idiota-
-Es nuestro capitán ahora, Daiki-san. No sea malo con él, sabe lo que es mejor para todos ahora- Aomine se aguantó la grosería que quería soltar, su honguito tenía razón - ¿de qué fotografía estaba hablando Wakamatsu-san, Daiki-san? -
Satsuki soltó una ligera risita al mismo tiempo que se acercaba a sus amigos. Le causaba gracia el rostro alterado de Aomine de esos momentos. Ahí había gato encerrado.
-Yo…-
-Ya, ya, luego interrogas a Dai-chan, Ryou-chan- el castaño ladeo la cabeza confundido, no le dio mucha importancia a aquella interrogante sinceramente -vamos mejor a hablar con los chicos que quieren ver a Dai-chan en acción, seguramente con eso estos chicos se animaran a entrar al equipo, Ryou-chan- Sakurai asintió complacido.
Era cierto.
-Lo hare siempre y cuando Ryou juegue conmigo, Satsuki- expreso Aomine quitándose el saco, corbata y camisa del uniforme viendo emocionado a Ryou, nunca decía no a uno vs uno, especialmente si estaba jugando contra su honguito.
-Yo… no sé, Daiki-san-
-No temas Ryou-chan, esto también servirá para demostrar porque eres sub capitán del equipo- el castaño vio los ojos rosas de su amiga y los zafiros de Aomine quien beso discretamente los labios de un apenado Ryou.
Sakurai sonrió, iba a hacerlo.
-Okey, vamos a jugar Daiki-san- pronto Aomine le quito la tabla de anotaciones de Satsuki regresándola a su amiga quien la tomo de inmediato junto con las cosas de los dos, sujeto la diestra de Ryou y lo jalo consigo hasta la cancha más cercana.
Momoi y Ryou sonrieron felices al ver una sonrisa sincera, única y alegre de Aomine en sus facciones. Ese año será interesante, único y esperaban divertido para Daiki practicando el deporte que nunca ha dejado de amar.
Como tampoco iba a dejar de amar a Sakurai Ryou su vida antera.
El futuro era incierto, pero emocionante de vivir.