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Era la hora que todos habían estado esperado, el juego de matanza había terminado, habían descubierto a la mente maestra y ya podían irse de ese lugar. Era todo lo que quisieron y si era realmente de esa manera, ¿por qué Jupiter y Saturno no podían ser felices?
— Es hora Júpiter —mencionó Saturno entre lágrimas.
Sin embargo, Júpiter no dijo nada, Saturno podía ver una cara sin ningún tipo de expresión.
— Júpiter, por favor, sabias que llegaríamos a esto, háblame —una repentina quebrada de voz se pudo escuchar en el ambiente por parte de Saturno.
Saturno no podía aguantar más y simplemente empezó a ir hacia el exterior lentamente.
— ¿Valió la pena llegar a este final, Saturno? —preguntó Jupiter con una voz quebrada.
— Nunca valdría la pena, Júpiter. Nunca va a valer la pena un final donde no puedo estar contigo, lo único que valió la pena fue el hecho de haberlo aceptado, aunque duela —mencionó Saturno entre lágrimas.
— ¿Tendrás el apoyo suficiente ahí afuera? —preguntó Júpiter sin ninguna expresión en su rostro, solo una voz quebrada y lágrimas apenas visibles.
— ¿Sabes cuántas marcas de modelaje deben seguir esperándome ahí afuera, Júpiter? sí, te comenté que nunca tuve un apoyo familiar, pero tengo el apoyo de personas que me quieren ayudar a cumplir mi sueño —mencionó Saturno con una expresión molesta entre lágrimas.
— Oh, mi Saturno... —mencionó Júpiter acercándose a Saturno y agarrando repentinamente la cara de este para limpiar sus bellas lágrimas— Tienes mucho que hacer y yo no tengo nada por delante, solo una miserable carrera como profesor.
— ¡Júpiter, tú- —exclamó repentinamente Saturno solo para ser interrumpido por el ya mencionado.
— Tú eres el sol, nunca has visto la noche, pero escuchas su canción por los pajaritos de la cálida mañana —mencionó Júpiter entre risas y lágrimas— Yo no soy la luna, ni siquiera soy una estrella-
Saturno no quería escuchar más nada de esto así que simplemente le dió un abrazo repentino a Júpiter, mientras lloraba fuertemente y se aferraba más a este.
— ¡Idiota, idiota, idiota! —exclamó Saturno entre su gran mar de lágrimas— ¿Por qué sigues pensando eso de ti mismo? ayudaste a varios de uestros amigos en ese maldito juego de matanza, te ganaste la confianza de todos, hiciste que todos ellos perdieran el miedo lentamente —mencionó Saturno mientras se separaba del abrazo para ver directamente a Júpiter a los ojos.
— Lo sé, pero... ¿valió la pena? —preguntó Júpiter.
— Por supuesto que no —mencionó Saturno para luego agarrar a Júpiter de la camisa y darle un beso.
Júpiter inmediatamente le correspondió, este beso era muy diferente a todos los besos que compartían en las noches mientras estaban encerrados. Esos besos eran necesitados por toda la locura que pasaban en ese lugar, este beso que compartían era simplemente de dolor, sentimientos tristes y una despedida.
— ¿Tu carrera de modelaje es más preciada que yo? —preguntó Júpiter sabiendo que era lo último que le preguntaría.
— No, no más preciada que tú... —mencionó Saturno— Adiós Júpiter —se despidió Saturno con una última sonrisa y ojos rojos por las lágrimas.
Pasaron los años y Júpiter actualmente tenía 37 años, en este momento estaba dirigiéndose hacía una pasarela de moda en Milán. Sorprendentemente el futuro lo trató bien, Júpiter trabaja como profesor en varias universidades prestigiosas, no podía pedir más.
Finalmente ya había llegado a la pasarela y se puso inmediatamente a buscar su asiento, donde lo esperaba la persona que más amaba.
— ¡Júpiter, aquí! —exclamó Saturno para llamar su atención.
— Júpiter fué y tomó asiento mientras le daba un abrazo a Saturno.
— Llegas tarde tontito —mencionó Saturno riéndose dulcemente— Veamos a mis grandes modelos.
Saturno había logrado convertirse en alguien muy importante en el modelaje, tanto así que este era su primera pasarela de moda como tutor, podría ver a todos aquellos quiénes guió en el camino de la moda.
— Todo esto es tan increíble Saturno, estoy tan orgulloso de ti —mencionó Júpiter mientras le mostraba una sonrisa, la cual Saturno le devolvió.
La pasarela de moda llegó a su fin, por lo cual Saturno tuvo que subir a la pasarela para dar su discurso.
Era realmente increíble como entre tanta gente el único que resaltaba para Saturno era su amado Júpiter.
Saturno bajó rápido de la pasarela luego de dar su discurso para dirigirse a Júpiter.
— ¡Júpiter! ¿Qué tal estuve? —preguntó Saturno emocionado.
— Fuiste lo mejor de toda la pasarela —mencionó Júpiter con sinceridad.
Saturno se sonrojó e inmediatamente lo atrajo para un beso, el tiempo se detuvo, solo eran los dos, dándose amor mutuamente, nadie podía cambiar el destino, siempre estuvieron destinados a estar juntos y eso era lo que importaba.
Pero el tiempo al parecer solo se había detenido para Júpiter e inmediatamente continuó al escuchar varios aplausos.
— ¡Júpiter! —exclamó una misteriosa mujer— ¿Sigues ahí?, estuviste cómo una hora sentado ahí sin pestañear. ¿Qué tanto pensabas? —preguntó curiosa la mujer.
— ¡Ah! N-nada amor, solo apreciaba la linda pasarela de moda... —tartamudeó Júpiter sin tratar de disimular su mentira.
— Bueno.. ¡Ya deja de apreciar porque va a salir a hablar el tutor de todos los modelos! —exclamó emocionada la pareja de Júpiter— Ya quiero conocer quién le ayudó a mi querida hermana con toda su carreja de modelaje.
Finalmente salió a hablar el esperado tutor, mencionando su nombre, Saturno.
Júpiter lo sabía perfectamente, la hermana de su pareja ya le había hablado sobre su gran tutor.
Lo gracioso de todo, es que a pesar de los años, Saturno seguía siento la persona más resaltante a los ojos de Júpiter, pero Júpiter estaba seguro de que ya no era lo mismo desde la perspectiva de Saturno.
— ¡Amor, amor! —exclamó la mujer— ¡Vamos al camerino a buscar a mi hermana, nos está esperando ahí! —mencionó la mujer mientras jalaba a Júpiter de la mano.
Sin esperar una respuesta por parte de Júpiter, los dos se fueron al camerino pero repentinamente Júpiter se soltó de la mano de su pareja.
— Amor, yo te espero aquí, realmente no me siento tan bien, quiero descansar un poco —mencionó Júpiter con una mirada suplicante.
— Está bien amor... —mencionó insegura la mujer para luego irse.
Luego de que la pareja de Júpiter se vaya, se escuchó una voz detrás de Júpiter, una voz muy conocida.
— ¿Júpiter? —preguntó la conocida voz.
Júpiter dió un gran suspiro para girar hacia la voz.
— Buenas noches Saturno, cuánto tiempo. —mencionó Júpiter tratando de mantener su voz firme.
— ¿Esa era tu pareja? —preguntó Saturno— Realmente es una linda mujer, le importa demasiado la carrera de su hermana —mencionó Saturno con dulzura.
— Sí, esa es mi pareja, ya llevamos tres años de conocernos —mencionó Júpiter con una leve alegría.
— Al parecer te va realmente bien Júpiter, realmente es lindo ver que hayas avanzado con tu vida —mencionó Saturno con una pequeña sonrisa.
— Sí, actualmente soy profesor de varias prestigiosas universidades, el dinero ya no es un problema —mencionó Júpiter con una quebrada de voz repentina— ¿Y qué hay de ti?
— Bueno, todos estos años seguí con mi carrera de modelo, pero felizmente cumplí mi sueño, ser alguien para enseñar y animar a personas hacia el modelaje —mencionó Saturno orgulloso— Mirate a ti Júpiter, tu también cumpliste el sueño que me constaste, ser profesor de grandes universidades para nunca más tener problemas con el dinero —mencionó Saturno con lágrimas, ya era imposible ocultarlas.
— Satur- —mencionó Júpiter siendo repentinamente interrumpido.
— No te preocupes Júpiter, tengo que volver, tengo un compartir con todos mis modelos —mencionó Saturno rápidamente— Adiós.
— ¿Tu carrera de modelaje sigue siendo más preciada que yo? —preguntó Júpiter.
La pregunta hizo parar a Saturno de irse del camerino, recuerdos del pasado volvieron hacia él, ya había escuchado esa frase antes.
— Sí, es más preciada que tú. —mencionó Saturno con seguridad.
— Me alegra escuchar eso Saturno —mencionó Júpiter para inmediatamente atraer al contrario hacia un abrazo.
Pasaron un minuto abrazados hasta que se tuvieron que separar.
— ¿Valió la pena? —preguntó Júpiter.
— Sí, valió la pena —respondieron ambos al mismo tiempo mientras compartían una última sonrisa.