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La sinfonía entre tu y yo

Summary:

Se la puede imaginar, en su cama, con sus uñas pintadas de color pastel todavía frescas, su cabello trenzado para que no se enrede mucho por la mañana, tan diferente a ella pero tan cercana. Como una voz en repetición, algo se manifiesta en su interior, que mañana la note en cuento llegué y le sonría como si Koga fuera tan importante en el corazón de ella. Quiere seguir adelante, ignorarlo, porque no se debería sentir así por una chica.

Este nuevo conocimiento la llena y amenaza con ahogarla en cualquier momento, y en cuanto su cerebro lo registró, se hizo una verdad innegable. Y, por consiguiente, inconfesable.

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Un poco de Mitsuki siendo un desastre lésbico con la chica que le gusta.

Notes:

Es la primera vez que escribo algo sáfico, lo cual es curioso tomando en cuenta que soy un desastre lésbico peor que Mitsuki. Pero estas chicas me vuelven locas tenia que escribir algo.

Aca las canciones que se mencionen a lo largo del fic

Twenty One Pilots - Overcompensate

WARGASM - "Post Modern Rhapsody"

Olivia Rodrigo - so american

Espero que lo disfruten.

(See the end of the work for more notes.)

Work Text:

Era miércoles a las 3:45 de la mañana, Mitsuki visualiza su techo blanco envuelto en penumbra, se ha rendido ante la expectativa de poder volver a dormir. Tirada en su cama como una muñeca de trapo, su habitación desordenada solo es el reflejo de su mente, objetos junto con memorias perdidas, cosas enredadas y letras de canciones por todas partes. 

 

Letras que hablan de un corazón que no le pertenece, que hace lo que quiere.

 

Su teléfono todavía contenía el último mensaje que Osawa le había mandado. Al estar conversando de la inmensidad de su universo y la simpleza de sus vidas, Mitsuki de repente se sintió feliz de tener una amiga, alguien que compartía sus intereses y que sus curiosidades las encontrara interesantes, aprendiendo de Osawa y absorbiendo su sinfonía con delicadeza un sencillo martes en la noche. 

 

 

osawa  

¡Ya es medianoche, Koga!

Mañana escucharemos la nueva canción que sacó Twenty one pilots, ¡duerme bonito!

 

 

Se la puede imaginar, en su cama, con sus uñas pintadas de color pastel todavía frescas, su cabello trenzado para que no se enrede mucho por la mañana, tan diferente a ella pero tan cercana. Como una voz en repetición, algo se manifiesta en su interior, el deseo de que ella duerma bien, que mañana la nota en cuento llegue y le sonría como si Koga fuera tan importante en el corazón de ella. Quiere seguir adelante, ignorarlo, porque no se debería sentir así por una chica. 

 

Este nuevo conocimiento la llena y amenaza con ahogarla en cualquier momento, y en cuanto su cerebro lo registró, se hizo una verdad innegable. Y, por consiguiente, inconfesable. 

 

Es un sentimiento que puede guardar, tiene certeza de eso, podría asustar a Osawa, lastimarse a sí misma de manera irremediable, así que, Mitsuki resguarda esta chispa entre sus manos para apretarla y sofocarla, hasta que solo sea un pensamiento intrusivo, en cambio , en la oscuridad de su habitación se escriben letras en su cabeza, se refieren a ella y no puede negarlo. 

 

Pero no se atreve a escribirlas. 

 

 

…………. 

 

 

Más tarde ese día, al entrar al salón, Osawa la recibió con una sonrisa desde su asiento, aunque estaba rodeado de sus amigas.

 

 Ella levanta su mano en respuesta. 

 

“Osawa es una chica muy encantadora” , piensa Mitsuki y sonríe para sí misma. A la susodicha no se le escapó esto. 

 

—Estás muy contenta hoy por ser día de solicitudes—dijo Osawa, en cuanto tomó asiento a su lado. 

 

—Me tengo mucha confianza—se acomodó los lentes por reflejo, ella arqueó una ceja con ironía. Mitsuki le regaló una sonrisa suave. 

 

Tal vez lo que la pone de nervios son estos momentos, cuando la mira con tanta atención, aunque sus amigas siguieran hablando al fondo. Koga sintió que sus ojos bailaban sobre ella, así que aparta la mirada disimuladamente. 

 

“Actúa normalmente, como si fuera otra persona” . Se reclamaba por dentro, aunque sabía que no estaba incomodando.

 

Osawa se río bajito. 

 

—Confío en ti, pero de todas maneras no te vendrá mal repasar—susurró mientras apoyaba sus brazos en su escritorio.

 

 Mitsuki podía ver el color que Aya había decidido tener hoy, un rosado pastel muy bonito pintaba sus uñas largas. Sus aretes se movían junto con ella, todos estos detalles que la conformaban la estaban abrumando, antes no importaba, ahora la ponen nerviosa. 

 

—Lo entre en cuenta—respondió con una sonrisa, pero sin verla por completo, cortando la conversación en cuanto llegó el profesor. 

 

 

 

 

…… 

 

 

Están escuchando la canción que Mitsuki había dicho ayer. Sin embargo, ella no está allí ahora mismo. La que se encuentra al lado de Aya no es más que una imitación que no le importa en absoluto la cercanía de Osawa y las risas burbujeantes. Nada hierve en su interior cuando Aya menciona su nombre para regresarla a la realidad. 

 

—Koga, ¿sucede algo?—pregunta lentamente. Sin abandonar su sonrisa, Mitsuki hace un esfuerzo para mirarla directamente a los ojos como si ya le fuera prohibido apreciarla por completo para evitar desbordarse.

 

Los sonidos combinados por las voces de la canción la están desorientando, aunque sea la tercera vez que la escuchan para analizarla mejor.

 

Yo creo este mundo

Para sentir algo de control

Destrúyelo si quiero

Entonces canto Sahlo Folina, Sahlo Folina




—Estoy bien, solo cansada—se encoge de hombros al contestar—, no te preocupes. 

 

—¿Escribiendo canciones otra vez? me tienes que enseñar, aunque no dejaría de dormir por eso, sabes que amo dormir—dice de forma distraída mientras va leyendo el subtitulado de la canción con atención.

 

—No, no estaba escribiendo canciones —hablaban bajito aunque estuvieran en una parte del patio central un poco apartada, sus envases de comida se encontraban abiertos y desparramados a su alrededor. La verdad es que no ha escrito canciones en un tiempo—, tenía... un par de cosas en la mente. 

 

Siento como si estuviera aquí, el mismo tic en mis ojos.

No duermas con un chico que no puede conciliar el sueño dos veces.

En la misma noche, y no dudaré.

Tal vez para compensar en exceso

 

-¿Como que?

 

Mitsuki se queda en silencio, tensa, llena de anticipación, sabe que si le dijera que no se siente preparada para esta conversación, ella la entendería. En cambio, decide que los silencios ahora hablen por ella dejaron solo como fondo sus canciones.

 

En los silencios hay posibilidad, ese concepto se impregna en ella, aunque no lo quiera.

 

Aya la contemplaba extrañada pero no insistió, podía sentir sus brazos tocándose por la cercanía normal entre amigas. Mitsuki la mira de vuelta pero no dice nada.

 

En el pequeño silencio en el que se encontraron de repente, se pregunta: ¿eres como yo? ¿También tienes ganas de besarme? 

 

Pudo sentir cómo el meñique de Aya se enganchaba en el suyo, las canciones se entremezclaban en el espacio.

 

¿De dónde soy? Nací justo aquí, justo ahora

Se originó justo frente a tus ojos.

Si no puedes ver, soy Clancy, hijo pródigo.

Terminado de correr, piensa en Josh Dun, buscado vivo o muerto

 

—Acaso estás enamorada de Koga?—dice risueña—, esa mirada dramática te condena. 

 

El corazón de Koga estaba a punto de estallar, podía sentir cómo su cara se enrojeció, sus manos empezaron a volar por todo el espacio de la desesperación.

 

—¡Para nada, no es eso en lo absoluto!—dijo negando con la cabeza de forma errática. 

 

Aya suelta una carcajada.

 

—Ya, tranquila, sola bromeaba, es tan divertido ver así—continúa riendo y Mitsuki percibe cómo Aya suelta su agarre.

 

—Solo te gusta verme caer en desesperación—dijo cruzándose de brazos en un intento de calmarse. 

 

—En realidad, me gusta verte ser así, contrasta mucho con la Koga genial, me pareces llinda—. Mitsuki jura que se ha acostumbrado a los comentarios lindos que Aya suelta de vez en cuando, pero su cuerpo sigue reaccionando de la misma manera, efervescente y descontrolado. 

 

Mitsuki se hundió más en sus brazos y juró que no pensó antes de decir: 

 

—Tú eres la que en realidad es linda, Osawa. — Aya no respondía, pudo ver cómo sus mejillas se enrojecieron, cómo lentamente se forma una sonrisa que arruina por completo a Koga. 

 

Aya tapa su boca en un intento de ocultar su sonrisa.

 

—¡Basta koga! ¡Eres tan amable! —dice sosteniéndose de los hombros, sacudiéndola, y de alguna manera despabilando su mente.

 

Esa chispa pequeña e indefensa se intensifica y se esparce sin control.

 

………….. 

 

 

Hay cosas tan insignificantes como el rasgar de una nota equivocada que podría poner de nervios a las personas menos ansiosas.

 

Por lo que solo basto eso para qué tirar la guitarra a su cama con molestia contenida. Dando inicio a la música en su equipo de sonido, una nueva canción que agregó recientemente comenzó a sonar: Post Modern Rhasody

 

Quemando la mecha de la vela

Hace que mi motor funcione

no lo entiendo

¿Estas personas vinieron con piezas de repuesto?

Esa mierda de terminador

Conéctelo y reemplácelo

actualizado, actualizado



La repercusión golpeaba contra su cabeza, la música estridente se adentra en ella, la pierde en sus pensamientos. Se sentó en el borde de su cama, notó enseguida que su pierna izquierda no deja de temblar, las cuatro paredes la oprimen. 

 

Se ha enamorado. 

 

Se ha enamorado de una chica. 

 

todo es una parodia

Se están alimentando de tu tragedia

Estás controlando el crucero y gradualmente

Uniéndose a la rapsodia posmoderna, oh

Sálvame

Me estoy desconectando de mi cabeza

¿Es este el final?

 

 

Toda su vida supo que había algo que la hacía diferente, un pequeño punto de inflexión importante, algo que la delimitación de sus otras compañeras. Por supuesto, sus gustos particulares eran lo principal, y, sin embargo, la novia de su tío a veces se vestía de la misma manera. Esto rayaba más en lo esencial, en lo que llamó más su atención a medida que crecía, en los momentos de contemplación cuando en su antigua escuela le preguntaban cómo sería el chico con quien se imagina casándose. Y en la mueca natural, cuando alguien mencionaba algo relacionado con relaciones sexuales con chicos. 

 

Simplemente lo enterró, total, era algo que no le interesaba, su música era todo lo que necesitaba, aunque hubiera momentos en los que temía convertirse en un edgy promedio por pensar eso. 

 

Hasta que Osawa apareció y todo lo que creía haber enterrado se derramó de su corazón con una facilidad casi graciosa. Tratando de encontrar su teléfono entre todo su desastre, casi tropieza con unos libros que dejaron tirados en el piso por alguna razón. Mitsuki los patio fuera de su vista, derenpente harta de todo, su alrededor está desdibujado, lleno de líneas disonantes. Esto es absurdo, solo quería tener una amiga y lo arruinaría enamorándose de ella. 

 

Es como si la hubiera traicionado. 

 

voy a derrumbarme

De todas estas señales en mi cerebro

¿Estoy loco?

 

Investigo como una adolescente responsable haría en internet todo lo que podría serle de ayuda aunque solo terminó por abrirle más dudas que respuestas, pruebas interminables sobre algo que jamás se planteó, tips para salir del closet, noticias y noticias sobre personas LGBTQ , las cosas que viven, las cosas que podrían pasarle a ella. 

 

La palabra lesbiana , que había escuchado casualmente un par de veces por aquí o por allá, ahora se impregnaba en su piel de manera tan natural como si ese punto sin nombre cobrara sentido de noche a la mañana. Era tanta información que asumir que ni la música lograba calmarla del todo, en cambio, las notas estrepitosas se solidifican en su garganta.

 

—¡Mitsuki, tu turno empezó hace 10 minutos! —gritó su tío desde la tienda, sobresaltado a la chica. “Mierda ”, pensó, pasó sus manos por su cara en un intento de calmarse, con cansancio en sus huesos apagó el equipo de sonido.

 

Se colocó su ropa habitual junto con el mandil que usa habitualmente. Osawa algunas veces decide ir de sorpresa y, aunque Koga está más feliz de recibirla, en cambio, hoy siente que no podría manejarlo. 

 

Al bajar, se encuentra a su tío organizando un estante que imagina es nueva mercancía. Una canción de Green Day resuena en bajo volumen desde el parlante portátil de su tío, Koga desde el mostrador, lo ve con duda, siente que ahora hay tantos pasos a seguir que, por supuesto, son al tiempo que ella decide hacerlo, pero su ansiedad la está superando. ¿Cómo existen personas que subsisten con esto por años? Las admiraba sinceramente. 

 

—Koga pásame la caja que está en el almacén, la que tiene el sticker verde—dijo desde su lugar. Ella se movía de manera robótica, en el momento en que su madre la abandonó. Su tío siempre fue quien estuvo con ella en cada etapa de su vida. 

 

¿Esto podría llegar a decepcionarlo? Los amigos de su tío solían ser bastante liberales, pero ¿esto podría ser una excepción? 

 

Llevó la caja a paso lento, se sintió pequeña, casi cuando era una niña desamparada al lado de un veinteañero que no había visto más que en un puñado de veces. Al dejar la caja junto a él, su tío dejó de lado el cigarrillo en el cenicero. 

 

A ritmo lento comenzó a colocar las discotecas en sus respectivos lugares. En menos de 15 minutos su tío bajó la música que estaba escuchando. 

 

—Niña, ¿qué te pasa, que estás tan gris? —empezó —koga se quedó congelada en su lugar—. Normalmente das esa vibra de lobo solitario, pero ya pareces depresiva. ¿Sucede algo? 

 

Mitsuki giró su anillo con ansiedad, ¿tanto se le notaba? Ante su silencio, su tío se adelantó, rascándose la barba pensativa.

 

—Se pelearon Osawa y tú?—levantó las cejas ante la posibilidad, la boca de Koga se quedó boquiabierta por un momento antes de responder a los medios.

 

 

—En realidad no, eh, saldremos el viernes, de hecho—respondió.

 

—Y, sin embargo, suena que están peleadas—dijo su tío levantándose, Mitsuki lo hizo por inercia—. Los exámenes no te suelen quitar mucho el sueño, lo sacaste de mí.

 

—Para nada, estás exagerando, —su tío la evaluó detenidamente. — No he tenido inspiración últimamente, es todo.

 

—Te conozco como si te hubiera dado a luz, niña, dime qué sucede, ¿sabes? Todavía puedo entender a tu generación—si Mitsuki no estuviera muerta de nervios, le hubiera dado risa toda la actuación de mamá gallina de su tío.

 

—No es lo que crees, ella y yo estamos bien, deja de sobrepensar—intento sonar ligera, pero solo se sintió expuesto. 

 

—Yo me acuerdo cuando Kanna y yo eramos novios la primera vez que lo intentamos, yo era demasiado joven e imbécil así que le saqué algunas cañas verdes, tristemente somos demasiado parecidos—dijo acomodando más discos —No seas una imbécil Mitsuki.

 

Qué.

 

Se congeló en su lugar, repitiendo y absorbiendo con paciencia lo que su tío acaba de insinuar. 

 

—Tú crees que, ¿somos…novias?—decir la última palabra se sintió raro en su boca, casi como algo improbable. 

 

—¡¿No lo son?!— dijo con una sorpresa rara. 

 

—¡¿Qué te hizo pensar eso?! —gritó perdiendo el equilibrio con unos discos que todavía no se habían acomodado, y su tío, con una sorpresa mal disimulada, la ayudó a reincorporarse.

 

—¿Me vas a hacer responder eso, Mitsuki? es lo más obvio del mundo, le dije a todo el bar que mi sobrina tiene una novia súper amable y atenta. 

 

—¡¿Le dijiste a la gente del bar?! 

 

—Estaba tan orgulloso y sentimental que se me salió. 

 

Deberían prohibirle a este hombre tomar una gota más de cerveza en su vida, las manos de Mitsuki temblaban.

 

—¿Entonces sabes que yo…? ¿Qué soy…? 

 

—¿Parte de la comunidad? Por supuesto, niña, los padres tienen corazones. Lo que me sorprende es que no sean novias, Mitsuki, ¿saben lo obvias que son? 

 

¿OBVIAS? 

 

—Hubo un día en el cual ella te estaba ayudando a acomodar unas discotecas. En un momento a otro se miraban intensamente como si se fuera a besar. Me tuve que ir para no estorbarles, Kanna tuvo que aguantar mi drama cuando la llamé por teléfono—Mitsuki estaba por entrar en combustión espontánea.

 

—Vamos por partes, siento que me va a dar un ataque, sabes que soy lesbiana —la palabra sonaba rara en su boca pero sobre todo sonaba propia—, y pensabas que Osawa era mi novia. ¿Nunca pensaste en preguntarme? ¡No sé, antes de decírselo a todo el mundo!

 

—Los adolescentes son muy penosos, no quería presionarte, es que tampoco ustedes me dejaban muchas dudas, esa chica está enamoradísima de ti.

 

—A ella no parece el tipo de chica que puedan gustarle otras chicas. —Lo dijo casi como una realidad. 

 

—¿Y tú sí? Pensé que especular a base de estereotipos ya no eran muy de tu generación.

 

-¡Nariz! Esto es mucho que procesar, lo descubrí hace solo una semana. Esto y que ella me gusta, es un desastre. 

 

—Wow, wow, vamos a respirar —su tío se acercó y la rodeó con sus brazos en un abrazo de oso que le gustaba darle cuando era más pequeña, ahora con 17 años siente que todavía la relaja—. No eres un desastre, niña, Kanna estaría de acuerdo en que yo lo soy. — De repente Koga tenía ganas de llorar, no solía ser sentimental, muy pocas veces había permitido que la vieran llorar. 

 

—Me siento un poco perdida justo ahora, tío —su tío la presionada de forma reconfortante, ella correspondió el abrazo, sintiéndose algo pequeña.

 

—Ser adolescente es algo encantador ya la vez caótico —reflexiona su tío—. Vamos a cerrar la tienda. Hace tiempo que no vemos un concierto de Queen, podríamos hacer té de vainilla. ¿Qué te parece?

 

Siente cómo el labio le tiembla, sus ojos le pican cuando se separa de su tío. Él, sin decir nada, quita una lágrima que se formaba en uno de sus ojos.

 

—Si me gustaría…—su tío le revolvió el cabello, casi deshaciendo su moño. 

 

—Vamos antes que llenes estos discos con tus lágrimas, —Mitsuki se rió del comentario—, aunque ahora que lo pienso, es una buena línea para una canción.

 

—Totalmente…—Mituski se mostró feliz pero sobre todo aliviada.

 

 

…… 

 

 

Le era imposible concentrarse en la profesora justo ahora, sus manos están sudando, su cabello está dispuesto de modo que tapa a Osawa desde su percepción. Su tío junto con Kanna y ella se habían quedado conversando esa noche hasta la madrugada, sobre todo lo que podría esperar de ahora en adelante, cómo estarían con ella en todo y claro, no faltó un intento de charla, a la cual no logró escapar. . . . ... del todo. 

 

Fueron los 15 minutos más largos e incómodos de su vida. 

 

 

Todavía está esto de decírselo a Osawa, estructuraron muchas maneras de hacerlo, una de ellas era escribirle una canción y cantarla frente a todos. Se negó enseguida, ella moriría en el acto, está segura. 

 

Y sin embargo, ahora que es sincera con sus letras, se ha permitido plasmar una o dos líneas sobre Osawa, de manera tímida en la soledad de su habitación. A veces le dolía la honestidad de sus pensamientos pero a menudo se sentía liviana, cuando las palabras se materializaban en su cuaderno de apuntes desgastado.

 

Las siguientes semanas observaron a todos los demás estudiantes de su salón con duda, si una persona tan ajena a esto como Kanna también lo demostró en realidad, ¿todos las perciben de esa manera? 

 

¿Somos obvias? 

 

¿Acaso Osawa percibe algo de esta obviedad que, al parecer, está desnudo ante todos?

 

¿Es consciente de esto y lo ignora?

 

Son dudas que han estado comenzando a florecer dentro de ella, y ahora mismo la incertidumbre la está ahorcando.

 

Sin embargo, sin que ella así lo quiera, está creciendo una intención de expresarse, y que en algún punto del universo sea escuchada.



Ve cómo se desliza un papel doblado, levanta la vista pero Osawa no la ve, con miedo a lo desconocido abre el papel y con el bolígrafo rosado tan común de ella dice:

 

¿Estás bien? 

Te siento triste.

 

 

Odiaba ser tan transparente para ella, lo detestaba y al mismo tiempo le fascinaba. Su sinfonía interna estaba sonando de manera estridente. ¿Qué decir? ¿Cómo decirlo? ¿Acaso llamarlo para siempre? 

 

Estaba tan desconectada, se sentía desdibujada, hecha garabatos abstractos, contrastaba tan bien con las líneas tan acordes y finas de Osawa.

 

Tal vez ella sea una chica a la que no le gusten otras chicas.

 

O tal vez sí que lo es. 

 

Pero le daba tanto miedo saber la respuesta. 

 

Escribe resignada: 

 

No es nada, no pude dormir anoche, no te preocupes 

 

En el momento en que Osawa lo leyó su nota bufo molesta, para después revolver algo en su bolsillo y arrugarlo junto con el papel, no sin antes escribir justo debajo de su letra.

 

 

Eres un imbécil.

 

Al ver la palabra acompañada de un caramelo de forma instintiva, miró de lado hacia Osawa dejando escapar una risa tímida. La chica alarmante en respuesta, extendiendo aleteos incontrolables de mariposas en su estómago.

 

Si alguien fuera de ellas las viera, imaginaría esa versión de su relación con la que Koga apenas puede soñar.

 

¿Y si realmente son obvias?

 

Al terminar la clase, todos salieron a excepción de ellas, como si fuera un movimiento tácito. Sabía que ella querría saber qué le pasaba. Osawa terminó por sentarse en el asiento frente a ella usando su pupitre como mesa. 

 

— ¿Escuchaste las canciones adicionales del álbum de Olivia Rodrigo? Las quería escuchar contigo.

 

Ni siquiera se acordaba de que Olivia Rodrigo había sacado canciones extras, se removió inquieta en su puesto.

 

—La verdad no, dame tu análisis constructivo—Osawa entonces empezó a enumerar los detalles técnicos de las canciones mientras ambas escuchaban la canción, Mitsuki le comentaba algunos otros detalles complementarios o debatían al respecto, aunque este enamoramiento la arruinaba por completo estos instantes en los que son sólo ellas son tan especiales que solo los disfruta. 

 

—Por ejemplo, esta parte en so american , como alarga la palabra love , le da mucha personalidad a la canción—comenta mientras ven un video de YouTube con los subtítulos en japonés, más que nada para ayudar a Osawa a entender mejor.

 

—Siento que ya podrías reconocer una canción escrita por ella, llegar a hacer eso es muy difícil, requiere de un nivel de talento y diferenciación importante. 

 

—Tu podrías llegar a ese nivel, lo creo de verdad.

 

Mitsuki río.

 

—Me halaga que pienses eso, de verdad, pero solo soy una novata. Mis canciones tienen acordes muy simples, puentes no tan impresionantes. 

 

—Podrías llegar lejos de todas las formas, mi certeza es muy poderosa. Koga—Osawa sonríe de lado, Koga desvía la mirada nerviosa.

 

—Dios, es difícil sacarte una opinión de la cabeza—responde entre risas temblorosas.

 

—¡El álbum de esa banda es impresionante, ¡no me harás cambiar de opinión! 

 

—¡La mezcla era terrible! 

 

—¡Están adelantados a su tiempo! 

 

Ambas terminan riendo, y no sabe exactamente cuándo se han acercado tanto, como pasó de ser una desconocida a una amiga, como simplemente la hizo parte de su vida. 

 

 

No es hasta que Osawa deja de reír que siente cómo el ambiente cambió un poco.

 

—¿Es eso lo que te tiene triste?—insinúa mientras cambia la canción en su teléfono, provocando que no la vea directamente.

 

—Sigues diciendo que me sientes triste y no es así, —dijo mirando su pupitre. Ver a Aya era demasiado ahora mismo, siente como si estuvieran bailando en las verdades y suposiciones sin un ritmo concreto. —Es más complicado.

 

— ¿Complicado? — Osawa preguntó de manera contrariada, como si no supiera qué más decir o cuál es el siguiente paso.

 

Sus manos sudaban, aunque ya las había restregado en su falda en repetidas ocasiones, pero ahora que no había evitado el tema de nuevo, se siente sin escapada.

 

Los grandes artistas se vuelven leyendas cuando se entregan por completo a una convicción sin importar el riesgo. Le dijo su tío una vez.

 

—En realidad, si estoy enamorada—lo dijo y ahora solo quiere desaparecer y llorar o reír, no lo sabe muy bien. Los ojos de Osawa se agrandaron de la impresión pero no dijo nada. 



 —Me gusta esta persona hace mucho—lo dijo de nuevo bajito, y Osawa siguió en silencio. —Y siento que es demasiado—sentía su voz temblar.

 

Los segundos de asimilación fueron eternos, casi dolorosos.

 

—¡Así que era eso! Debí haberlo adivinado. —La sostuvo de las manos—. Tranquila, respira, eres un manojo de nervios cuando te lo propones. 

 

Sus manos se sentían frías con las suyas, las palabras de Aya se sienten extrañas como si estuviera hablando con una de sus otras amigas y no con ella, Osawa solía tener una manera diferente de dirigirse a ella más directa, y no entiende por qué eso. . . le molesta.

 

—¿Dónde lo conociste? ¿Es hijo de alguno de los amigos de tu tío?

 

—La persona en la que estoy interesada no es un chico en absoluto…—las manos de Aya aprietan las suyas y no hay vuelta atrás. El tiempo se ha congelado, la música que estuvo sonando todo este tiempo se apaga en su cerebro, solo la frialdad de las manos de Aya la conecta con el mundo, o lo que fue de él. 

 

Intenta soltar sus manos, pero ya las retiene.

 

—¿Quién es? 

 

—No quieres saberlo—. Mitsuki la mira por primera vez en un largo rato, se siente tan vulnerable, no quiere ser honesta. 

 

—Mitsuki—su voz tan profunda la hizo temblar.

 

—No es que no confie en ti, es solo que, me asusta ser sincera, yo he sido de todos nervios y ansiedad estas últimas semanas por esto. Pero quiero ser honesto, en mis propios términos —respira con dificultad. —Quiero ser sincera contigo.

 

Aya la observa con un pequeño brillo en sus ojos, como buscando una respuesta prematura, pero al no encontrarla asiente despacio, en ningún momento la soltó.

 

— ¿Podemos ir a mi casa?

 

 

………..



Al cruzar el umbral de la tienda. Siente cómo la realidad la golpea de manera inminente. Durante todo el camino, ellas caminaron en un cómodo silencio, las palabras no dichas danzaban a su alrededor de manera elocuente.

 

Kanna estaba charlando con su tío cuando llegaron y sintieron cómo la charla cesó de golpe en cuanto anunció su llegada.

 

—Tío, Osawa y yo estaremos en mi habitación, ahora bajo para ayudarte con la tienda —intentó que las palabras no le temblarán, pero la mirada inquisitiva de su tío no la ayudaba en absoluto. Podía ver cómo Kanna intentaba disimular su emoción.

 

—Tranquila, niña, tomate el tiempo que quieras—dijo algo nervioso y emocionado. Koga esperaba que Osawa no se diera cuenta.

 

—De acuerdo—miró de Osawa de reojo para indicarle con la mano que la seguiría. La chica alarmantemente tímida.

 

Casi antes de subir las escaleras, pudo ver cómo su tío y Kanna se emocionaban en silencio al creer que no los estaban viendo.

 

Al entrar a su habitación junto con Osawa, se le sale comentar:

 

—Ignora a mis tíos, a veces son algo particulares.

 

—Ellos me caen bien —comenta mientras se sienta en su cama con familiaridad. —Son muy divertidos.

 

—Yo podría diferir bastante—contesta y de inmediata la timidez en el aire deja la habitación en silencio.

 

Su habitación está desordenada, pero sabe que a Aya no le importa. Desde su lugar observa a Osawa en silencio, preguntando si era capaz de hacerlo. 

 

—Voy a cambiarme, espera un momento ¿vale?—Aya asiente con una sonrisa. 

 

Al entrar al baño con su muda de ropa elegida, no puede evitar mirarse al espejo.

 

¿Qué mierda estoy a punto de hacer?

 

Su respiración se siente demasiado rítmica, sus nervios jamás la han ayudado cuando lo necesita, pero sí algo tiene es determinación. Se sostiene del lavamanos, intentando reconectar con su entorno.

 

"Tu música conecta mundos" , había dicho Osawa en una ocasión, y al volver a sostener la mirada a su reflejo, piensa:

 

¿Mi música será capaz de conectarme a ti?



Salió del baño sin más que una sudadera negra gigante y sus pantalones rasgados favoritos. Decidió por esta vez quedarse con sus lentes, no quería tardar en ponerse los lentes de contrato. Aya seguía en su cama, pero de alguna manera la notaba inquieta, anticipando algo invisible.

 

Con una confianza fingida, se sentó en su cama frente a Aya con su guitarra en su regazo.

 

Quería empezar de una vez, pero la voz no le salía.

 

—Dame un momento, de pequeña siempre me burlé de los chicos que hacían esto—dice atropelladamente—. Si te da mucha vergüenza ajena, dímelo y paró enseguida.

 

De repente, Mitsuki cayó en cuenta de que esta situación era demasiado obvia como para que Aya no se diera cuenta de lo que está intentando hacer. Osawa la mira como si estuviera a punto de reírse.

 

—Tranquila, no dejaré que pares—dice pasando un poco de su sedoso cabello detrás de su oreja para después sonreír de manera temblorosa. Koga ante eso, piensa: realmente eres una chica bonita.

 

Algunas veces tienes que sangrar para saber — comienza cautelosa, sin mirarla, con miedo, pero sin detenerse. —Que estás vivo y tienes alma.

 

Pero se necesita que alguien esté cerca, Para enseñarte cómo. — Levanta la mirada, y de inmediato percibe el brillo bonito en los ojos de Aya, los cuales la observan con emoción.

 

Controla tu voz en la siguiente línea.

 

Ella es la fisura de mi corazón, —respira con más seguridad. — Estoy viva, ella es la fisura de mi corazón, estoy en llamas.

 

Rasca con más emoción los acordes, sintiendo la efervescencia de sus sentidos, de las verdades liberadas.

 

Llévame más alto, de lo que jamás he estado —.Mitsuki en ese momento se levanta quedando de pie frente a Aya.

 

Las canciones de la radio están bien —deja sonar un par de notas en lo que se inclina hacia Ayá con diversión y seguridad. — ¡Pero mi gusto musical es tu rostro!

 

Aya se aguantó una risa temblorosa pero ya no puede ocultarlo, Mitsuki deja salir una sonrisa. Entre las letras de una canción se sintió libre y saber que Aya estaba allí escuchando la llenaba de un sentimiento vertiginoso propio del querer tal vez.

 

Y se necesita de una canción para enseñarte cómo — por un momento Koga piensa: “S eguro mis tíos me están escuchando cantar”, pero lo ignora— Ella es la fisura de mi corazón…

 

Con los últimos acordes da fin a su canción. quedando a la entera expectativa de Aya, su sonrisa temblorosa, no dejaba a la imaginación su nerviosismo, Aya se paró quedando cara a cara con Mitsuki.

 

—¡Mitsuki es una canción muy buena! me ha encantado—dijo bajo su personalidad hiperactiva que la caracteriza siempre que algo llama su atención. Koga trata de parecer que no acaba de cantar una canción de amor frente a la chica que le gusta.

 

—Es un poco sencillo.

 

—No, se ha convertido en mi canción favorita, no me vas a hacer cambiar de opinión, lo sabes.

 

Mitsuki sonríe resignada, y sin quererlo es atraída hacia los ojos de Aya.

 

—Sabes que lo digo de verdad—. Aya sostuvo una de sus manos entre las suyas, al verlas contrastaba bastante, sus uñas negras, junto con el lila de las uñas de Aya.

 

—Pero…



—Mitsuki…— Aya le sonríe de manera amable y vertiginosa, cogiéndola en un hilo tan frágil que la llena de anticipación.




—La persona que te gusta soy yo?—hizo una pausa para reírse de forma ligera—.Quiero estar segura.

 

MItsuki nisiquiera duda.

 

—Lo eres, hace tiempo, semanas, ayer y justo ahora—el sonrojo de Aya la revitalización— todas mis canciones hablan de ti, todas mis letras te describen y estoy vuelta un desastre, Aya. 

 

Las chispas vuelan a su alrededor una vez que MItsuki termina de hablar, destellos de amor y efervescencia, las envuelven. Una sinfonía borbotea en el ambiente, no es estridente, es cálida y suave pero movida y llena de vida, como ellas. 



—Dios, Mitsuki, me va a dar un ataque, piensa en mi pobre corazón—. Mitsuki le sonríe tímida, su pálida cara no le ayuda nada a ocultar toda su vergüenza.

 

—Me encantaría poder escribirte una canción de amor, Koga— Koga no pudo disimular su cara de profunda impresión, Osawa se rió llenando de risas esta pequeña burbuja donde solo habitan ellas. —Así que solo diré con palabras lo mucho que me gustas.

 

—¿Yo?—dijo entre risas nerviosas mientras se señalaba a su misma, podía sentir cómo sus manos temblaban. Acordes rápidos y burbujeantes emergen a su alrededor.

 

—¿No era evidente?

 

—Yo no tenía la certeza de que podrías verme de esa forma, soy muy contrastante contigo, no soy tan femenina y…

 

Aya se reía mientras Mitsuki hablaba, su interior ardía, sin duda se le había hecho una fisura en el corazón.

 

 

—La esencia de las chicas es intrínsecamente bonita, sean de la manera que sean, o como deciden expresarse al mundo, las hace únicas. Tu, Mitsuki, eres la primera persona en la que pienso al escuchar una canción. De alguna manera todas esas canciones me hablan de ti. 

 

Mitsuki la miró incrédula y profundamente conmovida, bajo su rostro, escapando de la mirada inquisitiva de Aya. 

 

Por la gravedad, sus lentes se deslizaron unos cuantos centímetros, pero al instante y lentamente, Aya colocó sus lentes en su puesto, provocando que levantara la mirada. La visión que pudo enfocar fue la amable mirada de una chica de bonito corazón, mientras la besaba despacio.

 

Había escuchado muchos rumores acerca de los besos, besos ardientes, penosos, ansiosos, llenos de lujuria o pasión.

 

Este beso sabía a efervescencia ya primera vez, cómo el calor de sus labios presiona suavemente los suyos, sin buscar nada, solo estando presente en el momento que pronto será un recuerdo. La presión de los labios ajenos se sintió tan correcta y fugaz que Mitsuki apenas lo registró cuando Aya se alejó.

 

Mitsuki se sintió como si fuera otra versión de sí misma frente a la chica que amaba. Y, a la vez, la que siempre fue.

 

—Antes me preguntaba si era posible que mi música pudiera conectarme a ti, —logra entrelazar sus manos, trata de ignorar cómo Aya ve sus labios mientras hablaba.

 

—Creo que lo lograste—susurra a centímetros de sus labios, sus respiraciones se entremezclaban. 

 

Mitsuki río bajito, sintiéndose llena y plena.

 

En este silencio que se hace palabras, Mitsuki la vuelve a besar, siente cómo los movimientos se sienten más propios y audaces, sosteniéndola de la mandíbula con suavidad. Hundiéndose juntas hasta que decidieron separarse.

 

Ambas ríen porque los nervios las superan, pero sin ignorar esta sinfonía que existe entre ellas, que nació en el momento en que decidió compartir la primera canción.








 

Notes:

La canción que Mitsuki escribo fue esta:

twenty one pilots: Tear In My Heart